martes, 8 de julio de 2014

Alemania- Brasil: cuando los dedos no alcanzan


Se sabía que era el equipo brasileño más flojo de la historia pero lo que nadie imaginaba era que la anotación de los goles iba a parecer los créditos iniciales de la “Guerra de las galaxias”: algo torturantemente infinito si no se estaba del lado de la Fuerza. 7-1. Los pecados capitales contra el unicornio azul. Uno de Muller, otro de Klose, dos de Kroos, uno de Khedira y dos más de Shurrle. Siete goles contra uno solitario y tardío de Oscar para hacernos creer que del otro lado hubo otro equipo jugando o al menos haciendo un mínimo de resistencia y hasta capaz de responder. Pero eso es puro espejismo para el que vio aquellos cuatro goles anotados en seis minutos con la facilidad con que uno se pierde un dedo en una borrachera de samuráis. Al lado de esto el Maracanazo es una victoria moral y hasta de la otra.

Se habla de la renuncia de un estilo, de un apocamiento conceptual pero lo cierto que la debacle de hoy expone una crisis sin precedentes en el fútbol brasileño en los últimos cuatro años que ha llegado al punto de tener que usar como titulares a jugadores que hace dos mundiales no hubieran servido para otra cosa que para mantener el banquillo a la misma temperatura que las nalgas. Siempre habrá tiempo para achacarle el desastre a ciertos descuidos circunstanciales. De decir: si yo llego a saber que el Perico era sordo yo paro el tren. Pero no. El tren iba a toda velocidad y no hubo manera de pararlo. Frente a un equipo serio como Alemania y sin contar con su mejor jugador ni el capitán a este Brasil de poliespuma no le quedaba otra opción que la de capitular.

Quedaba saber si se trataría de una capitulación honrosa o de una humillación en toda regla. Las Termópilas o la Armada Invencible contra submarinos atómicos. "España, que se fue a casa en primera ronda, puede sentirse orgullosa de seguir viva en el torneo a través de la influencia de su escuela" dijo un periodista y ahí estuvo Brasil para recoger el relevo del 1-5 de España frente a Holanda y hasta para superarlo con creces. Porque no basta con esperar cuatro años. Algo tendrá que hacer Brasil para que ser de nuevo la mayor cantera de futbolistas del mundo o de lo contrario todo quedará como letra de tango: un dulce recuerdo que lloro otra vez. Lo otro es hablar de fatalismo y de la vocación de Brasil para costearle campeonatos a otros.

3 comentarios:

Pan sin Circo dijo...

Hubiera sido mejor que Brasil perdiera de forma decente ante Colombia, pues esa victoria le costó sumamente cara (y no hablo solamente de los jugadores que no pudieron usarse contra Alemania, pues Brasil hubiera perdido de todos modos, aunque no fuera de forma tan humillante).

Anónimo dijo...

Brasil, sin embargo, le pasó por arriba a Alemania en algunos marcadores importantes: en cantar el himno con fervor religioso, en señalar al cielo con fervor patriótico, en señalar al cielo con fervor religioso y en cantar el patriótico con fervor de himno. Aquello parecía una misa carismática pero sin carisma, y con la diferencia de que cualquier pastor de Copacabana con unos cuantos fieles bien bragados hubieran defendido mejor, y en hilo dental. Sé que es mucho extrapolar, pero ?no pareció un símbolo del inminente derrumbre del enésimo "milagre" brasileño, y de sus dos pilares, el populismo y las canciones cristianas de Roberto Carlos?

Anónimo dijo...

Silvio Rodriguez vio el partido y dijo: "Coño, yo sabia que Brasil estaba tan jodido!"