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martes, 1 de noviembre de 2022

Déjà vu, all over again (o la mala memoria del tío Sam)

¿Si nos ha funcionado siempre por qué no nos va a funcionar ahora? Se habrá preguntado la cúpula del poder cubana el verano pasado, cuando se veía arrinconado por las protestas populares, las presiones norteamericanas, la falta de perspectivas económicas y por la presencia ominosa de esos hoteles que no dejan de construir y no consiguen llenar. Y se acordaron del tío rico que siempre termina por sacarles las castañas del fuego. El tío Sam, ese mismo. Porque hace tiempo están peleados y eso está muy bien en la percepción universal del asunto pero una cosa es la guerrita verbal y algo muy distinto la pelea en serio. Y las medidas aprobadas por Trump y ratificadas por Biden -destinadas a reforzar la presión sobre el entramado financiero de GAESA y el resto de la cúpula gobernante- hacían que la cosa tomara visos de seriedad.

La solución estaba frente a los ojos de todos. La misma que cuando los vuelos de la Libertad, cuando Camarioca, cuando el Mariel, la Crisis de los Balseros o la de los migrantes por Costa Rica en el 2017. Un buen ariete humano de unas cuantas decenas de miles de emigrantes que forzaran a negociar al tío rico y gruñón. Y, como el Mar Rojo ante Moisés, se abrió el éxodo a Estados Unidos a través de Nicaragua. Esta vez se les fue la mano. 225, 000 personas en apenas un año. Casi el doble de cuando Mariel. Y siguen. Por fin el gobierno de Biden está dando señales de rendirse. 

Sobrevivientes del hundimiento en Bahía Honda

La señal más clara de capitulación hasta ahora: ante el hundimiento de una embarcación por parte de los guardacostas cubanos y la muerte de cinco personas la respuesta de la embajada norteamericana en La Habana ha sido la de referirse a un “accidente”, advertir de los peligros de la “migración irregular” y anunciar que se van a ampliar las “vías seguras y legales de migración”. En resumen, se oculta el crimen, se regaña a la víctima y se anuncia la recompensa al asesino.


Luego vendrán señales de otras aperturas y toda la etiqueta que sigue a estas situaciones que se repiten cíclicamente en las relaciones entre ambos países. (Siempre con gobiernos demócratas, por cierto). Como si la computadora encargada de Cuba en el Departamento de Estado tuviera sistema operativo pero careciera de memoria. Cualquier trato será criticado por los republicanos en alta voz aunque agradeciéndolo en silencio, porque ¿quién va a querer más hispanos en este país? Y mientras tanto, Cuba sigue donde mismo. Sin hundirse del todo, pero tampoco sin acabar de salir a flote.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Viaje a la semilla

En un discurso de 1960 Fidel Castro decia:
"Y el médico que se marcha, el médico que trabajando en una institución nacional, en un hospital del pueblo, se marcha, es sencillamente un criminal [...] Pero criminal también, criminales son también los ingenieros, o los arquitectos, o los profesionales que traidoramente abandonan su país"
Ahí mismo se trazó la política hacia la emigración de profesionales que todavía sobrevive en ciertos sectores. De cualquier manera valdría preguntarse si  uno se pregunta si los médicos que mandan a trabajar afuera siendo necesario en los hospitales de la isla son también criminales.

Más interesante aun es la reflexión que me envía un amigo que sospecha que este mismo principio de exclusión y criminalización de los profesionales ha alcanzado también a la lógica de la jerarquía católica cubana:


Al leer la cita de nuestro Comandante Fidel Castro sobre los médicos, técnicos e ingenieros traidores, recordé la reciente homilía de despedida del Cardenal Ortega, donde el prelado, al dar las gracias por el trabajo y la ayuda de sus sacerdotes, afirma:"Dones de Dios para mí han sido los sacerdotes que encontré en La Habana, no pocos de ellos ordenados por mi buen y recordado predecesor, monseñor Francisco Oves. Ellos me han acompañado con amistad y afecto fraterno. Mi celo arzobispal han sido los 30 sacerdotes que he tenido la dicha de ordenar y que permanecen en Cuba, con su pueblo, en esta diócesis."
Te aclaro que, para cualquier obispo católico, no hay satisfacción mayor que aumentar las vocaciones, es decir, aumentar el número de ordenaciones sacerdotales, durante su episcopado. Es curioso que el Cardenal sólo cuente entre los destinatarios de su celo pastoral a los "que permanecen en Cuba, con su pueblo", y que lo diga además con esa frase que no sonaría fuera de lugar en un editorial de Granma. Es curioso que le parezca más importante excluir a los que se fueron (aunque quizás estén ejerciendo su ministerio sacerdotal en otros lares), que aumentar la lista de su cosecha a 40 o 50. Es curioso también porque muchos de los "idos" sirven a comunidades cubanas en Miami u otros lugares de la diáspora. ¿No son esos fieles también parte de "su pueblo"? Es curioso sobre todo si se compara con el caso de otros países. Por ejemplo, los polacos envían sacerdotes de Polonia a trabajar en las comunidades polacas de Estados Unidos. La implicación de la frase a mi (sesgado) juicio es ésta: los sacerdotes que se fueron de Cuba no cuentan. Y las comunidades católicas mayoritariamente cubanas que radican fuera de Cuba no son parte del pueblo cubano.

