domingo, 28 de febrero de 2010

Manifestación en Nueva York [actualizado]

Como decía la vieja conga: qué buena es la libertad. La misma libertad por la que murió Orlando Zapata Tamayo. De él unos cuantos miles de neoyorkinos hoy se enteraron de su existencia y de su muerte porque los periódicos por acá apenas le han dado un tratamiento burocrático a la noticia cuando la han mencionado. Bueno es darse cuenta de pronto de todos los derechos de que uno puede disfrutar por estar en un país de leyes. Que puedes manifestarte casi donde quieras sin pedir permiso, siempre que no obstruyas el tráfico o no uses altoparlantes. Para desfilar las calles o usar altoparlantes hay que sacar permisos especiales con un mínimo de cinco días de antelación. Este no fue el caso. Estuvimos una hora en Times Square, luego salimos por toda la 42 hasta Lexington y de ahí enrumbamos hacia la Misión diplomática de Cuba ante la ONU donde le devolvimos uno de los miles de actos de repudio que le han dado a todo el que le moleste en Cuba o en el extranjero. Cantamos el himno nacional y luego les gritamos durante un cuarto de hora. Cuando se aparecieron cinco patrullas de la policía mandadas a buscar desde dentro de la Misión ya no estábamos por ahí. Fue entonces que se atrevieron a salir a recoger y romper los carteles que les habíamos dejado en la entrada y cada una de las ventanas de la planta baja del edificio. Ya para ese entonces íbamos rumbo a The New York Times donde distribuimos volantes sobre Zapata Tamayo. Ahora tengo sólo un puñado de fotos. Luego vendrán más.

[Por favor, todo el que tiró fotos hoy y esté leyendo estos que me las haga llegar. Si filmaron súbanlo youtube y envíenme el enlace a enrisco@aol.com]

Primeras imágenes filmadas de la protesta frente a la Misión gracias a Romay.



Parte de la mani en Times Square, con fondo musical proporcionado por los hare krishna:














Aquí la crónica de Alexis Romay desde Belascoaín y Neptuno:

Aunque sólo fue convocada con cuatro o cinco días de antelación, esta protesta fue quizá mucho más exitosa que la que hicimos hace un año. Se repitieron el frío y muchas caras; otras fueron reemplazadas, pero volvimos a contar con la misma amalgama de exilio histórico y gente que lleva menos de una década por estos lares.

Creo que la clave del éxito consistió en llevar la manifestación a Times Square. No podía haber quedado mejor. En vista de que este es un lugar bastante concurrido, en el mismo no se permite el uso de megafonía, pero lo que perdimos en audio lo ganamos en visibilidad: una de las esquinas más transitadas de Nueva York —y del mundo— vio desfilar nuestros carteles y demandas durante una hora.

A la una de la tarde —momento en que concluía el permiso para ocupar esta zona—, a alguien del grupo se le ocurrió la brillante idea de caminar hasta la 39 y Lexington, que es donde tiene su sede la misión de Cuba ante la ONU. Y donde, tradicionalmente, transcurren nuestras manifestaciones en pro de los derechos humanos y en contra del régimen que los pisotea a diario en la isla. La respuesta fue unánime… y salimos andando. Lo crucial de esta decisión fue que siempre que nos manifestamos ahí, la guerra es avisada y el régimen tiene tiempo de sobra para agrupar a sus torpes huestes de tontos útiles y nos espera con contramanifestaciones que hacen todo lo posible por distraer la atención.

Pero esta vez los cogimos movidos. No se la esperaban en lo absoluto. Una cadena humana se transportó desde lo más céntrico de La Gran Manzana hasta el cubil de la dictadura, mostrando imágenes de Orlando Zapata Tamayo, el Dr. Oscar Elías Biscet y otros prisioneros políticos, así como carteles que exigían el respeto a los derechos humanos y la abrumadora carencia de los mismos en Cuba. Recorrimos unas quince cuadras, mostrando los carteles a cuanto transeúnte, conductor o pasajero se nos cruzó en el camino. Al llegar a la sede —¡sorpresa!—, cantamos el himno nacional, gritamos hasta perder las voces y, por último, dejamos los carteles en las ventanas enrejadas, metáfora tan apropiada para representar ese país que lleva medio siglo tras las rejas.

A los diez minutos de exigirle al régimen el cumplimiento de los derechos humanos, los secuaces de la dictadura —ocultos, tirando fotos, desde las ventanas del recinto—, se quejaron a la policía, que llegó justo cuando nos íbamos. Pero ahí no paró la cosa. Salimos andando hasta la 42 y la 8va avenida, que es donde radica The New york Times. Ahí repartimos carteles y volantes a personas que entraban y salían del edificio, así como a peatones en general. Algunos se nos acercaron para indagar; otros conocían y repudiaban de antemano el asesinato de Zapata Tamayo.

En un rato —tan pronto termine de cargarlos a la computadora— subiré fotos y videos de la protesta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

2010 - Año de las Protestas...esto es un gran cambio...las protestas van tomando cuerpo, energia, valentia...Arriba, Enrisco...que pensaran de nosotros en La Habana?