lunes, 5 de agosto de 2013

El verbo de Baquero

Releo un montón de años después un par de entrevistas recogidas en un libro, “Conversaciones con Gastón Baquero”, reeditado en versión electrónica por la Editorial Betania. Y el placer es como el de la primera vez, si no mayor, de reencontrarme con el que se tiene como uno de los grandes conversadores cubanos. Ahí van como aperitivo unas palabras a propósito de la nostalgia cubana

“En realidad, yo nunca me he sentido lejos de la isla, porque uno lleva consigo, dentro de sí, todo lo que le interesa en el Universo. No siento nostalgia de nada, ni la he sentido nunca, porque la nostalgia es producto de una falta grave de imaginación”
Y sobre el grupo Orígenes:


“En rigor, no hay tal generación de Orígenes. Usted no puede hallar nada más heterogéneo, más dispar, menos unificado, que el desfile de la obra de cada uno de los presuntos miembros de la generación. Siempre he tenido la impresión de que Lezama, que era una personalidad muy fuerte, que tenía un concepto exigentísimo para la selección y publicación de un material en “su” revista, aceptó a muchos de nosotros a regañadientes, porque no tenía a mano a nadie más. Creo que literalmente no nos estimaba en lo más mínimo. Lo que cada uno de nosotros hacía estaba tan lejos, a tantos kilómetros de distancia, de lo que él hacía, que la incompatibilidad era no sólo obvia, sino escandalosa.  En lo personal mismo nos llevábamos bastante mal. Pero esto es propio del ambiente literario, o de los literatos de todos los tiempos. Mi veneración y mi respeto por la obra de Lezama y por su actitud ante la cultura, no me impidieron nunca reconocer que su carácter era muy fuerte, intransigente, con rigor excesivo para enjuiciar personas y obras. Casi siempre estábamos, como los niñitos en el colegio, “peleados”. No nos reuníamos en grupo jamás, porque no existía tal grupo, sencillamente. Cuando por una simpleza, nos echó de Orígenes a Cintio, a Eliseo, a mí y a otros, puso una nota que me produjo una risa enorme, porque decía que a partir de ahí la revista iba a ser “más fragante”. ¡Y metió a Rodríguez Feo! La palabra “fragante”, que nos calificaba de apestados, tenía una gracia enorme, como producto de una rabieta infantil que era”


Para acceder al pdf pinchar aquí.

2 comentarios:

BARBARITO dijo...

Coincido y comparto.
Gracias.
¡¡Grande Gastón Baquero!!
Abrazo.

Colorete dijo...

Baquero era "de color," homosexual y de origen pobre, pero pudo llegar a ser Jefe de Redacción del Diario de la Marina, el periódico más antiguo, aristocrático y conservador de Cuba. O sea, el que vale y sirve puede, hasta en la "horrible" Cuba precastrista. Con el mismo talento, pero sin ser debidamente "revolucionario," nunca hubiera llegado tan alto bajo el castrismo. Cosas de la vida.