lunes, 31 de diciembre de 2012

Feliz 2013

Feliz año nuevo a todos. No tengo tiempo para otra cosa pero les deseo lo mejor.


sábado, 29 de diciembre de 2012

Derecho cubano


La entrevista que aparece en El País al abogado de Carromero confirma entre otras cosas que Cuba no pertenece a Occidente pese a evidencias geográficas en sentido contrario:
Pregunta. ¿Tuvo Carromero un juicio justo y con garantías?
Respuesta. Tuvo un juicio justo y con garantías de conformidad con la normativa cubana. Cuestión distinta es que desde una perspectiva occidental lo haya sido o no. Por ejemplo, el derecho cubano no permite que el acusado pueda presentar su propio peritaje o tener acceso a las pruebas. Por tanto, hemos tenido que ceñirnos a la instrucción que había coordinado la fiscalía. Se puede hablar por eso de un juicio con las garantías que ofrece el derecho cubano. Se han cumplido plazos y formalidades.
La conformidad Occidental con eso que llaman “derecho cubano” es, de cualquier manera, espeluznante.

Carromero a España

Carromero vuela de vuelta a España. Esto no es una inocentada, como la noticia anterior:

"Ángel Carromero vuela de vuelta a España. El dirigente de Nuevas Generaciones del PP, condenado a cuatro años de cárcel en Cuba ha partido de La Habana para terminar de cumplir su condena en España, según informa la agencia EFE citando fuentes cercanas al caso."

Tampoco hay que esperar ninguna revelación sobre el accidente en el que perdieron la vida Oswaldo Payá y   Harold Cepero. El silencio de Carromero es obviamente parte del acuerdo.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Caldosa y cultura



La rumba y el danzón pasen, pero declarar la caldosa cederista como Patrimonio Cultural de la Nación sólo se le puede ocurrir a los mismos que quieren controlar la realidad virtual con el proyecto Patria o Muerte 2.0 o convertir la moringa y el cuy en el plato nacional. A los reyes del país de la siguaraya, digo. Sólo falta que le propongan a la Unesco los actos de repudio como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

P.D.: Lo de la caldosa cederista declarada como Patrimonio Cultural de la Nación era por supuesto una broma del Día de los Inocentes. Los lectores de este blog entrenados desde hace años en estas lides no picaron el anzuelo. Los felicito.

Los diez post más leídos del año


Ahí van los post más leídos en este blog en el 2012. Yo hubiera preferido otros pero esos fueron los que escogieron ustedes:


2.- Moloch






8.- Mario


10.- Vicio

martes, 25 de diciembre de 2012

De cómo descubrimos la Nochebuena


Un capítulo de Siempre nos quedará Madrid alusivo a estas fechas:

De cómo descubrimos la Nochebuena

Una de las más frecuentes causas del insomnio nativo ante la presencia de inmigrantes es la amenaza de que la importación de tradiciones representa para los usos locales. En ese aspecto la pequeña tribu que empezaba a reunirse en la buhardilla de León 3 ofrecía muy poco peligro. En cuestión de hábitos no era mucho lo que podíamos importar: las costumbres que traíamos en casi ningún caso alcanzaban para componer una tradición. Más bien estábamos ávidos por adquirir tradiciones que nunca habíamos tenido. La Nochebuena, por ejemplo.
No sólo habíamos crecido de espaldas a la religión de nuestros padres y abuelos (de la que ellos habían abjurado como parte de su proceso de entrega espiritual a la Revolución): todos los hábitos asociados a la antigua fe habían desaparecido como parte de los daños colaterales del nuevo fervor nacional. Casi ninguno de nosotros estaba bautizado y celebraciones como la Navidad, el día de Reyes, la Semana Santa o la Noche de San Juan apenas se conservaban en la memoria intermitente de nuestros abuelos. En esta parte de afuera del mundo conozco a muchos para quienes la alegría forzosa de la Navidad resulta una abominación. A mí mismo no me atrae especialmente ahora que la excitación de mis hijos la ha convertido en obligatoria, pero prefiero rendirme antes de hacerle resistencia. No obstante, para aquellos que se sientan abrumados por el frenesí de las compras y los villancicos interminables en la radio, hay una solución radical aunque difícil de llevar a cabo: en época de Navidad, viajen a los días de mi infancia, a ese tiempo en el que mis oídos nunca se vieron hollados por un villancico. Y si no pueden viajar a ese tiempo al menos imagínenselo.En aquella década del setenta sólo unos pocos se atrevían a celebrar la Nochebuena. Consumir carne de cerdo y cerveza la noche del 24 de diciembre era un modo de señalarse ante el vecindario, un desafío, proclamar que no se estaba integrado.
“Integrado”.Ésa era la palabra que se usaba en aquellos días. Integrado significaba pertenecer a las organizaciones oficiales básicas, asistir a las reuniones y a los llamados al trabajo voluntario en la ciudad y en el campo, ser parte de las milicias, cumplir turnos de vigilancia nocturna y un denso y laborioso conjunto de obligaciones encaminadas a demostrar su entrega en cuerpo, pero sobre todo en alma, a la Revolución, esa madre celosa que no toleraba fidelidades compartidas. Y menos con Dios. “Integrado”, en puridad, no se aplicaba a los apasionados de la nueva fe sino a los que se limitaban a observar los rituales para alejar toda sospecha de herejía. No estar integrado suponía quedar fuera del juego, resignarse a estar bajo observación el resto de la vida, renunciar a ascensos y reducir las posibilidades universitarias de los hijos a las pocas carreras que podían aceptar estudiantes que no compartieran una “concepción científica del mundo”. Comer cerdo asado un 24 de diciembre parecía incapacitarte de por vida para entender la teoría de la evolución de las especies, aceptar la lucha de clases como eje y motor de la Historia, comprender los principios de la plusvalía. A quienquiera que hubiera decidido castigar a los que celebraban la Navidad no le faltaba razón. Comer cerdo asado en la víspera del cumpleaños del Hijo de Dios no podía ser un gesto inocente cuando había tanto en juego. Por poca relación lógica que se pueda encontrar entre la carne de puerco y el nacimiento de Cristo, aquellos que festejaban la Nochebuena en los setentas cubanos estaban más cerca del cristianismo minoritario y clandestino de los orígenes que el resto de sus contemporáneos occidentales. Y a falta de leones ahí estaban los policías y los chivatos que en cada manzana remedaban la omnipresencia de Dios.No fue hasta finales de la década siguiente que la gente en la isla comenzó masivamente a girar los ojos hacia Dios o en su defecto, a sus franquicias terrenales. Cuando tres años después de mi partida de Cuba oficialmente levantaron su prohibición, hacía tiempo que la Nochebuena se celebraba en todas partes sin la discreción de antaño. Para mí ese retorno místico y ritual había llegado demasiado tarde. Mi conexión con cualquier fe, el plug que me enchufaba con la divinidad había quedado definitivamente jodido. Tras mis primeros veinte años ateos, me sentía incapacitado para enchufarme con Él. Aun así me esforcé en cumplir ciertas ceremonias como gesto de desafío, una manera de desertar de las huestes de los “revolucionarios” y hasta la de los “integrados”. La celebración de la Nochebuena fue para mí también la de la pérdida de la fe (la fe en la Revolución quiero decir) que me acompañaba desde niño.La primera Nochebuena que intenté celebrar no incluyó cena familiar. Ese 24 de diciembre, al salir del teatro, un impulso repentino me llevó hasta la Misa del Gallo en la Catedral de La Habana. Quizás ese impulso nacido de la curiosidad, el aburrimiento y el deseo de hacer algo distinto, de desintegrarme –me dije- también conducía a la fe. Al llegar a la catedral me encontré con un tumulto borracho y escandaloso sobre el que apenas se dejaban escuchar palabras sueltas del obispo. Si en algún momento durante el trayecto desde el teatro hasta la catedral había tenido un acceso de fe, se me pasó al atravesar el umbral y respirar la mezcla de incienso y eructos de alcohol. Me fui enseguida de allí con la primera conocida que encontré. Estaba borracha. Borracha y cariñosa así que terminamos haciendo el amor si es que ese concepto es aplicable a tener sexo de pie en la acera de un barrio poco transitado. Más que la llegada de Nuestro Señor Jesucristo parecíamos estar celebrando algún rito dedicado a asegurar la fertilidad.
Para redondear mi apoteosis pagana aquella noche también estuvo presente el fuego. Luego de llevar a la chica a su casa y de regreso a la mía el chofer del autobús en que viajaba señaló a otro que marchaba a unos cien metros delante del nuestro. Echaba humo negro y pastoso por un costado. El roce de un neumático trasero con el guardafangos había calentado el primero, nos explicó el chofer. Medio kilómetro más adelante la humareda se había convertido en incendio. Los pasajeros de mi autobús bajamos a contener el fuego con baldes de agua que nos empezaron a ofrecer los vecinos del lugar como si se hubiesen pasado la noche en vela esperando algo así. (Si alguna vez he estado cerca de la muerte –al menos con plena conciencia― fue esa madrugada dentro del autobús en llamas tratando de sofocarlas antes de que llegaran al tanque de gasolina). Cuando conseguimos reducir el incendio a puro vapor de agua los bomberos no habían aparecido todavía.No puede llegar a contarse como primera Nochebuena, pero al menos estuvo bastante movida.Con ese sentido de la oportunidad tan típico en mi familia, empezamos a celebrar la Nochebuena en la peor época posible. Conseguir carne de puerco había pasado de ser una empresa difícil a quimera pura. En una de aquellas primeras ocasiones, mi padre no encontró otra cosa que llevar al banquete navideño que jutías. Para los que no estén familiarizados con la fauna caribeña, una jutía es un roedor salvaje con el tamaño y el aspecto de una ardilla aunque con pelaje más escaso y oscuro y una cola desnuda y fina. Dicho de otra manera, es lo más parecido a una rata grande y atlética. Las que trajo mi padre aquella Nochebuena ni siquiera tenían un buen sabor. Por ganas que uno tenga de reconectarse con las tradiciones familiares o con el Supremo Creador, el plato principal de Nochebuena no debe tener ese dejo silvestre de un roedor cazado en una ciénaga. La cena para celebrar el Nacimiento de Nuestro Señor debe saber mejor que el resto de la vida.
Las Nochebuenas siguientes fueron mucho mejores. Nos reuníamos en casa de los abuelos y comíamos como Dios manda. Menú sagrado: arroz blanco, frijoles negros, cerdo asado, yuca hervida.El vino no era bueno. Lo hacía yo mismo y sabía a vino de jutía.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Peces en tierra

