lunes, 18 de junio de 2018

El totalitarismo no es un padre


Adam Zagajewski en “Solidaridad y soledad”:

“Hay una etapa transitoria, por la que pasan a menudo los jóvenes nacidos en la esclavitud, que consiste en mirar el totalitarismo comunista como los hijos de los pastores debían de mirar a sus padres: con desesperación, ira, decepción y, al mismo tiempo, con la vaga esperanza de que, debajo del cristianismo paterno –un cristianismo contaminado, contrahecho, humorístico y cruel- se ocultara el cristianismo verdadero, sereno y lleno de amor: el de Cristo. O sea que también ellos –ya no hijos de un pastor sino de un militante de un partido- están dispuestos a creer por un momento que debajo de la costra del socialismo real, se esconde un socialismo distinto, el socialismo cálido, bueno y amigable de las novelas soviéticas para jóvenes. Pero esto es imposible. El paralelismo es falso.
La situación del espíritu en el totalitarismo no es cosa de familia. Quien tiene las llaves de nuestra celda no es un pariente próximo, sino una fuerza fría y ajena, anónima y pegajosa como un sapo. […] De modo que no busquemos modelos en los hogares de los pastores protestantes ni en las familias de los comerciantes judíos. Ni tampoco en Freud. El totalitarismo no es un padre, y esto complica sobremanera la situación del espíritu que, de pronto, se encuentra frente a frente con un adversario de otra clase, con un adversario que no tiene nada de espiritual, sino que es una amalgama de fuerza anónima”
La situación del espíritu en el totalitarismo no es cosa de familia. Quien tiene las llaves de nuestra celda no es un pariente próximo , sino una fuerza fría y ajena, anónima y pegajosa como un sapo. […] De modo que no busquemos modelos en los hogares de los pastores protestantes ni en las familias de los comerciantes judíos. Ni tampoco en Freud. El totalitarismo no es un padre, y esto complica sobremanera la situación del espíritu que, de pronto, se encuentra frente a frente con un adversario de otra clase, con un adversario que no tiene nada de espiritual, sino que es una amalgama de fuerza anónima”

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