domingo, 31 de mayo de 2009

Reclamando derechos


LLAMAMIENTO AL GOBIERNO CUBANO Y AL MUNDO

Pedimos a todas las personas e instituciones defensoras de los derechos civiles en el mundo que contribuyan, y llamamos al gobierno cubano a:

-Liberar a los presos políticos en Cuba.
-Levantar las prohibiciones que impiden a los cubanos entrar y salir de su país.
-Levantar las prohibiciones de acceso a Internet para los cubanos.

Algunos de los carteles de la campaña:




Yoani desde Cuba se adhiere al llamamiento:


Ya los ciberesbirros se inventaron un cibercontraataque. Gente imaginativa, como siempre:



Espero que algún día alguien me sepa explicar la diferencia entre guerra mediática y batalla de las ideas.

jueves, 28 de mayo de 2009

Hostal Lamar

Al salir de Cuba pasamos un mes en el hostal Lamar de Madrid. El hostal era una especie de arca de Noé de especies, si no en peligro de extinción, al menos provenientes de los rincones más inhabitables del planeta sólo que no todos andaban en pareja. Además de cubanos había iraníes, bosnios, nigerianos, peruanos, gitanos de los Balcanes, y a menudo gente de países que acababan de desaparecer o aparecer en el mapa. Juntos nos sentábamos a la hora de comer unos platos sencillos y sabrosos servidos por un camarero cuya amabilidad hacía un curioso contrapunto con el hedor de sus axilas. Yo ya estaba bastante agradecido de que la Cruz Roja nos hubiera dado comida y techo por un mes. Como no pretendía que también se encargara de facilitarle jabones a nuestro camarero junto con un manual de instrucciones de cómo utilizarlos me limitaba a hacer todo el esfuerzo posible por no vomitarme sobre los mismos platos que diligentemente servía el camarero. No quería que pensara que, además de hambrientos, los emigrantes éramos descorteses. Fue así –una vez liberados de mis hasta entonces fieles giardias- que conseguí aumentar diez kilos en las primeras dos semanas.
En nuestra mesa solía sentarse un muchacho bosnio al que luego de un par de conversaciones Cleo y yo comenzamos a llamarle en secreto “El Niño Caníbal”. Ese era el nombre de una canción de un comediante cubano en la que el protagonista se quejaba de no tener familia porque se la había comido. No podía decirse que nuestro bautizo fuese injusto. Era un rubio alto joven y renqueante con un aire infantil que invitaba a la compasión en días en que los bosnios todavía eran masacrados en Sarajevo y alrededores. Era del bando de las víctimas. Pero en cuanto abría la boca todo cambiaba. Se declaraba musulmán para a continuación afirmar sin una brizna de duda que su bando le ganaría la guerra a los cristianos. Su argumento era tan sencillo como irrefutable: de momento podían estar en desventaja pero los musulmanes bosnios contaban con un recurso a su favor que garantizaría su victoria a largo plazo. Alá les permitía tener hasta cuatro esposas lo cual aumentaba enormemente la capacidad de reproducción de los musulmanes. Si no sus hijos al menos sus nietos estarían en condiciones de ejercer una superioridad numérica aplastante sobre los cochinos cristianos. Gente paciente la que cifra sus esperanzas en el ciclo reproductivo. Cleo, escandalizada le preguntó si iba a tener hijos con el único objetivo de que fueran a la guerra a matar y dejarse matar. Que si no era mejor intentar convivir pacíficamente. (Cleo es así, alguien inmune a la noción de que para los hombres lo más cercano a la idea de convivencia pacífica es aporrearse en un campo de fútbol bajo el pretexto de meter la pelota en la portería. No entiende que si eso ocurre en el imperio de la monogamia qué no hará esa especie arrogante que es el hombre cuando tiene la posibilidad de casarse con cuatro mujeres).
El Niño Caníbal no habló de vengar humillaciones o alguna reciente masacre familiar. Simplemente respondió que ellos no podían convivir con gente que tomaba alcohol y que permitía que sus mujeres anduvieran semidesnudas por la calle y entonces hizo una mueca como para contagiarnos con su asco. Y coronaba las conversaciones de ese tipo con la sonrisa de superioridad propia de cuando hay que dar explicaciones a gente incapaz de entender un concepto tan sencillo como la eternidad de la violencia. Fuera de sus ideas el Niño Caníbal era un ser agradable. Me hubiera gustado pensar que la convicción infantil con que decía todo era una garantía de que no pensaba tomársela en serio cuando posiblemente era lo contrario y los planes que tenía para su vida inmediata –reunir dinero para regresar a Bosnia y casarse por cuadruplicado- no parecían sino confirmarlo.