lunes, 21 de diciembre de 2015

El fin de una era

Cubanos que me escuchan: si tenían pensado llegarse a los Estados Unidos para quedarse un par de veinte años apúrense que el New York Times está pidiendo el fin de la Ley de Ajuste. Que esto no es cosa de algún candidato histérico de la Florida. Ya se ha visto que esta administración en lo que concierne a Cuba ha usado al NYT como el muñeco del ventrílocuo e ir preparando el terreno con la opinión pública (que como dice el gran Otrova Gomas no es más que una opinión privada convertida en epidemia).
Con la derogación de la Ley de Ajuste Cubano caería la que considero la mayor conquista de la Revolución Cubana. Esta ha sido la única ley con carácter verdaderamente nacionalista diseñada para beneficiar a los cubanos por encima del resto de la humanidad. Que la haya aprobado el gobierno de los Estados Unidos para ser puesta en práctica en su territorio es apenas un tecnicismo que no limitó sino más bien potenció su alcance. Con su final, que sospecho inminente, los nacionales cubanos seremos rebajados de nuestra condición de superhéroes a la de simples mortales algo que les contaremos a nuestros nietos con nostalgia y que, por supuesto, no nos van a creer.

martes, 29 de octubre de 2013

Normalidad

El coronel Lamberto Fraga, segundo jefe de la Dirección de Inmigración y Extranjería de Cuba ha declarado que el 57,8 por ciento de los cubanos que viajaron al exterior luego de las reformas migratorias habían regresado al país y concluyó:
"Los cubanos no estamos huyendo, están viajando normalmente"
Menos mal.


P.D.: El 42 % de 226.877 son (la cuenta no es mía) 95 888 cubanos. Tres veces más que cuando la crisis de los balseros. Lo que se dice un Mariel tranquilo.

jueves, 7 de febrero de 2013

martes, 15 de enero de 2013

Sobre el fin de la tarjeta blanca (revisado)

1.- Digámoslo de manera clara: la reforma migratoria que se estrenó ayer es el mayor paso que ha dado el gobierno cubano en cuanto a ampliación de derechos de los cubanos. Ahora los cubanos estamos al menos en cuestiones de posibilidades de entrar y salir del país casi tan bien como cuando Batista. Yoani Sánchez –por poner un ejemplo- para salir del país tendrá las mismas posibilidades de salir del país que Fidel Castro y el resto de los Moncadistas en 1955. Los deportistas en cambio tendrán más dificultades que las que tenía Kid Gavilán pero eso es algo que se podrá resolver con el tiempo. Tampoco hay que desesperarse.

2.- Se habla de cambios estructurales en el sistema cubano. Del paso de un capitalismo de Estado y un estado totalitario a otra cosa. Esa otra cosa parece ser una economía controlada en sus sectores más estratégicos y rentables por los militares en alianza (o no) con el capital extranjero; en los estratégicos y menos rentables por el mismo Estado; y en la pequeña empresa por particulares. Algo así como un batistato con bajos recursos y un poquito de internet.

3.- Se amplían las posibilidades de salir de Cuba pero no necesariamente las de visitar otros países. Que a ti te abran la puerta de la cárcel no quiere decir que todo el mundo va a abrir la puerta de su casa para recibirte. Eso, que es tan obvio para el resto de la humanidad, tratándose de compatriotas -para los que las nociones de derechos, ciudadanía y pasaporte pertenecían a una lengua muerta- no está de más recordarlo. 

4.- Esta reforma le quita el poco sentido que le quedaba a la Ley de Ajuste Cubano, esa que había sido hasta ahora el mayor logro de la Revolución Cubana en materia de derechos, si bien había sido aprobada por el congreso norteamericano para ser aplicada en aquel país. Bueno, al fin y al cabo no se puede tener todo en la vida. Pero que carezca de sentido no significa que la Ley de Ajuste tenga que ser eliminada con tantas cosas sin sentido que siguen existiendo por ahí.

5.- Se dice que esta reforma busca ser a la vez una válvula de escape y fuente de recuperación de divisas. Se habla incluso de un Súper Mariel Rojo. Eso me parece desde ya una exageración si se tiene en cuenta la inexistencia de actos de repudio a los que se van aunque solo sea porque los destinados a celebrar dicho acto están demasiado ocupados sacando su pasaporte. Los actos de repudio aparecerán más adelante donde a los que se queden y quieran seguir jodiendo la pava hablando de democracia y otros infundios del imperialismo se les tirará huevos directamente importados de Miami.

