Ya Cuba cambió. Al menos desde hace un par de años a esta parte. Privatizaron el país a la rusa y la gente no se quiere dar por enterada. Los truenes como los de Lage y su clan, los procesos anticorrupción, todo forma parte de la guerra del grupo que se ha adueñado del poder contra los otros, la competencia. La expulsión en masa de buena parte de los trabajadores del sector estatal pretende menos hacer rentable el funcionamiento del estado que crear un ejército de desempleados del que se nutrirán a bajo precio los nuevos capitalistas. Andan fabricando el capitalismo con manuales de marxismo: si estos antes servían para demostrar lo feroz que podía ser aquel sistema ahora lo emplean para justificar su propia ferocidad como empleadores. “¿Qué le vamos a hacer? ¡el capitalismo es así!”
Cuando escuchen a algún mayimbe llamando a liberalizar un sector sobre el que tiene influencia (como ahora ha ocurrido con Antonio Castro y el béisbol) no es que le dio un súbito sarampión democrático. Comprende que la única forma de entrar a manos llenas en la repartición es incluyendo el sector que hasta ahora ha controlado como funcionario estatal en la fiebre privatizadora. La única –y leve- resistencia puede venir de aquellos que componen la mayoría a la que la participación que se les permite en la acumulación originaria del capital no pasa de desmochar cabezas o palmas. Son esos los que intentarán exigir un cambio en las reglas del nuevo juego de monopolio, algo que les permita competir en condiciones mínimamente aceptables. Pero por supuesto a esos se les aplastará ya sea en nombre de la patria, la revolución y hasta del socialismo.
2 comentarios:
Muy bueno.
Muy interesantes y terriblemente certeras tus observaciones.
Gracias, me has alegrado el dia.
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