miércoles, 27 de abril de 2016

Pequeña necedad diurna

Resulta lógico que tras años de reflexiones alucinógenas el Comandante haya creado escuela. La escuela del surrealismo socialista (también conocida como incoherentismo radical). Ahora vemos cómo se suma a ella Silvio Rodríguez
"EE UU quiere crear una clase media en Cuba lo suficientemente poderosa como para ser influyente en las decisiones políticas. Hay sectores ortodoxos cubanos que se oponen diametralmente. Pero, en medio de eso, hay mucha gente que cree que se puede ser amigo dulcificando la intervención de EE UU. Y no olvidemos lo que le conviene al pueblo. Creo que cada vez el pueblo debe tener más participación en las grandes decisiones"
Traducción simultánea: "La clase media cubana es una aspiración norteamericana. O más exactamente, un proyecto imperialista que hay que frustrar manteniendo a la gente en la pobreza. O no, porque eso es cosa de ortodoxos y yo soy un tipo con swing. Aunque no tanto como para estar de acuerdo con los Estados Unidos y su abyecto plan de crear una clase media en nuestra patria. O sea, que en ese caso lo mejor sería satisfacer los intereses del pueblo. Pero hace mucho tiempo que el pueblo perdió la costumbre de decir lo que piensa. Entonces lo mejor es decir que hay que darle más participación al pueblo en las grandes decisiones... siempre que la opinión del pueblo no coincida con la del imperialismo, claro. O sea, que hay que hacerle caso al pueblo cuando su opinión coincida con la de nosotros. Pero, entonces, ¿para qué preguntarle al pueblo si piensa lo mismo que nosotros?"

martes, 26 de abril de 2016

El racismo "revolucionario" en acción

Uno de los momentos que han quedado registrado del racismo revolucionario fue durante los interrogatorios televisados a los integrantes de la brigada invasora 2506 luego de su derrota en la bahía de Cochinos. Fidel Castro se dirige a uno de los prisioneros negros (se trata de Tomás Cruz, aunque el libro "Playa Giron: derrota del imperialismo" no consigna su nombre) y este comprende sus intenciones "Yo sé que usted pregunta 'y tú, qué haces aquí', refiriéndose quizás al color, ya que en el transcurso desde que caí prisionero, ése ha sido casi siempre uno de los reproches que se me ha venido a inculpar". Fidel Castro lo lleva entonces a su tema favorito en aquellos días. El de la discriminación racial que se practicaba anteriormente en los clubes sociales.

Dr. Castro: Entonces usted sí podía juntarse para combatir a la Revolución, con aquel señor, pero para irse a bañar a la playa no podía juntarse; para desembarcar en Playa Girón sí, a combatir contra la Revolución, pero para ir allí a divertirse no podía ir. Y usted vino, sin embargo, con aquel señor, que nunca se preocupó de que  austed lo dejaran bañarse en aquel Club, como si las aguas del mar se fuesen a teñir con su color.
Prisionero: Bueno, yo no vine a Cuba en razón de que me pudiera bañar o no bañar en una playa...
Dr. Castro: ¿Usted se bañó en el mar de Girón?
Prisionero: No señor, porque yo vine en paracaídas.
Dr. Castro: ¿No se enfangó tampoco en la Ciénaga?
Prisionero: Sí señor, estuve cuatro días en la Ciénaga.
Dr. Castro: ¿En el pantano?
Prisionero: Sí señor.
Dr. Castro: Entonces te bañaste.

jueves, 21 de abril de 2016

Hoy, documentales cubanos en Nueva York

The New York City premiere of three shorts by young Cuban filmmaker Eliecer Jiménez Almeida.Under the umbrella of Trilogía del agua, these 2012 films—La faz de las aguasVerdadero Beach (a nod to Almendros), and Malyebao—are all suffused with the symbolism of water as the potential for man’s transcendence and purification, where the mediocrity and oppression of daily life are reflected, as if on a mirror, yet where they can also be drowned. As Jiménez Almeida points out: “For me, water travels from the imagination to the image, from mere appearance to actual existence, from the eye to poetry. Water in my films is not only a depository of reflections and forms, but of substance. Scientists and religious figures have met and shook hands with water as their common element; it is the only substance in human history able to bridge science and faith. For both, water is the source of all life. And that is the takeoff point of my documentaries… until I sink into reality.”
Malyebao poster
This one-night-only screening of the
three shorts will be followed by a
Q&A with the filmmaker, moderated
by Prof. Perla Rozencvaig,
director of our Cinema Program.
Poster design by
Angelica Marrero Loucraft.
THE DIANA CENTERBarnard College ~ Room LL1043009 Broadway (& 117th St.), NYC
SPACE IS LIMITED
RSVP: cccofny@aol.com
FREE ADMISSIONSpace is VERY limited
To RSVP, write to: cccofny@aol.com