La bobería nacional, la infinita sanaquería local. Esas banderas cubanas que aparecen en cuanto concierto o video clip se hace en Cuba ya debían darme una pista en un país donde todo el que puede trata de conseguirse un pasaporte de cualquier otro. Una crónica de un escritor mexicano de visita a Cuba y de sus encuentros entre colegas del patio, tipos que calculan al detalle el efecto de sus premios entre el resto del gremio y a los que una habitación con aire acondicionado los puede convertir en sumos pontífices de las letras nacionales. "Se habla de los escritores que se van y publican, que logran reconocimiento internacional, pero se habla poco de muchos que se fueron y no han podido escribir. Con la idea de la literatura que tenían aquí no pueden publicar allá, tienen que hacer concesiones" dice alguien. "Es el caso de Lino Novás Calvo, por ejemplo, o de Enrique Labrador Ruiz, desgraciadamente no escribieron nada que valiera la pena fuera, no les fue bien" dice otro. La explicación a la supuesta parálisis literaria allende los mares parece ser capturada en su más justa dimensión por Alberto Garrandés, el mismísimo Oráculo del Aire Acondicionado:

—La Habana es una ciudad pendular —teoriza Garrandés, usando las manos como instrumento epistemológico—, es una ciudad absolutamente novelesca, es pura intensidad novelística. En esta ciudad el diálogo está a flor de piel, la escritura está en el aire —y con las manos simula atrapar las novelas que flotan en la atmósfera de La Habana.
Más que telúrico -como ocurría con los que antes se aferraban a la tierra como máximo argumento literario- el razonamiento es eólico. La literatura cubana está en el aire (si es acondicionado, mejor), pero en un aire circunscrito a la atmósfera de la isla: el que salga se asfixia como un pez en tierra. Incluso escritores hechos y derechos. Que Cervantes o Tolstoy escribieran buenas novelas sin respirar ese aire sólo lo explica un milagro. Que la mayor parte de lo mejor de la literatura cubana se haya escrito fuera del país es mero espejismo. Un aire con muy poco contenido de oxígeno si uno se guía por la cantidad de tonterías que se reproducen en el reportaje. Por suerte no son todos, no todo parece perdido. A esos pues hay que aferrarse como Luke Skywalker a Obi Wan. Como la última esperanza.

El Apocalipsis maya y los cubanos


De Cuba nos ha llegado este mensaje para los chamanes mayas:

Compañeros Chamanes Mayas.Realmente no les tenemos ningún miedo al fin del mundo, para nosotros el mundo siempre se estaba acabando y jamás lo hemos creído, y ahora con esa predicción, coño dejen ese brete, ahora que en enero nos quitan el permiso de salida y podemos viajar sin pagarle a nadie a donde queramos y hasta por 2 años, ya podemos comprar y vender nuestras casas, y los carros, y el otro año quien sabe y hasta podemos comprar autos en la tienda, podemos poner el teléfono a nombre de quien nos de la gana, y quien sabe y se acabe el embargo o el bloqueo y regresen los que se fueron, y se vayan los que quieran, no me vengan con ese cuento de que se va acabar el mundo, cuando pa nosotros va empezar un mundo nuevo.Manda moringa, dejen de asustarnos, que ahora es cuando no se puede terminar el mundo.

Aquí va la respuesta de los chamanes:

Queridos compañeros cubanos:   Ya ustedes tenían todo eso antes y parecían muy contentos de haberlo perdido y hasta hablaban de estar construyendo un mundo nuevo así que ahora aguántense. El resto de la humanidad hace rato que está en eso y todavía se anda quejando de manera que déjennos proseguir tranquilamente con nuestras predicciones. Si por los cubanos fuera dentro de cincuenta años nos dirían que están a punto de alcanzar la democracia, la libertad de expresión y todas esas boberías y que quisieran que les diéramos otra prórroga más. Y créannos que ni los dioses, que conocen las delicias y rigores de la eternidad, tienen tanta paciencia. Así que jódanse. Para la próxima piénsenlo mejor.  
Apocalípticamente,  
Consejo de Chamanes Experto en  Supercherías, Maleficios y Drenaje (CONCHAESUMADRE)
P.D.: Tengo una noticia buena y una mala: la buena es que no tienen que preocuparse por el fin del mundo. La mala es que el mundo no se va a acabar: agárrense que esto sigue.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Pupo y Bebo necesitan tu ayuda

Una petición de los creadores de Guamá para impulsar la segunda temporada de "Pupo y Bebo" en Yagruma. Coopere con el artista cubano. Que por nosotros no falte:

lunes, 17 de diciembre de 2012

Otra reseña


Tersites publica en su blog una nueva reseña sobre Siempre nos quedará Madrid:

Siempre nos quedará Madrid merece leerse por varias razones, más allá de la muy saludable de poner a un lado nuestro egocentrismo. La primera es la peculiar visión que el autor tiene del destierro. La historia canónica del exilio cubano supone que alguien sale de Cuba y triunfa en el extranjero, pero a pesar del éxito y el nivel de vida alcanzados añora cada día su Isla. Del Risco propone la antítesis de ese canon. Su libro es la historia de dos jóvenes —el autor y su esposa— que llegan a España y "se comen un cable", pero que cada día se sienten dichosos de haber logrado largarse de la Isla.
 Esa dicha no es un síntoma de desarraigo, sino el resumen de una experiencia vital que pasó de la fe a la desesperación después de visitar el desengaño y naufragar en el aburrimiento. Y ahí está uno de los mayores hallazgos de estas memorias. Del Risco va dibujando —como no he visto hacer a nadie hasta ahora— una nueva relación con Cuba que no encaja en los arquetipos usuales. La Cuba que Del Risco asume como suya no es la República, que no conoció, ni es el país del "socialismo real" en el que creció, y que se le fue haciendo cada vez menos real y tolerable. En los puntos de comunicación y distanciamiento que el autor describe o sugiere en su libro se define una nueva relación con un archipiélago del que cada cual elige los islotes que considera más amigables. El destierro para Del Risco y su generación no es el distanciamiento físico de un país, sino el extrañamiento —a veces voluntario— de ciertas zonas de la cubanidad irremediablemente envenenadas por la historia.

