jueves, 8 de agosto de 2013

La lengua del corredor

Alberto Juantorena en su ataque contra el vallista guantanamero Dayron Robles por su declaración de independencia de la Federación Cubana de Atletismo (que el propio Juantorena preside) ha dicho que "es infantil y populista su argumento de que nunca abandonó al pueblo de Cuba. ¿Cómo piensa defenderlo ahora desde la Francia del Arco de Triunfo y la Torre Eiffel?". Debe decirse que Juantorena además de mostrar un dominio notable en cuanto a la ubicación geográfica de monumentos (pudo haber dicho, por sólo poner un ejemplo, “¿Cómo piensa defender a Cuba ahora desde la Francia de la Torre de Pisa y la Gran Muralla China?" para regocijo de quienes ven bien burlarse de la ignorancia ajena) demuestra una interesante comprensión de la historia. ¿Pueden imaginarse que –ajuste temporal mediante- Juantorena se atreviera a hacerle esa misma pregunta a Ramón Emeterio Betances, delegado del Partido Revolucionario Cubano en París durante la última guerra de independencia cubana? ¿O a Alejo Carpentier durante su larguísima estadía como agregado cultural de la embajada cubana? Y lo triste es que sí, que si lo dejaban Juantorena los hubiera apartado del equipo nacional: a Betances por boricua y a Carpentier por su extranjerizante inclinación a arrastrar la “r”. Y todo eso sin contar con el detalle de que no hay motivos para que a un corredor de 110 metros con vallas no debería encargársele la defensa de un pueblo cuando está mucho más preparado para la huída que para labores estrictamente defensivas.

Pero Juantorena, ex corredor él mismo, parece convencido que la principal función de cualquier atleta -sin importar la posición que ocupe en el campo- es la defensa. Fue el propio presidente de la Federación Cubana de Atletismo quien dijo que a Robles "Se le ayudó con las peticiones que el país podía resolver, sin desafiar la lógica ni desconocer que hay miles de personas en Cuba (...) que nos han aportado muchas más alegrías, beneficios, tranquilidad y prestigio que él, y sin embargo siguen teniendo la modestia que caracteriza a nuestro pueblo". Por un lado está la confusión que aporta eso de “la modestia que caracteriza a nuestro pueblo". (¿De que pueblo está hablando Juantorena? ¿Del finlandés o del coreano? Porque no se me ocurre una virtud menos capacitada para caracterizarnos como pueblo que la modestia. Aunque quizás se refirió a la particular versión de la modestia que exhiben los cubanos a la hora de exigirle algo al gobierno y ahí hay que reconocerle que somos modestísimos). Por otro lado está la convicción de Juantorena de que un deportista puede aportar no sólo alegrías, beneficios o prestigio a su país sino también tranquilidad. ¿Se imagina Juantorena a algún cubano diciendo “se rompió el candado de la puerta de atrás de la casa pero no se preocupen que la noche pasada fulanita rompió el récord mundial en lanzamiento de la jabalina”? Aunque sí debo de reconocer algo: a mí me tranquiliza mucho que la presidencia de la Federación Cubana de Atletismo esté en manos de alguien como Juantorena. Si no se consiguen más medallas al menos resultará de lo más divertido.

3 comentarios:

Miguel Iturralde dijo...

Contra, Enrique... me parece que te está incomodando que ex-atletas cubanos hagan sus pinitos en el humorismo. Primero la cogiste con Víctor Mesa, y ahora con Juantorena. Saludos.

Jorge Ignacio Domínguez dijo...

Enrique:

Podría decirte en este caso que "no opino igual que tú sobre este asunto", pero eso sonaría poco cubano y sabe Dios lo que diría Juantorena de mí si lo lee. De modo que te lo digo en cubano entonces: Estás totalmente equivocado y no has entendido el mensaje que Juantorena, con "su análisis medular", quiere transmitir a los lectores.

Juantorena, como cualquier funcionario cubano hasta que lo truenen, es poseedor de la verdad absoluta. Él es quien decide dónde y cuándo debe competir Dayron Robles, qué por ciento de los premios ganados debe recibir y qué por ciento hay que decomisarle, quién da más alegría y tranquilidad al pueblo cubano, qué debe decir Dayron Robles en las entrevistas y —lo que es más importante— qué debe callar, y si debe dedicarse a correr, a defender a Cuba o al estudio de la geometría no euclidiana. Y una vez decidido que la misión de Dayron Robles es defender a Cuba (de la manera que Juantorena interpreta esa frase), es Juantorena quien tiene el derecho de decidir dónde Dayron Robles debe defenderla. Y Juantorena en fin, y para responder tu pregunta, es quien tiene la potestad de definir la modestia y decidir quién merece el adjetivo de modesto. Cuando tú intentas dialogar con él, cuestionarlo, poner en duda lo que dice, o pedirle explicaciones o pruebas de lo que afirma, estás excluyéndote instantáneamente del mundo en el que Juantorena vive. Juantorena no nos está dando sus opiniones sobre el dilema de Dayron Robles, nos está informando cómo es el mundo. Y por eso él espera que tanto tú como Dayron se limiten a callar y obedecer. Y para Juantorena la única diferencia que hay entre tú y Dayron Robles es que a Dayron Robles él puede hacerle pagar la desobediencia, mientras que a ti no, pues tu no eres corredor de 110 con vallas ni vives en la finca. Y ahí ya tienes dos razones para darle gracias a Dios por la lentitud y la lejanía, dos cosas que a primera vista no suenan como bendiciones.

Tersites

Anónimo dijo...

estas afilado este verano!