El Niño Caníbal intentaba ejercer cierta autoridad gastronómica sobre una familia de gitanos bosnios que se declaraban musulmanes. Un día que descubrió en sus spaghetti trozos de chorizos no sólo le protestó al camarero de las axilas radiactivas sino que fue hasta la mesa para indicarles a los gitanos que estaban en peligro de contaminarse con un derivado del cerdo, ese animal impuro. Los gitanos reaccionaron con falsa sorpresa y agradecimiento por haberlos salvado de tamaña herejía pero, en cuanto en Niño Caníbal se fue, regresaron a sus spaguettis contaminados con lo que aprendí que la versión gitana del islamismo es en cualquier caso bastante flexible. (Tuve en aquél mes un sólo contacto directo con los gitanos islámicos. Uno de ellos me pidió por señas que le escribiera algo en español. Unas cuantas señas después ya sabía que se trataba del boceto de un cartel con el que irían a pedir dinero en la calle. Luego se acerco otro y empezó a discutir con el primer gitano los términos del letrero y por señas entendí que sopesaban la idea de que la petición también incluyera comida. Terminé incluyendo las dos y con la redacción del cartel di por finalizada mi contribución a la nueva empresa acabada de fundar. Lamento mencionar aquí tópicos tan frecuentes como el del musulmán entusiasta de la guerra eterna o el gitano pedigüeño pero tengan la convicción que me hubiera gustado presenciar situaciones que le dieran cierta originalidad a este recuento).
En general mis relaciones con el resto de los habitantes de aquél hostal se concentraron en mis compatriotas, todos hombres, todos solos. Siempre les sorprendía que hubiéramos conseguido salir juntos como pareja y debíamos resumir la historia de nuestro viaje una y otra vez para sacudirnos la sospecha de que éramos enviados del gobierno o algo por el estilo. Ya me he acostumbrado a eso: siempre que dos compatriotas se encuentran en cualquier sitio del mundo comienza el juego de las sospechas. El juego no se practica de esa manera en Cuba o al menos no con esa intensidad. Allá no teníamos que dar explicaciones de cómo y por qué estábamos allí porque lo natural era que estuviéramos dentro. Pero una vez afuera no queda otro remedio que convertirse en interrogado e interrogador. En ambas posiciones he jugado y la mayor parte de las veces al mismo tiempo. El objetivo del juego es sencillo: calcular el grado de comodidad con que se va a hablar con el otro, saber si se puede hablar con cierta libertad o mantenerse en el nivel básico de la cortesía. Una paranoia muy común cuando se viene de un lugar donde todo el mundo es sospechoso de algo. Aún así una vez que se detecta a un compatriota por los alrededores se va en busca de él. A pesar de tanta sospecha atrae la esperanza de una familiaridad imposible con cualquier otro grupo humano. Una frase despectiva sobre el gobierno del país de origen y ya era como sellar un pacto de complicidad que luego redundaba en intercambios mutuos de quejas y ofensas recibidas por ese gobierno. Recuérdese que tanto el gobierno como todos los que huíamos de él procedíamos del país que inventó el bolero, esa retahíla de quejas ritmadas. Rodeados de gente que fácilmente podía aducir que acababa de escapar por los pelos de una masacre los cubanos nos sentíamos especialmente incomprendidos. No hace falta estar en una guerra para creer entenderla. Basta con ver una película para enterarse en hora y media que excepto un puñado de fanáticos nadie querría estar allí. Pero no hay ninguna película que dure 35 años, nos decíamos, y para entendernos hay que vivir lo mismo que nosotros y por ahí seguía el bolero sonando hasta el infinito. Y, como en los boleros, luego de las quejas venían las bromas, la gozadera, porque el bolero es el producto de una raza que no puede pasarse demasiado tiempo contemplando su propia tristeza.

miércoles, 27 de mayo de 2009

“¿Y dónde...