Leer la reseña completa aquí

sábado, 15 de diciembre de 2012

El año del cerdo

Uno de los cuentos más tremendos sobre la debacle cubana, firmado por Francisco garcía González hoy en Diario de Cuba. El comienzo:

 El año del cerdo
Buena parte del placer que proporcionan los alimentos que necesitamos depende, sin duda, de la forma en que son presentados y el ambiente que los rodea.Nitza Villapol, Cocina al minuto.

Despedir el treinta y uno de diciembre sin la ceremonia del macho asado, es como si el año se negara a marcharse y se quedara pegado a las paredes.
Secando las matas, agrietándolo todo.
Esparciendo su olor a cosas viejas y usadas.
Y no es tanto el banquete como eso, la ceremonia.
La ceremonia del macho.
Una liturgia sin prescripciones. Llena de significados que atrapan a la familia y sacan lo mejor de cada uno de sus miembros. El ritual de la comida en torno al fuego en su esencia más pura. Son asuntos que sé y siento, pero no los cuento ni menciono.
Primero fue el zapateo por los vegetales. De mercado en mercado. Y cuando estuvieron de este lado, nos fuimos a Oriente a comprar el macho. Si quieres un macho de verdad, debes ir a Oriente, lo que te vendan por acá es apócrifo: Departamento de Cuba, Victoria de las Tunas, Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, San Salvador de Bayamo. Da lo mismo.
Destino Cayo Mambí adentro. Quince o veinte kilómetros, no sé. Alguien nos dio la dirección de una granja que administraba un habanero. Buen negocio el de los habaneros que les han entregado tierras ociosas en Oriente.
Llegamos a La Celia y el habanero en persona salió a recibirnos. Debía saber que mi suegro era un tipo importante. Por eso nos invitó a refresco de guanábana y, bajo la brisa de la tarde, fijamos los pormenores de la transacción. Justo, sin clavadera. Transparente. Terminamos la merienda y el anfitrión nos invitó a ver los corrales. Un crisol. No por gusto La Celia había sido seleccionada y certificada como centro de referencia regional por la FAO. Allí acudían periodistas, funcionarios del Partido y del Ministerio de Cultura.
Detrás de los campos de guayabas quedaban las naves de ceba. Un olor dulzón se expandía de los vergeles florecidos. Entramos por el amplio corredor que dividía en dos las hileras de corrales de una de las naves. Algunos machos dormitaban junto a las canoas. Otros comían directamente de éstas con la glotonería propia de lo que eran. Nada de alarma. Apenas reparaban en nosotros. Si acaso alguno resopló, movió la cabeza o se espantó las moscas a nuestro paso.  
[Seguir aquí]

jueves, 13 de diciembre de 2012

Medeski, Martin & Wood con Marc Ribot

Al trío lo había visto antes pero no a Ribot. Sabía que alguna vez habían tocado juntos y hace rato acechaba la posibilidad de verlos reunidos. Por fin los agarré anoche juntos en el Blue Note. Se conocen desde hace rato así que oírlos es como estar en medio de una conversación empezada mucho tiempo atrás. Hay que escucharlos con atención para no perderse y confundir bromas con insultos. Empiezan como siempre, como si estuviesen afinando los instrumentos, calentándose las manos, hasta que todo comienza a coger presión y de la charla se pasa a un viaje loquísimo, imaginado hace apenas unos minutos y el carro que arranca sin dar tiempo a preguntar si falta alguien. Pero lo mejor de la noche no es cuando se desmandan, cogiendo una curva tras otra y sacando la lengua por las ventanillas, sino cuando vuelven a ser músicos que acaban de encontrarse en un sitio preferiblemente hostil, pongamos que en un pueblo del Wild West y empiezan a tocar unos contra otros y no es puro ruido, no, porque el ruido no alcanza esa calidad de balacera rabiosa que parecería real si el baterista Billy Martin no estuviera riéndose todo el tiempo y Marc Ribot encorvado sobre su guitarra como si hubiese un animal encerrado dentro, un animal que emite chillidos muy cómicos, por lo visto. La balacera (o piñacera, o equipos de la NFL en plena embestida, algo en todo caso que pueda a ser al mismo tiempo uniformemente tenso, agresivo y, en el fondo, irresponsable) se acaba pronto, dura apenas un par de minutos hacia el final del concierto pero basta para entrever que siempre, más allá del ruido, hay nuevas posibilidades de música. O para recordarnos que él, el ruido, tiene tanto derecho a reclamar la paternidad de la música como el silencio. Un poco más, incluso.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Emilio, Madrid y yo

Ernesto González sigue subiendo los videos de mi presentación en Miami el mes pasado. En este caso se trata de la lectura que hizo Emilio García Montiel de un texto que ya he enlazado anteriormente.

Post Data: Pueden ver a continuación el video de mi parte de la presentación de Siempre nos quedará Madrid en Miami. Le agradezco a Ernesto González una vez más haber filmado el evento, haberlo subido a youtube y la paciencia que tuvo al editar mi parte para hacerme parecer menos desastroso. Para eso -él me dirá- están los amigos pero ya saben, los buenos amigos son siempre exagerados.

Signos de mejoría económica

Antes estas noticias solían importarse de Corea del Norte. Ahora son de producción nacional.

martes, 11 de diciembre de 2012

La ley y la trampa


Aunque sea un recurso burdo y repetido  el procedimiento de acusar a opositores políticos de delitos comunes -como en el caso de la reciente condena de Ángel Santiesteban por “violación de domicilio y lesiones” (la acusación inicial era por violación de domicilio, lesiones violación, robo con fuerza en las cosas y daños)- no deja de ser eficaz. No sólo permite encerrar al activista incómodo por un buen rato sin pagar un excesivo precio político sino que intenta destruir su reputación y sembrar la duda entre los que lo defienden. O ponerlos en la disyuntiva de defender un crimen común en nombre de la causa de que se trate, algo todavía más incómodo si entra en el terreno de la violencia doméstica.

En el caso de Santiesteban, ante la falta de pruebas que lo condenen o lo absuelvan, uno se tiene que atener a las evidencias. La evidencia –por ejemplo- de que Angel (a quien no conozco personalmente, por cierto) se ha comportado como lo haría un inocente y el gobierno, en cambio, con todos los ardides del que se sabe culpable. La resolución del escritor a no aceptar siquiera una multa por el incidente de que se lo acusa contrasta con el momento elegido por el gobierno para hacerle sentir el peso de la ley. La acusación viene desde  el momento en que mayor era el activismo de Santiesteban: tras un período de relativa calma y cuando parecía que el gobierno había desistido de encarcelarlo lo detienen junto con Rodiles por pedir la libertad de una abogada y es entonces que lo condenan a cinco años. (Todo esto bajo la supervisión –nunca se olvide- de un ministro del interior de quien se dice que baleó a su amante sin que nunca respondiera por ello). La condena al escritor se impone justo en los días en que el gobierno anuncia que va a aplicar con mayor rigor la licencia extrapenal, un modo claro de intimidar a todos los disidentes excarcelados para que limiten su activismo. No es difícil adivinar en todos estos hechos la implantación de un nuevo patrón represivo.