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Eliecer Jiménez Almeida,
is regarded as one of the most daring
and independent voices in Cuban
cinema today. Born in Camagüey
in 1983, he has also excelled as director, screenwriter, and film critic. Among his most
notable works to date are the short
Para un príncipe enano, and the
documentaries Reportaje and the
award-winning Usufructo and Persona.
This event is co-sponsored by the Hispanic Scholarship Fund of Columbia University
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miércoles, 20 de abril de 2016

Fábula con final feliz y moraleja

A un famoso músico -digamos que se llama Paquito D'Rivera- lo seleccionan para tocar en un concierto en la Casa Blanca. Días después recibe la noticia de que ha sido excluido del proyecto inicial. Así, sin más explicaciones. El músico por más que piensa la única razón que se le ocurre para que lo pudieran excluir es política. De modo que se le ocurre escribirle al cabeza de familia de la Casa Blanca que casualmente es el presidente del país. Esta es la carta:
Presidente Barack ObamaThe White House,Washington, DC 
Estimado señor Presidente:
Hace un tiempo atrás, desde las oficinas del prestigioso Thelonious Monk Institute me comunicaron que me habían propuesto para participar en la celebración del “Internacional Jazz Day”, en un concierto organizado por la UNESCO el 30 de abril en la Casa Blanca y que contará con usted Sr. presidente y con la primera dama Michelle Obama como anfitriones. En dicho concierto, participarán grandes artistas del género, como Chick Corea, Aretha Franklin, Jimmy Heath, Dave Holland, Al Jarreau, Diana Krall, Christian McBride, John McLaughlin, Pat Metheny, Danilo Pérez, Wayne Shorter, Esperanza Spalding, Sting y el mismísimo Chucho Valdés, entre otros.
Yo tomé la noticia como un reconocimiento a mi contribución a la cultura americana, contribución que me ha merecido un nombramiento como NEA Jazz Master, doctorados honorarios de Berklee School of Music y la Universidad de Pennsylvania y la Presidential Medal of the Arts, entre tantos otros. Sin embargo, cuál sería mi sorpresa cuando hace unos pocos días recibí una llamada del Monk Institute informándome sin más detalles que mi propuesta había sido “vetada” por quienes organizan el espectáculo.
Si lo que estuviera en discusión fuera mi aporte artístico a la cultura americana y al jazz no me tomaría el trabajo de escribirle esta carta, Sr. Presidente. Sin embargo, mucho me temo que este “veto” obedezca a mi posición mantenida durante años en contra de la dictadura que oprime a Cuba, mi país de origen, y a favor del respeto a los derechos humanos y de los valores democráticos que tan bien usted defendió hace unos días en La Habana. No sería la primera vez que soy víctima de discriminación por mis convicciones democráticas a instancias de la dictadura cubana, incluso en este país. Y sin embargo este caso se me hace particularmente preocupante por tratarse de un evento del cual usted será su anfitrión. Usted, que apenas hace unos días defendiera en mi país de origen el principio de que “citizens should be free to speak their mind without fear. To organize and to criticize their government and to protest peacefully” y exaltara los logros de un exilio del que orgullosamente formo parte.
Sr. Presidente, le escribo porque me preocupa que sus gestos de buena voluntad hacia el pueblo cubano sean entendidos como un llamado a ser complacientes con las exigencias de la dictadura que lo oprime. Que sean tomados como pretexto para marginar en los propios Estados Unidos a tantos que en el exilio hemos defendido el derecho del pueblo cubano a expresarse libremente y decidir su destino en democracia. Me preocupa que este acto de discriminación política se produzca en un evento en su casa que es la casa de todos los americanos por lo que tiene de simbólico y también de ejemplar. Y me preocupa porque me es más fácil soportar –por dolorosa y humillante que sea– la discriminación individual a mi persona que la idea de que en nombre de la convivencia con otros gobiernos, independientemente de su carácter opresivo, se desprecien principios de convivencia básicos por los que tantas generaciones de americanos han luchado durante siglos y que son modelo y esperanza de convivencia para buena parte de la humanidad.
Supongo que la decisión de vetar mi presencia fue tomada a sus espaldas, pero mi exclusión del evento se hará a plena luz pública. Apenas cumplo con mi deber ciudadano de advertirle que incluso un evento que celebra un género musical que encarna la aspiración de libertad de tantos seres humanos puede ser usado en sentido contrario a la propia idea de libertad. Por el respeto que le tengo –acrecentado por su reciente actuación en mi país de origen– creo que es mi deber informarle de que su condición de anfitrión está siendo manipulada por aquellos que niegan los mismos principios que le permitieron a usted acceder a la presidencia de este país y a mí a dirigirme al hombre más poderoso del planeta con entera libertad y sin miedo a represalias.
Sinceramente:
Paquito D’Rivera
Pasa una semana. El músico no recibe respuesta. Se impacienta. Finalmente decide enviarle la carta a El Nuevo Herald. Apenas dos horas después de aparecida la carta en la edición digital del periódico Paquito recibe la re-confirmación para participar en el concierto del que inicialmente había sido excluido.
Moraleja: digámosla a la manera de Paquito. "Niño que no llora, cuchillo de palo"