6.- De cualquier manera se hace más evidente la necesidad de que el cable de fibra óptica con el que Cuba está conectada a Venezuela se traduzca en una conexión más amplia de los cubanos a internet. Sólo así el actual régimen -que a partir de las reformas parece ser el camino más largo del batistato al batistato- podrá mostrar que representa un verdadero paso de avance sobre el de Batista. 

martes, 4 de diciembre de 2012

Detalles

Ernesto Fumero me avisa de esta elegante explicación de la Dirección de Emigración y Extranjería que aparece en Juventud Rebelde de por qué los que nacieron en Cuba estan obligados a entrar en el país con pasaporte cubano:

“Nuestra legislación, al igual que la de otros países, se acoge al principio de derecho de la ciudadanía efectiva, que se encuentra asociado o fundamenta la decisión soberana de los Estados de no reconocer otra ciudadanía distinta a la suya.Por el carácter histórico que tiene la emigración, el aporte y participación que han tenido los ciudadanos cubanos emigrados en la lucha de nuestro pueblo por su emancipación, la legislación no recoge la emigración como una causa de pérdida de la ciudadanía cubana.Ello explica por qué un ciudadano nacido en la Isla deberá portar el pasaporte cubano para viajar a su Patria.”

Curioso. Hasta ayer como quien dice la emigración era causa de pérdida de todos tus bienes en Cuba. Todavía es en buena medida la causa de pérdida del derecho a volver a residir en el país. Sin embargo no es causa de pérdida de la ciudadanía cubana. Tal pareciera que el único derecho que te da esa ciudadanía es el de pagarle un monton de dinero al consulado de turno y luego ver si ellos decidan si te dejan entrar. Para reclamar derechos somos gusanos pero a la hora de pagar somos dignos descendientes de los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Reflexiones migrantes


Sobre la nueva reforma migratoria que será vigente a partir del próximo 14 d enero hay mucho que decir bueno y malo. Vaya por delante lo que pienso que es más evidente:

-Que es un paso de avance en cuanto a la legislación medieval existente hasta ahora no hay dudas. Facilitará los trámites de los que puedan salir y entrar y se hará más barata la estancia temporal en el exterior al eliminarse el absurdo y abusivo impuesto por cada mes de estancia. El pasaporte en cambio duplica su precio y sigue manteniendo su vigencia por dos misérrimos años.

-Parece eliminarse el chantaje que pesa sobre los que deseando viajar con sus hijos pequeños no podían hacerlo. Los que tengan hijos varones que estén en edad militar siguen sujetos a las mismas limitaciones que antaño.

-A corto plazo el gobierno espera beneficiarse del entusiasmo despertado por esta ley: para buena parte de los cubanos su principal preocupación en estos momentos será el puesto que ocupe en la cola de la embajada correspondiente a partir del 14 de enero. Ahora los que tienen un problema inmediato son esas embajadas.


-Fuera de eso se habrá avanzado en algo en de libertad de movimiento, una medida que beneficia a largo plazo a toda la sociedad cubana después de tantos años de encierro legal aunque como diría un escritor español, a largo plazo todos vamos a estar muertos.

-En cambio casi nada se avanza en el de libertades y derechos generales sobre todo porque no se trata de un reconocimiento de un derecho que incluya a todos los ciudadanos sino de una suerte de premio por buen comportamiento político que se otorga a discreción.

-Esta legislación es mucho más politizada que la anterior que era por otro lado bastante democrática en sus medidas de control: casi todo el mundo estaba sujeto a ellas. Se define con mucha más precisión el perfil de aquellos a los que no se les dejará salir o se les permitirá hacerlo luego de hacerlos pasar por la misma criba de siempre: deportistas, médicos, personal políticamente estratégico, disidentes. Se hace más evidente su condición de instrumento del control político de los cubanos.

-Todo parece indicar que ha sido una medida de última hora. Cuando el canciller visitó Nueva York hace dos semanas y se reunió con los activistas de CAFÉ no les dio el más mínimo aliento sobre cambios en la política migratoria y la condicionó a los cambios que adoptara la política norteamericana hacia Cuba. No es que extrañe que el canciller le guarde poco aprecio a seguidores tan incondicionales como los de CAFÉ pero por mucho que los despreciase alguna migaja podía haberles dado. Nada mejor que ofrecerles alguna esperanza en cuanto a la eliminación del permiso de salida pero no lo hizo. Eso hace pensar que la decisión ha sido más bien de última hora y da pie a aquellos que sospechan que Fidel Castro está muy delicado de salud o incluso un poco más allá y que esa circunstancia sea lo que haya precipitado esta medida, uno de los últimos conejos de su chistera, es la desaparición física y hasta química de ese señor que constituye el símbolo último del régimen.

viernes, 24 de agosto de 2012

¿El que manda, manda?

Hay quienes insisten en que si no se envían más remesas a Cuba el gobierno se caería en un par de semanas ante la imposibilidad de importar tonfas para nuestros queridos representantes de la PNR. El plan suena bien aunque nadie garantiza que funcione ya sea porque el gobierno reciba una donación de tonfas reunidas amorosamente por los Pastores Por la Paz (o mediante el trueque por obras de Kcho paladín del trabajo voluntario en sector de la plástica) o por lo difícil que sería convencer a cientos de miles de cubanos que no manden dinero para que la abuela se mande a hacer una dentadura postiza y encima compre comida para darle sentido a la anterior inversión.

