sábado, 5 de julio de 2014

El día en que nos enteramos que Navas era mortal y al mismo tiempo todo lo contrario


Una de las razones por las que existe la ronda de penaltis no es ólo para dirimir cuál es el equipo que pasará a la siguiente fase sino para asegurarnos que ciertos porteros son seres humanos. Porque sobrehumano pareció Keylor Navas durante los ciento veinte minutos que duró el ametrallamiento a su portería por parte de una Holanda volcada a la ofensiva y con muy pocos apuros en la zaga. 35 veces tiraron a puerta los holandeses por solo 9 los ticos y ni siquiera esa estadística da idea del peligro constante al que estuvo sometida la puerta de Navas. O de sus magníficos reflejos y su fortuna porque tres fueron las veces que los disparos holandeses chocaron con los postes o el larguero. Y los ticos con la firmeza y el coraje que los ha acompañado todo el campeonato resistieron el diluvio holandés e incluso alguna vez estuvieron a punto de llevarse al agua el arisco gato de la victoria (poético que lo pone el fútbol a uno).


Llegó la ronda de penales que era el terreno donde se suponía que la superioridad exhibida en el campo por Holanda quedaría emparejada frente a la destreza más elemental de patear o parar un penalti. No obstante Van Gaal se tenía guardada una última carta en la manga y como si de béisbol se tratara y hubiera que sacar un relevista a pitchear en la novena entrada sustituyó al portero que había jugado todo el partido por Krul, especialista, dicen, en penales. Pues el nuevo portero justificó el cambio: mientras el ya mortal Navas nada pudo hacer ante los disparos holandeses el portero rival paró dos penales, suficientes para darle a Holanda el pase a semifinales y a Costa Rica un sitio prominente en el altar deportivo local.

1 comentario:

Anónimo dijo...

aqui desde Alemania informo: minuto 71 y ni los alemanes quieren que su equipo siga metiendo goles...
y Dante, tan querido aqui...