lunes, 18 de abril de 2016

Dentro de la economía, todo

Hace años, seis para ser exactos (16 de abril de 2010), compartía acá las notas de una amiga sobre una conferencia de dos economistas oficialistas cubanos en el centro para estudios graduados de CUNY en la ciudad de Nueva York. Los economistas, sobre todo uno de ellos, sorprendían por su franqueza. Tal parecía que la buena nueva de que empezaban a respirarse aires en los cuales tales diagnósticos eran no solo posibles sino hasta bienvenidos por un Estado necesitado de cambios.

Finalmente la realidad ha dado lo mejor de sí y la lógica de las circunstancias (o cabría decir, el absurdo) se ha impuesto. El más atrevido de los economistas que expuso aquel día acaba de ser expulsado del puesto que ocupaba en la Universidad de La Habana por "hablar con la prensa extranjera, dar algunas conferencias o participar en encuentros con personas y haber aceptado remuneración, lo cual es totalmente falso". Y eso a pesar de que según él mismo declara todo lo que ha dicho lo "reconoce todo el mundo" y lo que afirmaba fue siempre "dentro del proceso", "dentro de los parámetros permitidos" y que según sus propias declaraciones no ha tenido "una posición contraria" y lo que ha dicho "es para mejorar la economía cubana". 

"Nunca me he salido de una crítica en el área de la economía cubana, que ha sido mi objeto de análisis, nunca he hablado de otro tipo de indicadores políticos. He dicho lo que pienso de la economía, que hay que avanzar más rápido, que la inversión es lenta, ese tipo de cosas".

"He dicho lo que pienso", dice. Y le parece poco.

miércoles, 13 de abril de 2016

El individuo, un arma de la contrarrevolución

Buscando otra cosa doy de casualidad en medio de un discurso de Fidel Castro del 20 de diciembre de 1959 a los empleados de comercio con un caso del que no había oído hablar antes. Alguien interrumpe su discurso para plantearle un problema y Fidel Castro le responde. Lo curioso no es que el orador trate de desembarazarse de un asistente más o menos incómodo, algo bastante común. Lo interesante es su razonamiento: él es el pueblo así que su interlocutor -alguien que ha intentado abrir una barbería y percibe que hay una ofensiva contra los negocios privados- está interrumpiendo al pueblo y sin darse cuenta hace "una tarea contrarrevolucionaria" porque "hay personas que sin darse cuenta confunden, se dejan confundir, se preocupan por sus cosas personales". Quizás haya ejemplos más antiguos pero este debe ser uno de los más nítidos y tempranos sobre cómo lo personal empezó a ser considerado contrarrevolucionario.
CMDTE. FIDEL CASTRO: Bueno, si ese es un señor que tiene algún problema y lo quiere discutir, que venga aquí a discutirlo (ABUCHEOS).  Yo ignoro qué problema tiene ese señor, yo lo ignoro, pero si tiene algún problema y quiere discutirlo lo discutimos aquí, lo que no tiene derecho es a estar interrumpiendo aquí este acto (ABUCHEOS).
Barbero: Muy buenas noches, señoras y señores (ABUCHEOS).
CMDTE. FIDEL CASTRO.-  Vamos a ahorrar trabajo.  ¿Cuál es tu problema?
BarberoBueno, el problema mío es un problema de trabajo en el giro.
CMDTE. FIDEL CASTRO.­-  ¿Y cuál es el giro tuyo aquí?

