Big Paquito
Cualquier pretexto es bueno para entrevistar a Paquito D’Rivera, uno de los músicos cubanos más exitosos y respetados en todo el mundo, el mismo que aparece en cualquier enciclopedia del jazz como figura clave en el desarrollo del saxo en el jazz en las últimas cuatro décadas, una leyenda que tiene la cortesía de no creérselo demasiado. El pretexto en este caso lo ha sido la coincidencia de encontrar viejas grabaciones y filmaciones de la Orquesta Cubana de Música Moderna con la noticia de que el propio Paquito D’Rivera dirigirá un concierto el 5 y 6 de diciembre en el Jazz at Lincoln Center (frente a Columbus Circle en la 59 y la 8va avenida en Nueva York) con piezas de los más importantes compositores para big bands cubanas como Ernesto Duarte pasando por Ernesto Grenet, “Chico” O’Farrill, Pucho Escalante, Mario Bauzá y Armando Romeu (este último fundador y director de la mencionada Orquesta Cubana de Música Moderna). Una oportunidad única de asomarnos a una zona tan brillante como poco frecuentada de la historia musical cubana.
1- En tu libro Mi vida saxual declarabas que no tenías idea de por qué, después de la férrea censura que había sufrido el jazz en Cuba a mediados de la década de los sesenta, de repente las autoridades culturales cubanas habían aprobado la creación de la Orquesta Cubana de Música Moderna dedicada expresamente a cultivar ese género. Han pasado varios años de la publicación de ese libro. ¿Tienes ahora una idea más clara de qué fue lo que motivó la aprobación de ese proyecto, de quién y cómo convenció a las autoridades de la necesidad de crear esa orquesta?
––No tener “la más mínima idea” de por qué el cambio de opinión de las autoridades cubanas en cuanto a la música poco antes llamada “extranjerizante” fue una forma más bien sarcástica de expresarme en aquella ocasión. En aquel momento nos visitaban constantemente miembros de los Black Panthers y otras (des) organizaciones afroamericanas, que no entendían los ataques contra el Jazz. La clarísima razón del gobierno no era otra que desmentir ante la opinión mundial la conocida represión que existía (y existe) en contra de cualquier manifestación artística y particularmente musical proveniente del extranjero, y especialmente del “Norte Revuelto y Brutal”. La prueba de esto es que un par de años mas tarde, el Consejo Nacional de Cultura le retiró todo el apoyo inicial a la orquesta, que empezó entonces a acompañar cantantes de poca monta y a grabar discos comerciales en la EGREM. De ese descontento y con un deseo específico de montarse en un avión de ruta internacional surge el grupo Irakere. Lo demás es historia.
2- En el mismo libro reconoces que para ti tu inclusión en el personal de la orquesta tuvo un impacto inmediato por demás favorable: te permitió que te dieran la baja del Servicio Militar Obligatorio y poderte dedicar de lleno a hacer música. A largo plazo, visto desde la perspectiva actual ¿Qué significó para ti y para los músicos de tu generación haber participado en ese proyecto?
La verdad es que la OCMM fue un viejo sueño hecho realidad, tanto para los mas jóvenes (yo tenía 17 años entonces) como para los veteranos como Leonardo Timor, Barreto, Pucho y Luis Escalante. Aunque los “termino medio con papitas fritas”, como Chucho y el Gordo Carlos Emilio fueron los más inspiradores para todos los demás. Estábamos como niños con juguetes nuevos. El único que no estaba muy entusiasmado era Chucho, a quien nunca le gustó el formato del Big Band, y hablaba siempre de regresar al Teatro Musical, de donde habíamos salido.
3- ¿Puedes referirme alguna anécdota que de alguna manera resuma el impacto de la Orquesta Cubana de Música Moderna en aquellos días?
