En diciembre pasado visité la biblioteca Firestone de la Universidad de Princeton y aproveché para asomarme a la magnífica colección de manuscritos que tienen allí. Una de las colecciones que más me atraía son las de las cartas de Virgilio Piñera aunque buena parte de ella -si no todas- han aparecido en los libros de Carlos Espinosa y Thomas F. Anderson. No obstante en la carpeta de la correspendencia de Guillermo Cabrera Infante aparecen varias cartas dirigidas a este por Piñera. Sirva de muestra esta del 24 de abril de 1963.
La carta es interesante por algún que otro brete antiguo que hace lamentar (o agradecer) que a Virgilio no le haya tocado esta época de redes sociales y tiradera continua. (La foto del escritor que acompaña a esta nota también es parte de los archivos de la Firestone. Al dorso dice: "Guanabo, La Habana, diciembre de 1954").
En el momento más jugoso de la carta Piñera dice:
"Ya rompí definitivamente con Antón Arrufat. Una nueva y triste hazaña suya me obligó a hacerlo. Complotó para que yo no apareciera en el número que la revista mejicana Siempre dedicará a los escritores cubanos. Trató de justificar su actitud diciendo que en ese número solo iría la nueva generación. Pero donde está su cabronada es en haberlo ocultado. Pero como si eso fuera poco le pidió a R[odríguez]. Feo el ensayo de presentación para ese número de escritores de Lunes. Ahora ha añadido otra infamia. Aprovechando que yo estaba en Varadero fue el viernes a casa de Hurtado y allí dijo que “El caramelo” era una mierda y utilizó como argumento de autoridad la opinión de Julio Cortázar, diciendo que este le había declarado que a mi cuento le sobraban diez páginas. En todo esto hay un hijo de puta que habrá que descubrir porque Cortázar, al que yo le había dado el cuento en separata dijo textualmente: Che, anoche leí tu cuento. Me dio un golpe en el hígado, hubiera querido escribirlo, es de esos cuentos que uno no puede sino leer de un tirón, es magistral etc, etc. Además lo declaró públicamente en casa de Lisandro. O Cortázar es un hijo de puta o lo es Arrufat"
Para ampliar la imagen, pínchela.
2 comentarios:
El tiempo es implacable y al final lo dijo todo.
Si algo nunca ha escaseado en Cuba, sobre todo desde 1959, es hijos de puta.
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