Barbero:  Bueno, tengo una barbería que la abrí por el Gobierno Revolucionario, bajo una ley del Gobierno Revolucionario...  (ABUCHEOS)...  en mi derecho de subsistir como trabajador que soy, que me han explotado toda la vida los dueños de la barbería...

CMDTE. FIDEL CASTRO.­-  Tú abriste una barbería, ¿y qué problemas tienes con la barbería?

Peticionario: Bueno, que no hay...  para poderla abrir... (ABUCHEOS).

CMDTE. FIDEL CASTRO.­-  Bueno, está bien.  Considerando todo el derecho que tú puedas tener a abrir una barbería, a resolver el problema, yo te voy a hacer una pregunta que es lo que yo quiero que tú me contestes.  ¿Tú estabas oyendo lo que yo estaba hablando?  ¿Tú me estabas oyendo?
Barbero: No, yo estaba hablando.

CMDTE. FIDEL CASTRO.- Tú no me estabas oyendo, ¿verdad?  (EXCLAMACIONES.)  Yo te voy a hacer una pregunta.  ¿Tú crees que es correcto, que tú, como ciudadano, que debes tener las mismas preocupaciones que tiene todo el pueblo por su destino, por su patria, por los grandes problemas que tienen en estos momentos, tú debes interrumpir el acto, dime, para venir aquí a plantear tu problema particular?  ¿Tú no crees que debías haber ido al sindicato?  (ABUCHEOS.) Si tú no estabas oyendo, como has reconocido aquí, tú no tienes derecho a venir a interrumpir aquí al pueblo, en primer lugar; y, en segundo lugar, a un miembro del Gobierno que le está hablando al pueblo (ABUCHEOS).  Ve al Ministerio del Trabajo, ve al Ministerio de Comercio, ve al sindicato y resuelve allí tu problema, no interrumpas el acto de un domingo, que hoy todo el mundo dejó de ir al cine, dejó de ir a la playa, para efectuar este acto (EXCLAMACIONES DE:  “¡Que se vaya, que se vaya!”)
Barbero:  Le pido disculpas al pueblo de Cuba, porque abrí mi barbería por las leyes fundamentales de la Revolución, que me dan todo derecho a abrir la barbería, ¿comprenden?, y están combatiendo a los dueños de las barberías; le pido perdón al pueblo este porque yo estaba...  (ABUCHEOS EXCLAMACIONES DE:  “¡Que se vaya!”)
CMDTE. FIDEL CASTRO.- Cuando uno ve estos casos, no le queda más remedio que meditar sobre los problemas de los pueblos; no le queda más remedio que meditar en los infinitos obstáculos que un pueblo tiene que vencer para marchar adelante, porque hay personas que hasta sin darse cuenta hacen daño; hay personas que hasta sin darse cuenta hacen una tarea contrarrevolucionaria, hay personas que sin darse cuenta confunden, se dejan confundir, se preocupan por sus cosas personales.  Comprendo que todo el mundo tiene problemas personales y comprendo que todo el mundo tiene sus grandes preocupaciones, pero creo que los cubanos debemos olvidarnos un poco más de nuestros problemas exclusivamente personales (EXCLAMACIONES), porque hay un refrán que dice, que una golondrina no compone verano, y los individuos no podrán resolver nunca por sí mismos sus problemas; la fuerza de los individuos está en el pueblo, en la agrupación; está en la fuerza de todos.


