Después de una larga agonía ha muerto la poeta cubana Elena Tamargo quien este domingo debía presentar su poemario Días ya vacíos en la Feria Internacional del libro en Miami. Cada vez que la veía en Miami me dejaba la misma impresión: la de ser una persona fuerte y sensible y al mismo tiempo sentirse terriblemente desamparada e indefensa a pesar del cariño que le profesaba un gremio -el de los poetas- que la veneraba como si fuese su reina. La noticia y el poema que pongo a continuación me llega a través del blog El exegeta que escribe Ena LaPitu Columbié:
Compás de espera
Mi pasado está invadido
y lloro lentamente.
Me ha llenado de miedo una noche en el Neva
me ha llenado de fe una tarde en Bakú.
Se quedó Samarcanda como alguna promesa
y la calle de Arbat para soñar a Eszenin
siempre, siempre.
Erré como torcaz
aplastada en la calle por un caballo ciego.
Me dan miedo mi pueblo y sus hombres
mientras Jesús del Monte se derrumba en silencio.
Una ciudad de espejos y banderas
y su empinada ronda de tenores.
Yo regreso a mis pájaros
al pequeño amarillo que no canta.
Ya no tengo balcón ni noches junto al mar
y otra campana traza mis compases de espera.
Estorbo como estorban los almendros
y en el farol se queman algunas mariposas.
Ciudad y almendro y yo
ay, qué desgracia.
Elena Tamargo
2 comentarios:
En paz descanse.
Su recuerdo permanecerá por siempre entre nosotros.
me uno al barbarito, que yo ni soy poeta pero esa mujer era muy triste chico, parte el alma.
sandokan
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