martes, 6 de mayo de 2008

Recomendación

Ahí les presento una crónica de Raúl Ciro sobre la última película de Michel Gondry (“Be kind, rewind”) y de cómo la disfrutó o las dificultades que tuvo para hacerlo.



Regogine, por fagó.

Aquella tarde, como habíamos previsto, salimos a comer, almorzar, fuera de casa, el menú del día en lo de Valenzuela a diez euros cada uno, esta muy bien. Salimos corriendo sin probar el postre, queríamos llegar a tiempo a la sesión de las cinco en los multicines centro. Por el camino Susana huía de mis eructos, contenidos sin éxito, con bombazos de aliento a ajo del salmorejo de mi primer plato…
"Por aquí se llega antes, ¿no me digas Gladys Gómez…?"
A las menos diez, aun la taquilla estaba cerrada, entre los carteles exhibidos vi la nuestra…, casi diez euros y ya estábamos sentados en la sala; no paraba de pensar en como me gustaría poder hacer de este espacio un estudio de grabación. Las lozas del falso techo me recordaban los más fríos pasillos de cualquier edificio doce plantas, aun pintadas de negro…, realmente no se necesita tanto espacio… Mascando y rumiando el chicle de menta, el aliento a ajo se me asomaba de vez en cuando… Entra otra persona, cómo puede sentarse en la segunda fila justo delante de la pantalla, y Susana no ver desde la sexta, a mi lado, que hay una mancha en lo blanco… Me gustan las salas grandes, esta, la uno, es jodidamente incómoda, ridícula. "Porqué no comienzan con la primera… Imagínate sólo tienen un operador de cabina y seguro nos deja pa lo último…". Ya se apaga la luz de sala y la cabecera de publicidad la exhiben con el objetivo equivocado, además fuera de encuadre, puede pasar, claro…, pero el sonido, no jodas, está fuera de revoluciones, como si el proyector fuese a veintidós fotogramas por segundo, un pelín… lento, ("Julio sabría como solucionar esto, yo también…") suficiente para que Susana saliese disparada a avisar al mismo que nos cortó los tickets de entrada después del "buenas tardes" tan circunspecto.
Ya comenzando la película todo seguía igual, aunque por suerte la lente ahora sí era la apropiada, dejando pasar que el cuadro de imagen no estaba centrado, parecía el proyector como movido… Después de salir Susana por segunda vez, pasado un rato, con la sala oscura y que a nadie se le ocurriese detener la proyección, se asomó por la puerta de emergencia, alguien que en apariencia comprobaba algo… A nuestras espaldas, seguidamente dejando pasar la luz de los pasillos, apareció el de los tickets, al que Susana había avisado, y dirigiéndose a ella en pose convencido, movía la cabeza en negativa, y como "friendo huevos" gesticulaba la boca sentenciando "- eso se escucha perfectamente, la película es así, lenta -"
-…" Ya, claro y los trailers y la publicidad también… Oiga, señor, ese proyector no va a veinticuatro x segundo…"- Mientras Susana y yo replicábamos con esto, no dejaba de pensar en las veces que estando yo en la cabina del Vergeles no tuve más remedio que parar la proyección; y extraño en mí, pensé "déjalo", cuando Susana bastante empingá ya me decía, "le voy a pedir la hoja de reclamación al salir". Confieso que también me reprimí el acercarme al otro único espectador y preguntarle, - "Señor, usted perdone, ¿escucha bien la banda sonora?-"
Si mi aliento a ajo era exuberante, más escandalosa era la risa descarada de Susana, ya metida en la simpática trama, una vez que desapareció el de los tickets, al aceptar nosotros que así veríamos la peli…
Pensando en que Michel Gondry pudiese ver la manera en que estábamos disfrutando de su último largo en treinta y cinco milímetros, creo no se sorprendería de que alguien subiera a la cabina de proyección y exigiese acalorado: Solucione usted esta "Granaína" y "Rebobine, por favor", preferimos la versión suecada.
Como ya imaginé, no pedimos hoja de reclamación alguna; mirándonos, después de tragarnos los créditos, mi flaca y yo nos dijimos, "que… se busquen la vida", "vámonos al vídeo club y saquemos tres de un golpe"; es increíble las cosas que tienen allí, hasta "Vampiros en la Habana", y sólo por sesenta céntimos el alquiler de copia en DVD.
Una vez dentro, entre tantas estanterías con dvds, me di cuenta que había olvidado anotar los títulos de otras anteriores de Michel Gondry, no recordaba uno. Susana, como siempre "hizo zafra" en la zona de comedias de "esas que ella prefiere". Yo, ya no sabía que hacer, pero saben ustedes cómo funciona la memoria…; me acerqué al mostrador donde cobran y le pregunté a una de las hermanas del Hollywood (que aquel día loco, en otra ocasión, me regaló una copia original de "Tron", diciéndome ¬– "te voy a hacer una gracia…, no la puedo alquilar ni vender, alguien la ha roto, si te funciona en casa, quédatela…"- ; y me funcionó, qué suerte) que nunca puedo diferenciar para agradecerle:
- "¿Tienes la ciencia del tiempo, por favor?"
- "No, es La Ciencia del Sueño", me respondió, "la del francés…, está entre las independientes…"
No sé qué me pasa últimamente, será que tengo el cerebro frito del monitor…, pero entre tanta información, no pude yo encontrar nada de Michel Gondry, sólo el genial "The Work of Director" que hace años Antonio Jiménez me pasó y copié…, y se ve mejor que su original ntsc.
Realmente agotado, me rendí ante las tres pelis que Susi seleccionó, "esas de las que a ella le gusta". Pagamos, teniendo todo un día para devolverlas, y al salir nos tropezamos con Miguel Ángel Cáliz que entraba… - "hoy cuesta hacer y conservar amigos…"- dijo al despedirnos. –"nos vemos"-.
Caminamos un rato de vuelta a casa, buscando el coche, el carro, el automóvil…, la ruina… Por suerte está lloviendo… y tenemos ese disco de Sparklehorse que casi siempre llevo. En cinco minutos estamos ya entrando, si no hay mucho tráfico…, lo que cuesta pedalear hasta Cájar… "En casina hace bueno", los radiadores están a veintitrés grados; tira un calcetín por aquí, las zapatillas por allá y "el ruly" enciende otra vez el PC; ella elige al azar una de las tres películas que trajo, mientras se bebe una copa de vino tinto, relajada: "¡Olvídate de mí!".
Harto de verme tan pendiente del correo, la gente y mi música…, pasado un buen rato, me senté con Susana a ver otra de las que trajimos, mientras ella descubría en el artículo de El país que hace unos días yo buscaba, qué coño, que "¡Olvídate de mí!" es también de Michel Gondry; increíble todo lo que nos había pasado esa tarde, qué loco.

Ahora que escribo esta extraña nota, no dejo de pensar en las veces que, ese día y otros, nos sentamos frente a las pantallas… Esa noche, después de ver juntos otra película de título que no recuerdo ahora, además de no ser gran cosa, Susana, cansada ya, se acostó y yo entonces volví a poner esta vez para mi disfrute,"¡Olvídate de mí!"; qué película, señores.

Ya bastante me he extendido en esta poco agraciada y loca narración, ahora les digo, amigos, no he visto en mi vida, hasta hoy, película que tenga más que ver conmigo, con mis conflictos…con "mi mundo"; no tomen a mal nuestra sugerencia, si se animan, búsquenla, "es una de esas que Susana prefiere" por suerte para mí y ustedes.

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