En Diario de Cuba aparece hoy un texto mío dedicado al fallecido humorista Guillermo Álvarez Guedes. Añado abajo una nueva versión del último párrafo.
Y digo que fue más que un humorista si por tal lo reduzco a la ya más que difícil profesión de hacer reír, si no se entiende que ese concepto define la labor todavía más compleja de desnudador de almas, la de no permitirnos que nos escudemos en la ignorancia de nosotros mismos. (Ese nosotros –por cierto- rebasaba la aldea cubana para alcanzar al menos todo el Caribe hispano por el que se movía con una comodidad y un cariño casi universal). Quizás exagero pero es inevitable que las funciones de figuras como la de Álvarez Guedes se ensanchen en pueblos pequeños. Que adquieran dimensiones apostólicas, aunque sea la de Apóstol de la jodedera local, de la saludable costumbre que es burlarse de uno mismo. "La imaginación consuela a los hombres de lo que no pueden ser” decía Winston Churchill, y “el humor los consuela de lo que son". Y es que frente a la lucidez de Guillermo Álvarez Guedes no había excusas ni falsas ilusiones porque por mucho que pretendiéramos engañarnos, sumarle unas cuantas pulgadas a nuestra estatura de pueblo ahí estaba él para recordarnos que los cubanos, al fin y al cabo un breve y díscolo fragmento de lo humano, no somos más que una incurable partida de comemierdas pero que tampoco había que hacer una tragedia de ello. Trágico sería que no nos diéramos por enterados.
5 comentarios:
"Para recordarnos que los cubanos no somos más que una incurable partida de comemierdas pero que tampoco había que hacer una tragedia de ello." El problema es que en tragedia acabó ser tan comemierdas. Tragedia larga, tendida y escasamente superable, al menos por largo rato.
no somos más que una incurable partida de comemierdas pero que tampoco había que hacer una tragedia de ello. Trágico sería que no nos diéramos por enterados
¡Genial! El hombre fue grande en humanidad y estatura. Por ahí andan muchos artistas que se dieron a conocer gracias a GAG en su rol de empresario discográfico. La introducción musical de sus chistes grabados era un viejo bugalú del "Gran Combo de Puerto Rico", una de las agrupaciones a las que ayudó en sus comienzos. Saludos.
No hace mucho tiempo GAG dijo que se había perdido demasiado tiempo con la nostalgia por una Cuba que ya no existe, y a lo mejor quiso decir que tampoco volverá a existir. Agregó que sus mejores memorias de Cuba le daban tristeza, y que ya no tenía ningún interés en regresar.
Muy bien dicho, sobre el genial GAG y sobre el verdadero concepto de los naturales de la isla, siempre exagerando sus valores y victorias mientras olvidan sus errores y vicios.
Como decía una amigo, gran desgracia es el nacionalismo en un país sin importancia.
Cojonudo macho, cojonudo te quedó ese último parrafo. El Fide da Firenze.
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