El escritor insiste en que a la mujer y al hijo los presionaron de cara al juicio y que al menos la mujer esta dispuesta a declararlo. La práctica es común por parte del régimen: madres afirmando que sus hijos eran delincuentes comunes, médicos dispuestos a declarar que un disidente golpeado en público ha muerto al día siguiente por causas naturales. Ante circunstancias así Ángel Santiesteban merece el beneficio de la duda mientras que un sistema que dispone de todos los medios para que la ley se tuerza en dirección a sus intereses, no. Lo menos que se puede decir  de Angel Santiesteban es que no ha tenido un juicio justo y eso bastaría para exigir su libertad. Eso también se puede decir de cada una de las personas condenadas por el sistema judicial cubano, sean culpables o no, pues lo mismo condena por delitos no reconocidos como tales por ningún sistema democrático que administra la severidad de las penas según la conveniencia política del momento. Lo que hace de estas condenas por venganza política algo más relevante que otras es que ellas permiten ver de modo más claro la falta de legitimidad de un sistema jurídico que condena y perdona sin tener el más mínimo respeto aún por sus propias leyes; que ha convertido su código penal en un conveniente sistema para intimidar a todo el que desafíe su poder; porque delata, más claramente que en otros casos, su franca y consistente arbitrariedad. Que en Cuba lo que se entiende por ley no es más que un pérfido sistema de trampas diseñadas excluivamente para que siempre ganen los mismos, para que siempre perdamos todos.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Escritor a la cárcel


Acaban de condenar al escritor cubano Ángel Santiesteban a cinco años de prisión acusado “de violación de domicilio y lesiones” a raíz de un confuso incidente doméstico. Dice el escritor –laureado con el Premio Juan Rulfo y el Casa de las Américas- que en el juicio "Mi hijo [Eduardo Angel] que tiene 15 años, ha sido manipulado y presionado; mi ex esposa, que está enferma de los nervios, está dispuesta a grabar un video contando que la han usado y presionado para fabricar cargos en mi contra". Se trata –siempre es necesario recordarlo- de un juicio por supuesto caso de abuso doméstico en un país en que el ministro del interior en funciones le disparó a su amante y no ha tenido que responder por ello. No es que los escritores, por muchos premios que hayan acumulado, estén exentos de responder ante la ley. Se trata, si se atiende a las evidencias, de un montaje diseñado para disfrazar el castigo por sus atrevimientos políticos de justa sentencia por motivos comunes. La tradición es larga y bien asentada. A Orlando Zapata lo tacharon de delincuente común y dijeron que había muerto en una huelga de hambre reclamando un televisor y un teléfono. En otra latitud -pero en la misma lógica- la incomodidad creada por el activismo del artista chino Ai Weiwei la despacharon acusándolo de evasión de impuestos. Se les puede acusar de falta de imaginación pero ¿de qué se trata toda dictadura sino de incapacidad de imaginar, de querer reducir toda crítica al delito común o la traición, de no poder imaginar nada más allá de sí misma?

La amenaza pendía sobre la cabeza de Santiesteban desde hace tiempo pero se vino a materializar el mes pasado luego de ser golpeado y detenido cuando protestaba frente a una estación policial por la detención de Antonio Rodiles, director del proyecto alternativo Estado de SATS. "Creo que la decisión de la sentencia estaba tomada antes de comenzar el juicio sobre la base de un criterio político", dijo Santiesteban. "Cuando fui detenido, el que me arrestó me advirtió que si no me bastaba con los cinco años de sanción que me esperaban". Esperemos que la opinión pública mundial no se deje distraer por este nuevo intento de criminalizar a la disidencia cubana. No por repetido el procedimiento es menos grave.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Descarga

Descarga en casa de Paquito D'Rivera el sábado con motivo de un evento de racaudación de fondos para el Free Society Project que dirige María Werlau:




Entrevista

Hoy en Diario de Cuba aparece una entrevista que me hizo el escritor Manuel Sosa a propósito de "Siempre nos quedará Madrid". Los dejo con la primera pregunta y la respuesta correspondiente:


Siempre he creído que la transcripción de nuestra propia realidad sería más eficiente, literariamente hablando, que acudir a la ficción en cualquiera de sus variantes. Por supuesto, estoy pensando en la Cuba reciente y su cuota de absurdo, ridículo y caos. ¿Compartirías ese aserto, y podría esa condición enriquecer un género que escasea en nuestras letras: el memoir?
No estoy seguro de que el memoir sea un género más eficaz para transcribir nuestra realidad pero sí pienso que es imprescindible. Nuestra cultura tiene un déficit de memorias, diarios, autobiografías, biografías, monografías históricas y todas esas variantes de lo que llamo "géneros útiles": los que están relacionados con la memoria personal y colectiva y que son los que dan profundidad y solidez a una cultura.
Los pocos ejemplos que existen casi siempre están dedicados a próceres y asesinos ilustres que no creo que sean los que mejor nos resuman como pueblo. Sin imaginación no hay sentido (de la vida, del mundo) pero sin memoria no hay imaginación. Yo atribuyo esa carencia de producción literaria asociada a la memoria a una severa falta de autoestima en un pueblo que pretende trascender la pobreza de sus circunstancias a través de la ficción y del mito. Pero no basta con criticar, algo hay que hacer para suplir ese vacío.
En el caso concreto de Siempre nos quedará Madrid escogí las convenciones del género delmemoir no porque mi experiencia como inmigrante fuera excepcional sino justo por lo contrario: era tan típica que pensé que de alguna manera podía resumir la de toda una generación que emigró en los años 90, sobre todo a Europa que hasta entonces había sido un destino migratorio más bien raro entre los cubanos. En ese sentido el memoir me resultó más eficaz. Intentar traducir a la ficción esa realidad cotidiana y repetida del inmigrante hubiera sido falsearla.

La entrevista completa aquí

sábado, 8 de diciembre de 2012

Never sorry


“Never sorry” documental sobre el artista chino Ai Weiwei es una absorbente indagación sobre el punto en que se interceptan arte, política, curiosidad, responsabilidad social, creatividad, libertad de expresión y carácter. Una de las preguntas que flota sobre todo el documental (la otra es “¿Cómo no se cansa de hacerlo? ¿De dónde saca fuerzas para no rendirse?”) es ¿qué tiene que ver el arte con la vida? En el caso de Weiwei la respuesta es otra pregunta: ¿qué tiene que ver la vida con la vida?

Habla Manuel Sosa

Ernesto González publica en su blog el video de la presentación que hizo el poeta Manuel Sosa de "Siempre nos quedará Madrid" el pasado noviembre en Miami. Para verlo pinchar aquí.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Carta abierta


Carta abierta del escritor exiliado chino Liao Yiwu al Comité del Premio Nobel de Literatura:

