Cuando veo en Cuba tanta gente comprometida sentimentalmente con eso que llaman Revolución, acostumbrada a confundir ésta con la Patria, cuando veo a tantos acomodarse a lo que otros denunciamos como la Opresión y nos piden que la aceptemos en nombre de la tolerancia, la convivencia pacifica y el patriotismo me pregunto si desde el Exilio no habremos perdido contacto con la Realidad Cubana. ¿Y si los cubanos como pueblo temen más al futuro de lo que abominan este presente interminable? ¿Y si después de 50 años no hallaran sosiego sin ese padrastro abusivo que es el castrismo? ¿Y si no fueran capaces de reconocer al país más que en su cuerpo amoratado, en esas ruinas tan seductoras de un tiempo a esta parte? ¿Y si tanta moral doble se ha convertido en convicción, tanta máscara en rostro real? ¿Y si Cuba ha encontrado su equilibrio definitivo entre la miseria y el miedo? ¿Y si nos estamos entrometiendo en una armonía sobre la que los que se quedaron, después de todo, tienen la última palabra? No son preguntas retóricas. Al menos no para mí. No ahora mismo.
Blog personal y casi tan íntimo como una enfermedad venérea pensado también para liberar al pueblo cubano, aunque sea del aburrimiento. Contribuyentes: Enrisco (autor de “Obras encogidas” y “El Comandante ya tiene quien le escriba”), su alter ego, la joven promesa de más de cincuenta años, Enrique Del Risco. Espacio para compartir cosas, mías y ajenas, aunque prefiero que sean ajenas. Quedan invitados a hacer sus contribuciones, y si son en efectivo, pues mejor.
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lunes, 26 de enero de 2009
domingo, 12 de octubre de 2008
Un fenómeno curioso [actualizado]
El castrismo no es sólo un régimen político. O una ideología. El castrismo es también una ética y una estética. Nada complicadas puesto que pueden ambas ser resumidas en tres o cuatro principios:
-el dinero es malo.
-la pobreza es buena y (por tanto) bella.
-las formas son irrelevantes: lo único que importa es el contenido.
Estos principios, como puede, verse no hacen el castrismo más denso pero sí –y quizás esto sea menos evidente- más perdurable. No son los principios del poder, o al menos no los que el poder se aplica a sí mismo aunque sean la base de su discurso. Lo son en cambio los de sus subordinados más fieles y de algunos de sus objetores: esos cuya principal objeción al sistema –o la única- es su hipocresía , su incapacidad de vivir a la altura de los ideales que propone sin atreverse a criticar unos ideales que encarnan una visión muy limitada y destructiva de la vida. Sos los que al castrismo le oponen el guevarismo con sus botas sin medias y su chapucería brutal y convencida. Venden como revolución dentro de la revolución o espiritualidad lo que no es otra cosa que resignación ante lo único que el castrismo produce ilimitadamente: la miseria. de ahí los llamados rituales a cruzadas contra enemigos como la frivolidad o el comercialismo. Todo con tal de no reconocer lo miserable que es una vida sin opciones ni libertad. De la debilidad de esta ética y esta estética son prueba las rápidas conversiones de los antiguos espiritualistas en pacotilleros furiosos no bien entran en una fase más próspera o llegan a Miami. De su persistencia da fe la mala conciencia con que otros asumen su cambio de vida. Desde su carro del año añoran la sudoración solidaria de los camellos o la hipocresía puritana con que disimulan su cambio de status. En ese castrismo ético –estético está el origen de los instintos sociales de buena parte de la farándula habanera, del fanatismo por las películas de Eliseo Subiela o por Habana Blues (que por cierto es un manifiesto en toda regla de ese castrismo ético- estético), el hip hop intelectual, el guevarismo tardío, las esculturas de Kcho, el último Cintio Vitier, el desprecio por ciertos placeres elementales u otros más sofisticados, el patriotismo del vino agrio, la música chapucera pero “con bomba” y un etcétera casi infinito. Su capacidad de resistencia se ve acentuada por su alianza con un fenómeno distinto procedente del capitalismo desarrollado que es el de la prosperidad con complejo de culpa. Una alianza que de momento parece irresistible en su empeño unitario de negar realidades bien distintas pero igualmente persistentes. El tema –creo- merece mayor detenimiento pero a alguna hora debo irme a dormir. Sólo me queda confesar el origen de esta descarga: una polémica entre ridícula y absurda entre un crítico y un integrante del grupo Buena Fé. Ridícula por ambos extremos del debate y absurda si no se tiene en cuenta que ese debate responde a la lógica que he intentado delinear.
[Como botón de muestra una canción de Ariel Diaz “que le hice al Che Guevara cuando todavía no era un producto para vender”. Si lo que quiere demostrar es que no le interesa ser comercializado con canciones así nos va a convencer de que no le interesa ni que lo oigan gratis. Lo que se dice un artista desinteresado.]
