Las dos primeras extraídas de un reportaje de Al Jazeera (“Cuba: the times are changing”) que parecen demostrar lo prematuro del título.
Dice Joaquín Infante Ugarte, (un flamante economista que en 1963 era director de Finanzas y Precios del Instituto Nacional de Reforma Agraria) al que se le presenta como arquitecto de las nuevas reformas económicas:
“El socialismo en nuestro país es irreversible. No queremos ricos. En el sector privado no se aceptará la concentración de propiedad”Por otro lado Brocelianda Hernández, conocida actriz cubana, tiene este diálogo con el entrevistador:
Brocelianda: En Cuba la dictadura consiste en que tú no puedes hablar, quejarte. Por algo es una dictadura. Sí lo es.
Entrevistador: ¿Y eso no está cambiando?
Brocelianda: Bueno sí, se supone.
Entrevistador: ¿Lo ves?Brocelianda: No. Yo lo veo.
Y en La Jiribilla Violeta Laurencio despliega sus “Doce infinitivos para la decepción a propósito de Pablo Milanés”, entre los cuales están:
-Querer ganar más dinero para sumarlo a lo que ya se tiene, es comprensible. Pero es demasiado grande el precio de enlodarse así —procurando y consiguiendo no tocar ni con el pétalo de una rosa a nadie del exilio, ni siquiera a Posada Carriles— a cambio de esos dólares.-Reclamar que Granma publique un libelo de este corte [se refiere a la carta abierta a E. García], donde el autor utiliza un lenguaje y unos recursos propios de un bravucón de baja calaña (no sería lo mismo si se tratara de un documento serio) es propio de alguien obnubilado por el despecho.
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