jueves, 30 de mayo de 2024

El telón de bagazo y el mito de las Grandes Ligas

 

Ahora parece fácil. Que cualquier pelotero cubano con un poco de talento se establezca en Grandes Ligas. Pero hay que recordar que hubo un tiempo en que, tras años de aislamiento e ignorancia, jugar con los mejores a nivel mundial parecía cosa de superhombres, un mito inalcanzable. Eso es lo que explica que durante décadas nadie se atreviera a dar el salto. Eso y el miedo a represalias que se maginaban -con razón- crueles e infinitas. Desde no ver más a la familia hasta soportar el desprecio infinito de toda una nación por haber elegido una carrera bien remunerada en lugar del honor que otorgaba un régimen que se erigía como el único representante del país. ¿Acaso nos llegaban de Bárbaro Garbey -llegado a Estados Unidos a través del éxodo del Mariel- algo más que rumores?

Tuvieron que pasar décadas de miserias e injusticias para que algún pelotero se atreviera a sobrepasar una barrera que parecía insuperable. De ahí el valor tremendo de un jugador como René Arocha para atreverse a abandonar la selección nacional e intentar alcanzar el reino mítico de las Grandes Ligas. Como Colón, más que haberlas alcanzado su mérito fue atreverse a enfrentar el miedo a lo desconocido. Luego estaba el detalle más vulgar del bate de aluminio. El uso del aluminio había deformado el béisbol en Cuba que hacía dudar a los propios bateadores del peso real de su talento. Sobre todo para aquellas generaciones que no habían conocido otra cosa.

El cambio al bate de madera al mismo tiempo que debían enfrentar un pitcheo muy superior hizo en principio el salto para los bateadores mucho más difícil que los pitchers. Que se terminara adoptando la madera nuevamente en las series nacionales para ser competitivos en topes internacionales como los Clásicos terminó facilitando la adaptación a los que intentaban un salto que cada vez se hacía más tentador. Hoy, cuando los adolescentes con un poco de talento en la isla se preparan para dar un paso que cada vez les parece más natural no está de más recordar los tiempos en que las Grandes Ligas no eran solo el sitio del béisbol más exigente del planeta sino, casi literalmente, otro planeta.

3 comentarios:

Miguel Iturralde dijo...

¿No estuvo envuelto en un lío de partidos arreglados cuando jugaba en la pelota nacional cubana que redundó en su separación de los torneos? Saludos.

enrisco dijo...

Miguel, la historia de los partidos arreglados siempre fue poco transparente. Esa a la que te refieres creo recordar que fue anterior. La que recuerdo mejor fue en 1982 y por la que expulsaron a 17 jugadores de los equipos Industriales y Metropolitanos. Desde el principio sonaba increíble porque fue una de las mejores campañas de Metropolitanos y los apostadores arreglan los juegos para perderlos, no para que jueguen mejor. Lo segundo es que se les acusó y se les condenó públicamente antes de someterlos a juicios, con una declaración televisiva. Y según los propios peloteros, que siempre han sostenido su inocencia, en el juicio nunca presentaron a los supuestos apostadores que habían arreglado los juegos. Aqui la entrevista a uno de los peloteros:
https://www.youtube.com/watch?v=JFDMxYKupn4&t=1817s

Miguel Iturralde dijo...

Gracias Enrique. Saludos.