Cada vez me cuesta más trabajo regresar de Miami. Si es una cuestión de temperatura esta se refiere básicamente al calor que prodigan los amigos. De Miami se podrá decir cualquier cosa: del tráfico infernal, o de un proyecto urbanístico más digno de estar ubicado en la luna que en el planeta tierra, de su radio o su televisión que parecen sacadas de algún archivo poco frecuentado por buenas razones. Pero en lo que toca a la gente y al cariño con que reciben a los visitantes (que de los que llegan para quedarse no puedo hablar porque nunca he estado en esa situación) en pocos sitios –Baracoa quizás- he visto algo comparable. Los domésticos recalcitrantes salen de sus cuevas, los misántropos se vuelven juerguistas y los vegetarianos te invitan a un bistec si se trata de complacer al recién llegado. El truco al parecer está en no pasar de las dos semanas o el mes. Aquí la foto que me pidieron del cumpleaños que celebré con un grupo de amigos (algunos no pudieron ir y a otros no pude avisarles) en un restaurante argentino.
6 comentarios:
¡Coñó…!
asere, lo tuyo es la carne y el boliche...!
felicitaciones doblemente, por tu cumple, y por el éxito en la feria...
abrazo.
Y el "famoso" bracelete? Lo daban con el menu?
si te digo quien me lo regalo no me lo vas a creer. yo lo llevo porque quiero promover cambios en mi casa. a partir de ahora me niego a botar la basura.
Ya es hora de cambiar los de "casi cuarenta años'' de la presentacion. Gracias, amigo, por poner la foto de mi nariz. Al Salso, que editorialice su comnetario. Como que ño? Nos quedamos con ganas.
Sólo asombro, Sarah Elina. ¿Cómo se editorializa el asombro?
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