jueves, 16 de octubre de 2014

Realidades comparadas

Masoquismo aparte, leer sobre Rusia desde una perspectiva cubana equivale a tropezarse con una realidad paralela. Y cuando digo paralela entiéndame del modo más literal posible: replica paso a paso la realidad cubana aunque a una escala mayor y con varios años de adelanto. Salvando esas distancias las equivalencias son alucinantes. Véase por ejemplo estos detalles de la vida cotidiana que aparecen en “Limónov” el multipremiado libro de Emmanuel Carrere sobre el escritor y aventurero político ruso Eduard Limónov como la confección de ropa artesanal o las cartas de los restaurantes.




Pero no es todo. También un libro como "Limónov" puede servir para anticipar el futuro inmediato o más bien el presente, como si fuera necesario. Sobre todo fíjense en esa frase dedicada a los activistas de derecho humanos: "Libraban un combate perdido de antemano en un país que se preocupa poco por las libertades formales, con tal de que cada cual tenga derecho a enriquecerse"



También leer libros como "Limónov" puede ser el sustituto más creíble a husmear en los archivos oficiales del gobierno cubano. Y ver cómo transcurre la reunión en la que se decide expulsar del país a un famoso escritor disidente tras la publicación de un libro incendiario (en este caso se trata de "Archipiélago Gulag" de Solzhenitsyn):



O sobre los literatos oficiales en la fase rococó del socialismo:




O véase este caso de los intelectuales conflictivos pero "dentro de..."



7 comentarios:

PolO dijo...

Ahora estoy leyendo Lenin's Tomb; y tienes razón: la misma mierda de gente, carneros allá, Овца acullá... remeseros aquí.

Realpolitik dijo...

La misma miseria humana...de cierta manera hace lucir ligeramente menos aberrante al castrismo, el cual ni siquiera supo "distinguirse" a base de originalidad.

Enrisco dijo...

si te lo digo, es igual en todas partes por donde pasa esaenfermedad...

Anónimo dijo...

Y si mal no recuerdo, también hubo un tiempo después del desmerengue en que los salarios eran de 20 rublos mensuales.

Realpolitik dijo...

Claro, pedirle distinción al castrismo es como pedirle elegancia a Juana Bacallao, por no usar siempre el ejemplo de Silvio Rodríguez (aunque la vulgaridad de Silvio es mucho más rebuscada, y por lo tanto mucho más ridícula). El totalitarismo no puede existir sin la bajeza humana; es algo inconcebible sin el arrastramiento y la mentira burda--pero aparte de eso, la figura maxima del castrismo es un sujeto intrínsecamente vulgar, y eso explica muchas cosas.

Basta con recordar, entre innumerables instancias, la pistola sobre la mesa y el eterno disfraz militar del consabido cobarde ante bala enemiga cuando aquello de las "palabras a los intelectuales." Y ni siquiera se trata de un producto de extrema pobreza sin escuela ni ventaja social, pues el HP venía de familia adinerada y tuvo educación de la mejorcita disponible en Cuba. El tan vilipendiado Batista, de antecedentes socio-económicos mucho más humildes, logró “superarse” lo suficiente para por lo menos poder aparentar caballerosidad de porte y conducta. El otro estaba tan convencido de su grandeza y superioridad, aunque sin fundamento alguno, que nunca se molestó en disimular la mierda inflada que era (salvo con extranjeros dispuestos a comprarle el cuento por una razón u otra).

Desgraciadamente, el gran guerrillero virtual (por no hablar de su medio hermano, el general de oficina), en el momento crítico, pudo encontrar suficiente acogida o eco en el "pueblo" para hacerse de la quinta con los mangos y luego acabar con ambos. Nada, que eso de "la Suiza de América" era puro delirio.

Realpolitik dijo...

Y dicho sea de paso, la "locura" de los cubanos con Fidel Castro (digo la que lo llevó al poder, pues lo que salió después fue algo mucho peor) no surgió de la nada. Esa fue una debacle anunciada o "pre-figurada," entre otras cosas, por el embelesamiento nacional con el tal "Clavelito" de la radio, que aunque fuera inocente daba bastante pena.

Inesita Correcalle dijo...

Leí "Limonov" de Carrere y "Al poeta le gustan los negrones" del propio Limonov. Tremendo personaje... un jodedor ruso con una ideología bastante parecida al ajíaco. O al dicho mexicano "Abajo los que suban".