Por otra parte ayer Ramón Fernández Larrea comentaba en Facebook* que no se ve bien que se manden cientos de millones de dólares a la isla (al parecer las abuelas de estos días usan dentaduras incrustadas en diamantes, como los raperos o los jugadores de la NBA) sin exigir unos cuantos derechos. El concepto es un tanto antiguo, de la época en que sólo votaban los que tenían ciertos ingresos y pagaban impuestos. En Cuba –nación altamente avanzada en cuestiones constitucionales- se le ha dado una vuelta en redondo al concepto y los que no tienen derecho al voto son los que pagan –en este caso el impuesto de supervivencia de abuelas sin dientes. Aun así la idea no es mala. ¿Por qué no exigir ciertos derechos que les corresponden a cualquier ciudadano del mundo que viva en otro país? ¿Por qué el pasaporte cubano es el que más cuesta y menos derechos da? ¿Por qué aceptar que los consulados cubanos se dediquen exclusivamente a esquilmar y controlar a sus ciudadanos y no a ayudarlos y representarlos? ¿Por qué pagar permiso de estancia por nuestros familiares como si los estuviéramos alquilando? Es un chantaje ya lo sé pero como todos los chantajes existe porque estamos dispuestos a aceptarlo.



*Todo el jueves cavilando. Cuba sobrevive gracias a las remesas de quienes nos fuimos por asfixia, por desacuerdos, por mil razones. Y no tenemos aún ni voz ni voto porque pretenden seguirnos excluyendo. Gran contradicción. Pagamos y no mandamos. Siempre escuché que el que paga, manda. Piénsenlo. Deberíamos hacérselo saber a quienes se creen dueños de la isla. El que paga manda.

sábado, 2 de junio de 2012

El indiscreto encanto de la tiranía

Los extremos se tocan, se besan, se revuelcan. Que la ley de ajuste cubano es un relajo, es verdad, pero es el mayor logro que hemos conseguido los cubanos en más de medio siglo. Fue nuestra verdadera Reforma Agraria: sirvió para asegurarnos un pedazo de tierra una vez que perdimos la que nos tocaba por herencia y nacimiento. Pero ahora David Rivera quiere recortarla. Deportar a Cuba a quien la visita antes de hacerse ciudadano. La lógica parece irrefutable. “O somos emigrantes económicos o somos exiliados” dice sin pensar (tampoco hay que extenuarse) que poco importa ser emigrantes o exiliados: todos los cubanos que vivimos fuera somos automáticamente desterrados y esa la ley nos reintegra algo de equilibrio. Pero con la lógica en la mano y nada más que con la lógica se llega al fundamentalismo, la histeria, la tontería criminal. Por eso además de lógica es bueno tener sentido común. Y el sentido común nos dice clarito al oído: no se puede legislar las convicciones, la conducta, los sentimientos. O se puede y entonces se redescubre el indiscreto encanto de la tiranía.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Abolicionista

Juan Antonio Blanco, en nombre de la claridad conceptual explica por qué prefiere el uso del concepto de "destierro" que el descafeinado de "diáspora":

Los que hoy usamos el concepto de diáspora para referirnos a los cubanos lo hacemos precisando que al interior de esa masa de personas hay una zona significativa de exiliados, o sea de personas que han emigrado por razones de conciencia. Entre ellos muchos se acogieron al asilo y refugio políticos en otros países para asegurarse de no ser devueltos y poder legalizar su status si arribaron sin visa. También hay personas —estén conscientes o no de ello— que salieron forzados por el creciente deterioro de la vida cotidiana generado por un régimen de gobernabilidad que bloquea su creatividad y proyectos de vida. Al no ver con claridad esa conexión se consideran a sí mismas emigrados económicos, pero es debatible si en realidad pueden ser considerados como tales por el simple hecho de que no tengan conciencia de la conexión que existe entre el sistema político y económico con la miseria de la que intentaban escapar.
Lo curioso es que, sea cual sea el motivo de su partida de Cuba, el grado de conciencia que tengan sobre la relación entre las causas políticas y las económicas que los empujaron a salir, el país que eligieran para asentarse, el status legal con el que entraron al nuevo país (en el caso de EEUU pudiera ser un emigrado beneficiado con las 20.000 visas anuales de migrantes, haberse acogido al ajuste cubano o haber solicitado asilo político), la aplastante mayoría de esa diáspora es de hecho desterrada según las leyes cubanas vigentes. Son desterrados que no pueden regresar a asentarse al país donde nacieron y requieren de autorización para visitarlo, la cual puede ser negada en cualquier momento y sin que medie explicación alguna.
[…] Exigir el fin de las leyes de destierro es el meollo de la cuestión que distingue a los abolicionistas que exigimos su fin —con la aplicación de los artículos 9 y del 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos— de los reformistas que promueven una legislación más flexible con diezmos más baratos.

