lunes, 22 de septiembre de 2014

"Como el Verbo, en un principio fue Enrisco"

Ya salió en Suburbano, revista literaria digital una versión abreviada de la entrevista que me hiciera hace unas semanas el escritor argentino Hernán Vera Alvarez que pueden leerla aquí. Si (algo que no les recomiendo) prefieren leer la entrevista íntegra aquí la tienen. 

P: ¿Cómo surgió la idea del libro? 
R: Lo primero que debo aclarar es que Enrisco no quiso venir a hacer la entrevista así que seré yo, Enrique Del Risco, quien se hará cargo. Tuvimos la idea de hacer este libro hace años, luego de la publicación de “El Comandante ya tiene quien le escriba” en el 2003 con la desaparecida Ediciones Universal. Un libro que recogiera lo mejor de los textos esencialmente humorísticos que Enrisco ha publicado a lo largo de los años en diferentes publicaciones, algunas de las cuales ya han desaparecido. Ya desde entonces el título lo tenía claro: “Enrisco para presidente”. Luego con los años siguieron acumulándose textos y con una editorial como Sudaquia apareció la oportunidad de llevar adelante el proyecto. Ello conllevó un proceso arduo de selección en el que hubo que reducir unas seiscientas páginas de textos más o menos a la mitad. Luego hubo que crear una estructura en la que artículos escritos en diferentes épocas encontraran un nuevo sentido que es –y ahora es que me doy cuenta- el de explicar lo que ha pasado en los últimos años y no inducir al lector a cortarse las venas sino a, después de todo, seguir encontrando motivos para reír. El libro incluye también un prólogo y un glosario explicativo escritos ex profeso para el libro y que al compañero Enrisco –debo reconocerlo- no le han quedado nada mal.     
P: Mientras comenta su plataforma de gobierno analiza los últimos diez años de la vida cubana. Por lo que veo en las redes sociales, su plataforma seduce. Ahora bien, si tuviera la posibilidad, a quién elegiría en su gabinete de, pienso, Cultura?
 R: Señor periodista, si insinúa que le seduce ocupar el ministerio de cultura en mi futuro gabinete le aconsejo que vaya haciendo la cola, que es larga. Lo que de verdad necesito es un buen ministro del interior para repartir palos a los descontentos que, según sospecho, serán muchísimos. 
P: Salvo en el Glosario, que sirve para aquellos que no están muy al corriente de la situación en Cuba, en ningún momento lo nombra a Fidel Castro. Aquí, entre otros adjetivos, es el Comandante. ¿Lo hizo adrede? 
R: Nada en ese libro es accidental. Ni siquiera las erratas. En el caso del Comandante sucede que a Fidel o a Castro todo el mundo los acusa (con razón) de los más variados crímenes mientras que el Comandante se ha mantenido increíblemente a salvo de tales acusaciones. Pues alguien tenía que ocuparse de rellenar ese vacío y le ha tocado precisamente al compañero Enrisco.
 P: En muchísimas páginas hay lugar para el humor, la ironía. En “La carta a Juanes” parece que se ha puesto un poco más serio. Sin embargo, mucho de lo que dice en la carta era lo que muchos pensaban. (Qué opina al respecto?) 
R: No creo que haya una línea en todo el libro en la que Enrisco haya intentado escribir en serio como tampoco creo que no hay una línea en la que de alguna forma no haya dicho lo que pensaba, aunque fuera de la manera un tanto enrevesada de que se vale la ironía. La carta a Juanes sí la publiqué en su momento pensando en que si llegaba a su destinatario cumpliera su función comunicativa: o sea, que chistes aparte se enterara de lo que le estaba diciendo. En ese sentido es lo más serio que contiene el libro pero tampoco hay que exagerar. 
P: En otro de los artistas, esta vez, sí que vuelca el humor: Silvio Rodriguez. ¿Es porque, entre otras cosas,  él es una cara del régimen castrista? 
R: Silvio, en tanto crítico inicial del castrismo y defensor acérrimo luego es la encarnación-para muchos- del héroe y el traidor de varias generaciones que no es poca cosa. Luego hace declaraciones que son muy generosas con los humoristas porque cuando no tienen nada que decir siempre pueden echar mano a lo último que dijo Silvio. Y más allá o más acá de la política Silvio, al margen de que ha compuesto muchas canciones bellas, es a su vez una de las máximas encarnaciones del kitsch latinoamericano de izquierdas, ese que criticaba al kitsch más tradicional para caer de inmediato en cursilerías y ridiculeces más penosas aún. Mucha gente no me va a perdonar que diga esto pero el “problema” de Silvio, más que político, es estético. Tiene canciones muy buenas pero su poética es tan llorona y enfermiza que se ha convertido en patente de corso para decir y -lo que es peor- hacer cualquier barbaridad. Vaticino que en un futuro, cuando el castrismo no sea más que un mal recuerdo el silvismo –o sea, el lado más cursi y plañidero de las canciones de Silvio- seguirá causando estragos. Los hombres mueren pero el mal gusto es inmortal.    
