miércoles, 2 de marzo de 2011

Jaragüita, cabeza cónica

Varias veces Martí conoció la traición. Una de las más conocidas, como que la reflejó en su Diario de campaña, fue la de Jaragüita, práctico de los españoles que se une a las tropas mambisas el 17 de abril de 1895:

Viene “Jaragüita”―Juan Telesforo Rodríguez,―ya no quiere llamarse Rodríguez, pues ese nombre llevaba de práctico de los españoles,―y se va con nosotros. Ya tiene mujer. Al irse, se escurre.―El pájaro, bizambo y desorejado, juega al machete; pie formidable; le luce el ojo como marfil donde da el sol en la mancha de ébano.

Nótese como, pese a la evidente fealdad del práctico, Martí trata de redimirle la mirada con un par de materias nobles –el ébano y el marfil. Pero apenas tres días después Jaragüita escapa y Martí, luego de unos instantes de confusión, lo ve con los ojos del desprecio: el marfil se ha convertido en vidrio.

Se huye Jaragüita. ¿Lo azoraron? ¿Va a buscar a las tropas? Un montero trae de Imías la noticia de que han salido a perseguirnos por el Jobo. Aquí esperaremos, como lo teníamos pensado, el práctico para mañana. Jaragua, cabeza cónica. Un momento antes me decía que quería seguir ya con nosotros hasta el fin. Se fue a la centinela, y se escurrió. Descalzo, ladrón de monte, práctico español; la cara angustiada, el hablar ceceado y chillón, bigote ralo, labios secos, la piel en pliegues, los ojos vidriosos, la cabeza cónica. Caza sinsontes, pichones, con la lírica del lechuzo. Ahora tiene animales y mujer. -Se descalzó por el monte. No lo encuentran. Los vecinos lo temen.
Es uno de los momentos más –involuntariamente- divertidos de la prosa martiana, esa saña contra el traidor dolorosamente feo donde antes trató de encontrar alguna nobleza. Y es que las traiciones siempre nos ponen ante la disyuntiva de la perreta martiana o aquella ocurrencia del crucificado: “Perdónalos Señor que no saben lo que hacen”. Y ciertamente llamarle a este Jaraguita “Cabeza Cónica” (o más contemporáneamente “Cabeza de Pinga") más que un insulto es ejercer la descripción anatómica con un mínimo de rigor. A los que no somos ni martianos, ni cristianos, ni anatomistas ¿qué nos queda además de la venganza del desprecio y el olvido? Además, visto el personaje ¿a quién engañó o engaña si no es a sí mismo? ¿qué es más imperdonable, la traición recién descubierta o la sintaxis, que estuvo siempre a la vista de todos? Agradezcámosle los servicios prestados mientras trató de hacerle creer al mundo que era libre, independiente, periodista.
Y a otra cosa.

4 comentarios:

Güicho dijo...

Eres un cabrón. Tampoco puedo gastar en suspicacias de que alguno sea agente de la bestia. Mientras trabaje de este lado, está de este lado. Allá él después si es tan comepinga de chivatear.

Pese a todo, o precisamente, hay un criterio discriminador de chivatos: la inteligencia. Pero la insensata fraternidad nos obliga a aceptar carpas honrados.

Güicho dijo...

Esto te puede interesar, aunque el final para Cuba no sea de rosas subversivas.

Anónimo dijo...

Guicho, genial! Gracias.

http://www.gacetadecuba.com/guicho-casual/?p=26

Anónimo dijo...

Tu traducción libre de "cabeza cónica" al cubano moderno me parece apropiada. Gracias.