viernes, 2 de noviembre de 2012

Abismo de pasión (II)


Un reconocimiento a las telenovelas: en el campo de la igualdad de género se está avanzando notablemente. Allí los hombres siguen tratando a las mujeres como si fuese la pintura del carro. No dejan que nadie se la raye pero luego empotran el carro con pintura y todo contra el primer árbol que encuentran en el camino y no pasa nada. “Mi amor, estaba borracho y no sabía lo que hacía” y las mujeres, claro, son más comprensivas que Jesucristo en la cruz. Pero al menos en cuestiones de ombligos hay cierta equiparación e incluso cierta ventaja en el caso de las mujeres en su derecho a apreciar la anatomía masculina y es raro el personaje joven que aparezca con camisa a excepciones de bodas y velorios.

En este capítulo se trataba de una boda así que la ración de ombligos se contrajo bastante a favor del dramatismo. La mala, una rubia de ojos azules y ombligo precioso se encara con los asistentes al banquete de bodas lo que equivale a decir todo el pueblo menos ella. Cualquiera la entiende. La improvisada asamblea de rendición de cuentas que se establece a continuación se parece más bien a una de esas escenas en las que un pueblo entero decide, armados con tridentes y antorchas, a linchar a Frankenstein o a cualquier otro monstruo que toque en ese momento. La mala le echa en cara a la buena su dejadez a la hora de repartir invitaciones para luego pasar a un complicado asunto de paternidades. Por suerte entre la multitud se encuentra en médico del pueblo que se las sabe todas y está dispuesto a mostrar las pruebas del ADN. La mala no se achicopala y retuerce el árbol genealógico de la protagonista: es su tía pero también fue la amante de su padre así que viene a ser también su madrastra y luego viene una larga explicación en la que me pierdo como cuando los candidatos presidenciales empiezan a discutir de economía.

Por suerte siempre aparece el médico para aclararlo todo porque lo mismo le escuchó las últimas confesiones al padre de la protagonista antes de morir que le curó cierta enfermedad venérea. (Esto último no lo dice pero se puede inferir por ciertas miradas a la mala que pueden significar: ¿dónde adquiriste esa cepa tan rara de gonorrea africana sin haberte movido de México?). Más miradas penetrantes y ya aparecen los anuncios de lo que será el Gran Final de Ombligos de pasión. Fácil es encontrarle defectos a una trama que funciona por una lógica tan ajena a nuestras vidas rutinarias y a cualquier especie de las esponjas para arriba. Lo difícil es explicar la fascinación que producen en buena parte del mundo más allá de la multiplicación de ombligos. Pretendemos estar en el siglo veinte y uno cuando en realidad la mayor parte de la narrativa que entra en nuestras casas ya era vieja en tiempos de Esquilo. De cualquier manera ¿alguien me cuenta en qué terminó Abismo de pasión? No creo que podría sobrevivir a la posibilidad de que la mala se salga con la suya.        

3 comentarios:

Anónimo dijo...

enrisco la jeva berria con cojone contigo acere afloja

sandokan

el fume dijo...

Yo por suerte me libro de cosas como esas por estas latitudes. Lo que sí me recordó es el sketch "Qué hora es?" que he visto en youtube.

Enrisco dijo...

la verdad es que para no verlo basta que no busques el canal. de ahi mi descripcion de las circunstancias en que vi ese capitulo. luego de 15 años sin ver eso uno esta mas preparado para ver las diferencias y la unica que vi fueron los ombligos.