... va a cagar tanta gente?” dijo el haitiano mientras veía a los que se sumaban en oleadas a la caravana de la victoria. La tanta gente se subía en camiones, carros de alquiler, jeeps o en algún tanque si eran lo bastante audaces. Iban a la capital, algunos por primera vez, pero sobre todo iban al encuentro de la Historia. Hasta ese momento habían preferido quedarse a la expectativa. Ahora que la suerte había favorecido al bando de su preferencia querían unirse a la celebración en la capital. Habría cálculo en algunos: unos aspirarían a confundirse con los vencedores y ser retribuidos a cambio; otros esperaban que las posibilidades de tener sexo gratis serían mayores que en ningún otro momento desde la creación de la República. Pero incluso entre los más calculadores y gozosos no faltaría el fervor de cruzarse con un tiempo especialmente bendecido por los dioses de la Historia y presintiendo su aparición corrían a ocupar los mejores palcos.
El haitiano en cambio soltó la frase con la misma tranquilidad con que a continuación dejó caer un salivazo turbio de tabaco. Nada en él indicaría la pretensión de dejar una frase para la posteridad. Sólo hacer notar que en la capital no habría servicios sanitarios suficientes para acoger las urgencias de tanta gente nueva. Recordar que ni aún en los momentos supremos de la Historia los intestinos abandonan sus hábitos vulgares. Ni aún ante la inminencia del porvenir el cuerpo consigue sincronizarse del todo con el espíritu, acatar sus exigencias de dignidad. Y resumía así en su esencia más elemental el pensamiento reaccionario que le opone a los arranques más altruistas de la ilusión humana las áridas leyes de la biología o las matemáticas. No ha transcendido la reacción de los que lo escucharon pero es de sospechar que movieran la cabeza entre cómplices y avergonzados ante la mezquindad de su visión.
Ningún libro menciona el cumplimiento de su profecía porque ya se sabe que la Historia ignora los olores con el mismo énfasis con que le atraen las tramas. Hay en cambio testimonios de que muchos de los visitantes en aquellos días de jolgorio no encontraban donde evacuar sus necesidades y durante las siguientes semanas la ciudad se vio envuelta por un hedor sólo soportable por el júbilo de asistir al nacimiento de una nueva era. Y hay cierta lógica en que en los momentos de máxima manifestación del Espíritu Absoluto los cuerpos se venguen haciéndose presentes en lo peor de sí. La preocupación del haitiano apenas daba voz a la natural rebeldía de la materia frente a la arrogancia o el olvido del Espíritu.

martes, 26 de mayo de 2009

Pinguero

A pesar de haber instigado a Lauzán para que creara un suplemento especial dedicado a las preocupaciones sexuales de la infancia no había puesto aquí el primer número de Pinguero. Aquí van los dos primeros números. (Y por lo que me dice Lauzán parece que hay una mala noticia por su parte).



Esta noche Tu Night

A sugerencia de Emilio García Montiel les propongo el encuentro entre la actriz Judith González (quien suele encarnar el ya famoso personaje de Magdalena la Pelúa) y la vedette Niurka Marcos. (Para no tener que aguantar a la Marcos en solitario les recomiendo empezar en el minuto seis). Abajo otro personaje espectacular de Esta noche Tonight: Yeyo Vargas, músico dominicano y presidente del partido ULPO.



Rebeldías

“No se puede confundir a un rebelde con un criminal aunque la sociedad tache con frecuencia de criminal al rebelde, aunque a veces el criminal, para ennoblecer sus actos, se manifieste como un rebelde. El rebelde actúa solo: es el hijo más fiel de su comunidad, que, a su vez, es para él la meta de su oposición y de su rebeldía; el mundo que combate representa para él una plenitud de relaciones vivas cuyos hilos han sido simplemente sumergidos en la confusión de la maldad demoníaca; y su misión consiste en esclarecerlos y ordenarlos de acuerdo a un plan mejor.”
Hermann Broch

No han sido rebeldes los que han abundado en la historia cubana en el último medio siglo. Al contacto con la descripción anterior la aureola de los dos rebeldes más célebres que la isla ha legado al mundo se desvanece. Al Che Guevara sería imposible confundirlo con el hijo más fiel de una comunidad que sólo conocía de oídas cuando decidió liberarla. En dos años por los montes se hizo del país la imagen que quiso y que luego intentó recomponer con fusilamientos y con discursos llenos de una decepción franca y reclamos de un hombre nuevo porque los existentes obviamente no encajaban en sus planes. Fruto de ese autoengaño fue su manual -La guerra de guerrillas- que demostró su inutilidad en la primera ocasión que tuvo de ponerlo en práctica.
Sólo en apariencia parece cumplir esos requisitos del rebelde Fidel Castro. Lo que al principio pareció claridad no fue más que el enturbiamiento definitivo de viejas maldades. Echando mano a historias enterradas y a unas cuantas frases y provocaciones fingió reeditar la batalla entre David y Goliat para concentrarse en aplastar a todo el que se le opusiera en la isla. “Si los Estados Unidos no existieran habría que inventarlos” dijo Sastre intuyendo el elemento principal de la fábula castrista, un personaje monstruoso, y a la larga inofensivo, que permitiera encubrir la trama real que no era de rebeldía sino de opresiones.
No es excesiva la atención prestada a Yoani y a otros que encarnan hoy la verdadera rebeldía sin apenas pretenderlo. A ellos les basta señalar esas relaciones vivas que sostienen con su comunidad para, sin romper nada, empezar a cambiarlo todo: difícil ver una víctima en un régimen que persigue a unas cuantas mujeres escrupulosamente desarmadas de todo lo que no sean sus respectivas verdades. De ahí el intento de situar tras ellas la sombra de algún imperio, de agrandar su imagen para luego atacarlas como si del propio Goliat se tratara. Es un truco demasiado viejo pero se encomiendan a él no sólo por su probada efectividad sino porque no conocen otro. Suena increíble pero a estas alturas todavía se pretenden víctimas de una simple mujer y de toda la luz que ha conseguido reunir.

