lunes, 29 de febrero de 2016

Oscars, 2016

Lo único que me hacía soportable que un montón de multimillonarios exhibieran sus preocupaciones sociales junto a sus trajes de cincuenta mil dolares para repartirse premios por películas que yo no había visto era el sentido del humor con que se lo tomaban, la burla más o menos despiadada a un espectáculo ridículo por esencia. Con la ceremonia de los Oscars convertida en un acto de (falsa) autoflagelación colectiva de la inmensa mayoría blanca oficiado por un actor negro la mezcla de kitsch e hipocresía en cantidades faraónicas se me hizo más patente e indigesta que nunca.

Si algo atenuó el desastre fueron las brevísimas apariciones de Louis CK y Sacha Baron Cohen:



3 comentarios:

Nausea dijo...

Hace mucho tiempo que ni se me ocurre ver este sainete hipertrofiado, pues le he perdido el respeto a prácticamente toda esta gentecita y su mundillo. No los necesito, no me importan, y no soporto tantas pretensiones absurdas y tanto globo inflado. Si se limitaran a lo propiamente suyo, suponiendo que tuvieran talento para ello, los pudiera aceptar y hasta admirar, pero eso no les basta, y quieren ir mucho más lejos de lo que les corresponde. Si quieren montar espectáculos sociopolíticos, y sobre todo fungir de guías espirituales o salvadores de la humanidad, sencillamente los rechazo. Partida de farsantes equivocados.

Anónimo dijo...

Ya tu ves, brother, lo que son las opiniones: "El triple salto mortal (bien resuelto) de los Oscar" (http://cultura.elpais.com/cultura/2016/02/29/actualidad/1456732553_504006.html) comienza diciendo: "Hay que quitarse el sombrero ante la Academia de Hollywood. Ha resuelto en una de las mejores galas de los últimos años el inmenso jaleo en que se había metido por no dar reflejo en las candidaturas a sus premios a las diversas minorías étnicas...."

Enrisco dijo...

Como ejercicio de contricion y ejercicio de correccion politica, o sea, como matutino de primaria, estuvo muy bien. En cambio como espectaculo que ha podido ser burlon y satirico de ese ridiculo que corroe a Hollywood fue una reverenda mierda.