“Pastilla de Menta” (One a Mint Julep)––que fue escrita muchos años antes por Rudy Toombs––, llegó a Cuba en una grabación de Ray Charles del año 1961. Armando Romeu la transcribió del disco (en eso era un bravo…¡tenía un oído privilegiado!), y desde la primera vez que la tocamos en el estreno de la orquesta en Guane, se convirtió en un palo comercial inmediato, hasta hoy recordado por los de aquellas generaciones. Algo sin precedentes tratándose de música puramente instrumental.
4- Armando Romeu fue una figura importantísima en el panorama musical cubano de los cincuenta y los sesenta: fue director nada menos que de la orquesta de Tropicana y luego de la Orquesta Cubana de Música Moderna. Sin embargo la información que se puede encontrar sobre él es escasa y sus descargas -de las que fue uno de sus pioneros- hasta donde sé nunca fueron recogidas en grabaciones. Hay excepciones, por supuesto, y sin ir más lejos tu disco Tropicana Nights es un homenaje a Armando Romeu. ¿Qué me puedes decir de ese músico y su importancia para la música cubana en general y para ti en particular?
Todos aprendimos muchísimo de Armando Romeo, que fue un hombre muy tímido y más bien pesimista. Él mismo nunca se dio el valor que tenía; tanto así, que hoy mucha gente quiere creer que fue Bebo Valdés el director de la orquesta de Tropicana; cosa que el mismísimo Bebo -lógicamente– niega.
El término “descarga” se puede prestar a confusiones en el caso de Armando Romeu, pues él verdaderamente no era parte de aquel movimiento “Descarguil”, más asociado a nombres como Generoso, Peruchín, Cachao o el propio Bebo. Yo diría que Armando, aunque también escribiera aquel famoso “Mambo a la Kenton” para la orquesta de Pérez Prado, siempre se mantuvo más cercano a la orilla más Jazzística (americana) de la música.
5- Es que tengo testimonios de Armando Romeu descargando con un grupo de pequeño formato en el fondo de un bar de los que rodeaban el parque Trillo en el barrio habanero de Cayo Hueso...
––Eso puede ser cierto y me gustaría saber mas sobre esta parte obscura de la historia musical cubana, pero por lo visto no trascendió, y estoy seguro que deben haber sido descargas de Jazz, de musica americana. Nada que ver con las clásicas “Descargas Cubanas” que conocemos, y que fueron grabadas en aquel famoso disco (que para mí no es gran cosa) titulado “Cuban Jam Session”, donde si te fijas, Armando no aparece por ninguna parte. No era su “agua”. Por otra parte, no sé en qué año exactamente, pero el dejó de tocar pronto el saxofón tenor y la flauta, y se dedicó a dirigir y escribir para [el cabaret] Tropicana. Yo, por ejemplo, que fui su alumno muy allegado, jamás lo vi con un saxofón en la mano, ni he escuchado una sola grabación de Armando Romeu como ejecutante.
[Al llamar a Armando Romeu (hijo) me confirma lo dicho por Paquito: ya para los años cincuentas Armando Romeu (padre) no tocaba el saxo ni participaba en descargas. También me aclaró que él si participó en descargas por la zona a la que hago referencia pero eso ocurrió a partir de 1960.]
6- En el mano a mano entre Enrique Pla y Guillermo Barreto que aparece en youtube este último en medio de su improvisación cita la conga de "Los Dandys" pero fuera de detalles de ese tipo parece existir una voluntad expresa de sonar lo más "americano" posible algo que contrasta con la fusión entre la música cubana y el jazz en décadas anteriores y posteriores. ¿Cómo se veía en esos días entre ustedes los músicos la idea de desarrollar un jazz cubano? ¿Cómo se reflejó en el repertorio y el quehacer de la orquesta? ¿Lo cubano se veía como un "atraso" en esa ansiedad reprimida de modernidad a la americana que marca esa década en Cuba?