domingo, 24 de mayo de 2009

Comparaciones

La lucha de los cubanos por su libertad ha sido ardua y extensa y como hemos visto bastante poco productiva. Más efectivo ha sido nuestro esfuerzo por convertir a Cuba en la mejor nación del universo a través de comparaciones audaces e imaginativas con otros países. Entre esos esfuerzos sobresale el que hizo en un artículo Carlos Rivero Collado. Rivero Collado ha pasado por todo: se exilió el 1ro de enero de 1959 fue a Cuba como parte de la invasión de bahía de Cochinos y terminó trabajando para la seguridad del estado cubana. En 1974 escapó a Cuba donde publicó un libro sobre (contra) el exilio cubano llamado “Los sobrinos del tío Sam” de amplia distribución (aunque escasa lectura) en la isla en los 70s. Luego parece que sintió un nuevo llamado del deber o quiso sufrir los desmanes del medicare y volvió a instalarse en Miami desde donde, no obstante, colaboraba con el periódico Granma. Lo que nunca ha dejado de ser es un nacionalista. En uno de esos artículos que publicaba a principios de este siglo incluyó esta singular comparación con los Estados Unidos:
Cuando ya había en Cuba siete ciudades con cabildos abiertos, hacia 1530, Nueva York era una tribu; Chicago, cuatro chozas humeantes; Filadelfia, una pradera; Washington, un pantano; Atlanta, un bosque, y en lo que hoy es Bayside, en Miami, unos Tequestas desnudos, rodeados quizás ya de algunas cordiales palomas, jugaban con unos caracoles.
Cuando el capitán John Smith comenzó a cultivar maíz indio, en Virginia, en 1609, primer europeo que sembró algo en este país, ya en Cuba hacia más de medio siglo que los españoles habían desarrollado la agricultura y la ganadería.
En 1716, abrió el primer teatro en este país, en Williamsburg, Virginia. Ya en Cuba cinco ciudades los tenían.
El ateneo Howard de Boston, Massachusetts, presentó, en 1847, las primeras óperas que se vieron en este país, ‘Ernani’, de Verdi, y ‘Norma’, de Bellini. ¿De dónde eran los actores y músicos? ¿DeFlorencia, Roma, París, Madrid, Londres? No. Eran de La Habana.
Cuando Heredia le cantaba al Niágara su canto más bello, Longfellow le sacaba la punta a un lápiz para copiarle a Walter Scott, y cuando, Edison alumbraba las calles con raras bombillas, Martí iluminaba las conciencias con pensamientos de fuego.
Arango y Parreño fue más fecundo que Hamilton; Varela, más relevante que Irving; Saco, más genial que Emerson; Luz y Caballero más célebre que James; la Avellaneda, más singular que la Alcott; Zenea, más descriptivo que Bryant; Milanés, más rítmico que Whitman; la Zambrana, más lírica que la Dickinson; Varona, más profundo que Dewey; Montoro, más ilustre que Hay; Baliño, más íntegro que La Follete; Villena, más honrado que Steinbeck; Roa, más culto que Stevenson y Carpentier más creativo que Dos Passos.