No podría estar más de acuerdo. Incluso retrospectivamente. Hace dos años decía en un post:

Cuba, el país concreto, no entra en mis planes vitales a corto o mediano o largo plazo: en parte porque donde estoy me siento cómodo y en no menor medida porque como todo el que haya vivido más de un año fuera de la isla sin autorización me he convertido automáticamente en desterrado. Esto es, sin derecho a volver a vivir en el lugar donde nací. (En ese sentido la gran mayoría de los que residimos fuera de Cuba –lo aceptemos o no- somos desterrados. Desde Hugo Cancio hasta a Húber Matos aunque al primero, en recompensa por favores prestados, quizás le permitirían volver a residir en la isla pero eso sería en todo caso un privilegio, no un derecho). Lo que no va a cambiar nunca es que tenga el pasaporte que tenga allí donde pone “lugar de nacimiento” aparecerá a continuación el nombre de la capital de Cuba. Eso basta para recordarme que por bien que yo me sienta donde esté siempre tendré especiales derechos y responsabilidades sobre esa parte del mundo.

Hace cuatro glosaba una carta abierta del sin par Hugo Cancio en la que culpaba a la separación de los cubanos al exilio mayamés diciendo en otro post:

Estoy plenamente de acuerdo con Cancio cuando dice que “son más las cosas que hoy nos unen [a los cubanos dentro y fuera de Cuba] que aquellas que nos separan”. Nos unen muchas cosas y nos separan apenas dos: la geografía y la política. Con la primera no podemos hacer mucho pero la segunda -a menos que lo consideremos un hecho sobrenatural- siempre podremos intentar algo. Algo nos pasa a los cubanos y ese algo es la dictadura unipersonal más extensa de la Historia moderna y esa, ahora con el relevo fantasmal de Compay Segundo (o sea, el hermano del Compañero en Jefe) no se ha acabado. Y si los cubanos de Miami, Madrid o Estocolmo tienen que pedir permiso para viajar a su propio país por un limitado número de días no es por cuatro viejos gritones que toman café en el Versailles. Si los cubanos de todas partes no pueden hacer negocios en Cuba o los de la isla no pueden acceder libremente a internet o a las publicaciones que deseen no se deberá en ningún caso a los berridos de Pérez Roura. 
Hoy seremos “más los que emigramos por razones económicas y sociales que por asuntos políticos” pero poco importan las razones que cada cual aduzca para salir de Cuba si al final el gobierno de su país trata a todos básicamente como desterrados y a los que emigran les permiten ir sólo de visita. No se puede “comenzar a cicatrizar heridas” cuando otros se ocupan en Cuba no de hablar de heridas pasadas sino de mantener frescas las del presente. No importa el deseo que tenga Cancio de ayudar a su familia o yo a la mía si las ayudas son o impedidas o gravadas con impuestos exhorbitantes. No importa que un médico o un deportista se trate de ir de Cuba por razones estrictamente profesionales porque al final se le tratará como desertor.
Nada, que acá afuera no hacemos más que repetirnos aunque nos asiste una razón más o menos aceptable: en lo concerniente a nuestros derechos nada ha cambiado. Si volvemos, como la mujer del cuento, a pedir cinco pesos es porque nunca nos los han dado. La novedad en el artículo de Blanco es el concepto de abolicionismo. Y es fundamental. Porque tratándose de esclavitudes no se puede exigir otra cosa que no sea su abolición. Pedir menos no haría más que confirmar nuestra vocación de esclavos. 


P.D.: Orlando Luis Pardo Lazo desde La Habana sin pretenderlo -en este caso- también viene a coincidir con el abolicionismo aunque aportando razones más ontológicas que políticas: las actuales restricciones migratorias atentan no sólo contra nuestra humana condición sino contra nuestro estatus de seres reales: 


Mientras exista esa maravillosa técnica narrativa llamada el Permiso de Entrada y de Salida (súmmum de la gobernabilidad sobre los personajes de nuestra novela nacional), los cubanos seremos títeres sin credibilidad: arte y amor y amistad y familia y oficio y credo y demás no serán sino un estúpido etcétera.  

jueves, 3 de mayo de 2012

Envidiando a los delfines

El indicio más claro que tenemos sobre el estado de salud de Hugo Chávez son las actuales maniobras del gobierno cubano y grupos afines. El primero habla de propiciar inversiones en la isla a ciertos emigrantes dentro de lo que este graciosamente llama “un marco de respeto” (“obediencia política” en español estándar) y anuncia por enésima vez que muy pronto emprenderá una reforma migratoria radical. Los segundos como es el caso de la jerarquía católica cubana o del recientemente engendrado grupo C.A.F.E. (Compañeros Atrayendo Financiamiento Exterior, por sus siglas en español. Como todo cubano sabe el C.A.F.E. trae un 80% de C.H.I.C.H.A.R.O.: Cuesta un Huevo Inventar Campañas para Hacer Atractivo lo Rabiosamente Oficial) se han dirigido a distintos sectores de la opinión pública norteamericana diciendo lo mismo sólo que con más convicción.

