martes, 13 de diciembre de 2016

La isla de Bernarda Alba


Fiestas populares ancestrales como las Parrandas de Remedios o las Charangas Bejucal suspendidas. Es el pueblo que no quiere celebrar con tanta tristeza que lleva consigo, dicen. Pero entonces no se entiende que se lleven presos a los borrachitos del barrio por tomar ron donde siempre. O que le incauten a otro el equipo de música. O hasta le confisquen el radio a otro desatornillándolo de su carro. Por incumplir con un luto a lo Bernalda Alba, dicen.
(Insisten mucho en estos días en que al difunto no le erigiran estatuas ni monumentos. Ni falta que hace. Con ese silencio mortuorio que han levantado a la fuerza quieren convertir a la isla toda en su tumba. Y algo hay de cierto: ese país hecho escombros es el mayor monumento a su existencia.)

5 comentarios:

Realpolitik dijo...

Hasta yo, al que ya prácticamente nada lo sorprende, y mucho menos del castrismo, he quedado sorprendido de que hayan adoptado pujos norcoreanos. Yo hubiera pensado que tal cosa era demasiado ridícula y demasiado ajena a un pueblo tan dado al choteo y la falta de seriedad como el cubano. Por supuesto, el kitsch revolucionario es algo serio y siempre lo fue, pero así y todo, este tipo de payasería da ganas de cagar.

Unknown dijo...

Parece increíble que se den esas situaciones de luto férreo impuesto en un país caribeño, no cabe en la cabeza que ese tipo de situación sea compatible con la forma de pensar del cubano y el latinoamericano en general. Están siendo mas idealistas que los propios religiosos y tanto que han "rajado" de las religiones, pero conociéndolos, algo más debe estarse cocinando detrás de eso, o bien es el tremendo miedo a que la gente despierte y las cosas se le vayan de la mano o están engrasanso el aparato represivo y el de adoctrinamiento para enfrentar los nuevos tiempos. Ambas cosas conducen a lo mismo: MIEDO

Realpolitik dijo...

Tiene que ser por miedo, pues es lo único que tiene cierto sentido. Temen que si dejan a la gente festejear, beber y alborotarse, sobre todo en congregaciones públicas, la cosa puede convertirse en una celebración de haber salido del monstruo y en un estallido popular para acabar de liberarse por completo. Ellos saben que hacen el ridículo con estos pujos de chinos, por así decirlo, pero eso es mucho menos peligroso que lo otro.

Si de verdad los que mandan estuvieran tan compungidos y tan interesados en honrar al muerto, las miserables “pompas” fúnebres no hubieran sido tan poca cosa, pues todo, de principio a fin, dió la impresión de desgano y descuido, de baratilla hueca. Hace rato que ya les estorbaba y aburría el viejo, pero el problema es que no quieren que se les caiga el negocio, y mucho menos que se les joda la vida.

Enrisco dijo...

Realpolitik, la chapuceria del entierro al viejo no es muy diferente de la que el hermano se tiene reservada para sí mismo. No le des vuelta. Esa gente no da para otra cosa.

Miguel Iturralde dijo...

Exacto, no hay que darle mucho casco a este asunto. Esta gente siempre ha pecado de llevar la virtud revolucionaria más allá de lo ridículo. ¿No le avisaban a los combatientes cubanos en Angola si sus mujeres en Cuba le pegaban tarros? una práctica muy encomiable para mantener en alto la moral de la tropa.

Hace un tiempo vi un documental viejísimo con entrevistas a ex-guerrilleros colombianos en el cual comentaban sobre los entrenamientos con los cubanos, por ejemplo, de cómo vadear ríos usando el Cauto de práctica, a lo cual uno añadía que "el Cauto era un río que, comparado a los ríos colombianos, cualquiera lo cruzaba en chancleta". Pero muchas de las críticas eran sobre la moral revolucionaria que condujo a la expulsión de los entrenamientos a muchachos que fueron sorprendidos masturbándose.

Saludos.