sábado, 22 de abril de 2017

Esa joya del Caribe...

Caspa, inconsecuencia y resabios imperiales. Un resumen de la política española hacia Cuba:
"Esta joya del Caribe [nótese el lenguaje corsario] que España perdió con dolor en 1898 [se le cayó de la cartera?] dando lugar a un cataclismo nacional cargado de pesimismo [habla del fin del Imperio español, por si no se dieron cuenta] ha sido en las últimas décadas un elemento de confrontación política interna que no ha hecho ningún bien a ninguna de las dos partes ["unámonos en el banquete en vez de pelearnos por los cubiertos!"]. Desde que Felipe González visitó la isla en 1986, Madrid inició una estrategia de alejamiento [what?] que culminó con la política de mano dura de José María Aznar [qué belleza de oración: es como decir "el declive del imperio romano que empezó con la invasión de las galias por Julio César y culminó con la entrada de los vándalos en Roma"]. Este logró que en 1996 la Unión Europea adoptara una posición común de reducir al mínimo las relaciones diplomáticas. España, con 250 empresas radicadas en la isla, es el tercer socio comercial de Cuba y el primero europeo. Así que si había un país perjudicado por ese distanciamiento en nombre de los derechos humanos (un asunto que no parecía preocupar con otras naciones) [pero sí al PP cuando estaba en la oposición] ese era España. Dura posición que tampoco logró la apertura democrática del régimen ["ya que no vamos a conseguir ningún cambio, forrémonos"]"
Pero ese es el problema: para piratas los dueños de esa (maltratadísima) joya del Caribe. 

7 comentarios:

ombre dijo...

La única virtud que puede tener la hijeputez es ser franca y abierta, sin tapujos ni disimulos. La persona que ha escrito esta repugnante infamia y el medio que se la publica y difunde tienen esa virtud. Es muy poco, por supuesto, pero el mismo Jesucristo dijo que era preferible ser caliente o frío a ser tibio, y aquí no hay tibieza alguna. Si alguien todavía dudaba la insondable hijeputez española, esto no deja lugar a dudas. Nos queda la opción digna y decente: corresponderle como se merece, pero no solamente con desprecio, sino con hechos que lo demuestren.

ombre dijo...

Me encanta lo del “dolor” de España al perder su joya en 1898, pero los cientos de miles de muertos por el genocidio de Weyler para no perderla no vienen al caso (y dicho sea de paso, todavía existe la Plaza Weyler en Santa Cruz de Tenerife en Canarias, que parece nunca le ha molestado a nadie). Es sólo un caso de una valiosa propiedad perdida, una gallina que daba huevos de oro, y por supuesto todo intento de recuperar o compensar la pérdida vale. Todo. Lo que sea y como sea. El asunto es seguirle sacando máximo provecho a Cuba, que para eso está hoy como estuvo por siglos.

No me choca tanto lo que dice la autora de esta miserable bajeza en El País como la forma en que lo dice, el tono. Simplemente afirma lo que se sabe perfectamente hace muchísimo rato, pero lo expresa como si fuera lo más normal, natural y razonable del mundo. Me recuerda a Hannah Arendt y su gran frase: la banalidad del mal. Al menos ahora comprendo perfectamente lo que significa puta madre.

Desde cierto punto de vista, este es un cuadro sicológico fascinante, aunque bien patológico. La cosa es tan obvia que supongo que los mismos españoles se den cuenta de su “problema,” pero evidentemente los tiene sin cuidado. Santocielo, el asco—y eso que, en gran medida, los cubanos españoles somos.

Realpolitik dijo...

Por cierto, habían otras plazas y calles españolas con el nombre de Weyler, pero cuando él tomó parte en el fallido intento de derrocar al dictador Primo de Rivera en 1926, éste último les mandó a quitar su nombre como represalia, aunque la plaza en Santa Cruz de Tenerife lo mantuvo.

Weyler, el inventor de los campos de concentración (luego "perfeccionados" por Hitler), nunca fue encausado y mucho menos condenado por lo que hizo en Cuba; el genocidio se trató como "cosas de la guerra" y al carajo. Ni siquiera fue un apestado--tan tarde como 1920, siendo ya Marqués de Tenerife, recibió el título de Duque de Rubí y Grande de España por decreto de Alfonso XIII. Murió más viejo que Fidel Castro, en 1930.

Anónimo dijo...

Los españoles no solo son muy hijoeputas sino extremadamente ineptos y algo idiotas. Tuvieron el mayor imperio de su tiempo, se gastaron en putas la plata que le sacaron, no dejaron un cabron rincon de ese imperio prospero y organizado, y encima de todo eso se sienten orgullosos y se ponen nostalgicos. Joder tio!

Anónimo dijo...

El Pais hizo bien en omitir la posibilidad de comentarios. Porque este gachupín cara de culo habría que ponerlo en su lugar.

Anónimo dijo...

La mejor venganza sería que saliera electo Podemos en las próximas elecciones.

Si eres cubano y tienes ciudadanía española, no lo dudes ! Vota por Podemos, que la venganza es un plato que se come frío.

Anónimo dijo...

es uno de los paises (y no incluyo a todos los gaitos porque Aznar puso las cosas donde deberian ir) que ayudo y todavia ayuda a que la situacion se mantenga. Espana nunca ha aceptado que fue derrotada en cuba y que perdio su joya, por eso desde 1959 ha apoyado discretamente y en silencio la posicion de confrontacion del gobierno cubano aplastando a sus nacionales bajo el pretexto mentiroso de querer ser conquistada por eeuu, cabe la idea resentida de "si yo no la puedo tener, pues que no la tenga nadie entonces" y el orgullo malsano de que la isla sea malgobernada por piratas de descendencia española, que bien malos han sido con los nativos.