Las razones por las que saco a colación este artículo publicado hace ya unos nueve años escapa a lo contingente para instalarse en la metafísica de lo nacional. Detengámonos en el último párrafo. El residente en Miami descubre en esas pocas líneas un sistema inapreciable de comparación entre dos civilizaciones. Se escogen representantes de ambas culturas no sin cierta arbitrariedad y luego se les compara de acuerdo con la virtud más conveniente que para resaltar las superioridad de la cultura propia. El artículo recuerdo que hizo época entre un grupo de amigos en West New York hace años. Siguiendo sus pautas llegamos a elaborar nuestras propias comparaciones para demostrar la infinita superioridad de la cultura cubana sobre la norteamericana pero sobre todo las posibilidades infinitas de ese sistema. Podíamos decir por ejemplo que:
Chano Pozo fue más rítmico que Gershwin; Barbarito Diez más austero que Elvis; Fidel Castro más longevo que Kennedy; Juana Bacallao más desenvuelta que Ella Fitzgerald; Lezama Lima más misterioso que William Carlos Williams; Cintio Vitier más lezamiano que e. e. cummings; Joseíto Fernández menos mafioso que Sinatra; El Niño Linares más precoz que Babe Ruth; Carpentier más cosmopolita que Faulkner; Kid Chocolate más rápido que Joe Louis; Trespatines más radiofónico que Mark Twain; Fernández Retamar más paternal que Allen Gingsberg; Silvio Rodríguez más comprometido que Bob Dylan.


Y este sistema de comparación se puede extender hasta demostrar la superioridad cubana frente al resto del mundo:

Heredia fue más inquieto que Goethe; Varela más rebelde que Hegel; Los Van Van más estables que Los Beatles; Antonio Muñoz menos vicioso que Maradona; Maceo más apuesto que Napoleón; Fina García Marruz más estable que Sylvia Plath; Sotomayor mejor saltador que Pelé; Capablanca más impetuoso que Karpov; Mañach más legible que Heidegger; Porro más caribeño que Le Corbousier; Cofiño más ordenado que Joyce; Novás Calvo más cubano que Tolstoy; Lam más multicultural que Picasso; Villena más conciso que Proust; Carlos J. Finlay más ágil que Stephen Hawking.

Un grupo de amigos en la época en que solíamos enfrascarnos en esas boberías y otras parecidas: Mario Matamoros, Geandy Pavon, Jorge Brioso y yo. [Foto Tomada del blog de Ichikawa]

Convocatoria


Una movilización general en Internet ha sido convocada por varios blogs y webs cubanos con el objetivo de concientizar a la opinión pública internacional sobre la realidad cubana, y presionar al régimen de La Habana.

La acción común tendrá lugar el próximo lunes 1 de junio. Ese día todos los blogs y webs de cubanos y no cubanos que se sumen a la convocatoria abrirán sus páginas con un mismo post de cabecera. Dicho post permanecerá como primera entrada durante todo ese día.

A continuación, el post que debe aparecer reproducido, el primero de junio de 2009, en todos los espacios que se sumen a la iniciativa:

Título:

Llamamiento al gobierno cubano y al mundo

Texto:

Pedimos a todas las personas e instituciones defensoras de los derechos civiles en el mundo que contribuyan, y llamamos al gobierno cubano a:

-Liberar a los presos políticos en Cuba
-Levantar las prohibiciones que impiden a los cubanos entrar (a) y salir de su país
-Levantar las prohibiciones de acceso a Internet para los cubanos

texto de la movilizacion

El Cerro tiene la llave

Esto me lo manda Lauzán. Un sociólogo espontáneo habla sobre las pandillas en Cuba:

sábado, 23 de mayo de 2009

Pica Pica


Sale una nueva edición especial de Pica Pica fruto en buena medida del esfuerzo de Garrincha que se ha encargado de reunir el material y editarlo. En su blog pueden bajarlo o abrirlo directamente aquí.

viernes, 22 de mayo de 2009

miércoles, 20 de mayo de 2009

Tiene la palabra el camarada ministro


Hace años -cuatro para ser exactos- el ministro cubano de cultura, al justificar el encarcelamiento masivo de disidentes en la primavera del 2003, dijo que en otro país los opositores habrían aparecido muertos en una cuneta. Una manera fea de recordar qué habría pasado con los condenados de no haber dispuesto el gobierno cubano de leyes tan generosas en años de prisión para el terrible crimen de disentir. La agresión contra el escritor Ángel Santiesteban hace pocos días se acerca peligrosamente a la solución irreversible de la cuneta, esa que le parecía tan lejana y repulsiva al ministro tiempo atrás. Si es cierto que la cultura cubana es una sola -como no se ha cansado de decir el ministro- ahora mismo debe estarse doliendo por el brazo partido a Santiesteban y Prieto debería estar exigiendo responsabilidades por el ataque. Y quizás no sea tanto pedir a los mismos que se molestaron por la aparición de un antiguo censor en televisión que se molesten por la aparición de nuevos censores en las calles en La Habana con un tubos y navajas y dispuestos a usarlos. Me temo que si no actúan con rapidez y firmeza este nuevo estilo de censura ha llegado para quedarse.

