Días atrás correctamente vaticiné la final del Clásico será dirimida entre los países asiáticos –esas disciplinadas máquinas de sangre fría- confirmando que la derrota del equipo cubano fue meramente circunstancial. De haber sido nuestro país ubicado en un grupo geográfica y culturalmente más afín sin dudas habría avanzado hacia la semifinal y allí caer heroicamente frente a Japón. De igual manera, de haber podido ver nuestros bateadores los lanzamientos japoneses hubiéramos tenido amplias posibilidades de anotar alguna carrera.
Como bien dije la invitación al torneo de países tan ajenos a nuestra idiosincracia tenía el fin artero de impedir que nuestro equipo, un conjunto compuesto enteramente con materiales autóctonos y sin afanes de lucro, se pudiera erigir en campeón del mundo. No por gusto el Almirante Cristóbal Colón arribó a nuestro país a finales del siglo XV –un siglo muy importante para la historia de la humanidad y de las comunicaciones- lo confundió con Japón. Aunque no queda claro qué lo llevó a ese error no debe descartarse que se debiera a la destreza con la que nuestros indígenas jugaban al batos.
¿Por qué tuvo que invitarse a Corea y a Japón a este campeonato? ¿No hubo una época en que se ignoraba la existencia de América? De igual manera ahora podría ignorarse la existencia de cualquier otro continente.
Es cierto que los asiáticos han ganado inobjetablemente este Clásico pero no está de más recordar que la dimensión de sus órganos sexuales no es comparable con la que ostenta nuestra población masculina. No debemos descartar que en un futuro se establezca como disciplina olímpica una competencia que deje en claro nuestra amplia superioridad en ese sentido.
Si en mi reflexión anterior afirmé “Los hechos me están dando la razón” ahora no creo que sea inmodesto declarar que debe considerárseme un profeta aunque guardando la debida distancia de Mahoma y otros visionarios de culturas que respetamos profundamente.
Dije que el partido entre Japón y Estados Unidos sería de puro trámite y una vez más tuve razón. Como cuando el Granma, cuando Girón, cuando la Crisis de Octubre o cuando afirmé que era imposible conseguir la cifra de Diez Millones de toneladas de azúcar. De hecho mi predicción tiene tanta vigencia que en la actualidad es imposible producir Tres Millones de toneladas de azúcar.
En algún momento el partido entre Japón y Estados Unidos pareció complicarse pero los trámites también suelen ser complicados.
Cualquiera que haya hecho un trámite en nuestro país puede dar fe de ello.
Por eso mismo me atrevo a asegurar que cualquier equipo que sea el que gane en el enfrentamiento final entre Japón y Corea el campeonato irá a parar al continente que tan grandes aportes ha dado a la humanidad como la pólvora, la brújula, el papel y una serie de equipos electrodomésticos de todos conocidos.
No será la primera vez que predigo el futuro.
Ya con anterioridad predije que los dinosaurios se extinguirían, que la cuarta glaciación sería extremadamente fría y que el imperio romano llegaría irremediablemente a su fin. Por desgracia no se tomaron las medidas necesarias para evitarlo.
Luego he afirmado que la Historia me absolvería y que en algún momento desaparecería el capitalismo, la humanidad y el sistema solar.
Esperaré pacientemente desde mi puesto de humilde observador a que el futuro me dé la razón. Para que se cumplan otras predicciones no habrá que esperar tanto. Por ejemplo: mientras viva no se escucharán más en nuestro pais los nombres de Higinio Vélez, Calos Lage y Felipe Pérez Roque. De hecho ahora mismo no recuerdo quiénes son.