Berlin, November 25, 2012
An Open Letter to the Nobel Committee for Literature

Ladies and gentlemen of the Nobel Committee for Literature,
As an exiled Chinese writer, I understand that my personal feelings cannot be used as criteria for the Nobel Prize in literature. But despite that, please allow me to raise my serious doubts about the character, as well as the writings, of Mo Yan, the man you chose to be the recipient of 2012 Nobel Prize for Literature.
As knowledgeable as you all are, it seems to me that you don't have a real sense of how much evil the Chinese Communist Party has done, and it is due to this deficiency that you ended up selecting Mo Yan, a writer who succeeded in becoming the deputy president of the Party-controlled China Writers Association. Knowingly or not, you are now sharing the same opinion of Mo Yan with the Chinese Communist Party. Here is how Li Changchun, the propaganda tsar of the party and a member of the Party’s Politburo Standing Committee until last month, congratulated Mo Yan: Mo’s “victory reflects the prosperity and progress of Chinese literature, as well as the increasing influence of China” (see appendix 1).
How many Chinese have died, and how many more have been stripped of their freedom to express and to believe, under the party's rule, in 1949, 1952, 1955, 1957, 1958 (the year I was born), 1959 to 1962, 1966, 1989, and until this day! As the guideline for how writers and artists should serve the Party, Mao's Talks at the Yen'an Forum on Literature and Art devastated several generations of Chinese writers, at least those who are guided by conscience, and effectively announced the death of Chinese literature. Yet one of your committee members, to my dismay, argues that the Talks was itself a good document, helped to produce literature of rural life such as that of Zhao Shuli and Sun Li, but was unfortunately misappropriated later. First of all, the so-called literature of rural life as represented by Zhao and Sun was in fact literature by assignment that served nothing else but the party’s agenda to re-mold the intelligentsia in the name of the proletariate. For example, do you consider Xiao Erher's Marriageliterature? Mo Yan's participation in handcopying the Talks earlier this year is a matter of integrity. He did it of his own choice, while more than 20 writers in the CWA declined to do so, including Wang Anyi who was also a deputy president of the CWA. Mo Yan did it because he is a cynic, and the paragraphs he chose to handcopy reflected his desire to please the Party (see appendix 2).
He is said to have even penned a poem to sing Bo Xilai's praise when the latter was at the height of his power and fame (see appendix 3).
As writers of the younger generation have pointed out, over the course of 20 years since the June 4th Movement in 1989, Mo Yan has had a meteoric rise in the Party-controlled literary scene and commands an enormous audience, but he has never expressed any views or concerns about abuses in China either openly or inside the circle of writers.
In 1989, Mo Yan was an active participant in the street movement for freedom and democracy, but after the brutal crackdown, he quickly turned away. Similar to the case of Zhang Yimou, Mo Yan has also chosen to avoid the question of 1989. For Chinese intellectuals, this is the equivalent of Soviet Union writers shunning Stalin’s gulag and Jewish writers shunning the Holocaust. Instead, following Deng Xiaoping's call, Mo Yan chose the path to a "market economy with Chinese characteristics," a literary vulgarism similar to what Havel described in Czech society following the Prague Spring. So, the Party, in pursuit of maximum benefit, and the writers the party approves have found a partnership with the western capitalism in global dealings. Among them, Mo Yan has now set the new standard for “cynics have it all” with the enormous lift that the Nobel Prize is giving him.
To be fair, Mo Yan's writings do expose the ills of the regime, but it's limited to low-level governance, without questioning the root of communist rule. Local “irregularities” are often criticized by the central government anyway, and sometimes they become the necessary mirror held up to demonstrate the greatness of the Party above. Mo Yan also selectively exposes the darkness of Mao’s era, to the extent it is allowed, but leaves out the reality under newer leaders. It is a game safe to play but, at the same time, without losing claim on “moral judgment.”
As for his criticism of China's birth control policy, these days even the official media are denouncing brutalities perpetrated by local birth control officials. Besides, the policy itself has started to be relaxed in recent years. Again, it is a safe topic to write about.
Now, let me talk a little bit about the use of language. Since the New Cultural Movement in the early 20th century, China has produced many good writers, such as Shen Congwen, Qian Zhongshu, Zhang Ailing, etc. Their language, you can tell as soon as you sit down and read them, was born out of a rich background in classical literature. Then there were Ai Wu, Li Jieren, Lao She and others who combined the vernacular tradition that had begun with Feng Menglong, Cao Xueqin, with their local dialects; reading them, the readers knew immediately where and when the author hailed from. After 1979 when large quantity of translations of western literature became available, Chinese writing entered a long span of imitation by "avant-garde" writers. Almost all of them bore strong traces of translation. And all of a sudden, the Chinese literary scene was awash with Latin-American style root-seeking, stream of consciousness, the hyperbolic and supernatural.
Mo Yan's literary language also has its root in translation, although, in his case, the localization is more successful than some others. That's why Mo Yan's works yield easily to translation, because it doesn't have that "untranslatability” belonging uniquely to a people or a place. To put it simply, he is using translation language to tell Chinese stories that no longer taste Chinese. They dwell on the freakish side of the ills found in limited areas, and the quality of their criticality doesn’t beat that of the reportage found in a small-town newspaper.
On the other hand, the official media lauded the sickly nationalism in Red Sorghum while Big Breasts and Wide Hips played perfectly into the increasing desire for vulgarity in the Chinese book market in the 1990s. The cruelty and sensationalism in Sandalwood Penalty are, at best, a bunch of nonsense that degrades both humanity and tradition.
That’s why the post-totalitarian regime in China found Mo Yan harmless, embraced him, awarding him all the titles, positions, and prizes an officially-sanctioned writer in China can possibly dream of having.
Ladies and gentlemen, you are certainly familiar with Adorno’s dictum that “to write poetry after Auschwitz is barbaric.” For China, the equivalent would be: to write without  testifying is shameful. Mo Yan’s actions have gone beyond just avoidance. During the 2009 Franfurt Book Fair, the German public and the world media had the chance to hear Mo Yan’s disingenuous speech as the Chinese government’s handpicked writer. So I concur with Herta Meuller's assessment: it is a catastrophe to have chosen Mo Yan, a high-ranking official of the CCP, and a former PLA officer, for this year's Nobel Prize in Literature.
Your predecessors had once awarded this prize to Sholokhov, a high-ranking Soviet official and supporter of cultural oppression. It was a disaster, I am sure, that would have upset the good soul of Mr. Nobel in heaven. Now you have done it again, this time to a high-ranking Chinese communist official and a supporter of censorship of free speech. It would make Mr. Nobel’s soul cry out.

Liao Yiwu
Exiled Chinese writer
2012 winner of the Peace Prize of the German Book Trade

Appendix 1Chinese Communist Party’s Propaganda Chief Congratulates Mo Yan for Winning the Nobel Prize for Literature:BEIJING, Oct. 12 (Xinhua) – Li Changchun, a standing Committee member of the Political Bureau of the Communist Party of China Central Committee, wrote the China Writers Association on the 11th to congratulate Mo Yan, vice president of the body, on his winning of the 2012 Nobel Prize in Literature.
In his congratulatory letter, Li said that, “as China moves rapidly with its reform, opening-up and modernization drive, great creative vitality has emerged in Chinese literary circles. Basing their writings on the life of the people and the traditions of the nation, Chinese writers have created a great many excellent works of Chinese characteristics, style and spirit. And Mo Yan is an outstanding example of them. Mo's victory reflects the prosperity and progress of Chinese literature, as well as the increasing national strength and influence of China.” Li Changchun expressed hope that “Chinese writers will focus on the country's people in their writing and create more excellent works that will stand the test of history, thus contributing more to the prosperity and development of Chinese culture, as well as the progress of human civilization.”
Appendix 2The two paragraphs of Mao Zedong’s Talks at the Yen'an Forum on Literature and Art that Mo Yan chose to handcopy earlier this year:“The problems of class stand. Our stand is that of the proletariat and of the masses. For members of the Communist Party, this means keeping to the stand of the Party, keeping to Party spirit and Party policy. Are there any of our literary and art workers who are still mistaken or not clear in their understanding of this problem? I think there are. Many of our comrades have frequently departed from the correct stand.

“The problem of attitude. From one's stand there follow specific attitudes towards specific matters. For instance, is one to extol or to expose? This is a question of attitude. Which attitude is wanted? I would say both, depending on whom you are dealing with.”

Appendix 3Mo Yan singing the praise of Bo Xilai:Duowei News, October 12, 2012 -- As the news came that Mo Yan is the winner of this year’s Nobel Prize for Literature, someone in the know unearthed a poem by the laureate, published in his verified Tencent Weibo account on November 8, 2011. In what he called a “doggerel” titled To My Literary Friend in Chongqing, Mo Yan touted the now disgraced former Party Secretary of Chongqing:
Doggerel to my literary friend in Chongqing:
Sing-red-strike-down-black roars mightily,
The nation turns its head to Chongqing.
While the white spider weaves a real net,
The black horse with loose bowels is not an angry youth.
As a writer I am neither the left nor the right,
As an official you hold dear your good name in posterity.
A gentleman, bedrock in turbulent waters, that you are,
Like fire the splendid cliffs shine over the Jialing River.
Also, in March 2010, Bo Xilai invited the China Writers Association to hold its 7th Presidium’s 9th meeting and the 7th National Committee’s 5th plenary meeting in Chongqing. A regional newspaper reported that 250 or so members of the CWA, Mo Yan among them, indulged in extravaganzas such as presidential suites and transportation in Audi sedans, while the area was suffering from a severe draught.