Gaveta Oficial


FOTO: Armando Tejuca, “Marielantoniette”
FUENTE: GAVETA OFICIAL Nº1

Es famosa la anécdota de María Antonieta. Cuando le dijeron que el pueblo protestaba porque no tenía pan sugirió que comieran pasteles. Pues ahí está nuestra Mariela Antonieta sugiriendo pasteles cuando el pueblo pide jama.

Última rumba en La Habana


Llega hoy a mi correo una buena noticia: reeditan Última rumba en La Habana, la novela de Fernando Velázquez Medina, en España. Les dejo abajo la nota de prensa.

Nota de prensa

La Editorial Baile del Sol acaba de lanzar la segunda edición de la novela Última rumba en La Habana, del escritor cubano Fernando Velázquez Medina, que fuera publicada por primera vez en New York por el diario Hoy, de la cadena Tribune.


Algunas opiniones sobre “Última rumba en La Habana”:

Da la sensación de que el sueño revolucionario se ha venido abajo definitivamente y, entre las ruinas, surgen autores como el conocido Pedro Juan Gutiérrez (Trilogía sucia de la Habana, Animal Tropial, o El insaciable hombre araña) o Fernando Velázquez Medina (Última rumba en La Habana), deseosos de dejar testimonio del derrumbe inaugurando un nuevo género que podríamos llamar 'realismo sucio tropical'.


Pablo Martínez Zarracina, en
La Voz de Cádiz y El Norte de Castilla


…me ha parecido espléndida, muy poderosa, densa de estilo pero sin palabrería, con excelentes personajes y a la vez con una cualidad testimonial muy precisa y muy desoladora: en las escenas sexuales hay una mezcla de erotismo y de exasperación que intuyo muy propia de la situación del país. Los episodios de guerra son magníficos: el de los caníbales tiene una cosa sombría como de Joseph Conrad. Y el final -esa referencia a quienes se mueren por irse y nada más irse ya están muertos de nostalgia-lo deja a uno en una profunda melancolía. Y el uso de la música, de las letras sentimentales, cuadra muy bien en el tono de la historia. Enhorabuena.

Antonio Muñoz Molina, académico de la lengua, Premio Planeta de novela, Premio
Nacional de la Crítica y de Narrativa.


Es un acierto que este submundo nos sea mostrado a través de un personaje femenino cuya vivencia nos recuerda al Viaje al fondo de la noche de Céline.

Plinio Apuleyo Mendoza, diplomático colombiano, Premio Plaza & Janés
de novela, coautor del bestseller Manual del perfecto idiota latinoamericano.


En este libro…hay un escritor.

Antonio Benítez Rojo, (┼) Premio Casa de las Américas de cuento,
Premio Pushcart
de ensayo por La isla que se repite,

No escampa

Ayer en Encuentro en la Red salía la noticia tremebunda. El escritor Ángel Santiesteban fue amenazado, golpeado y herido en La Habana. Primero un tipo lo amenaza con que no le convenía "hacerse el contrarrevolucionario" y el escritor terminó con un corte superficial de navaja y un brazo fracturado. Antes había sido atacado de palabra en el blog de Lagarde en fluida asociación entre la palabra (mala) y el golpe. Todo tan terrible. Y yo hablando de retiros estivales. Pero la razón, como siempre la tiene Armando Calderón: “Esto es … queridos amiguitos”.

Hoy circula en internet una carta de apoyo al escritor. Y es esta. Fírmenla, háganla circular, hagan algo con ella:

CARTA ABIERTA DE APOYO AL ESCRITOR CUBANO ÁNGEL SANTIESTEBAN

Colegas, amigos:

Hemos sabido que en La Habana, este domingo 17 de mayo, el escritor Ángel Santiesteban fue provocado, amenazado y golpeado por dos desconocidos. Como resultado de esa agresión, Santiesteban tiene un brazo fracturado, heridas de la navaja con la cual fue agredido, numerosos hematomas a causa de los golpes, y hasta el momento en que se redacta esta carta anda escondido previendo nuevos ataques.

Basta un simple análisis de los detalles de esa agresión, especialmente del intercambio inicial de palabras entre el agredido y los agresores, para concluir que esta es la respuesta de ciertos espacios del poder político y militar en Cuba a la decisión de Ángel Santiesteban de, además de escribir sus libros, hacer uso de sus derechos ciudadanos a través de un blog llamado “Los hijos que nadie quiso”, para dar sus opiniones sobre la realidad cubana de hoy.