P.D.:
Para ahorrar espacio aquí les dejo el link del blog Corriente Comunista Gustavo Machado (un sitio muy apropiado para debates de esa profundidad) con la polémica entre el trovador Ariel “El Incorruptible” Díaz e Israel Rojas “Te seré” Fiel del dúo Buena Fé.
-el dinero es malo.
-la pobreza es buena y (por tanto) bella.
-las formas son irrelevantes: lo único que importa es el contenido.
Estos principios, como puede, verse no hacen el castrismo más denso pero sí –y quizás esto sea menos evidente- más perdurable. No son los principios del poder, o al menos no los que el poder se aplica a sí mismo aunque sean la base de su discurso. Lo son en cambio los de sus subordinados más fieles y de algunos de sus objetores: esos cuya principal objeción al sistema –o la única- es su hipocresía , su incapacidad de vivir a la altura de los ideales que propone sin atreverse a criticar unos ideales que encarnan una visión muy limitada y destructiva de la vida. Sos los que al castrismo le oponen el guevarismo con sus botas sin medias y su chapucería brutal y convencida. Venden como revolución dentro de la revolución o espiritualidad lo que no es otra cosa que resignación ante lo único que el castrismo produce ilimitadamente: la miseria. de ahí los llamados rituales a cruzadas contra enemigos como la frivolidad o el comercialismo. Todo con tal de no reconocer lo miserable que es una vida sin opciones ni libertad. De la debilidad de esta ética y esta estética son prueba las rápidas conversiones de los antiguos espiritualistas en pacotilleros furiosos no bien entran en una fase más próspera o llegan a Miami. De su persistencia da fe la mala conciencia con que otros asumen su cambio de vida. Desde su carro del año añoran la sudoración solidaria de los camellos o la hipocresía puritana con que disimulan su cambio de status. En ese castrismo ético –estético está el origen de los instintos sociales de buena parte de la farándula habanera, del fanatismo por las películas de Eliseo Subiela o por Habana Blues (que por cierto es un manifiesto en toda regla de ese castrismo ético- estético), el hip hop intelectual, el guevarismo tardío, las esculturas de Kcho, el último Cintio Vitier, el desprecio por ciertos placeres elementales u otros más sofisticados, el patriotismo del vino agrio, la música chapucera pero “con bomba” y un etcétera casi infinito. Su capacidad de resistencia se ve acentuada por su alianza con un fenómeno distinto procedente del capitalismo desarrollado que es el de la prosperidad con complejo de culpa. Una alianza que de momento parece irresistible en su empeño unitario de negar realidades bien distintas pero igualmente persistentes. El tema –creo- merece mayor detenimiento pero a alguna hora debo irme a dormir. Sólo me queda confesar el origen de esta descarga: una polémica entre ridícula y absurda entre un crítico y un integrante del grupo Buena Fé. Ridícula por ambos extremos del debate y absurda si no se tiene en cuenta que ese debate responde a la lógica que he intentado delinear.
[Como botón de muestra una canción de Ariel Diaz “que le hice al Che Guevara cuando todavía no era un producto para vender”. Si lo que quiere demostrar es que no le interesa ser comercializado con canciones así nos va a convencer de que no le interesa ni que lo oigan gratis. Lo que se dice un artista desinteresado.]
P.D.:
Para ahorrar espacio aquí les dejo el link del blog Corriente Comunista Gustavo Machado (un sitio muy apropiado para debates de esa profundidad) con la polémica entre el trovador Ariel “El Incorruptible” Díaz e Israel Rojas “Te seré” Fiel del dúo Buena Fé.
sábado, 13 de septiembre de 2008
Receta: síndrome de Estocolmo a la criolla

1.- En Cuba dice no sentirse a gusto. Se queja de la falta de libertad o de comida (entre amigos y en voz baja porque tampoco hay que ser suicida). “Esto-es-una-mierda” es uno de sus seudónimos entre amigos. El otro es “Aquí-lo-que-hay-es-que-irse”. Habla con desprecio de la dictadura que escuda toda ineficacia en el imperialismo y el bloqueo. Y que no lo dejan a uno desarrollarse y ganarse la vida como pueda.
2.- Finalmente consigue una visa. Habla más bajo que de costumbre porque sería estúpido complicarse a última hora. Ya se desquitará cuando esté en libertad, ese sitio que comienza en el aeropuerto de destino.
3.- Finalmente se va. Pasada la aduana del aeropuerto de destino descubre: a) que allí (da igual dónde) se vive mejor. b) que hay que trabajar duro. c) que a los extranjeros no les gusta hablar de política y si les gusta sienten cierta debilidad por el Comandante o por el Che Guevara.