Nobelerías

Cuando uno pensaba que no le quedaba nada por escuchar se encuentra a un Premio Nobel de Literatura defendiendo la censura:

El Nobel de Literatura de este año Mo Yan, quien ha sido criticado por su cercana relación con el Partido Comunista de China, defendió el jueves la censura como algo tan necesario como la seguridad en los aeropuertos.También sugirió que no tiene planes de unirse a una apelación por la liberación del laureado Nobel de la Paz de 2010 Liu Xiaobo, quien al igual que él es escritor y chino.Mo ha sido criticado por activistas por los derechos humanos por no defender la libertad de expresión y por ser miembro de la asociación de escritores avalada por el Partido Comunista.[…]Mo dijo que no cree que la censura deba interferir con la verdad pero que cualquier difamación, o rumores, "deben censurarse"."También espero que la censura, per se, tenga el más elevado principio", dijo en comentarios traducidos por un intérprete de chino a inglés.[…]Al hablar del complicado asunto de la censura en China, Mo la relacionó con los meticulosos procesos de seguridad a los que fue sometido al viajar a Estocolmo."Cuando iba a tomar el vuelo y pasé por la aduana querían revisarme, incluso que me quitara el cinturón y mis zapatos", dijo. "Pero creo que esas revisiones son necesarias".

jueves, 6 de diciembre de 2012

Motherland

De un viejo conocido de este blog, el etiope Mulatu Astatke, una de sus tantas versiones de su pieza "Motherland", esta vez en tiempo de danzón:



Abajo la misma pieza en vivo ya algo más soneada.


Buen gusto


El viceministro de cultura ha declarado que la nueva normativa que se viene preparando sobre la difusión de la música “no puede ser un decálogo de prohibiciones” sino que debe preservar “la promoción del buen gusto”. ¿Del buen gusto de quién?  Les recuerdo que ese es el mismo señor que consideraba de buen gusto darle con un palo a Yoani Sanchez.

Danzón y raza


A raíz de un post sobre la apreciación del danzón un par de siglos atrás -y sus coincidencias con la actual cruzada contra el reguetón- Tersites Domilo, entre otras tantas cosas ávido lector de libros cubanos del siglo XIX, me llama la atención sobre dos curiosos volúmenes. "La Habana artística", de Serafín Ramírez (algo así como “el primer historiador de la música cubana” y otro de título medieval: "In darkest Cuba: two months' service under Gomez along the trocha from the Caribbean to the Bahama channel" de Narciso Gener Gonzales [sic]. Del primero cito en extenso un fragmento dedicado al danzón:

El baile siempre ha sido una de las más decididas aficiones de la juventud habanera; esto es incuestionable, y que la cosa viene de lueñe [que viene de lejos o de antaño en este caso] no queda duda puesto que el mismo Sr. Ferrer en su ya citado trabajo manifiesta “que antiguamente teníamos sólo en la ciudad más de cincuenta de estas concurrencias diarias.” Así es que esa circunstancia habría bastado por sí sólo para alejar de nuestra mente, caso de que hubiera existido, la idea de censurar una costumbre en sí pura, honesta, agradable y que tanto congenia con el carácter noble y festivo de nuestros queridos compatriotas, sino fuera que de algún tiempo á esta parte la afición se convierte en pasión loca y vehemente, con perjuicio quizás de serias atenciones; y todo esto debido, se nos figura, al ritmo revoltoso y picante con que se acompaña esa degeneración de nuestra contradanza llamada danzón. Ritmo que, lejos de imprimir belleza á la inspiración melódica, elegancia y morbidez a los movimientos naturalmente cadenciosos de nuestro favorito baile, lo desnaturaliza y afea con su chocante rudeza. Quítese al danzón la música con que se baila, sustitúyase con cualquiera de las antiguas contradanzas de Saumell, Muñoz, Estrada, Buelta y Flores, Alarcón ó de otro autor, en los cuales no hallaremos esos cantos extraños que hoy parecen halagar nuestro oído, ni esa desgraciadísima imitación del fotuto, ni el ríspido sonsonete del guayo, ni el ruido atolondrador de los atabales (que tal efecto producen los timbales en dichas fiestas); suprímanse por fin los nombres extravagantes de muchos de ellos, y los que llevan otros en lengua desconocida y habrá desaparecido todo lo que tiene de inconveniente y grotesco. No es el danzón el que hay que corregir sino su música, puesto que es ella la que provoca el retozo. Sólo así volverá nuestra gentil contradanza á ser lo que fue.

No son las autoridades coloniales las que se oponen al danzón sino un pionero de los estudios culturales cubanos, alguien interesado al menos en destacar la riqueza y autoctonía de esa cultura. Como Benjamín de Céspedes (quien en su libro “La prostitución en La Habana” concentra su acusación de corruptor de la sociedad cubana menos en la población negra que en los inmigrantes españoles) Sánchez se presenta como convencido defensor de la nacionalidad cubana frente a agentes externos corruptores de esta. Asume –como tantos en el siglo XIX- la sociedad cubana como eminentemente blanca que excluye tanto lo indígena –de ahí su alusión al fotuto y los atabales- como lo africano. De ahí su nostálgica defensa de la contradanza, una suerte de edad dorada de la nacionalidad cubana.
   
Gener Gonzales por su parte defiende la existencia en Cuba de una barrera del color que si bien parece quebrarse durante los malhadados danzones defiende tibiamente esta exhibición pública de intercambio interracial frente a la hipocresía predominante en los estados del sur de los Estados Unidos.
So much has been loosely and ignorantly written about the lack of color-line in Cuba that I kept my eyes open for evidences of the existence of the condition described. I not only scanned the crowds in the cafes, but looked through the iron gratings into the parlors of hundreds of homes, open to the street, and in not one of them did I see a negro, except as a servant. Not once did I see white women and colored driving together, nor a white girl walking accompanied by any negro, except a woman servant following in the old duenna fashion; nor can I recall three instances in which I observed well-dressed white and negro men sauntering together, in a land of evening saunterings. These things are evidences, without taking further testimony, of the complete social separation of the upper class of the white people from the negroes. As I have already intimated, I did not visit the slums: the slums nowhere are representative of a people, and I know and admit that the social cleavage between the races does not extend to the bottom, even in South Carolina, and less in Cuba.
One very ugly spectacle I stumbled upon, not expecting it—a mixed masked ball in the great Tacon Opera House on the Parque Centrale, next door to the Inglaterra Hotel. It was a sight such as this, I presume, that caused Colonel Orr and other "innocents abroad" to assume the existence of social equality between the races. These balls are of Sunday night occurrence, and the one I observed was the last of the carnival season. Hundreds of women, nearly all masked and nearly all colored, danced to fantastic music a slow, curious, native waltz, called the danzon, with hundreds of white men. It was by no means a delectable sight; it was repulsive to Southern ideas; but it proved no more than that the Latins parade immoralities which are usually carefully covered up by the Anglo-Saxons. The women were of the demimonde, and the men, as a rule, were obviously the men supporting them; they met in this public place and flaunted their connection in the faces of the curious; it was the seamy side of the social fabric turned up with a sangfroid peculiar to the Latins, who regard their Northern neighbors as hypocrites, because, having the same vices, they take great pains to conceal them.
This function, in short, was nothing but the famous "quadroon ball" of New Orleans, once made famous by the participation of "visiting statesmen" still high in Washington society; color aside, it was the same sort of thing as the Mabille balls of Paris and the "French balls" of New York, but—unlike them—held by a vigilant civil administration to the strictest propriety of conduct. It was very shocking, of course, for in South Carolina white men do not dance in public with their colored friends of the other sex; nevertheless, it revealed as little of the true measure of social conditions, the home and the family, as the interracial associations outside the ball room do here. That anyone should judge New Orleans society by a public mixed ball, to which the payment of a silver dollar admits anybody of any degree of color or of morality, would seem absurd to every South Carolinian; but it does not seem absurd to some of them at least that Habana society should be judged by precisely this illegitimate incident. For our own part, we would not think of judging the city of Greenville by what the census takers will find in certain quarters there next summer, nor could we wish that Columbia might be judged in like manner; and probably even Charleston would not like to be judged by the discoveries of the Rev. Arthur Crane of the First Baptist Church. We do not like the Latin way of exploiting the social evil, but we are not therefore to assume that it exists only where it is exploited; and, as to the color feature, yellow and brown skins are in evidence elsewhere than in Cuba, and it will be well to avoid pharisaism on this subject.
Ambos textos aclaran en parte los motivos profundos de las críticas al danzón. Son parte de una concepción nacionalista que propone la sociedad blanca cubana como modelo civilizatorio moderno amenazada tanto por el sistema colonial como por la influencia africana. Defienden, en fin, su dignidad social frente a los que cuestionan su grado de civilización en el cuál las barreras raciales eran un elemento decisivo. La necesidad o la existencia en Cuba de una sociedad (blanca) "respetable". Y por anacrónica que nos parezca dicha concepción de lo nacional ha pasado de su marginalidad decimonónica a ser una concepción central de un Estado cubano y de su política cultural -pero no solamente del Estado- que se ha cuidado por otra parte de aparentar otra cosa.

