Durante la primera mitad del partido -supongo que abrumado por la intensidad y belleza del juego- me quedé dormido. De manera que me quedaron otros 45 minutos para lamentar haberme despertado.
(Los simpáticos narradores de Univisión para darle cierto aire épico a aquella acumulación de torpezas asociaron la resistencia de los griegos junto a su portería con la batalla de las Termópilas y tenían razón: había como 300 griegos apelotonados en el área chica y los persas del Lejano Oriente no consiguieron pasar).
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