Curiosa es la circunstancia de que los segundos no exijan más de lo que el gobierno ya está dispuesto a conceder pero lo de menos es la afinidad entre unos y otros que más que coincidencia parece coreografía. Mucho más decisivo es que no importa lo desesperada que aparenta ser la situación ahora que el principal proveedor de combustible y moneda convertible (sin desdorar a los turistas canadienses o a la emigración cubana) se encuentra a punto de entrevistarse personalmente con su ídolo Simón Bolívar: ni unos ni otros se atreven a ofrecer o pedir algo parecido a un derecho. Ni siquiera la mitad de uno. Ni como mera promesa. Como si todos se pusieran de acuerdo en el punto básico de que no importa la urgencia de la situación que confronta el castrismo: nada es suficiente para sopesar siquiera la posibilidad de considerar a los cubanos como seres susceptibles de que se les reconozca algún derecho individual e inalienable. Los cubanos somos una especie tan inferior –un poco por encima del cerdo pero definitivamente por debajo del delfín- que lo único que se nos puede conceder es una nueva oportunidad para que nos esquilmen. Como si los 53 años de experimentos con esos mamíferos tan resistentes a la experiencia como somos los cubanos no fuesen suficientes.

No está de más recordar que a los delfines nadie les impide que emigren y aún así no se les reconoce como humanos.

miércoles, 26 de enero de 2011

Y vuelta con lo mismo

En Penúltimos Días se ha armado un pequeño debate en torno a uno de mis últimos posts. Y de eso se trata, de discutir y –de ser posible- llegar a algún acuerdo. Lástima que casi todos los comentarios parezcan referirse a otro texto al parecer también escrito por mí pero que anda bastante lejos de mis convicciones. Como tengo alma de profe (de mi madre me viene) insistí en explicarme mejor con este comentario sin acentos:

escribo mal, lo se, y por eso no se me entiende. les pediria que leyeran el texto completo pero me temo que sigamos en las mismas. tratare de decirlo un poco mas claro.

1.-criticar a los que viajan a Cuba es torpe, simple y hasta un poco inmoral si se hace desde la comoda posicion de no tener razones urgentes para hacerlo. pero eso es lo de menos. lo importante es que tanto los que viajan como los que no estamos renunciando a derechos vitales y para empezar a reclamarlos no hay que esperar a "que la cosa cambie".

2.- Lo peor del embargo y recursos afines (como un boicot a los viajes a Cuba) no es que no funciona por la misma naturaleza de un regimen que se alimenta de la miseria de su gente mas que del dinero que reciba o no. Lo peor es crear esa mentalidad de que no haciendo nada estamos haciendo todo lo posible. y los derechos no son nuestros mientras no los consigamos por nosotros mismos. Se trata menos de hacerle o no el juego al castrismo que empezar a hacernos el juego a nosotros mismos pero un juego con objetivos a corto y largo plazo como puede ser el de conquistar derechos del modo mas duradero posible.

3.- Tengo muchos amigos que viajan y se meten en problemas pero ni creo que sean la mayoria ni siquiera les recomiendo que lo hagan mientras la mayoria de los cubanos que vivimos afuera no se tome ese problema como un asunto nuestro.

4.- Pese a todos mis intentos de no ser heroe o ni siquiera parecerlo (las trompetillas como bien dice el lector animoso no le van bien a la condicion de heroe) habra quien insista que mi intencion es justo la contraria. la verdad es que no se como defenderme ante tanta sutileza. (si alguien se arma del valor suficiente para leer todo lo que escrito encontrara que uno de los temas en los que mas reincido es la critica a la heroicidad, sobre todo en su variante de guaperia criolla. el mundo necesita menos heroes y mas ciudadanos que reclamen y defiendan sus derechos).

5.- La verdad es que no tengo idea de como se podria reclamar de manera efectiva esos derechos pero lo que me importa no es dar recetas sino señalar que tanto los que van como los que no van a Cuba tenemos un mismo problema y no es un truco retorico ni hay que esperar al famoso "cambio de la cosa". si a alguien se le ocurre algo interesante al respecto claro que me apunto. Se sobre entiende que todos debemos ponerle el cascabel al gato. Lo que hay que decidir es el como.

Variaciones sobre un viejo tema

Se vuelve al viejo tema, el de los viajes a Cuba. Ya sea para hablar de la falta de derechos implícita en cada viaje o para calcular cuánto dinero supone al año el total de los viajes para el régimen encargado de violar dichos derechos. Sobre el viajar o no a Cuba con lo que ello supone sus defensores y detractores tienen de su lado argumentos bastante sólidos. Los últimos dirán –con razón- que pagar miles de millones de dólares al mismo régimen que mantiene secuestradas a las familias cubanas es cuando menos inconsecuente y contradictorio y cuando más –ya que tan bien se le da el negocio- lo alienta a seguir actuando del mismo modo. Los primeros dirán por un lado que ayudar y ver a sus familias bien vale el precio del chantaje. Por otro que el castrismo se ha alimentado demasiado tiempo de la división de las familias para seguirle haciendo el juego. Reconectar los lazos familiares sería una pequeña victoria sobre la época en que los cubanos de la isla debían de renegar de sus parientes en el extranjero.

Y mientras se ofrecen argumentos de uno y otro lado –eso cuando no se intercambian insultos- todo sigue más o menos igual. Proponer o exigir a los cubanos que viven en el exterior que dejen de visitar o enviarle dinero a su familia con la promesa de que en un par de meses el castrismo caerá sin remedio es además de inviable –si el pedido viene de parte de quien no tiene hijos, padres o abuelos en Cuba- inmoral. Recordemos que una de las primeras leyes de cualquier ética demanda que no se debe imponer a otros lo que uno no esté dispuesto a cumplir en igual medida. No menos importante es la justificada sospecha que recae sobre esos patriotas que ponen siempre esa abstracción patria por delante de su familia concreta.