martes, 12 de abril de 2016

Chuck Norris vs Communism

Gracias a la recomendación de Emilio García Montiel acabo de ver en Netflix "Chuck Norris vs Communism", un documental sobre cómo en Rumania se extendió la práctica -clandestina- de ver videos en las casas. Un cubano notará varias diferencias importantes con el caso cubano: en Rumania las películas estaban virtualmente prohibidas, la programación televisiva se reducía a dos horas por un solo canal, las películas eran dobladas al rumano en la voz de un traductores único que hacía todas las voces "encima" de las voces originales y hasta donde conozco nadie cobraba por dejarte ver una película en su casa (salvo en las salas de videos oficiales que fueron apareciendo a finales de los 80). Coinciden la sordidez de la programación oficial, la ausencia de tiendas leales donde se vendieran reproductoras de videos o películas, un catálogo donde predominaban las películas de acción y horror, el ambiente a un tiempo colectivo y semisecreto y un mercado subterráneo por el que circulaba todo no se dabe si con la anuencia o hasta la colaboración de las mismas autoridades. Una dinámica, la rumana, que sospecho tiene mucho en común incluso a como se ha desarrollado en Cuba ese invento para el intercambio de información que es el famoso "paquete". Recomendable en fin aunque muchas de las explicaciones o reconstrucciones no logran ser del todo convincentes:

lunes, 11 de abril de 2016

Una charla


El blog del escritor Norberto Fuentes llama la atención -por su vigencia, dice- sobre una vieja charla entre el Che Guevara y Mao Zedong el 19 de noviembre de 1960. Una charla a la que no le falta cierta comicidad involuntaria, pienso yo.  Involuntaria y escalofriante. Tal parecería que es el encuentro entre dos estudiantes de marxismo, no muy aventajados por cierto, y de una elementalidad penosa intercambiando impresiones sobre su clase práctica de comunismo aplicado. Lo escalofriante está en que sus conocimientos o ignorancia han sido forjados sobre montañas de cadáveres. Y el tono casual en que lo comentan, claro.
Como cuando discuten el concepto de burguesía nacional:
Presidente Mao: Aparte de los obreros y los campesinos, ¿quiénes más se han unido a ustedes?
Guevara: Nuestro gobierno representa a los obreros y campesinos. Nuestro país todavía tiene una pequeña burguesía que tiene una relación amistosa y coopera con nosotros.
Presidente Mao: ¿No [hay] burguesía nacional?
Guevara: La burguesía nacional estaba básicamente compuesta por importadores. Sus intereses estaban entrelazados con los del imperialismo y estaban contra nosotros. [Por eso] los destruimos económica y políticamente.
Presidente Mao: Ellos eran burguesía compradora. No [deben] ser considerados como burguesía nacional. 
O cuando el Che hace alarde de su celo expropiador:
Presidente Mao: Ustedes básicamente han expropiado todo el capital norteamericano.
Guevara: No básicamente, sino todo. Quizás algún capital ha escapado [de la expropiación]. Pero no es que no queramos [expropiarlo].
Presidente Mao: ¿Ustedes ofrecieron compensación al expropiarlos?
Guevara: Si [una compañía azucarera] nos compraba más de tres millones de toneladas de azúcar [antes de la expropiación], [nosotros] ofrecíamos una compensación entre 5 por ciento y 25 por ciento [del valor del azúcar comprado]. [La gente] no familiarizada con la situación en Cuba tiene dificultad para entender la ironía incorporada en esta política.
O de su celo represivo:
Presidente Mao: Aquellos que se pusieron contra ustedes son sus enemigos. Ustedes han hecho un gran trabajo en suprimir a los contrarrevolucionarios.
Guevara: Los contrarrevolucionarios realizaban actos de agresión. [Por ejemplo,] algunas veces, ocupaban unas cuantas islas, [en cuyo caso] los aniquilábamos inmediatamente después. Nada de qué preocuparse. [Nosotros] ejecutábamos a su líder fusilándolo cuando los capturábamos. Su equipamiento provenía de Estados Unidos y era lanzado en paracaídas.
Presidente Mao: Ustedes también capturaron varios norteamericanos [¿no es así?].
Guevara: [Ellos fueron] procesados inmediatamente y fusilados.
Premier [Zhou Enlai]: El gobierno norteamericano protestaba y ustedes respondían.
Presidente Mao: Ustedes son firmes. Sean firmes hasta el final, esa es la esperanza [de la revolución], y el imperialismo se encontrará en grandes dificultades. Pero vacilen y entren en compromisos, y el imperialismo verá que es fácil [lidiar con ustedes]. 
Y sí, habrá que aceptar que su marxismo es elemental pero sus credenciales para ponerlo en práctica son impecables.Y que su principio de supervivencia consiste en ser impermeable al compromiso y hasta ahora les ha funcionado.


