Cualquiera diría que el partido no fue más
que un largo preámbulo para los penaltis: apenas 14 tiros al arco en 120
minutos. He visto funerarias mucho más animadas que las porterías de ambos
equipos y sin embargo fue un juego tenso y peleado sobre todo en lo
que se refiere a la rotura de cabezas y bocas. Robben, por esta vez menos
interesado en el Oscar a mejor actuación y efectos especiales que en meter un
gol, tuvo poca suerte. A la hora de usar la pierna izquierda siempre encontraba
un argentino situado entre la pierna y la pelota o entre la pelota y la
portería. Un partido tenso, ya lo dije, y hasta yo estaba dando cabezazos en el
aire, mal acostumbrado a la frecuencia goleadora del partido anterior entre
Alemania y no recuerdo quién. Messi, al parecer agobiado por el acoso de la
prensa, decidió andar por el partido de incógnito y lo consiguió mejor que si hubiese andado con gafas oscuras y un bigote postizo.
Es en partidos así que uno agradece la
existencia de la ronda de penales para así poder recordar lo que es un gol. En cambio los holandeses preferían evitar dejar su destino en manos del azar de los penales. Su mala suerte es tan proverbial que un gato negro prefiere no pasarle por delante a un jugador holandés no vaya a desgraciarse. (Me refiero al gato por supuesto). Esta vez
Van Gaal, el director técnico de Holanda, se había gastado los tres cambios
mucho antes del final del partido. Fue por eso que no pudo sacar su arma
secreta, Tim Krul, el supuesto especialista en penales que tan bien le había
funcionado contra Costa Rica. Así que tuvo que apañárselas con el portero
regular que de todas maneras no había podido apenas calentarse en los 120
minutos anteriores. Fue el momento en que Romero, el portero de Argentina, que
había tenido pocas oportunidades de lucirse durante todo el campeonato, se ganó
en tres minutos el pasaje a Brasil y los almuerzos del último mes: dos penaltis
atajados en cuatro intentos. Los argentinos, por su parte, desde los once pasos y sin
defensas interpuestos mejoraron su capacidad goleadora hasta un 100% y este
domingo tendrán cita con unos alemanes envalentonados tras haberle metido siete
goles a ese equipo que no acabo de recordar.
6 comentarios:
El partido más malo de todo el torneo. Ninguno de los dos hizo nada por ganar. No había equipo de ninguno de los dos lados, solo 2 delanteros esperando un pase, un milagro. Argentina va a la final porque el reglemento de la FIFA no permite declarar un partido sin ganador.
Alemania está psicologicamente en su mejor momento además de basar su juego en los 11 hombres sobre la cancha y pudieran repetir otra masacre contra argentina si estos no cambian.
lo logico seria pensar en una nueva masacre alemana pero los alemanes no han repetido dos masacres seguidas. en el mundial pasado aplastaron a argentina y al juego siguiente perdieron con España. este mundial abrieron vapuleando a Portugal y a continuacion empatan con Ghana. son el equipo mas goleador de los ultimos tres mundiales pero esa inconsistencia les ha impedido ganar una copa. van camino a convertirse en la nueva Holanda, como si no fuera suficiente con la que ya existe.
Al final va a haber que reconocer que Ronaldo tuvo mejor Mundial que Messi, después de todo. Por lo menos salía en cámara en los partidos de Portugal.
Sí, Alemania ha sido bastante inconsistente y después de Ghana las victorias contra EE.UU. y Argelia, en la siguiente fase, fueron sin pena ni gloria. Lo paradójico sería que Argentina se alzase con la Copa en un partido con un final parecido a este contra Holanda después de haber llegado a semi-finales con el plan de ahorro de goles, como muy bien lo llamaste. Saludos.
Los alemanes deben adoptar el lema de "Hasta la victoria siempre!" y cumplirlo.
Alguna vez has asistido a una fiesta del kukuxklán en Kenia? O a un Rosh Hashanáen judío en la franja de Gaza? Pues ayer asistí a una fiesta de nazis cubanos en el medio de Hialeah. Todo por culpa del futbol, aunque en honor a la verdad realmente a esta gente no les interesa el futbol, más bien el futbol lo usan como catalizador hacia las pasiones nazis de los cubanos en Hialeah. Uno de ellos había vivido 20 años en Italia y estaba muy convencido del papel de Mussolini en “meter en cintura” a ese país, el otro solo cuenta con una experiencia de vida en los campos de la región central de cuba y pantano miamense, pero muy determinantes para que admirar apasionadamente al furher, feliz porque su equipo va a la final y derrotara a los argentinos como si se tratase de una nueva campaña mundial por imponer el orden ario. En fin, que a mi pregunta de por qué tanta pasión los dos trataron de hacerme ver cómo se vive el futbol en Europa, la pasión con que llenan sus vidas desde que nacen los hijos, marugas y baticas con los nombres de los equipos, asientos comprados en los estadios a nombre de familias y después al final… el odio. Que manera de ver virtud en ese odio hacia el contrario, con brillo en los ojos me describían el odio como nunca vi. Y ahí los dejé, conversando entre ellos porque ya me estaba distanciando, no solo de la conversación sino también físicamente. Ya estaba en mi casa cuando ellos se dieron cuenta que yo no estaba. Y nada, sigo sin entenderlos, pero si entiendo por qué escribes tus buenísimos resúmenes.
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