El cortometraje “Efecto dominó” del realizador francoalemán Gabriel Gauchet es hasta la fecha la película que refleja con más contundencia lo que sin demasiados rodeos puede definirse como la barbarie cubana. Una barbarie abonada con esmero por siglos de historia violenta, de desprecio por el débil y también por décadas de machismo de estado, grosería programática y engreimiento entusiasta en las virtudes del miedo disfrazado de guapería. Una barbarie que el ojo extranjero de Gauchet y el oído local del autor de los diálogos, Francisco García González, captan en sus más rutinarios e inquietantes detalles. Porque si atroz es la historia que narran estos 28 minutos de película –inspirada, me cuentan, en sucesos reales- la violencia soterrada que la circunda, la terrible familiaridad con que nos hemos acostumbrado a ella resulta mucho más espeluznante.
Ganadora de catorce premios internacionales hasta la fecha “Efecto dominó” ha sido rechazada por el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, un rechazo bastante comprensible si se tiene en cuenta el celo con que los que dirigen el festival y el país cuidan de una imagen que este corto descompone con alevosa candidez. Pero al margen del prurito de los organizadores de festivales o países lo más aterrador de “Efecto dominó” no es la realidad que describe sino la que anuncia una vez que los peores instintos alimentados por el último medio siglo de historia nacional (inercia y chapucería social, destrucción del tejido familiar y de las referencias éticas, violencia sexista, xenofobia) se desembaracen del sistema represivo que los engendró. “Efecto dominó” no es –en fin- un corto político porque es mucho más profundo y esencial que cualquier representación política.
[No encuentro un sitio donde se pueda comprar, ver o descargar legalmente así que los exhorto a piratearla y compartirla como puedan. Es una película durísima pero no se van a arrepentir]
1 comentario:
¡¡Miedo da!! ¡¡Horror!! ¡¡Terror!!
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