domingo, 10 de abril de 2016

Nitrógeno y mangostas

Por inCUBAdora me entero de la publicación en el sitio de la revista mexicana Crítica de mi texto "Nitrógeno y mangostas: Julio Cortázar y la Revolución Cubana" como adelanto de su aparición en la versión en papel de la revista. Se trata de una suerte de historia secreta de las relaciones entre el escritor y el régimen cubano a partir de un texto muy poco comentado, el cuento "Con legítimo orgullo" que aparece en "La vuelta al día en ochenta mundos". Los dejo con el inicio de mi texto:
Bajo el noto­rio influjo de Borges he imag­i­nado este argu­mento que posi­ble­mente no escribiré porque no alcanza a jus­ti­ficar mis tardes. Fal­tan por­menores, rec­ti­fi­ca­ciones, ajustes; hay zonas de la his­to­ria que no me fueron rev­e­ladas aún; hoy, 8 de agosto del 2014, la vis­lum­bro así.
Un escritor, entu­si­asta admi­rador de una rev­olu­ción tri­un­fante, dig­amos la de la Fran­cia de Robe­spierre, la Rusia de Lenin, o la China de Mao ha sido invi­tado a cono­cerla en carne propia, por así decirlo. O tal vez ni siquiera se trate de la primera visita sino una de tan­tas en que viaja para con­fir­mar y enrique­cer su devo­ción, puesta a prueba por cier­tos rumores que propala la prensa bur­guesa. “Más que nunca me interesa darme una vuelta —le con­fiesa a un colega—, hablar con los ami­gos de la Casa, y hac­erme una idea más clara de algu­nas cosas” (Cortázar.2012.344).
Dig­amos, para como­di­dad nar­ra­tiva, que se trata de un viaje a la Cuba de Fidel Cas­tro entre los últi­mos días de 1966 y finales de enero del sigu­iente año y el escritor —que bien pudiera lla­mar Juan, Pedro o Gabriel— se llama Julio y es argentino. Julio Cortázar para que la aspereza de ese apel­lido vasco equi­li­bre la blandura de su ofi­cio. Luego de un largo silen­cio epis­to­lar —el escritor suele lle­var una cor­re­spon­den­cia intensa y com­pul­siva— que se cor­re­sponde más o menos con exac­ti­tud con los días que pasa en Cuba el escritor emerge nue­va­mente en sus car­tas con no menor entu­si­asmo que el que lo impulsó a hacer el viaje. “Volví con­tento porque creo que los males están infini­ta­mente por debajo de los bienes, y que aque­llo sigue ade­lante como un tor­rente” (Cortázar.2012.375) le escribirá al mismo colega al que le ha man­i­fes­tado sus pre­ocu­pa­ciones antes del viaje y al que por como­di­dades nar­ra­ti­vas lo lla­mare­mos Mario Var­gas. Mario Var­gas Llosa para que la ele­gan­cia del apel­lido materno com­pense la vul­gar­i­dad del paterno.

[Para leer el texto completo pinchar aquí]

jueves, 7 de abril de 2016

Reencuentro con Pilatos (en comic)

Con el más puro orgullo comparto la ilustración que le ha hecho Alen Lauzán a un texto ya aparecido en este blog (sin que yo se lo pidiera). Con ustedes:

"Reencuentro con Pilatos (si Jesús hubiera sido como algunos cristianos)"



miércoles, 6 de abril de 2016

Nota sobre el racismo "revolucionario"