P: ¿Se exilió en los Estados Unidos en 1995 por problemas políticos? 
R: No, Enrisco y yo pedimos asilo político en 1995 en España y no llegamos a Estados Unidos hasta 1997 pero eso está contado en mi libro anterior “Siempre nos quedará Madrid” y usted -como todo futuro miembro de mi consejo de ministros- tiene el deber de comprárselo y aprendérselo de memoria.  
P: ¿Cómo recuerda que era su vida en Cuba, la de los últimos años? 
R: Un horror absoluto atenuado por la amistad y la juventud que hace que cualquier circunstancia, por terrible que sea, parezca mucho más divertida. Fueron años de mucha indignación ante la realidad que no te daba tregua en casi ningún espacio de tu vida pero, al mismo tiempo, muy vitales y creativos. De creación y colaboración porque debe de ser la época de mi vida en la que más he colaborado con otras personas. Con Francisco García González para escribir “Leve Historia de Cuba” (otra lectura obligada de mi futuro gabinete); con Daniel Díaz Torres y Eduardo del Llano en el cine; con este último y otros humoristas en la que fue la revista “Aquelarre” de cortísima duración; con grupos como Nos-Y-Otros, Sala-manca, La Oveja Negra y Los Hepáticos en proyectos teatrales y con Jesús Castillo, Ernesto Hernández y Armando Tejuca en exposiciones de un cierto humorismo plástico-conceptual muy locas y que nos divirtieron mucho pero de la que apenas queda documentación. Para más información consultar “Siempre nos quedará Madrid” que como ya le dije será de lectura obligada en el gabinete y las escuelas de mi futura república. 
P: Tiene un blog que informa mucho de lo que sucede en Cuba. De alguna manera es estar cerca de su tierra, pero también de que otros compatriotas y otros que desean saber la situación de Cuba se informen. ¿Cómo se lleva con las exigencias de tener un blog y actualizarlo? 
R: No pretendemos informar. De eso se encargan otros. Lo que tratamos de hacer con la información que nos proporcionan otros medios y la experiencia acumulada tras 28 años de vivir allá es darle algún sentido a toda la información que produce la isla que puede marear a cualquiera que no se haya acostumbrado a navegar en las turbulentas aguas del absurdo cubano o el que ha perdido la costumbre.
 P: Muchas veces firma como Enrisco, una suerte de Otro Yo lisérgicamente complementario. ¿Puede explicar cómo surgió y por qué lo de Enrisco? 
R: Como el Verbo, en un principio fue Enrisco. Empecé publicando artículos humorísticos cuando todavía no había cumplido veinte años  y a esas alturas firmarlos como “Enrique Del Risco Arrocha” con toda aquella acumulación de erres hubiera espantado a cualquiera así que decidí que “Enrisco” como contracción del nombre y primer apellido era una opción mucho más económica. Luego hemos decidido que todo lo demás que no sea expresamente humorístico lo firmara Enrique Del Risco, un tipo pretencioso que hasta ha publicado una tesis de doctorado con un título tan largo que cuando lo terminas de leer se te olvidó qué decía al principio. 
P: ¿Qué significa para usted publicar por Sudaquia? 
R: En muy poco tiempo Sudaquia se ha convertido en la principal referencia editorial en español en una ciudad como Nueva York y eso no es poca cosa. Haber participado en sus inicios con “Siempre nos quedará Madrid” (libro de lectura obligatoria en el gabinete, escuela y asilos de ancianos en mi Cuba del futuro) es una satisfacción para mí. Y ahora con “Enrisco para presidente” será la primera vez que publico más de un libro (el noveno en mi lista) con el mismo sello y supongo que eso, en un nómada editorial como siempre he sido, también signifique bastante. 
P: En la presentación estará  Ramón Fernández-Larrea. (¿Lo ha elegido por alguna razón en particular?) 
