sábado, 13 de agosto de 2016

Serenata

(Lo que empezó como un simple saludo al aniversario 90 del Innombrable, mi humilde contribución al "Happy Birthday" que la humanidad entonará a coro agradeciéndole a Lina la idea de traerlo al mundo, se ha convertido sin querer en una pequeña antología que reúne parte de las canciones que ha inspirado en términos no necesariamente elogiosos. Les agradezco especialmente sus contribuciónes a este post a Boris Larramendi, Manuel Sora y Roger Acosta).
Los orígenes del género anticastro son difíciles de precisar. Lo cierto es que con su imperio absoluto sobre la conciencia de los cubanos la referencia máxima del castrismo propició el surgimiento y circulación de la canción anticastrista. No sólo por la inagotable fuente de inspiración que representó. El silenciamiento de toda crítica o burla terminó consiguiendo que la más remota alusión a un ente poderoso, asfixiante, opresor, mentiroso o perverso fuera entendido como alusivo a su persona. Un silencio rellenado a golpe de complicidad. Como en toda dictadura que se respete. Yo –a falta de ejemplos anteriores arrancaría este género donde menos se suele buscar: en uno de sus mayores aduladores de la últimas décadas, ese que pasó de ser una voz disonante de esa apoteosis de la uniformidad que era el castrismo a convertirse en rimador de amor con horror ¿o es que siempre lo fue? Efectivamente: Silvio Rodríguez cuya famosa “Ojalá” fuera entendida de inmediato como condena “a tu viejo gobierno de difuntos y flores”. (El uso que le dio la oposición a Pinochet a esa canción se basa tanto en las posibilidades políticas de dicha canción y en la similitud de la paranoia interpretativa que provoca toda dictadura). Algo más franco –y por ello difundido clandestinamente durante décadas hasta que decidió grabarla en el 2002 es el texto de “Ese hombre”
En sus estrofas más críticas dice: “Ese hombre que por hechos o por dichos/ es amado tanto/ ese hombre que por dichos o por hechos/es alabado tanto/ se cuide de sí, se cuide de él sólo/ porque hay un placer perverso en creer/ merecerlo todo/se cuide de sí, se cuide de él sólo/ porque el mismo don que lo levantó/puede ahogarlo en lodo”.
Incluso perteneciendo a lo que se da en llamar “la crítica constructiva” su difusión pública era impensable en aquellos tiempos en que alusiones mucho más tímidas eran tipificadas como delito.
En 1970 el fracaso de la zafra de los 10 millones anunciado en un discurso raramente autocrítico por el padre del proyecto precedió del estreno por parte de Tata Guines y sus Tataguinitos de una composición de Jorge Poso Sayú en los carnavales de ese año: “Perico no llores más”. Decía en una de sus versiones "Tápale la boca a ese perico que está llorando/ con la maraña que ha hecho se está embarcando":


En cambio los compositores extranjeros contaban con la ventaja de no tener que contar con tales subterfugios para expresar una idea bastante elemental. Fuera de la isla el Innombrable tenía nombre como ocurre en el caso de War (me lo hace notar el poeta Manuel Sosa) la banda funk-rock norteamericana y su “Fidel’s Fantasy” en la que Fidel sueña con un tiempo en que la gente lo quería y era libre. “Are they really happy there, having left/ Their homes and families... ha, ha, ha... Fidel?/ They're not free, your land's not free, your not free”.
Ahí está el compositor colombiano José María Peñaranda (1907-2006) autor de las conocidas “Se va el caimán” (que en su tiempo también supuso un doble sentido político anunciando la caída de algún dictador) y Me voy pa' Cataca (más tarde grabado por La Sonora Matancera como Me voy pa' La Habana). En 1974 Peñaranda graba acompañado de su conjunto “En Cuba no falta nada” con un estribillo que hoy sería considerado políticamente incorrecto y en aquel tiempo también aunque por otras razones:
En Cuba se vino a escuchar dicha canción (en condiciones de discreción extrema) bastante tiempo después cuando en 1985 Tommy Olivencia decidió hacer una doble versión: una que recogía íntegra la letra original y otra en que sustituía el vocablo ofensivo por “el del tabacón”.  


En la isla la censura liberaba a los compositores de las exigencias de la claridad. Bastaba cualquier estribillo oscuramente acusador para que el público viera una clara alusión a quien regía sus destinos como en el estribillo de la Ritmo Oriental “Aquí el que manda es Mulé” o “Mentira, quien te lo va a creer” de Alberto Herrero incluso si el resto de la canción no justificaba el esfuerzo interpretativo. Por si acaso –al menos en el caso de la primera- eso a los censores les bastó prohibieran la canción al punto que hoy se hace inencontrable.
El caso de “Ese hombre está loco” de Fernando Rodríguez popularizado por su hermana Tanya y el grupo Monte de Espuma es totalmente distinto. La canción, incluida en el disco “Latino” de 1987 alcanzó una enorme popularidad mientras la gente no paraba de relacionar el estribillo con El Hombre. Solo que esta vez no se trataba únicamente del estribillo.