Como bien dije la invitación al torneo de países tan ajenos a nuestra idiosincracia tenía el fin artero de impedir que nuestro equipo, un conjunto compuesto enteramente con materiales autóctonos y sin afanes de lucro, se pudiera erigir en campeón del mundo. No por gusto el Almirante Cristóbal Colón arribó a nuestro país a finales del siglo XV –un siglo muy importante para la historia de la humanidad y de las comunicaciones- lo confundió con Japón. Aunque no queda claro qué lo llevó a ese error no debe descartarse que se debiera a la destreza con la que nuestros indígenas jugaban al batos.
¿Por qué tuvo que invitarse a Corea y a Japón a este campeonato? ¿No hubo una época en que se ignoraba la existencia de América? De igual manera ahora podría ignorarse la existencia de cualquier otro continente.
Es cierto que los asiáticos han ganado inobjetablemente este Clásico pero no está de más recordar que la dimensión de sus órganos sexuales no es comparable con la que ostenta nuestra población masculina. No debemos descartar que en un futuro se establezca como disciplina olímpica una competencia que deje en claro nuestra amplia superioridad en ese sentido.
Si en mi reflexión anterior afirmé “Los hechos me están dando la razón” ahora no creo que sea inmodesto declarar que debe considerárseme un profeta aunque guardando la debida distancia de Mahoma y otros visionarios de culturas que respetamos profundamente.
Dije que el partido entre Japón y Estados Unidos sería de puro trámite y una vez más tuve razón. Como cuando el Granma, cuando Girón, cuando la Crisis de Octubre o cuando afirmé que era imposible conseguir la cifra de Diez Millones de toneladas de azúcar. De hecho mi predicción tiene tanta vigencia que en la actualidad es imposible producir Tres Millones de toneladas de azúcar.
En algún momento el partido entre Japón y Estados Unidos pareció complicarse pero los trámites también suelen ser complicados.
Cualquiera que haya hecho un trámite en nuestro país puede dar fe de ello.
Por eso mismo me atrevo a asegurar que cualquier equipo que sea el que gane en el enfrentamiento final entre Japón y Corea el campeonato irá a parar al continente que tan grandes aportes ha dado a la humanidad como la pólvora, la brújula, el papel y una serie de equipos electrodomésticos de todos conocidos.
No será la primera vez que predigo el futuro.
Ya con anterioridad predije que los dinosaurios se extinguirían, que la cuarta glaciación sería extremadamente fría y que el imperio romano llegaría irremediablemente a su fin. Por desgracia no se tomaron las medidas necesarias para evitarlo.
Luego he afirmado que la Historia me absolvería y que en algún momento desaparecería el capitalismo, la humanidad y el sistema solar.
Esperaré pacientemente desde mi puesto de humilde observador a que el futuro me dé la razón. Para que se cumplan otras predicciones no habrá que esperar tanto. Por ejemplo: mientras viva no se escucharán más en nuestro pais los nombres de Higinio Vélez, Calos Lage y Felipe Pérez Roque. De hecho ahora mismo no recuerdo quiénes son.
8 comentarios:
profunda reflexion!
jajaja El comandante sí tiene quien le escriba.
Jua, ja, jaa..!
Ja, ja, ja, ja, ja, jaaaa...!!!
les acabo de incluir unos pequennos annadidos.
la estaba esperando. jajajaja.
gracias!
anoche me preguntaba... a cual de los dos le ira el manager en jefe?
cariños,
vero
Muy bueno, Enrique. Yo creo que el Manager en Jefe te esta copiando, porque la reflexión que hizo el 19 es una joyita del humor. Quisiera escribir alguna nota sobre ello, pero por ahora te respondo la invitación y hago algunas anotaciones a vuelapluma.
En cuanto al beisbol japonés, y mirándolo retrospectivamente, yo no he sabido apreciar -o no creo haber fijado- mayores variaciones en su conocido sistema de juego; variaciones que, sin duda, habrán tenido lugar, especialmente a partir de la participación de Japón en eventos internacionales y luego de la llegada de sus jugadores a las Ligas Mayores.