R: Ramón es uno de los humoristas cubanos que más respeto y a pesar de que nos separan muy pocos años de edad lo he visto siempre como un maestro. Encima de eso somos compinches desde hace miles de años y tiene una soltura en público absolutamente envidiable. Mejor hubiera sido que encima de eso fuera él quien hubiese escrito el libro pero no me atreví a pedírselo, algo que los lectores seguramente lamentarán.
 P: Vive en New York. ¿Tiene pensado vivir en Miami?
R: Debo aclarar que no vivo en Nueva York, sino en West New York, New Jersey lo que en términos habaneros equivale a vivir en Regla (una población al otro lado de la bahía de La Habana) aunque sí trabajo en Nueva York, (o la Poma Yuma, como diría un oriental). Para mí Miami es la patria y eso significa que con ella me tomo la libertad de visitarla, quererla, criticarla y hasta reírme de ella pero sobre todo de vivir lejos de ella porque con las patrias, como con las madres, llega un momento en que es necesario establecer cierta distancia. No demasiada pero al menos la suficiente para que te deje respirar. No obstante nunca descartamos vivir alguna vez allí aunque solo sea porque tanto Enrisco como yo hemos llegado a una edad en que se aprende que nada puede ser descartado del todo.
 P: ¿Por qué cree que la comunidad cubana de Miami muchas veces ha sido atacada por los intelectuales y escritores de América Latina y EEUU?
R: Porque es muy fácil. Y no sólo porque todavía es una ciudad a medio hacer y es fácil burlarse de ella como de cualquier cosa a medias, algo que todavía no se sabe lo que terminará siendo. El caso es que es la única ciudad importante de Estados Unidos en que los latinos son el Poder, con mayúsculas, y sin embargo le permite a los intelectuales norteamericanos manifestar su desprecio por los latinos sin parecer racistas, como si fuera una pura cuestión ideológica. Y a los latinoamericanos les permite despreciarse a sí mismos (y sobre todo a la gente que en sus sociedades estaría condenada a ser sus sirvientes y aquí encuentran otras oportunidades) y que parezca que le están haciendo un servicio a la humanidad.
 P: Ha publicado libros de cuentos y antologías. ¿Qué lugar ocupa este libro dentro de su obra? 
R: El noveno. Ni más ni menos. No debe pedírsele a los escritores que comparen sus libros con los otros como no se le pregunta a un padre a qué hijo quiere más. Lo que sí te puedo decir (en nombre mío y en el de Enrisco) que reúne lo mejorcito de más de diez años de trabajo y si comparado con la cultura y la historia de la humanidad no es absolutamente nada en relación conmigo es muchísimo.
 P: ¿Qué aprendió de la sociedad norteamericana en estos años? (si es que aprendió algo, claro). 
R: Yo soy bastante lento así que todavía estoy en pleno proceso de aprendizaje. Si algo he aprendido es que el respeto por tus derechos empieza por el respeto al derecho de los demás. Ya lo sabía pero no es lo mismo saberlo que vivirlo. Ese ABC de vivir en libertad aquí se aprende no como teoría sino como normas de convivencias muy concretas que llevan al respeto tanto del espacio como del tiempo ajenos. (Empiezo a pensar que esa falta absoluta de respeto por el tiempo ajeno es uno de los síntomas, si no la causa, de la propensión de ciertas sociedades al autoritarismo). Y entender que el respeto al derecho ajeno no significa que cada cosa que diga el otro sea automáticamente respetable o que debamos inhibirnos de decir que tal o más cual cosa nos parece una idiotez. También he aprendido que es muy difícil despojarnos de los lastres autoritarios en los que hemos sido educados pero no es imposible: eso depende de que no confundamos toda esa rémora totalitaria que arrastramos con nuestra propia identidad. Porque si algo hace una sociedad como esta es enfrentarte contigo mismo, obligarte a ver lo que eres y hay mucha gente a la que su imagen no le satisface mucho y en esos casos la nostalgia por los valores de la tribu que dejamos atrás se hace muy tentadora. 

2 comentarios:

Realpolitik dijo...

Doy por sentado que Juanes nunca se dió por enterado de esa carta, pero claro, nadie "progre" se fija en lo que piensa "esa gente." Suponiendo que la leyera, la reacción típica de "iluminados" extranjeros es creerse mucho más "expertos" y mejor informados sobre Cuba que meros cubanos. Diera tremenda risa si no fuera algo tan "normal" y establecido.

Realpolitik dijo...

Por cierto, y en qué anda Juanes ahora? Lo último que recuerdo oir de él es que estaba clamando por que soltaran a los "5 héroes" castristas, como buen progre, o mejor dicho, buen letrinamericano qué es.