Lo que sí no está de más que todos los cubanos que vivimos del lado de acá empecemos a preguntarnos hasta cuándo estamos dispuestos a renunciar a derechos concretos como el de entrar a nuestro propio país cada vez que deseemos sin pagar impuestos abusivos ya sea en dinero o en silencios. No le demos vueltas al asunto: tanto los que viajan como los que han desistido de hacerlo estamos renunciando a ese derecho fundamental. Bastante menos importante que determinar la superioridad moral de unos sobre otros sería pensar en modos de exigir de manera colectiva y organizada la restitución de esos derechos. Ese paso tan elemental es usualmente frenado por una realidad: los que viajan evitan meterse en problemas y los que usualmente se meten en problemas han renunciado a viajar. En lo único que están de acuerdo es que es para resolver ese problemilla es mejor esperar que a un par de viejos les dé la gana de morirse. Y es un vicio preocupante que pretendamos dejar la solución de nuestros problemas colectivos en manos de la biología de la misma manera que los individuales se los confiamos a la geografía.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Mi país viola mis derechos

Tomado del blog Desarraigos Provocados. Nunca mejor explicado su título. [No está de más recordar que la autora de Desarraigos estuvo entre las principales promotoras de la Campaña OZT: Yo acuso al gobierno cubano que recogió más de 53,000 exigiendo la liberación de los presos políticos en Cuba y el respeto a  los derechos humanos en la isla. "Razones" de peso para que las autoridades cubanas anulen la habilitación (habrán sacado la palabrita del fútbol?) que previamente habían concedido al pasaporte.]
Mi país de origen viola mis derechos


Me acaba de llamar por teléfono la Cónsul de Cuba en Berlín para decirme que las "autoridades migratorias cubanas" han revocado la habilitación de mi pasaporte. Me informó que debo pasar por el Consulado para que ellos allí me cancelen la habilitación que desde hace años tengo en mi documento de viaje cubano.

A mi pregunta de cuáles fueron las causas o del por qué de tal decisión la Cónsul me dijo que desconocía las razones pero que imagina "debían ser de peso" para que hayan tomado esa decisión, y que las autoridades tienen el derecho de hacerlo y de tomar tal determinación.

La Cónsul fue muy respetuosa, menos mal, y me dijo que solamente puedo entrar a Cuba en caso de existir una razón humanitaria previamente aprobada desde Cuba. Si no, no puedo viajar a mi país de origen. Me llamaba para que lo supiera antes de comprar pasaje o hacer algún otro trámite relacionado.

Le pregunté si yo recibiría constancia por escrito de lo que ella me estaba comunicando. No, no es posible, es solamente oral, y que yo puedo pasar en cualquier momento por el Consulado para ella repetirme la misma decisión.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Respuesta

Un amigo prefiere responderme al post anterior por correo. La respuesta es larga, concienzuda y honesta y -luego de pedirle permiso- quiero compartirla con ustedes. Tengo varias objeciones que expondré en cuanto pueda pero sus razones son muy atendibles:

como buenos rayadillos, estos tíos han logrado hacer lo que les de la real gana aparentando que lo hacen en nombre de un pueblo que así lo quiere.Pero a veces tengo la sensacion de que gran parte de ese pueblo así lo quiere, el pensamiento constitucional jamas se generalizo en cuba. Yo siento siempre que ellos ganaron la batalla al menos en el lapso de nuestras vidas. Han logrado desterrados por cuenta propia, las bajas del bando contrario son por suicidio, un sistema filosófico basado en la justificacion.

Ahora la batalla por descentralizar el papel del estado es la ultima a ganar. Quedan con el poder monárquico y en unos anos las culpas no serán de ellos, si no hay comida, es por culpa de los campesinos vagos y de los altos precios de los vendedores, si no hay transporte sera por culpa de los boteros etc etc.

Existe por supuesto un pasado cubano de hombres que formaron esa nación pero es recomendable también sentirse acreedores de un pasado de hombres que no le vieron viabilidad al proyecto y buscaron en la adopción de otra nacionalidad la única manera de resolver su problema. incluso llegaron a ser mas útiles fuera que dentro.

Las reglas del juego fueron trazadas, cuba es un pais normal, los gobernadores-reyes se adueñaron de la isla y la oposición del destierro. Mientras vivimos alli lo único que hacemos es formarnos para elegir, todo lo que aprendemos y nos enteramos es para conformar nuestro destino y llegado el momento elegimos entre ser esclavos de por vida o auto desterrados. Una vez elegimos la salida las leyes del desterrado nos acompanan, no tenemos derechos a nada allí y lo peor es que aunque digamos nuestra opinión a los cuatro vientos no podemos tampoco cambiar nada. Desde el dia que nos dan la carta blanca estamos siendo parte del legado de los que se marcharon no somos parte del legado de los que dieron su vida dentro. viviremos sobre las leyes de los que trabajaron para sus familias y fueron prosperos en tierras lejanas, asistir a reuniones patrioticas del exilio, consumir la nostalgia o recrearla, abrir foros y discutir es una parte buena del entretenimiento pero nada mas.