Nótese que me refiero a “ciertos espacios del poder político y militar en Cuba”. Quienes hemos seguido los escritos de Ángel Santiesteban en su blog, hemos podido comprobar que esos escritos (especialmente uno titulado “Los muchachos se despiden”, sobre la participación de escritores cubanos en la Feria del Libro de Mazatlan) fueron respondidos por varios de los escritores que participaron en esa Feria, sintiéndose atacados por Ángel Santiesteban en unos casos, o para aclarar sus posiciones en relación con lo que consideran un error y hasta mala fe en el escrito de Santiesteban. No hay derecho a juzgar ni a uno ni a otros. Las respuestas de esos colegas, fueran cual fueran su tono y sus argumentos, son un derecho que tenemos que defender. Porque aunque nos cueste trabajo entenderlo: Ángel Santiesteban (y cualquier otro cubano, como cualquier ciudadano de este mundo) tiene derecho a escribir su blog y todos los que quieran replicar, responder, atacarlo incluso con el poder de la palabra, tienen derecho a hacerlo. Es una lección que los cubanos debemos aprender de una vez por todas.

Pero estamos convencidos de que jamás ninguno de esos que respondieron a Ángel Santiesteban, incluso los más indignados y ofensivos, se rebajaría a ser parte de estos ataques físicos. Aunque hemos sido testigos cientos de veces de polémicas cortadas por la oficialidad, los escritores cubanos estamos acostumbrados a responder la palabra con la palabra, nunca con los golpes.

El mal precedente que sienta la agresión a Ángel Santiesteban no debe ser pasado por alto.

Por eso, con esta sencilla carta abierta, estamos apelando a la unidad de los escritores cubanos, conozcan o no a Ángel Santiesteban, estén de acuerdo o no con sus ideas y posiciones personales e intelectuales, piensen lo que piensen sobre el actual sistema que impera en nuestra isla: lo que importa aquí es que, todos, en la isla o en el exilio, nos unamos para recordarles a quienes pretenden esgrimir esas posiciones de poder contra el pensamiento intelectual, que quien quiera expresar lo que piensa en Cuba, sea quien sea, jamás debe ser agredido en su integridad física; para recordarles a quienes pretenden esgrimir esas posiciones de poder contra el pensamiento intelectual que no estamos dispuestos a seguir esperando para entender que tenemos que respetar el diálogo entre cubanos, incluso aunque sea a gritos (pero a través de las palabras y de las ideas). Es uniendo y no dividiendo cómo vamos a resolver nuestros problemas, simplemente porque cada división crea nuevos problemas, nuevas heridas, y nuevas divisiones, en una cadena infinita.

Firmar o no firmar esta carta es un asunto de la conciencia de cada cual, un derecho que respetamos. Pero creemos que la unidad de quienes se oponen a este tipo de comportamientos es el único modo de evitar que agresiones como la que ha sufrido ahora Ángel Santiesteban se conviertan en la respuesta común, cotidiana, de los enemigos de las libertades de expresión y de pensamiento en Cuba.


Firmantes
Amir Valle, escritor, Berlín.
Ladislao Aguado, escritor, Madrid.
Gumersindo Pacheco, escritor, Miami.
Luis Pérez-Simón, escritor y profesor universitario, París.
Jorge Luis Arzola, escritor, Colonia, Alemania

NOTA: PARA FIRMAR ESTA CARTA PUEDE ENVIAR EL MENSAJE DE ADHESIÓN A: prensa@amirvalle.com
EN TODO CASO, PEDIMOS QUE HAGA CIRCULAR ESTA CARTA, LA CUAL SERÁ ENVIADA A LOS MEDIOS DE PRENSA Y AUTORIDADES COMPETENTES.

martes, 19 de mayo de 2009

Cambio de velocidad

Para mí comienza el verano, momento del año en que puedo dedicarme a otros proyectos que requieren bastante más atención que la que requiere este blog. De continuar con el blog como lo he llevado hasta ahora no me serviría como otra cosa que como distracción o pretexto para escaparme en los momentos más arduos. De paso me evito, con el alejamiento temporal, -aunque en realidad sea una razón secndaria- verme en contacto diario con una blogosfera que acusa cansancio y ofrece en estos tiempos espectáculos poco edificantes, por decirlo de una manera suave.
Con esto quiero decir no sólo que mis textos aparecerán con menos frecuencia sino que en muchos casos tendrán tono y temas distintos a los que habitualmente trato o incluso parecerán escritos por personajes levemente distintos a mí aunque yo sea su autor. Cuando le comenté lo que iba a hacer a un amigo este me aconsejó que no hiciera ninguna advertencia pero necesito avisarles y así librarme del compromiso que siento a diario con los que entran a este blog. No obstante cuando publique algo no dejen de hacer sus comentarios que me serán más útiles incluso que los que han hecho hasta ahora. Muchas gracias por todo.