4.- Los primeros tiempos son de adaptación. Se vive en función de dos problemas principales: a) la falta de trabajo b) el exceso de trabajo. Ante esos problemas el resto carece de importancia y no se entiende a esos compatriotas gritones que no hacen más que hablar de la falta de democracia en Cuba. Se ve que tienen sus problemas resueltos y encima no tienen familia allá. Que no le vengan a hablar de castrismo porque lo tiene que sufrir en carne propia cada vez que llama a Cuba y le clavan esa tarifa de nosecuanto el minuto que parece que está llamando a Nepal. Y encima tener que oír todas las desgracias que le cuenta la familia que se ha quedado allá, sufriendo aquello.
5.- Se descubre que la supuestamente poderosa industria del anticastrismo en realidad cuenta con un presupuesto más bien modesto: 120 o 150 millones de dólares anuales que dan para unos quinientos puestos no muy bien pagados y alguno que otro part time. El turismo a Cuba, las agencias de envío de dinero, los restaurantes de comida típica nacional o las academias de salsa por separado mueven mucho más dinero. Y allí hablar de política es realmente un incordio.
6.- Ya cuenta con una situación desahogada y va siendo hora de visitar a la familia en Cuba, llevarles cosas y que admiren las libras de más alrededor de la cintura o en las maletas, da igual. Allá cuenta que el capitalismo es duro y que ustedes no saben apreciar lo que tienen. Alguien bromea sobre el intercambio de pasaportes o sobre la posibilidad de que se lo lleve en la maleta aprovechando que ahora está vacía. Todos sonríen y entonces se va prometiendo que regresará pronto.
7.- Regresa a sus rutinas extrañando lo que dejó atrás. La verdad que la gente allá sigue jodida pero no tanto como antes aunque solo sea por el dinerito que le ha ido mandando. Y allá sí saben cómo pasarla bien con cualquier cosa. Fue bueno ir porque el contacto con los suyos l@ ha llenado de energía. Con los suyos y con los otros porque no hay nada como ir a Cuba para sentirse apreciado por sus semejantes. Hasta la gente del sexo de preferencia l@ mira distinto como si súbitamente se hubiera vuelto más deseable. Los compatriotas gritones siguen, como siempre, sin entender que las cosas están cambiando. Claro, como que no van nunca por allá. ¿Para qué tanta bobería si en definitiva todos somos cubanos? Ya les ha dejado bien claro que él sólo es un inmigrante económico.
8.- Viaja al terruño cada vez con más frecuencia. Empieza a preguntarse lo bueno que sería poder vivir con los ahorros en Cuba. O montar un negocio. O al menos comprarse una casita para pasarse las vacaciones sin tener que aguantar el pasa-pasa de los vecinos contándote calamidades para que les sueltes algo. Pero eso (lo del negocio o la casa) de momento no va a ser posible porque el gobierno no puede dejar que entre todo el mundo así como así y tiene que protegerse de las agresiones. Porque hay que dejarse de boberías que los americanos están locos por meterse al menor descuido. Además, no hay que hacerle caso a la prensa internacional vendida a los monopolios porque los cubanos no están tan mal como se dice. Al menos cuando va ve a sus compatriotas de lo más contenta, sobre todo a la hora de abrir las maletas. A la gente en Cuba no le interesa la democracia. Lo que quiere es comida, cuatro trapos, cerveza, un par de aparatos y que mejore el transporte. Y si uno se fija, el transporte ha mejorado bastante.
9.-¿Cuándo esos gusanos se van a callar de una vez? Se ve que les pagan bien la CIA y la mafia de Miami. Si quieren cambios lo que tienen que hacer es quitar el bloqueo de una vez y verán cómo en Cuba todo mejora. Pero no como ellos quieren porque Cuba tiene su dignidad. Hay que preservar las conquistas y no se puede dejar que las gente de Miami vayan a quitarle a los pobres cubanos lo que tienen. Siempre ha dejado claro que lo suyo es el apoliticismo pero si hay que decidirse por algo siempre va a estar al lado de la patria donde nació aunque ahora viva en otro lado por circunstancias de la vida. Y si lo fuerzan a dar una opinión pues dice con letras mayúsculas que LA REVOLUCIÓN ES LO MEJOR QUE LE HA PASADO AL PUEBLO CUBANO Y QUE LA MEJOR PRUEBA ES QUE DESPUÉS DE MEDIO SIGLO LOS AMERICANOS NO HAN PODIDO CON ELLA Y QUE ESTÁ DISPUEST@ A LO QUE SEA POR DEFENDERLA. Eso sí, como en definitiva no es como esos que quieren ganar notoriedad a toda costa firmará con seudónimo como le corresponde a alguien humilde y sincero (de donde crece la palma).
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