Un excelente post el Emilio García Montiel en Penúltimos Días dedicado al cantante Ricardito Rivera me hizo recordar el viejo debate de la música cubana y la salsa. El video con que ilustraba García Montiel su comentario explica cierto momento de la relación entre ambos géneros. Finales de los setenta, la década más pobre de la música cubana que fue al mismo tiempo el clímax de ese género que surgió y se alimentó a partir de esta. Los boricuas y niuyorricans que se habían servido por años del repertorio sonero cubano eran entonces el modelo a imitar. Una manera de volver a los orígenes por la vía más corta, la imitar a sus más fieles renovadores.
Es muy instructivo comparar ambos videos en los que interpretan la misma canción de Ray Barreto (muy en la línea de Arsenio, por cierto) para entender el estado de ambas músicas en la misma época. Aunque la orquesta de Barreto a diferencia de cualquier conjunto de salsa no usa trombones se atreve a incluir una flauta, instrumento usualmente recluido en la tradición cubana al formato de charanga. Y no es que la música que se hacía en Cuba hubiese renunciado a introducir nuevos instrumentos pero como el video de Rumbavana muestra la aparición del bajo eléctrico (o como en otros casos, la de la guitarra eléctrica en sustitución del tres) no fue de las innovaciones más felices. Prueba de ello es que ni el bajo eléctrico ni la guitarra han sobrevivido en las orquestas cubanas actuales.
Luego está la tangible diferencia en la energía que cada orquesta le pone a la misma interpretación, el superpoblado coro cubano que poco puede hacer frente al dúo de Blades y el boricua Tito Gómez y la distancia aplastante entre las puestas en escena. De un lado está la presentación compacta del grupo boricua frente a los bailadores que disfrutan e interpretan a su manera lo que escuchan mientras Rumbavana se pierde en la estepa del estudio del ICRT. De la versión cubana sólo salvo a Ricardito intentando levantar ese muerto pesadísimo de la música bailable cubana en aquellos días. Luego todo fue cambiando pero para ese entonces, mientras los cubanos se empeñaban en recuperar su autoría intelectual sobre la salsa, el gusto de la época ya andaba por otros lares.
Pueden evitarse los párrafos anteriores con sólo comparar estos videos. Vista (y oído) hacen fe.
Es muy instructivo comparar ambos videos en los que interpretan la misma canción de Ray Barreto (muy en la línea de Arsenio, por cierto) para entender el estado de ambas músicas en la misma época. Aunque la orquesta de Barreto a diferencia de cualquier conjunto de salsa no usa trombones se atreve a incluir una flauta, instrumento usualmente recluido en la tradición cubana al formato de charanga. Y no es que la música que se hacía en Cuba hubiese renunciado a introducir nuevos instrumentos pero como el video de Rumbavana muestra la aparición del bajo eléctrico (o como en otros casos, la de la guitarra eléctrica en sustitución del tres) no fue de las innovaciones más felices. Prueba de ello es que ni el bajo eléctrico ni la guitarra han sobrevivido en las orquestas cubanas actuales.
Luego está la tangible diferencia en la energía que cada orquesta le pone a la misma interpretación, el superpoblado coro cubano que poco puede hacer frente al dúo de Blades y el boricua Tito Gómez y la distancia aplastante entre las puestas en escena. De un lado está la presentación compacta del grupo boricua frente a los bailadores que disfrutan e interpretan a su manera lo que escuchan mientras Rumbavana se pierde en la estepa del estudio del ICRT. De la versión cubana sólo salvo a Ricardito intentando levantar ese muerto pesadísimo de la música bailable cubana en aquellos días. Luego todo fue cambiando pero para ese entonces, mientras los cubanos se empeñaban en recuperar su autoría intelectual sobre la salsa, el gusto de la época ya andaba por otros lares.
Pueden evitarse los párrafos anteriores con sólo comparar estos videos. Vista (y oído) hacen fe.
6 comentarios:
en total desacuerdo contigo esta vez, nunca compares el audio del ICRT con el de los boricuas,ademas la voz segunda del cubano es un clasico, no asi la de los puertorriquenos.Ruben Blades tenia una papa en la boca.
Excelente post, Enrique. (Y muchas gracias por la parte que me toca) La verdad es que en cuanto a los contrastes musicales y sus análisis en ese contexto hay un muy largo e interesante camino que recorrer.
Tengo la impresión -no lo sé de cierto- de que cuando la salsa llegó a la isla “con esa fuerza más” -que llevaría a que las orquestas fueran caracterizadas directamente como salseras- ello ocurrió con una especie de segunda o, tal vez, tercera ola de la salsa, y acaso tampoco los músicos en esa época conocieran bien los primeros trabajos de Barreto, Harlow, Roena, etc., que ya no estaban tan en boga. En los setenta, es muy probable que ni los propios músicos tuvieran idea muy clara de qué estaba pasando. Por eso también creo que lo de Rumbavana es interesante, porque a lo mejor algunas orquestas intentaban incorporar, un poco a duras penas, lo que les llegaba y parecía novedoso.
De nuevo, excelente post.
He disfrutado mucho este post. Buenísimo.
que RB tenía una papa en la boca? Ano, creo que debes revisarte no sea que tengas un puré de papas en el oído.
anonimo: si en el tema de la musica no se va a considerar el audio, de que estamos hablando entonces?
Parece que es llover sobre lo mojado, pero es indiscutible el génesis de la "salsa". Las orquestas que surgieron en Nueva York (Barreto, Harlow, Palmieri, etc.) en un principio tenían un sonido casi totalmente "cubano". Escuchen Together de Ray Barreto, en mi humilde opinión uno de los mejores disco de "salsa", o el Fania All-Stars grabado en directo en el Red Garter y lo escucharán. Cuando los "niuyorricans" incorporan a intérpretes nacidos y desarrollados acá en la Isla (de Puerto Rico) y arropan las composiciones de Tite Curet Alonso, ocurren cambios en la salsa que la alejan del son cubano.
Y estaban Willie Colón y Héctor Lavoe, que desde mi punto de vista, eran muy diferentes aunque Lavoe a veces acusaba ciertos modismos cubiches en sus soneos. Otra agrupación niuyorquina con un estilo muy único eran Richie Rey y Bobby Cruz, que interpretaron a Serrat (Señora y a James Taylor (Fire and Rain) a ritmo de salsa, o quizás bolero, cuando eso no estaba en boga.
Hay que ser cuidadosos haciendo comparaciones de audio en los videos subidos a la Red por motivos que me parecen son obvios.
Saludos,
MI
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