- En cuanto a lo del Jazz Cubano, el más visionario de todos nosotros en aquella época fue sin duda alguna Chucho Valdés. El si vió claramente, desde siempre, la fusión entre el Jazz y la música religiosa Afro-Cubana en un contexto contemporáneo. Su monumental “Misa Negra”, que estrenamos en el festival Jazz-Jamboree de Varsovia en 1970, fue la obra seminal que marcó este cambio hacia la modernidad en esto que hoy llaman “Latin Jazz”. La mayoría de los demás jóvenes tratábamos, ––como tú bien dices–– de sonar lo más americano posible; y algunos, como Enrique Plá y Emiliano Salvador lo lográbamos muy bien. Quizás era, conciente o inconcientemente, una forma de irle a la contra a la dirigencia. “Yo descubrí a Cuba a orillas del Sena”, dijo Lydia Cabrera cuando le dio el gorrión en la Ciudad Luz; yo la descubrí a orillas del Hudson, y Chucho no salió jamás de ella, residencial y musicalmente.
7- Tu disco Tropicana Nights es un homenaje expreso a músicos como Romeu o Ernesto Duarte pero creo que también lo es al formato de la jazz band cubana y su época de oro en los años cincuentas. ¿Se puede ver el concierto que preparas en estos días en Jazz at Lincoln Center con música de estos y otros compositores como parte de ese mismo gesto? ¿Qué fue lo que te movió a organizar este concierto?
––El “Yasban”, (léase Jazz Band)–– que es como se la llama en Cuba al Big Band––, es nuestra respuesta musical al Béisbol, ambos con americanísimas actas de nacimiento, pero que se adaptaron perfectamente a la cultura Nacional, como lo hizo el Danzón en Mexico; tanto que muchos mexicanos han llegado a (o querido) creer que nuestro baile Nacional nació allí. Y efectivamente, este concierto es un canto al “Yasban” cubano y a los ilustres musicos que han contribuido a su desarrollo, desde Moisés Simons, Ernesto Lecuona y Ernesto Duarte pasando por Ernesto Grenet, “Chico” O’Farrill, Pucho Escalante, Mario Bauzá, Armando Romeu y hasta Leo Brouwer.
8- En todas las reconstrucciones de la historia cubana (y no sólo la musical) lo común es encontrar a los testigos cediendo a la tentación de atribuirse un papel mucho más importante que el que le correspondió. Tú no sólo lo evitas sino que te esfuerzas en darle todo el crédito incluso a aquellos con quienes no tienes relaciones especialmente buenas. La pregunta es ésta: ¿cómo lo consigues?
–El ego bien controlado y dosificado es lo que mantiene el espíritu de avance y progreso en los seres humanos, pero cuando ese ego se descontrola, los resultados son fatales y contraproducentes.
Uno de los hombres más útiles y sabios de todos los tiempos ha sido sin duda el profesor Shinichi Suzuki; violinista, educador y creador del revolucionario y sorprendente método que lleva su nombre y que desarrolla exitosamente las aptitudes musicales e intelectuales de cualquier niño, casi desde la cuna. Uno mismo tiene que educarse y comprender los beneficios que emanan de la grandeza de otros - enseña el profesor Suzuki-, pues solamente si podemos digerir este concepto, seremos capaces de disfrutar y aprovechar plenamente el estar cerca de personas valiosas. Nunca pierda su humildad, pues la vanidad empaña el poder de percibir la verdad y la grandeza, que poco tienen que ver con dinero, fama o riquezas materiales.
Yo por mi parte creo realmente que el ego es, (como los taxistas, los políticos y los directores de orquesta), un mal necesario, que es preciso aprender a controlarlo con dosis periódicas de humildad, respeto mutuo y discreción. De otra forma se pierde objetividad y se corre además el riesgo de convertirse uno en un pesao' absoluto (no relativo). Como aquel sapingo que pidió nada menos que tratamiento estelar y “cerrar el Show” ¡en el funeral de Mario Bauzá!...
Casos análogos abundan en nuestra profesión, pero bueno, con estos bueyes hay que arar.
