sábado, 6 de junio de 2009

El Embale

Emilio García Montiel además de poeta es un amante de la vieja música cubana desde niño, detalles que lo convierten en toda una rareza en una generación tan entregada clandestinamente en la juventud a la música en inglés (para luego hacer el viaje a la semilla) como lejos de la poesía. Ahora me envía una canción de Carlos Embale, una de las voces más bellas que ha dado la música tradicional cubana, (esa belleza rara y áspera de los buenos cantantes de son y rumba) junto con este texto que me complazco en compartir con ustedes. (Quien quiera leer otro texto magnífico sobre Embale les recomiendo el Kabiosile que le dedicó Ramón Fernández Larrea).


Castígala.

Se presentaba el Septeto Nacional en los jardines de alguna casona de El Vedado. Del público, que apenas ocupaba la mitad de las sillas dispuestas, yo fui el más joven, el único joven, acaso. Todavía estaban Hilario Ortega en el tres; Bienvenido, en su grave voz segunda; Lázaro Herrera en la trompeta, y, por supuesto, Rafael Ortíz. Embale estrenó Todavía me queda voz, que le habían compuesto en homenaje y, al final del programa, casi a coro, el público pidió Castigador. Embale se disculpó: “ya yo no canto el Castigador porque luego andan diciendo que Embale es machista”. La insistencia del público, a la que ni Embale ni el Septeto cedieron, daba por sentado que el popular son de Ignacio Piñeiro se había convertido en el mito ausente de su repertorio.

Embale vivía relativamente cerca de mi casa, en el Cerro. Casi veinte años después de aquella presentación, hacia 1996, me enteré que había enfermado: deliraba y se escapaba de casa para cantar por unos dólares (o mendigarlos) en ese flamante spot turístico que era La Habana Vieja. Murió en 1998. El Castigador nunca lo volví a escuchar sino hasta poco después, en Tokio. Alguien llevó a una fiesta una selección de sones, editada en Colombia, si mal no recuerdo, y ahí estaba. Era la época de Buena Vista Social Club, y del boom de una “salsa” cubana que llegaría a martirizar a un apocado condiscípulo finlandés, cuyo apellido en pronunciación japonesa sonaba justamente salsa. Desde ese entonces, nunca pude encontrar el Castigador en ninguna de las nuevas compilaciones del Septeto Nacional o de música cubana que cayeron en mis manos, o que revisara con asiduidad en los catálogos de bien surtidas tiendas de México y Tokio. No dudaba de que hubiera otras reediciones, sólo me llamaba la atención que una pieza tan notoria no apareciera en ninguna de las tantas antologías o recopilaciones que había visto.

La disculpa de Embale deja pocas dudas sobre los alcances de la cruzada del gobierno cubano contra los “rezagos del pasado”. Acaso, ni siquiera hizo falta una prohibición formal; debió haber bastado que en algún foro de la F.M.C. o en algún artículo en la prensa oficial se criticara al difunto Piñeiro por no tomar en cuenta la igualdad de la mujer. Hace un par de años me lo hicieron llegar: una pista de Cuba Libre (Celia Cruz / Septeto Nacional del [sic] Ignacio Piñeiro y Guillermo Portabales), disco de 2005, compilado en Rumania y editado en Serbia y Montenegro bajo permiso de ToCo Licensing N.V., compañía holandesa radicada en Curazao.



Aquí un par de canciones más de Carlos Embale y más abajo un fragmento de la película de Rogelio París “Nosotros la música” y otro video de Embale cantando “El desengaño de los roncos” y “Consuélate como yo”:

Guaguancó de los países:


Soñando Guaguancó:




8 comentarios:

Laberintos dijo...

Genial Embale. Me encanta Larrea. Un saludo a Emilio G. Montiel que fue mi profesor.

Anónimo dijo...

oye muchacho...mil gracias por todo ese Embale. Recuerdo que lo escuché cantando "Contigo en la distancia" y en el piano estaba Frank Fernandez..awesome!...dime algo de la genial Celeste, sensualidad, estilo, toda una reina, la reina del Guaguancó...buen Larrea...triste fin de Carlos, tambien de Celeste...de todos modos te repito mis gracias porque el talento genuino, no muere..buen comienzo de domingo.
Ida

L. Santiago Méndez Alpízar / Chago dijo...

Solíamos darle algún dólar, nosotros en los libros y las cervezas, él con la certeza de que si no hacía caso a su médico, se quedaría sin voz. Por eso había que soltarle algún otro dólar para que su chorro de voz colmara La Mina, los portales del Palacio de los Capitanes Generales y toda La Plaza de Armas.

Anónimo dijo...

También está el caso de cáscarita en Santa Clara, toda una leyenda. Muy bueno Emelio y gracias Enrisco por publicarlo. Gracias.
JCRecio.

Anónimo dijo...

hay un kabiosile de Ramoncito a Cascarita en:
http://www.rgpfm.com/TEXTOS_SABROSURA/default.cfm/SM/87/SMD/KABIOSILES/ID/6020/T/kabiosile-orlando-guerra-cascarita-.htm

saludos para tí también, Laberintos

Emilio García Monriel

Anónimo dijo...

De una vez pongo el enlace a todos los maravillosos kabiosiles de ramoncito, de los cuales, no sólo mi preferido, sino uno de los mejores homenajes que he leído, es el hermosísmo kabiosile a orlando contreras

http://www.rgpfm.com/TEXTOS_SABROSURA/default.cfm

Emilio García Montiel

Enrisco dijo...

en estos dias pensaba poner un guaguanco carcelario de Contreras que esta buenisimo.

L. Santiago Méndez Alpízar / Chago dijo...

Son dos cascaritas diferentes, aunque creo que alguna vez se conocieron.
El Cascarita de Sta. Clara, que no recuerdo su verdadero nombre, pero su socio de curdas Luis Mesa sí que sabrá, cantaba en Armonia de Carlos, orquesta Típica del centro de la isla. Pero el otro era más conocido y estaba en la guara en La Habana, con el Beny...