lunes, 27 de febrero de 2012

Bajo sospecha

Sospechar eternamente de las intenciones del prójimo por buenas que parezcan -o precisamente por lo buenas que nos parecen- es uno de los más duraderos e indiscutibles logros de la Revolución Cubana. Recuerdo haber conocido a un señor cuya acumulación de virtudes (buen cocinero, mejor amigo, inteligente, sensible, divertido, franco y abrumadoramente generoso) nos sorprendió en cuanto lo conocimos. Pero como no podía ser de otra manera alguien nos dijo saber de muy buena tinta que bajo esa apariencia tan amable se escondía un agente de la Seguridad. La sospecha –por fortuna- demoró el mismo tiempo que uno de nosotros concluyó: “Pues si él es seguroso yo también quiero ser de la Seguridad”. Quien lo dijo nos estaba poniendo ante un dilema sencillo: si la aborrecida Seguridad había conseguido producir a aquél dechado de virtudes qué sentido tenía oponérsele. O visto de otra manera: ¿Nos íbamos a negar al disfrute de su amistad por la mera sospecha que engendraba un regimen cuya existencia se debe a su capacidad de generar división? ¿Íbamos a permitirle a ese regimen que triunfara sobre nuestros mejores instintos? Hoy, cuando me averguenza el solo recuerdo de las dudas que sentimos sobre aquél hombre, un dilema parecido les presenta a otros la aparición de Estado de Sats, un espacio donde por primera vez en mucho tiempo se discuten pública y abiertamente dentro de Cuba los problemas más urgentes y esenciales de la actual sociedad cubana. El escritor Ernesto Santana aborda ese caso en un artículo frontal y lúcido. Aquí algunos de los párrafos más importantes:     

¿De qué se ha debatido en tales encuentros? He aquí la entraña del proyecto, lo que lo define y lo impulsa más allá de las tímidas expectativas y las dudas acerca de su autenticidad. Se ha definido la urgencia de cambiar la Carta Magna de la nación y cuantas leyes haga falta de manera que estas correspondan a los verdaderos intereses del país y a su inserción en la realidad global que vivimos. Y no hay manera de superar la profunda crisis que padecemos si no se priorizan la constitucionalidad, el respeto de los derechos de propiedad y, en fin, el marco legal que promueva y apoye la empresa privada. De manera que cualquier reforma que no procure en primer lugar un avance inminente del estado de la nación será solo una postergación de las transformaciones que de todas maneras tendrán que llegar.
Y para poner en contexto estas urgencias, se han hecho preguntas como: ¿Cuánto invertiremos en los campos de golf por construir y como se manejarán estas ganancias? ¿Qué ciudadano puede consultar las inversiones y ganancias de la Oficina del Historiador de la Ciudad o de la corporación CIMEX? ¿Alguien conoce dónde está depositado o en que se invirtió todo lo recolectado en las famosas “casas del oro y la plata”? ¿Dónde se encuentran los datos sobre los ingresos que recibe Inmigración por el exagerado e injusto cobro de impuestos a sus ciudadanos? ¿Dónde se puede consultar las finanzas de la empresa de telecomunicaciones ETECSA? ¿Quién conoce los presupuestos reales de las FAR, el MININT y sus grupos empresariales?
Y esas no son las únicas preguntas que debieran ser contestadas con la claridad y la urgencia debidas, insiste Estado de Sats, porque además es precisa la creación de mecanismos jurídicos que permitan fiscalizar el uso de los bienes y recursos. Debido a que vivimos en una sociedad en la que no se han definido con precisión los derechos de propiedad, es lógico que haya falta de transparencia en el manejo de esos recursos y bienes.No es que Estado de Sats sea una panacea, ni lo más avanzado de los proyectos civilistas cubanos, ni el intento más inteligente de establecer la conversación como condición primordial para todo paso adelante, ni la única vía para quienes pretendan escapar de la parálisis sociopolítica, sino que, sencillamente, tiende en esa dirección: abre caminos que hasta el momento no habían sido explorados de una manera tan franca —partiendo del indispensable derecho de toda persona a pensar libremente y a expresarlo con idéntica libertad en diálogo con otras personas que, por supuesto, pueden tener una opinión diferente acerca de los mismos temas.
Sin embargo, eso es suficiente para que la Seguridad del Estado haya instalado dos cámaras ante la casa donde, abiertos libremente al público, se celebran los encuentros, en Miramar, justo al lado del Acuario Nacional, y para que incluso ya hayan sido detenidas algunas personas que habían sido invitadas como panelistas, para evitar su participación.
Dicho de otra manera: si para discutir públicamente los temas más acuciantes de la sociedad cubana hay que ser de la Seguridad seamos todos de la Seguridad. Todos, los 13 millones de cubanos. A ver cuánto aguanta aquello.
H/T: Penúltimos Días

8 comentarios:

Inesita Correcalle dijo...

Muy inteligente tu propuesta, de veras.
Desde su nacimiento, la estrategia de "divide y vencerás", atribuida tanto a Maquiavelo como a Julio César, "aquello" la aplica y le ha dado muy buenos resultados.
Vamos a ver cuánto dura la experiencia.

versioncorta dijo...

Absolutamente de acuerdo. Cuando veo Estado de Sats veo otra Cuba, otras gentes. Me pregunto si seran suficientes como para algun dia crear un cambio, ojala. Si son de la seguridad, que se reproduzcan y celebren miles de Estados de Sats, como dices, a ver cuanto dura aquello. Respecto a tu experiencia personal pienso que el seguroso fue el que dijo que sabia "de buena tinta..."

Anónimo dijo...

y Gorki, ese tipo too es tremendo seguroso, fijate como siempre lo dejan salir de la cana!

Sandokan

Anónimo dijo...

A la hora de discutir abiertamente es totalmente irrevelante si el interlocutor es o no agente de la seguridad. Mejor aún si se pudiera discutir abiertamente con el gobierno mismo. En eso llevas la razón.
Al mismo tiempo hasta ahí llega el alcance de es proyecto: es una plataforma para la discusión abierta entre cualesquiera interlocutores, lo que no habla de la calidad del interlocutor.

Enrisco dijo...

esa mania con la calidad. acaso no se entiende que de eso mismo se trata la democracia?

Anónimo dijo...

R:/ Sí se entiende de que trata la democracia.
No se entiende la otra manía, la de constantemente buscar héroes, salvadores, mecías.

Anónimo dijo...

R2:/ si maniana hay un plebisticio, con absolutamente todas las garantías, y lo gana Raúl, das por terminada tu acción cívica?

Enrisco dijo...

ya que veo que tienes linea directa con Castro Ruz 2 sugierele de paso que ademas del plebiscito deje de apalear a los que se le opongan. y si, por supuesto dejare la accion civica. lo que no abandonare es el cuero sino que me pasare a la resistencia estetica porque mira que son cheos!