Cualquier pretexto es bueno para entrevistar a Paquito D’Rivera, uno de los músicos cubanos más exitosos y respetados en todo el mundo, el mismo que aparece en cualquier enciclopedia del jazz como figura clave en el desarrollo del saxo en el jazz en las últimas cuatro décadas, una leyenda que tiene la cortesía de no creérselo demasiado. El pretexto en este caso lo ha sido la coincidencia de encontrar viejas grabaciones y filmaciones de la Orquesta Cubana de Música Moderna con la noticia de que el propio Paquito D’Rivera dirigirá un concierto el 5 y 6 de diciembre en el Jazz at Lincoln Center (frente a Columbus Circle en la 59 y la 8va avenida en Nueva York) con piezas de los más importantes compositores para big bands cubanas como Ernesto Duarte pasando por Ernesto Grenet, “Chico” O’Farrill, Pucho Escalante, Mario Bauzá y Armando Romeu (este último fundador y director de la mencionada Orquesta Cubana de Música Moderna). Una oportunidad única de asomarnos a una zona tan brillante como poco frecuentada de la historia musical cubana.
1- En tu libro Mi vida saxual declarabas que no tenías idea de por qué, después de la férrea censura que había sufrido el jazz en Cuba a mediados de la década de los sesenta, de repente las autoridades culturales cubanas habían aprobado la creación de la Orquesta Cubana de Música Moderna dedicada expresamente a cultivar ese género. Han pasado varios años de la publicación de ese libro. ¿Tienes ahora una idea más clara de qué fue lo que motivó la aprobación de ese proyecto, de quién y cómo convenció a las autoridades de la necesidad de crear esa orquesta?
––No tener “la más mínima idea” de por qué el cambio de opinión de las autoridades cubanas en cuanto a la música poco antes llamada “extranjerizante” fue una forma más bien sarcástica de expresarme en aquella ocasión. En aquel momento nos visitaban constantemente miembros de los Black Panthers y otras (des) organizaciones afroamericanas, que no entendían los ataques contra el Jazz. La clarísima razón del gobierno no era otra que desmentir ante la opinión mundial la conocida represión que existía (y existe) en contra de cualquier manifestación artística y particularmente musical proveniente del extranjero, y especialmente del “Norte Revuelto y Brutal”. La prueba de esto es que un par de años mas tarde, el Consejo Nacional de Cultura le retiró todo el apoyo inicial a la orquesta, que empezó entonces a acompañar cantantes de poca monta y a grabar discos comerciales en la EGREM. De ese descontento y con un deseo específico de montarse en un avión de ruta internacional surge el grupo Irakere. Lo demás es historia.
2- En el mismo libro reconoces que para ti tu inclusión en el personal de la orquesta tuvo un impacto inmediato por demás favorable: te permitió que te dieran la baja del Servicio Militar Obligatorio y poderte dedicar de lleno a hacer música. A largo plazo, visto desde la perspectiva actual ¿Qué significó para ti y para los músicos de tu generación haber participado en ese proyecto?
La verdad es que la OCMM fue un viejo sueño hecho realidad, tanto para los mas jóvenes (yo tenía 17 años entonces) como para los veteranos como Leonardo Timor, Barreto, Pucho y Luis Escalante. Aunque los “termino medio con papitas fritas”, como Chucho y el Gordo Carlos Emilio fueron los más inspiradores para todos los demás. Estábamos como niños con juguetes nuevos. El único que no estaba muy entusiasmado era Chucho, a quien nunca le gustó el formato del Big Band, y hablaba siempre de regresar al Teatro Musical, de donde habíamos salido.
3- ¿Puedes referirme alguna anécdota que de alguna manera resuma el impacto de la Orquesta Cubana de Música Moderna en aquellos días?
