Nunca he descubierto
nada. Ni siquiera pretendía descubrirlo. Sin embargo me di cuenta de que no se
sabía el lugar exacto donde se había creado nada menos que la bandera cubana.
Todo lo que se repetía eran un par de calles. Pues con una mezcla de empeño y
buena suerte creo haber descubierto la dirección exacta en la que en junio de
1849 Narciso López se reunió con Miguel Teurbe Tolón para darle forma
definitiva a la bandera cubana. Y la dirección es 47 Warren Street, NY, NY. Confieso
que cuando lo descubrí me sentí un Indiana Jones de bolsillo. Ya sé que es una
tontería pero durante más de 160 años los cubanos nos hemos dedicado a olvidar
esa dirección. Déjenme disfrutar recordársela. La explicación de cómo llegué a
esa conclusión pueden leerla aquí y aquí.
Post Data: No poca responsabilidad en este penoso retraso en las investigaciones sobre el tema recae sobre la paradoja de que de los tres símbolos oficiales del Estado cubano (el escudo, la bandera y el himno) dos fueron creados en el corazón del país que la ideología imperante desde hace seis décadas ha convertido en enemigo mortal. Ni que la encarnación de esa paradoja, la controvertida figura del general venezolano Narciso López, pasara de ser de precursor (cuestionable) de la independencia cubana a mero anatema. Tampoco en que el mayor especialista tuviera que marchar al exilio dejando atrás su archivo que a continuación sería saqueado y destruido por representantes de la triunfante revolución. Al respecto el historiador Antonio de la Cova me ha contado recientemente en comunicación personal:
Post Data: No poca responsabilidad en este penoso retraso en las investigaciones sobre el tema recae sobre la paradoja de que de los tres símbolos oficiales del Estado cubano (el escudo, la bandera y el himno) dos fueron creados en el corazón del país que la ideología imperante desde hace seis décadas ha convertido en enemigo mortal. Ni que la encarnación de esa paradoja, la controvertida figura del general venezolano Narciso López, pasara de ser de precursor (cuestionable) de la independencia cubana a mero anatema. Tampoco en que el mayor especialista tuviera que marchar al exilio dejando atrás su archivo que a continuación sería saqueado y destruido por representantes de la triunfante revolución. Al respecto el historiador Antonio de la Cova me ha contado recientemente en comunicación personal:
"Herminio Portell-Vilá, con la ayuda económica del Dr. Antonio Eligio de la Puente, compró el archivo y el diario de Cirilo Villaverde cuando su hijo [Enrique?] lo puso a la venta. Con dicha documentación, Portell-Vilá basó sus tres tomos de Narciso López y su época (1930-1958). Portell-Vilá, con quien me comuniqué con frecuencia en los 1980s antes de fallecer el 13 de enero de 1992, a los 90 años de edad, indica que el diario de Villaverde tenía errores de fecha y parece que copió el original y le hizo cambios. Portell-Vilá se me lamentó varias veces que al salir al exilio en 1959, los “bandidos” castristas le saquearon su casa y “me robaron mi biblioteca y mi archivo,” incluyendo el diario de Villaverde, que se perdieron para la historia".Insisto, esto es asunto que debe ser estudiado a profundidad por profesionales y no menos aficionados como yo. Porque al margen de que la bandera fuera diseñada en tal o más cual calle lo relevante es el denso y complejo tejido político, económico y social que conectaba a una nación con otra que pugnaba por independizarse tomándola como referencia y modelo cuando no destino. En fin, que se necesitan recuentos adultos entre tanta historia infantil.