La breve visita del presidente Obama a Cuba parece marcar –entre tantas cosas- la apoteosis del racismo revolucionario: ya sea en la forma de comparaciones –desfavorables- llevadas a cabo por FidelCastro entre el presidente norteamericano y el cubano Antonio Maceo o el sudafricano Nelson Mandela; de algún periodista oficialista tratando de demostrar que ser negro es incompatible –por ejemplo- con ser sueco. Un racismo que se hacía notar en la insistencia en ciertas expectativas asociadas con la raza del actual presidente norteamericano. O en las reiteraciones de que no tenía sentido abordar el tema del racismo en Cuba porque este había abolido por la Revolución en 1959.
Y es que una de las principales diferencias entre el racismo revolucionario y el tradicional es que mientras el segundo hace todo lo posible por conservar y justificar las desigualdades el primero, el revolucionario, pretende eliminar las desigualdades por el procedimiento expedito de prohibir que se mencionen. El racismo “revolucionario” se empeñará incluso en eliminar cualquier modo oficial de discriminación pero a continuación las “minorías” hasta entonces discriminadas deberán delegar su capacidad de reclamo en la vanguardia “revolucionaria”.  Es racista porque al igual que el racismo tradicional entiende que la minoría en cuestión no puede ni debe decidir por sí misma lo que le conviene y lo que no porque en cuestiones de autonomía y autoconciencia social son inferiores. Es revolucionaria porque a diferencia del racismo tradicional considera que a tales minorías se les puede sacar partido. Luego de restregarles durante un buen rato los méritos de la vanguardia revolucionaria como liberadora de dicha minoría se le exige una absoluta devoción y la cesión total de su capacidad de expresar y defender sus reclamos particulares o generales.
De ahí que la reacción en los medios oficiales a la visita del presidente norteamericano –y en especial a su discurso en defensa de los valores democráticos del país que representa- haya sido tan visceral. Aunque esos mismos medios debieran haber sabido que Obama había llegado la presidencia con la mayoría de los votos de un país que durante décadas han demonizado no han podido ocultar la sorpresa que les produjo su defensa de valores esencialmente norteamericanos. De alguna manera esperaban del president norteamericano la misma devoción que esperan de la población negra en la isla. Porque para el racismo revolucionario como para cualquier otro resulta elemental asociar el color de la piel de una persona con cierta actitud. En este caso se trataría de esperar al menos alguna suerte de complicidad de parte de Obama en nombre de las supuestas ventajas otorgadas por la Revolución a la raza a la que pertenece. Un racismo que, a diferencia del tradicional, sí hace una ditintinción entre las personas pertenecientes a la raza negra. Para ellos existen negros útiles y negros imperdonables. Útiles como Esteban Lazo, funcionario de rango impreciso en la nomenclatura castrista pero al que durante la visita de Obama era colocado insistentemente al lado del octogenario dictador ya fuera para convencer a Obama que los negros cubanos no estaban totalmente apartados del poder o para compensar la blancura del Castro de turno.  Un negro imperdonable sería el disidente Orlando Zapata Tamayo muerto tras una larguísima huelga de hambre en la cárcel hace seis años por su alevosa intentona de dañar la imagen de la Revolución con su muerte.
El estupor y la saña de los ataques que en estos días se suceden en la prensa oficial cubana rebasa el simple antagonismo político. Denota además una rabia mal controlada hacia un fenómeno que no acaba de entenderse porque nunca se entendió: el de personas negras que no estuvieran profunda y eternamente agradecidos a los desvelos de la Revolución por convertirlos en personas. Como lo atestiguaba el recientemente fallecido Jorge Valls en sus recuerdos de su paso por las cárceles cubanas de 1964 a 1984
"...los negros eran objeto de un trato especialmente malo: "tú, negro" decía el vigilante, "¿cómo pudiste rebelarte contra una revolución que está haciendo seres humanos de ustedes?". Siempre acababan con más golpes y pinchazos de bayoneta que los demás"

Ese racismo revolucionario, paternalista con los que le prestaban una obediencia que asumían obligatoria y brutal con los que la rechazaban, siempre estuvo ahí. Siempre se basó, como cualquier otra variante de racismo, en no reconocer a determinado grupo humano en absoluto pie de igualdad sino conceder cualquier trato igualitario como un favor que debía ser retribuido con un agradecimiento infinito. Si hoy lo notamos más no es por una alteración de la norma por parte de la ahora añeja vanguardia revolucionaria. Se trata más bien de que el mundo a su alrededor ha cambiado mucho en las casi seis décadas que lleva en el poder. Nada como la presencia del primer presidente norteamericano negro en La Habana para acentuar el contraste y el absurdo anacronismo que representan esos octogenarios con ínfulas de libertadores.