“Pastilla de Menta” (One a Mint Julep)––que fue escrita muchos años antes por Rudy Toombs––, llegó a Cuba en una grabación de Ray Charles del año 1961. Armando Romeu la transcribió del disco (en eso era un bravo…¡tenía un oído privilegiado!), y desde la primera vez que la tocamos en el estreno de la orquesta en Guane, se convirtió en un palo comercial inmediato, hasta hoy recordado por los de aquellas generaciones. Algo sin precedentes tratándose de música puramente instrumental.
4- Armando Romeu fue una figura importantísima en el panorama musical cubano de los cincuenta y los sesenta: fue director nada menos que de la orquesta de Tropicana y luego de la Orquesta Cubana de Música Moderna. Sin embargo la información que se puede encontrar sobre él es escasa y sus descargas -de las que fue uno de sus pioneros- hasta donde sé nunca fueron recogidas en grabaciones. Hay excepciones, por supuesto, y sin ir más lejos tu disco Tropicana Nights es un homenaje a Armando Romeu. ¿Qué me puedes decir de ese músico y su importancia para la música cubana en general y para ti en particular?
Todos aprendimos muchísimo de Armando Romeo, que fue un hombre muy tímido y más bien pesimista. Él mismo nunca se dio el valor que tenía; tanto así, que hoy mucha gente quiere creer que fue Bebo Valdés el director de la orquesta de Tropicana; cosa que el mismísimo Bebo -lógicamente– niega.
El término “descarga” se puede prestar a confusiones en el caso de Armando Romeu, pues él verdaderamente no era parte de aquel movimiento “Descarguil”, más asociado a nombres como Generoso, Peruchín, Cachao o el propio Bebo. Yo diría que Armando, aunque también escribiera aquel famoso “Mambo a la Kenton” para la orquesta de Pérez Prado, siempre se mantuvo más cercano a la orilla más Jazzística (americana) de la música.
5- Es que tengo testimonios de Armando Romeu descargando con un grupo de pequeño formato en el fondo de un bar de los que rodeaban el parque Trillo en el barrio habanero de Cayo Hueso...
––Eso puede ser cierto y me gustaría saber mas sobre esta parte obscura de la historia musical cubana, pero por lo visto no trascendió, y estoy seguro que deben haber sido descargas de Jazz, de musica americana. Nada que ver con las clásicas “Descargas Cubanas” que conocemos, y que fueron grabadas en aquel famoso disco (que para mí no es gran cosa) titulado “Cuban Jam Session”, donde si te fijas, Armando no aparece por ninguna parte. No era su “agua”. Por otra parte, no sé en qué año exactamente, pero el dejó de tocar pronto el saxofón tenor y la flauta, y se dedicó a dirigir y escribir para [el cabaret] Tropicana. Yo, por ejemplo, que fui su alumno muy allegado, jamás lo vi con un saxofón en la mano, ni he escuchado una sola grabación de Armando Romeu como ejecutante.
[Al llamar a Armando Romeu (hijo) me confirma lo dicho por Paquito: ya para los años cincuentas Armando Romeu (padre) no tocaba el saxo ni participaba en descargas. También me aclaró que él si participó en descargas por la zona a la que hago referencia pero eso ocurrió a partir de 1960.]
6- En el mano a mano entre Enrique Pla y Guillermo Barreto que aparece en youtube este último en medio de su improvisación cita la conga de "Los Dandys" pero fuera de detalles de ese tipo parece existir una voluntad expresa de sonar lo más "americano" posible algo que contrasta con la fusión entre la música cubana y el jazz en décadas anteriores y posteriores. ¿Cómo se veía en esos días entre ustedes los músicos la idea de desarrollar un jazz cubano? ¿Cómo se reflejó en el repertorio y el quehacer de la orquesta? ¿Lo cubano se veía como un "atraso" en esa ansiedad reprimida de modernidad a la americana que marca esa década en Cuba?