El “interior” de la canción también podía leerse como una cuidadosa denuncia de la desmesura del poder castrista. No faltó quien en la estrofa que decía
“ese hombre está loco/ quiso soñar de más/ y mientras mariposas perseguía/ otro hombre moría”  

Quiso ver una alusión a la muerte del Che mientras ese hombre se entregaba a faraónicas empresas agrícolas. O quien en la siguiente estrofa vio una referencia a la paranoia bélica del fundador del castrismo y a sus relaciones con Estados Unidos:
“él creyó que la tierra/ se debía a la guerra/ él creyó en un altar/ él creó un enemigo/ que en realidad era amigo/ sólo un amigo más”

Cuando la censura reaccionó para hacer su trabajo (eran los años de la perestroika, años en que la censura andaba confusa y lejos de su capacidad de reacción habitual) la canción era demasiado popular como para hacerla desaparecer sin crear mayor escándalo aun. Lo que se intentó fue corregir la interpretación popular produciendo un video clip en el que aparecían imágenes de Hitler o Reagan (el Hitler de turno de la propaganda oficial) pretendiendo que aquellos eran a los que estaba dirigida la canción.
No obstante la gente no se dejó distraer y se cuenta de un famoso incidente en el cine Payret cuando en medio de uno de aquellos Noticieros ICAIC que reproducían largos trozos de discursos del susodicho la gente se puso a entonar el ya famoso estribillo. (Si entre los lectores de esta nota hay algún testigo presencial se agradece aportar su testimonio).
Otra composición que adquiriría condición de legendaria sería “Abuelo Paco”. Su autor, Pedro Luis Ferrer, la incluiría en su álbum de 1994 “100% cubano” pero que desde unos años antes la había hecho popular en conciertos y grabaciones caseras.
Compuesta en clave alusiva las referencias a la realidad eran bastante más transparentes al resumir la historia que va del triunfo revolucionario a la implantación de la dictadura.
Abuelo hizo esta casa, y aunque todos la vivimos
con la suerte que conlleva cuidarla en el sacrificio,
para mover un alpiste hay que pedirle permiso;
si abuelo no está de acuerdo nadie cambia el edificio


Aunque en la cuerda del reconocimiento de méritos y la crítica constructiva Ferrer entraba en el territorio de lo imperdonable al señalar la naturaleza represiva del sistema implantado por el abuelo Paco:

Ten paciencia con abuelo; recuerda bien cuanto hizo;
no contradigas su afán; ponle atención a su juicio
gasta un poco de tu tiempo complaciendo su egoísmo.

No olvides que abuelo tiene un revólver y un cuchillo;
y mientras no se lo quiten abuelo ofrece peligro.

Aunque sepas que no dile que sí;
si lo contradices, peor para ti.

Mientras tanto en el extranjero aparecía alguna que otra canción referida al Máximo Líder ya fuera en términos juguetones y burlones como en el caso de la Samba do Fidel (2009) de los brasileños Os Mutantes o en en el bastante más agresivo Anti-Castro (2000) de Brujería.

Apenas unos días antes de la repentina enfermedad que apartó del poder al ahora cumpleañero salía al mercado el disco Boomerang de Habana Abierta “Basta que lo digas tú” de Boris Larramendi y Kelvis Ochoa centrada menos en la denuncia o la acusación que en la ambivalencia entre la canción de amor y la sátira política. La tradición de la canción antifidelista regresaba a los orígenes de “Ojalá” (y de paso se conectaba con el gesto antidictatorial del brasileño Chico Buarque en “A pesar de voce”) pero 40 años después en un tono bastante más desenfadado.
Un lustro antes el propio Larramendi había compuesto en tono similar “Canallona” pieza que nunca ha grabado en disco y raramente canta en público


Y luego en el 2010 compuso “La conga del mercenario” en los días que se exigía la liberación de los presos políticos en la isla.
Pero lo que ha marcado un antes y un después en el género al punto que en ese después ha quedado muy poco que decir fue “El Comandante’ de Porno para Ricardo compuesta y grabada (mérito añadido) en la isla y que le presento en la versión que empezó a circular a fines del 2006.



Y no es que desde entonces el Comandante haya seguido las recomendaciones inequívocas que le hacían desde la banda de punk rock pero lo cierto es que desde hace rato se le escucha bastante menos. La actual decadencia del género es atribuida a la no menos profunda decadencia de su inspirador aunque se prevee que su desaparición del mundo de los vivos traerá un momentáneo repunte entre compositores más vivos todavía.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja, no paro de reírme....

Nausea dijo...

Total. Ya escasamente importa lo que se diga del HP, pues en definitiva se salió con la suya y logró lo que buscaba. Se morirá de causas naturales sin haberle rendido cuentas a nadie ni pagado por absolutamente nada. Cierto, aunque hubiera sido enjuiciado y condenado en un proceso a lo Nuremberg (que por supuesto solamente se aplica a criminales de derecha), ni ahorcado hubiera pagado, ni de lejos. Eso es lo que pasa con los monstruos: no hay manera de hacerlos pagar, al menos en este mundo.

Nausea dijo...

Y dicho sea de paso, cuando al fin se muera este hijo de Lina, ni sueñen con que será tratado como fue Pinochet, por ejemplo, aunque el chileno hizo muchísimo menos daño y acabó salvando a Chile de la plaga comunista que hubiera hundido al país. Todo el mundo (excepto "esa gente" que para nada cuenta) será, como mínimo, muy "moderado," "comprensible" y "tolerante." La justicia era verde y se la comió un chivo, por no hablar de la verdad y la decencia.

Anónimo dijo...

Muy buen articulo, tengo una compilacion de canciones al comandante, tanto a favor como en contra, y algunas son solo imaginativas, pero pueden servir, piensa en "Corazon de madera" de Donato Poveda, "Guillermo tell" de Carlos Varela, o el "Lucha tu yuca" de Ray Fernandez.

pero entre las que si son dedicadas al señor esta "Memoramdum para un tirano" " Que se vaya ya" y "El diablo llego a la Habana" de Willy Chirino, y no puede faltar el clasico "Matar a Castro" de Hombres G.

OP