domingo, 24 de junio de 2018

Inglaterra 6, Panamá, victoria moral


Todo es relativo. Una derrota de 1-6 normalmente se asumiría como aplastante y vergonzosa. No para los panameños. No en este, su primer mundial en un deporte que vinieron a descubrir el otro día como quien dice. Pudo ser peor. El primer tiempo terminó cinco a cero a favor de los ingleses gracias a dos penaltis cobrados por Kane, un par de corners y un zapatazo salvaje de Lingard a la escuadra de Penedo, el portero istmeño.
Todo apuntaba a que en el segundo tiempo los ingleses se propusieran superar el diez a uno de los húngaros a los salvadoreños en el mundial de 1982 en España. En eso el Bolillo Gómez se le acercó al entrenador inglés y le habló persuasivo, palmadita en el hombro incluida, la palma de la mano moviéndose hacia abajo, sugiriendo un ritmo más pausado en la reanudación del juego. El inglés asintió, que ya los imperios no son imperios y si lo son tienen su corazoncito. Y Kane empezó metiéndola en la portería, sin quererlo, con una pelota que le rebotó en el talón para sellar su hat trick y ponerse al frente de los goleadores del campeonato con cinco tantos.
Pero aun no había ocurrido lo mejor. Con el juego seis a cero aquello se había tornado un amistoso un tanto abusivo, como la de un jefe que sale a emborracharse con el último de sus subordinados. El Bolilo hizo varios cambios pensando menos en anotar goles que en darle la oportunidad de los que habían viajado a Rusia y todavía no habían pisado la cancha. Incluido Felipe Baloy, un veterano de 37 años, figura histórica del fútbol panameño que aspiraba a que su viaje a Rusia le sirviera para algo más que para aumentar su colección de magnetos de refrigerador. Y en eso a Panamá le tocó cobrar una falta. Un centro precioso que el viejo Baloy empujó con la punta del pie hacia el rincón más inalcanzable de la portería inglesa. Los panameños en las gradas festejaban como si acabaran de ganar el mundial. Y lo ganaron. Al menos su mundial particular contra la Historia, tan pesada ella.
Así se terminó el partido, 6 a 1. O, si nos fijamos en el marcador parcial del segundo tiempo, empate a uno con los inventores del fútbol. La historia de los panameños la escriben los panameños. Y el 23 de julio pasará a la historia como el Día del Gol Histórico. Y los futuros visitantes del istmo llegarán al país por el aeropuerto Felipe Baloy y luego se dirigirán a la plaza Mártires de Nizhni Nóvgorod en el centro de la capital. Porque por mucho entusiasmo patriótico que se tenga hasta los panameños convendrán que lo que ocurrió allí fue una masacre.

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