- En cuanto a lo del Jazz Cubano, el más visionario de todos nosotros en aquella época fue sin duda alguna Chucho Valdés. El si vió claramente, desde siempre, la fusión entre el Jazz y la música religiosa Afro-Cubana en un contexto contemporáneo. Su monumental “Misa Negra”, que estrenamos en el festival Jazz-Jamboree de Varsovia en 1970, fue la obra seminal que marcó este cambio hacia la modernidad en esto que hoy llaman “Latin Jazz”. La mayoría de los demás jóvenes tratábamos, ––como tú bien dices–– de sonar lo más americano posible; y algunos, como Enrique Plá y Emiliano Salvador lo lográbamos muy bien. Quizás era, conciente o inconcientemente, una forma de irle a la contra a la dirigencia. “Yo descubrí a Cuba a orillas del Sena”, dijo Lydia Cabrera cuando le dio el gorrión en la Ciudad Luz; yo la descubrí a orillas del Hudson, y Chucho no salió jamás de ella, residencial y musicalmente.
7- Tu disco Tropicana Nights es un homenaje expreso a músicos como Romeu o Ernesto Duarte pero creo que también lo es al formato de la jazz band cubana y su época de oro en los años cincuentas. ¿Se puede ver el concierto que preparas en estos días en Jazz at Lincoln Center con música de estos y otros compositores como parte de ese mismo gesto? ¿Qué fue lo que te movió a organizar este concierto?
––El “Yasban”, (léase Jazz Band)–– que es como se la llama en Cuba al Big Band––, es nuestra respuesta musical al Béisbol, ambos con americanísimas actas de nacimiento, pero que se adaptaron perfectamente a la cultura Nacional, como lo hizo el Danzón en Mexico; tanto que muchos mexicanos han llegado a (o querido) creer que nuestro baile Nacional nació allí. Y efectivamente, este concierto es un canto al “Yasban” cubano y a los ilustres musicos que han contribuido a su desarrollo, desde Moisés Simons, Ernesto Lecuona y Ernesto Duarte pasando por Ernesto Grenet, “Chico” O’Farrill, Pucho Escalante, Mario Bauzá, Armando Romeu y hasta Leo Brouwer.
8- En todas las reconstrucciones de la historia cubana (y no sólo la musical) lo común es encontrar a los testigos cediendo a la tentación de atribuirse un papel mucho más importante que el que le correspondió. Tú no sólo lo evitas sino que te esfuerzas en darle todo el crédito incluso a aquellos con quienes no tienes relaciones especialmente buenas. La pregunta es ésta: ¿cómo lo consigues?
–El ego bien controlado y dosificado es lo que mantiene el espíritu de avance y progreso en los seres humanos, pero cuando ese ego se descontrola, los resultados son fatales y contraproducentes.
Uno de los hombres más útiles y sabios de todos los tiempos ha sido sin duda el profesor Shinichi Suzuki; violinista, educador y creador del revolucionario y sorprendente método que lleva su nombre y que desarrolla exitosamente las aptitudes musicales e intelectuales de cualquier niño, casi desde la cuna. Uno mismo tiene que educarse y comprender los beneficios que emanan de la grandeza de otros - enseña el profesor Suzuki-, pues solamente si podemos digerir este concepto, seremos capaces de disfrutar y aprovechar plenamente el estar cerca de personas valiosas. Nunca pierda su humildad, pues la vanidad empaña el poder de percibir la verdad y la grandeza, que poco tienen que ver con dinero, fama o riquezas materiales.
Yo por mi parte creo realmente que el ego es, (como los taxistas, los políticos y los directores de orquesta), un mal necesario, que es preciso aprender a controlarlo con dosis periódicas de humildad, respeto mutuo y discreción. De otra forma se pierde objetividad y se corre además el riesgo de convertirse uno en un pesao' absoluto (no relativo). Como aquel sapingo que pidió nada menos que tratamiento estelar y “cerrar el Show” ¡en el funeral de Mario Bauzá!...
Casos análogos abundan en nuestra profesión, pero bueno, con estos bueyes hay que arar.