En el último
número de la revista Diálogo (Volumen 15, Número 2, Otoño del 2012) del Center
for Latino Research de DePaul University de Chicago aparece un trabajo mío. Se trata
de un adelanto de “Siempre nos quedará Madrid” un libro que aparecerá en las
próximas semanas en el que relato las experiencias mías (y de un grupo de compatriotas)
al emigrar hacia España a mediados de los años noventa, el abrupto tránsito entre
La Habana del período especial y un Madrid entusiasmado por su reciente ingreso
a Europa, la discreta aventura del viaje entre dos ciudades que ya no existen.
Nota: La foto recoge un momento trascendental de la historia de la emigración en aquellos días. El momento en que nos comunicábamos con Cuba a través del truco del celular como se describe en un capítulo adelantado aquí.
3 comentarios:
¡¡Que bien!!
Comparto este avance en mi muro de Facebook; a la espera (¡con los brazos abiertos!) de que el libro se publique en España.
Los teléfonos alemanes de esa época eran menos propensos al fraude, nada de recibir llamadas a cobro revertido. En cambio, algunos tenían un fallo mecánico: un pequeño disco, visible tras un minúsculo cristal, que rotaba mientras se consumía el valor de las moneda insertadas. Si el disco alcanzaba el valor cero, se caía la llamada. De más está decir que un simple destornillador bastaba para eternizar las llamadas.
En 1995-96 Austin, Texas los cubiches usaban el mismo truco; luego llegó un genio miamense con un escáner y clonaba teléfonos celulares; luego veías a la paisanada armados de pagers para recibir llamadas y celulares calientes para llamar.
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