siempre tendremos la certeza de que estamos a un paso de lograrlo, que ya viene llegando, que estos tiempos son diferentes, pero esto es como el llamado fin del mundo, solo te tienes que preguntar, que nos hace tan especiales que viviremos lo que otras generaciones no vivieron, por que el mundo se tiene que acabar durante el lapso de mi vida? porque nuestra generacion presenciara el fin de la monarquia?. esos miles de asesores militares que andan por venezuela, ecuador, nicaragua, bolivia son hombres de carne y hueso que no han sido educados en la constitucionalidad, son hombres que estan apostando por los reyes de america, que suenan con el continente dominado, son los negreros negros, son los rayadillos criollos, miles de hombres que forman ese pensamiento, es peor de lo que creemos, todo fuera mas facil si realmente la culpa pudiera ser simplificada y dada a un solo hombre.

asi tristemente

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cuestión de nacimiento

Cuba, el país concreto, no entra en mis planes vitales a corto o mediano o largo plazo: en parte porque donde estoy me siento cómodo y en no menor medida porque como todo el que haya vivido más de un año fuera de la isla sin autorización me he convertido automáticamente en desterrado. Esto es, sin derecho a volver a vivir en el lugar donde nací. (En ese sentido la gran mayoría de los que residimos fuera de Cuba –lo aceptemos o no- somos desterrados. Desde Hugo Cancio hasta a Húber Matos aunque al primero, en recompensa por favores prestados, quizás le permitirían volver a residir en la isla pero eso sería en todo caso un privilegio, no un derecho). Lo que no va a cambiar nunca es que tenga el pasaporte que tenga allí donde pone “lugar de nacimiento” aparecerá a continuación el nombre de la capital de Cuba. Eso basta para recordarme que por bien que yo me sienta donde esté siempre tendré especiales derechos y responsabilidades sobre esa parte del mundo.

Y claro, no se trata sólo de lugar de nacimiento -que a veces puede ser un accidente- sino del sitio en el que uno comenzó a tomarle las medidas al mundo y al que en algo contribuyeron generaciones de tus antepasados: con su trabajo, sus esfuerzos, su sangre y con la conservación y variación de alguna que otra manía nacional. Algo de esa herencia nos debe tocar, digo yo. Aunque sea solo una duodécimo millonésima parte. Aunque sólo sea esa herencia intangible que toma la forma de derechos. Porque aunque Cuba no entre en mis planes vitales a corto o mediano o largo plazo se me hace imposible aceptar la idea que dos pichones de rayadillo luego de destruir buena parte de lo mejor de la isla y rellenarla de marabú decidan que porque pienso que son un par de usurpadores y criminales (empezando por el crimen de dilapidar medio siglo de historia de un país con todas sus esperanzas incluidas) no tengo ningún derecho al lugar donde nací. Si luego decido ejercer o no esos derechos ya será asunto mío.

miércoles, 7 de abril de 2010

Tragedia


Ayer un amigo me llamó para informarme de la muerte de Adrián Leyva, periodista y activista por los derechos humanos quien vivía en Miami hace algún tiempo. Lo conocí a finales del año pasado en México, en un congreso sobre Juventud y Cultura en Cuba. No era fácil hablar con él. O sí. Después de todo era un tipo cálido y conversador. Lo difícil era seguirlo por las circunvoluciones de su obsesión cuyo centro era Cuba. Como aquellos fanáticos de The Beatles que nos hacen parecer a todos los demás simples curiosos en el tema.

Ahora me entero que su obsesión era más intensa de lo que pensaba: terminó matándolo. Habrá que esperar a lo que dicen sus compañeros de viaje, ahora encerrados en Villa Marista donde más que interrogarlos estarán instruyéndolos en los bocadillos que deberán decir una vez que vuelvan a la luz. Pero no hay que esperar a ellos para imaginar los trazos básicos de la tragedia. Un amigo que cansado de las quejas de Adrián decide llevarlo de vuelta: el interesado sólo pagará el precio de combustible. Ya cerca de la costa son interceptados por los guardafronteras. Adrián no quiere dejarse atrapar y se lanza a nado a la isla de sus insomnios. Nada hasta no poder más. Los guardafronteras, inocentes como niños, recogen el cuerpo hinchado.

La culpa será en todo caso la convergencia entre las leyes que prohíben a un exilado volver a residir en su país y una obsesión más allá de cualquier ley. Lo que se dice una tragedia fiel a sus definiciones clásicas: una historia “en la que su protagonista enfrentado de manera misteriosa e inevitable contra el destino se mueve hacia un desenlace fatal movido por una fuerza ciega”. La fuerza ciega era cosa de Adrián. En cambio el destino al que se enfrentó es el de todos los cubanos que alguna vez decidieron vivir fuera de Cuba y no somos lo suficientemente mansos o viejos para que nos lo perdonen.

domingo, 7 de marzo de 2010

Toma póliza

No es un rumor. La compra del seguro de salud al visitar Cuba va en serio. Te lo dice el cacique: y llegó la póliza sí señor.