Post Data: El viceministro de cultura ha declarado que la nueva normativa que se viene preparando “no puede ser un decálogo de prohibiciones” sino que debe preservar “la promoción del buen gusto”. ¿Del buen gusto de quién?

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Unicornio

Un amigo me manda esta noticia:

"La semana pasada, en concreto el día 29 de Noviembre, se publicó una noticia curiosa. Un grupo de investigadores había encontrado pruebas de la existencia de unicornios, en concreto su guarida y algunos restos animales, aún por contrastar. […]
Los científicos responsables de este "descubrimiento" pertenecen a la Universidad de Pyongyang, en Corea del Norte. Y la nota fue publicada por la Agencia Estatal de Noticias de la República Democrática Popular de Corea, es decir, la única agencia de noticias permitida por el régimen de Corea del Norte.
Según la historia coreana, existió un rey mítico, el rey Tongmyong, que fundó una gran dinastía de la que se deriva la Corea actual. Dicho rey cabalgaba un unicornio, con el que entraba en la batalla y al que nada podía herir. Y su guarida se encontraba muy cerca del castillo del rey, en la primera capital de Corea.
Curiosamente, la guarida del unicornio se ha encontrado en la misma ciudad de Pyongyang, capital de Corea del Norte. Con esto, los investigadores norcoreanos pueden confirmar que dicha ciudad fue la primera capital de Corea, y que de su historia se deriva toda la del país. Convierte a Pyongyang en el centro cultural e histórico de Corea, tanto del estado norcoreano como de Corea del Sur."

¿Quién le iba a decir a Silvio Rodríguez que su unicornio lo iban a encontrar tan lejos y fosilizado? Que su animalito azul era adicto a la idea juche. Si se trata de demostrar algo los huesos aparecen donde haga falta. Pregúntenle si no al esqueleto del Che enterrado en Santa Clara.

Dave Brubeck (1920- 2012)


Me acaban de avisar de la muerte de Dave Brubeck, uno de los grandes del jazz de todos los tiempos. Quien me avisó fue el mismo amigo que me acompañó hace dos años a un concierto en Tarrytown en vísperas de su cumpleaños 90. Precisamente mañana Brubeck hubiera cumplido 92. Abajo su concierto completo en el programa Jazz Casual hace 51 años o ayer mismo, como lo quieran ver.

martes, 4 de diciembre de 2012

Michel Camilo


Esta noche fui a ver a Michel Camilo por primera vez. Hace tiempo me lo debía. (En cuestiones de música soy un acreedor implacable de mí mismo). Empezó suave, con tonadas conocidas (“The Sidewinder” de Lee Morgan, “A Night in Tunisia” de Gillespie) como si no fuera el concierto de su vida, apenas un concierto en su vida. Como si no quisiera impresionar a nadie, apenas acomodarnos a su música, como quien tiene invitados nuevos en su casa. Luego se fue soltando, recordándonos que es uno de los grandes congueros vivos, arrollando con el piano, apabullándonos sin perder el hilo de la conversación, recordándonos que por hábiles que sean sus dedos están al servicio de ese asunto serio y ligero que es la música, que con tipos como él ninguna noche es una noche cualquiera.  

Detalles

Ernesto Fumero me avisa de esta elegante explicación de la Dirección de Emigración y Extranjería que aparece en Juventud Rebelde de por qué los que nacieron en Cuba estan obligados a entrar en el país con pasaporte cubano:

“Nuestra legislación, al igual que la de otros países, se acoge al principio de derecho de la ciudadanía efectiva, que se encuentra asociado o fundamenta la decisión soberana de los Estados de no reconocer otra ciudadanía distinta a la suya.Por el carácter histórico que tiene la emigración, el aporte y participación que han tenido los ciudadanos cubanos emigrados en la lucha de nuestro pueblo por su emancipación, la legislación no recoge la emigración como una causa de pérdida de la ciudadanía cubana.Ello explica por qué un ciudadano nacido en la Isla deberá portar el pasaporte cubano para viajar a su Patria.”

Curioso. Hasta ayer como quien dice la emigración era causa de pérdida de todos tus bienes en Cuba. Todavía es en buena medida la causa de pérdida del derecho a volver a residir en el país. Sin embargo no es causa de pérdida de la ciudadanía cubana. Tal pareciera que el único derecho que te da esa ciudadanía es el de pagarle un monton de dinero al consulado de turno y luego ver si ellos decidan si te dejan entrar. Para reclamar derechos somos gusanos pero a la hora de pagar somos dignos descendientes de los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Otra reseña

Otra reseña sobre "Siempre nos quedará Madrid" que el viernes apareció en el blog Post[data].

Propuesta


Proponen declarar el cubatón patrimonio cultural de la nación Las Tunas, 2 de diciembre, 2150Investigadores e intérpretes de Cuba acordaron ayer en Las Tunas, iniciar el proceso para proclamar al cubatón Patrimonio Cultural de la Nación, durante el CXII Festival de Música Popular Barbarito Diez que se desarrollará hasta el próximo día cinco, informan medios de prensa de la Isla.El anuncio fue realizado en las sesiones de debate del Coloquio “Vivir en la memoria”, en el que participaron cultivadores de este género musical, estudiosos y representantes de los Clubes Amigos del Cubatón de todo el país.Pablo Diez, director de la orquesta que lleva el nombre de su padre, el principal representante de este ritmo en la Isla, dijo a la AIN que el cubatón está considerado como el baile postnacional y su origen y desarrollo se corresponde con el proceso de consolidación de la postnacionalidad cubana.Durante el encuentro teórico se presentó el libro “Osmani García, la voz de oro del cubatón” en el que aparecen recopiladas conferencias y paneles realizados, en ediciones anteriores del Festival, por personalidades como Lino Betancourt, José Loyola, José Ramón Artigas y Armando Valdés.