Aparte de lo que su somatotipo ha implicado en la construcción de ese juego rápido, de tacto más que de fuerza, y de profundidad y variedad en el pitcheo, en el trasfondo, existe, igualmente, un comportamiento colectivo basado en relaciones de respeto, jerarquías y disciplina que, superficialmente, podríamos calificar como más rígidas de lo que estamos habituados a ver y a cumplir. Vistas por su lado positivo -también pueden ser tozudos a más no poder- yo lo resumiría como el esfuerzo -desde todo punto de vista- por articular el juego en armonía a pesar de las diferencias individuales.(Eso debe ser a lo que el Caribeño en Jefe, llama la sangre fría de los "asiáticos"; pero que, en cierto modo, está mucho más cerca del comportamiento que él mismo pretende para el campamento que ha instalado en la isla).
Quizás, un buen ejemplo de cómo se ha evaluado el tipo de juego que ha estado desarrollando Japón -y desde la sorpresa de Hideo Furuya y del equipo japonés en Managua 72 -sea el que antes de la entrada de Ichiro, las Mayores sólo habían contratado pitchers. La adquisición de Ichiro por los Marineros generó precisamente la discusión acerca de si verdaderamente hacía falta un jugador de campo japonés en las Mayores.
Un tema interesante es que Japón siempre ha estado procurando -de un modo u otro- el reconocimiento de su beisbol por parte de U.S.A. Por el 2000, cuando el Tokyo Dome acogió uno de los juegos inaugurales de las Grandes Ligas (entre los Mets y, creo, los Medias Blancas), McGuire reprobó la idea de que los equipos de las Mayores jugarán allá, argumentando que el beisbol era un juego de U.S.A. (cualquier semejanza con alguna reflexión del Caribeño en Jefe es pura coincidencia)
Ahora, sencillamente, me parece que Japón y Corea están mejor preparados que el resto de los equipos. Aunque de pronto tengo la sensación de que es como si se hubieran preparado para una guerra particular, y que lo único que han hecho es "ampliar el campo de batalla"; seguir esa guerra fuera de sus lares, eliminado a todo el que se le ponga delante y les pueda impedir volver a enfrentarse en el duelo final. Y es que japoneses y coreanos, tienen también otras muchas guerras particulares, donde el beisbol y el futbol son medios ilusorios para dirimirlas. Al menos- en ese sentido- ninguno de los dos países es una perita en dulce, y no es precisamente Cuba lo que más les importa (El Manager en Jefe en su guerra particular contra el mundo; y Japón y Corea en la suya)
Una costumbre insoportable: el modo en que los aficionados apoyan a sus equipos. Fui al Tokyo Dome por primera vez en 1993. Allí todo es pulcro y ordenado; hasta los cánticos de los aficionados, que, alternativamente -según va su equipo al bate y con independencia del estado del juego- cantan el mismo sonsonete, machacando sin descanso los "aplaudidores" (esos tubos de plástico inflado, o también unos medios conos de plástico) desde el primero hasta el noveno inning. Realmente fue un alivio cuando terminó el juego. Y juré que no volvería más. (Volví, no sin temor, a ver el ya mencionado juego de los Mets, pero, por suerte, esa vez no aparecieron ni los cánticos ni los "aplaudidores"). De cualquier modo, siempre tendría que soportarlos en el sonido "ambiente" de cada transmisión del beisbol. En las transmisiones de este Clásico a veces puede oírse parte de ese sonsonete, cantando por los aficionados o transmitido por el sonido del estadio.
Emilio García Montiel
Como diria Sonia, yo siempre estoy "detras del palo" y es cierto pues lleva dias con lo de que vea las sexy chicas cubanas...Pues que acabo de ver los vîdeos del regueton cubano y que os puedo decir... despues de que la maja de Mariela se haya dedicado a todo y eso de la ayudar a las mujeres lo sexos y tal, qte te vengan estos tios con este cachondeo estereotipico, vaya que no me hace gracia...
Carmen
Publicar un comentario