Hace años traduje un par de artículos del humorista norteamericano Dave Barry. Uno de ellos ya lo he publicado con anterioridad pero el que pongo abajo lo tenia perdido o más bien ni siquiera recordaba haberlo traducido. No obstante los veranos, pródigos en limpiezas, reorganizaciones y otros esfuerzos inútiles, de vez en cuando nos depara alguna sorpresa. Pues ahí va esta:
Países extranjeros Si tuvieran que ir a un país extranjero vayan al baño antes de salir.Cuando tratamos de nombrar una cosa que hace grande a los Estados Unidos nos vemos obligados a concluir que la respuesta es “calidad de vida” entendida como “inodoros que funcionan”. Tenemos la bendición de poseer el mejor sistema de inodoros del mundo. Cuando vamos a lugares públicos como un hipermercado o un restaurante, sabemos que encontraremos baños públicos que cumplen con todos los requisitos de la Ley Federal Interestatal de Calidad para Retretes entre los que están:
-Modernos dispensadores de jabón y papel toalla designados para conservar los preciosos recursos de nuestro planeta mediante el sistema de carecer siempre de jabón y papel toalla
-Malas palabras que han sido escritas en las paredes por pervertidos irresponsables, reprensibles, antisociales y degenerados que pueden ser además muy graciosos
-Un cartel que dice “LOS EMPLEADOS DEBEN LAVARSE LAS MANOS ANTES DE SALIR DEL BAÑO Y TAMBIÉN POR EL AMOR DE DIOS POR FAVOR DEJEN DE ESCUPIR EN LOS APERITIVOS”
-Una persona que ha estado al menos dos días encerrado en un inodoro haciendo ruidos similares al de las morsas en el momento de aparearse
Además, a veces, si algún jovenzuelo amigo de las bromas pesadas no lo ha robado o ha intentado descargar en él a un guardia de seguridad entero habrá un INODORO QUE REALMENTE FUNCIONA. Ese no es el caso en otras partes del mundo. Pregúntenle a cualquiera que viaje a menudo. En los países extranjeros uno constantemente se encuentra envuelto situaciones escalofriantes que incluyen sistemas de fontanería construidos hace miles de años por los etruscos, un pueblo que prefirió extinguirse antes que tener que usarlos. Estas instalaciones son vigiladas por muy pequeñas y anchas mujeres hostiles que lo vigilan a uno como halcones a la espera de que les des propinas por cuidar las colonias de moho que cubren las paredes y por asegurarse de que el papel higiénico esté lo suficientemente rígido como para cortar embutidos.
Quizás piensen que estoy exagerando la tenebrosidad de los inodoros extranjeros. Pues entonces quizás deban buscar la edición de diciembre de 1993 de la Revista Médica Escocesa, una copia de la cual me fue enviada por el científico Elliot Cowan. En la página 185 encontrarán un artículo titulado “EL COLAPSO DE LOS INODOROS EN GLASGOW”. Este artículo, que no me estoy inventando, describe tres casos en los que personas resultaron heridas “mientras estaban sentadas en inodoros que colapsaron inesperadamente.” Los tres pacientes tuvieron que recibir tratamiento hospitalario por heridas en la región posterior. (Como se sabe la región posterior está ubicada justo al oeste de Edimburgo.)
El artículo describe los incidentes de los inodoros colapsados en terminología clínica científica, lo cual contrasta agradablemente con las fotografías en primer plano de cuerpo entero (e idónea para enmarcar) del trasero desnudo lesionado de una víctima peluda y corpulenta reluciendo en medio de la página haciéndonos pensar, por razones que nos resultan inexplicables, en Pat Buchanan.
“La causa (del colapso de los inodoros) no se ha esclarecido aún” declara la Revista Médica Escocesa “excepto que se supone que los inodoros eran muy viejos.” En el artículo no aparece abiertamente el término “etruscos” pero uno lo puede leer entre líneas.)
Por tanto mi consejo es: si tienen que ir a un país extranjero vayan al baño antes de salir. Aunque yo personalmente preferiría quedarme en los Estados Unidos donde podríamos estar a punto de presenciar un gran descubrimiento científico en forma de un -prepárense- INODORO MICROONDAS.
Tengo aquí la edición del 26 de mayo de 1993 de LA PRENSA DE LA EMPRESA, publicada en Bloomsburg, Pensilvania, enviada por el lector David Hill; justo en la página principal hay un artículo, escrito por Ellen Condron sobre un hombre llamado George Welliver que espera fabricar un inodoro que usaría microondas para convertir los desechos en cenizas con el consiguiente ahorro de agua. Este artículo viene acompañado por una sensacionalmente artística fotografía a todo color, tomada por una cámara inclinada en un ángulo exquisito que muestra a míster Welliver sentado (totalmente vestido) en su retrete sosteniendo un horno microondas en su regazo. He estado en varios de los mejores museos del mundo y honestamente puedo decir que nunca he visto una obra de arte, fotográfica o de otro tipo que exprese con más claridad los clásicos temas duales “horno microondas” e “inodoro.”
El artículo cita a Welliver diciendo que originalmente él había considerado la idea de un inodoro LASER pero la desechó. Pienso que fue una decisión sabia. Estoy convencido de que hablo en nombre de gente de todas partes del mundo cuando digo que no me gustaría estar a menos de 20 metros de un inodoro activado con láser de manera que la precisión sería un problema serio a considerar.
Pero pienso que el inodoro microondas es una gran idea. De hecho, puedo anticipar un día en un futuro no muy lejano en el que habrá un aparato microondas multipropósito en nuestros hogares, el cual automáticamente a una hora programada previamente introduzca en sí mismo un burrito congelado lo caliente a una temperatura apropiada para ser servido y entonces se cambie a sí mismo al Modo Inodoro, incinere el burrito y de inmediato desaparezca las cenizas sin la más mínima intervención humana. Eso es lo maravilloso de este gran país: la calidad de vida mejora constantemente -en formas que no podemos empezar a comprender sin dosis masivas de Prozac- con cada generación que produce algo nuevo y asombroso. Y entonces se les olvida tirar de la cadena.
1 comentario:
De cuando salio ese escrito al presente mucho ha cambiado, tal vez la Union Europea tuvo agenda, mejorar los servicios publicos. La ultima vez en Italia, en 2011, me asombre la desaparicion de la matrona cobrando centimos, no vi ninguna, y los servicios estan limpios y surtidos.
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