La noticia original es sobre el danzón, una de las cosas más sublimes que ha producido esa isla, baile al que Benjamín Céspedes le dedicara un capítulo de su libro “La prostitución en La Habana”:


LOS BAILES. IX. Una afición enloquecedora por el baile cunde en ciertas épocas del año, como una epidemia de satiriácicos en elseno de la sociedad cubana. Por todos los ámbitos de la ciudad resuena el penetrante alarido del cornetin; reclamando al macho y á la hembra para la fiesta hipócritamente lúbrica. Desde el modesto estrado hasta el amplio salón de la más encopetada sociedad pública, acuden todos confundidos y delirantes á remedar sin pudor ni decoro escenas sáficas de alcoba, bautizadas con los nombres de danza, danzón y YambúMúsicos y compositores,—por lo general de la raza de color,—rotulan con el dicharacho más expresivo, recogida de la calle ó del tugurio, sus abigarradas composiciones, cuyos ritmos son la expresión musical imitativa de escenas pornográficas, que los timbales fingen como redobles de deseos, que el rispido sonsonete del guayo como titilaciones que exacerban la lujuria y que el clarinete y el cornetin, en su competencia estruendosa y disonante, parecen imitar las ánsias, las suplicas y los esfuerzos del que lucha ardorosamente por la posesión amorosa.
Al son de esa musica alborotosa y lasciva que flagela con sus bruscas agudezas la sensibilidad más adormecida, provocando una reacción de espasmo lúbrico, muévense las parejas con voluptuosa indolencia.
El cuerpo de una mujer.—quizás honrada y virgen,—se enlaza confiada al del mancebo bailador. Parecen dos estatuas fundidas al calor de la lujuria. El siente sobre su pecho la dulce presión del alto relieve del seno ondulante y á veces hasta la turgencia de los pezones eréctiles de la bailadora, y ella, en su mejilla acalorada por el deseo, el vaho de la respiración entrecortada del varón.
Ambos giran, se adelantan y retroceden graciosamente, proyectando en un mismo plano, cortado tan solo por la arrugada falda, las caderas y los muslos qne se rozan fuertemente, se chocan y se separan, siguiendo las ondulaciones y peripecias del baile. Ella, siempre flexible, arqueando provocativa mente el talle, se desliza al parecer serena, fingiendo candor en la lubricidad, y él, excitado, atormentando su virilidad exaltada, pretende aparecer correcto bailador, ajustando sus afeminadas actitudes á los desordenados compases de lamúsica.
Son séres refinados que apuran la voluptuosidad, mortificando las^unciones del sexo, como pudieran hacerlo al son de la guzla los eunucos en los serrallos ó al triste plañir de la citara griega las apasionadas histericas de Lesbos.
El clarear del dia, después de seis horas de incesante baile, vienen á sorprender á los trasnochadores. Ellos, la generación del mañana, se alejan satisfechos como esos viejos verdes que se contentan con el ardor genésico, incapacitados ya para la consumación, y ellas, absueltas de antemano por la sociedad, el cura ó el amante que toleran semejantes transgresiones del pudor femenino, desfilan tambien con los pies mutilados, las caderas adoloridas, enrojecidos los ojos. Entraron alegres, con la frescura juvenil en el semblante, y se retiran de la fiesta como de una orgía: con la fáz clorótica alargada por el rictus de la fatiga sensual y la agitación interior de los deseos contenidos. Detrás de ellas, van los viejos cabestros, con sus caras serias de padres formales y sus ojos papujos cargados de sueño, guardando cuidadosamente la virginidad de sus hijas, de esas vestales ya iniciadas en los eróticos misterios de la Venus fricatrix.
Estas enervantes y corruptoras costumbres, que no son cubanas, sino importadas de la gente curra y africana, se manifiestan en su grado máximo de perversión en esa otra clase de bailes públicos, donde se dan cita todas las razas y toda clase de mujeres y hombres, constituyendo un público especialísimo y un medio peligroso de provocación y de contagio de las enfermedades venéreas. Nos referimos á esos bailes públicos conocidos con los nombres de Skating Ring, Blanca espuma, Capellanes, escuelitas de baile, bailes de rumba, bailes de barrio, bailes de Carnaval del teatro de Tacón. Los chirridos infernales de la música no cesan un momento; no hay interrupción ni descanso para las bailadoras. Asombra ver la resistencia de esas parejas que no se rinden al hastío ó al cansancio de tan prolongado y activo ejercicio. Parecen estar dominados por la obsesión de un delirio satiriacico, en el que se invierten las potencias sexuales: la mujer es la activa y el hombre el sér pasivo que somete su virilidad al frote onanista de las caderas retozonas de la hembra.
La fisonomía de esos bailes es el embrutecimiento de los lascivos y el estupor de los alcoholistas. No son espectáculos alegres de jóvenes de buen humor, joviales y espansivos. El medio acústico, salvaje y estruendoso que les rodea, las frecuentes libaciones, laexcitación lúbrica que no se amortigua ni se satisface, agrian á la postre los caracteres convirtiendo la jácara en gresca batalladora y la diversión en airado campo de Agramante.
El África triunfa allí con sus desordenados apetitos, su música, su Venus negra y bronceada, sus incoherencias delirantes, su alcoholismo y sus instintos de matanza.Los rezagos de la barbarie en un pueblo en que ha dominado lá esclavitud africana ofrecen siempre esas desdichadas retrocesiones hácia un pasado depradatorio.Se debe desconfiar grandemente de los destinos de un pueblo que consiente la confusión lamentable de la raza civilizada y culta del pais con elementos extraños é incultos, que á la postre triunfan en sus vicios y costumbres salvajes, inoculándolas como un virus en el organismo social, ya en forma de diversión popular, ya en sus rebeldes instintos.De esta pugna entre dos civilizaciones diversas, pueden surgir por atonía moral del elemento de resistencia más culto, el predominio de factores disolventes que hagan retrotraer en la evolución histórica á una sociedad neo-formada como la nuestra por la agregación de elementos heterogéneos discordes.

Reseña


Se me olvidaba comentar que en el mismo número de La Habana Elegante que anunciaba el fin de semana aparece una reseña de Emilio García Montiel de “Siempre nos quedará Madrid”. Vayan por delante los dos primeros párrafos:

Siempre nos quedará Madrid

 “A veces — dice Enrique Del Risco en sus memorias — escribir es eso: desquitarse de una realidad que siempre llevará todas las de ganar, una sofisticada declaración de impotencia.” Siempre nos quedará Madrid es, precisamente, una obra excepcional de tal exorcismo: la gravedad (o el fracaso, como el mismo Enrique lo define) del exilio madrileño aparece conjurada (desquitada) no sólo por la riqueza anecdótica con que se rememora esa realidad, sino, sobre todo, por su tono lúdicro, su vivacidad narrativa (pues estas son memorias con carácter de novela) y su hilarante ingenio reflexivo. Siempre nos quedará Madrid es, de hecho, un divertimento, un despliegue de humor en toda regla, pero no por ocurrencia costumbrista, sino por lucidez asociativa — al modo de Chandler, al modo, si se quiere, de Cabrera Infante, aunque sin la amargura y sin la impenitencia de la paronomasia— a partir de una vasta cultura expresada con desenfado. 
A ello concierne el hábil contrapunto entre la memoria “cubana” y la “española” que estructura el libro, cuidadosamente trenzado a partir de la trama particular de cada uno de los fragmentos de la cultura simbólica y material que construyeron esa experiencia: viaje, carencias, tradiciones, lenguaje, vivienda, familia, trabajo, escritura, música, amigos o política. El razonamiento de estos fragmentos no responde, sin embargo a una mera constatación irónica de la diferencias entre dos mundos, sino a un proceso de maduración (de humanización, diríase) de protagonistas que, como casi todos los exiliados del laboratorio revolucionario, se ven enfrentados al mundo con imperfecciones y temores no muy diferentes a los de la criatura del Doctor Frankenstein (y así mismo son observados). De aquí, la sucesiva ruptura de imaginarios que hilvana el trasfondo de las memorias: el que los protagonistas tienen de España desde Cuba, de España dentro de la propia España (porque el mundo, como se sabe se divide en dos, en Sevilla y Cádiz); de Cuba desde Cuba; o de Cuba (y de los cubanos) desde el mundo. En este sentido Siempre nos quedará Madrid puede ser clasificada no sólo como la novela de aprendizaje que es, sino también, incluso, como la primera guía razonada para el emigrante cubano.  
[Seguir aquí]