miércoles, 29 de marzo de 2017

El precio de la vida


A ver si entiendo: luego de quitarle durante seis décadas un por ciento incalculable de su salario para pagar el presupuesto de salud, educación, las fuerzas armadas, la policía, etc. de la manera en que lo ha estimado conveniente el gobierno cubano decide pasarle a sus súbditos una “factura simbólica” por los servicios de salud que reciban. Es como para que, a su vez, cada ciudadano cubano le pase al gobierno una factura simbólica por ese por ciento del salario del que dicho gobierno se apropia de manera consuetudinaria y sin dar cuentas de ello. Y también pasarle la factura simbólica por todas las horas de trabajo voluntario donadas, por el dinero del que se apropia en las llamadas “misiones internacionalistas”, por el por ciento en las remesas con que se quedan, por el robo continuado en los consulados cubanos que viven en el extranjero o viajan. Pueden empezar a airear esos recibos simbólicos los mismos médicos cuyo descuento salarial va incluido en la famosa factura. Eso sin incluir tanta vida que nos hemos dejado a la cuenta de nuestros nada simbólicos gobernantes. Sólo así podríamos calcular por fin lo caras que nos han costado tales “gratuidades”, el privilegio innombrable de haber nacido allí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tipico del comunismo... el pueblo simula trabajar y el Estado simula pagar.. esta vez en concreto, el Estado emite una factura simulada y me parece muy bien, porque la atencion medica es igual de simulada e hipotetica...
Partida de descarados.. se me revuelve el estomago.. como es posible que no haya uno con un poco de dignidad ? Un medico que diga: no! yo no voy a dar ninguna factura o un paciente que le tire por la cabeza la factura al medico.. o tal vez los haya, solo que no nos enteramos ?

Anónimo dijo...

Aunque ya desde hace años las recetas son también “simbólicas” porque el paciente, después de ir a la farmacia y enterarse de que las medicinas no las hay, nos llama a los que estamos de este lado del charco para que se las mandemos.