Ya se estrenó en La Habana la película del Che con la crítica tibia y el público cálido según cuenta ese entusiasta eterno que es Mauricio Vicent. No tanto entusiasmo como con Fuera de liga, (el documental de béisbol que tuvo su Quinquenio Gris particular hasta que han decidido que no ofrece peligro a los espectadores) pero ya eso es algo. (“Segundo bate, jardinero izquierdo, Ernesto Guevara”). Un Che Guevara compitiendo en pie de igualdad con Marquetti es más de lo que se puede pedir a estas alturas. Sólo falta el Comentario en Jefe que a la épica local “Kagamba” ya le dedicó un par de reflexiones. De hecho su silencio hasta ahora ya es una opinión. No puede gustarle una película que lo deja desarmado: actor secundario en la historia del héroe que él se inventó y ni siquiera poder acusarla de contrarrevolucionaria porque la simpatía de los creadores por el biografiado está más allá de toda duda. Sospecho que se quede callado. O que cuando su silencio ya sea demasiado escandaloso escupa un elogio. Su Revolución, reviviendo viejas glorias gracias a Hollywood, necesita de ese sacrificio.
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