Esta tarde

El Instituto Cervantes (Sede de Nueva York) tiene el gusto de invitarle a la presentación del libro

De Gabo a Mario: La estirpe del “boom”

Autores: Ángel Esteban y Ana Gallego
Editorial: Espasa Calpe (2009)

que tendrá lugar el próximo 19 de mayo, martes, a las 6 de la tarde en el Auditorio del Centro Cultural de España en Nueva York (Instituto Cervantes), situado en el 211-215 de la calle 49 (Este) de Manhattan (entre la segunda y la tercera avenidas).

Intervendrán:

Eduardo Lago, escritor y director del Instituto Cervantes (Nueva York)

Ángel Esteban, autor del libro y profesor de literatura (Universidad de Granada-Universidad de Delaware)

lunes, 18 de mayo de 2009

Flor de retórica antigua

¿Ha visto alguna vez…

… un momento fácil de la Revolución?

… un grupúsculo que no sea contrarrevolucionario?

… un contrarrevolucionario que no se agrupe en grupúsculos?

… una victoria inmoral?

… una vestidura que no se rasgue?

… un ataque (en contra) que no sea artero?

… una respuesta que no sea firme?

… una señal equívoca?

… un principio (o cualquier otra cosa) que sea negociable? ¿Un final?

¿Quién te lo iba a decir, camará?



¿Quién te iba a decir, Virgilio Piñera, que la hija del mismo que te mandó a recoger la noche de las tres P (Prostitutas, Proxenetas, Pederastas) iba a estar guarachando por la Rampa a la cabeza de la primera comparsa primer desfile gay que se celebra oficialmente en la isla?
(¿Quién te iba a decir que el padre todavía es presidente pero el tío sigue mandando?)
¿Quién te lo iba Lezama que al cabo de tanto tiempo iban a descubrir una manera “revolucionaria” de ser homosexual?
¿Quién te lo iba a decir Vicente Revuelta que el mismo gobierno que en 1971 te negó un espacio en la cultura cubana para que no contaminaras a las nuevas generaciones ahora organiza desfiles públicos con culpables de tu mismo pecado?
¿Quién te lo iba a decir Reinaldo Arenas que el mismo gobierno que te persiguió por homosexual hoy reivindica la diversidad sexual para disfrute de las agencias extranjeras de prensa?
¿Quién se lo iba a decir a los antiguos huéspedes de las UMAP?
¿A los que echaron mano a una homosexualidad real o fingida para que los expulsaran en 1980 por el Mariel?
¿A tanto oficial del ejército que se suicidó cuando se hicieron públicas sus preferencias sexuales, incompatibles con la condición de defensores de la Revolución?
¿A tanta gente expulsada de la universidad o que simplemente no pudo coger carreras que exigían ciertos requerimientos “morales”?
Y a los perseguidores ¿quién les va a decir a los que humillaron y marginaron a tanta gente pensando que la razón (o sea, el poder) estaba de su parte que estaban equivocados?
¿se harán reuniones secretas del partido para explicar que todo no es más que un capricho de la hija del Uno (y medio) o una táctica para complacer a la opinión mundial en un momento difícil de la Revolución?
De momento no hay mucho que explicar. El Granma ha sido tan discreto al respecto como con cualquier golpiza a las Damas de Blanco. La noticia que le ha dado la vuelta al mundo se ha reducido a una breve nota en Juventud Rebelde. Se diría que Mariela está en la clandestinidad. Y no es que sea criticable lo que hace. Por supuesto que es preferible que defienda a los homosexuales a que, como su primo, se encapriche en dirigir la pelota cubana. Pero es que en su esfuerzo hay un paternalismo (o maternalismo) con el que su esfuerzo corre el peligro de que la defensa de los derechos de los homosexuales no pase de ser un vivero de travestis para mayor gloria de la propaganda oficial. El homosexual expuesto como una especie curiosa a la que se ve feo maltratar. Seres que apenas hablan por voz de ella y no como ciudadanos en plenitud de derechos y de voz. Y ahí está el problema. Que incluso cuando los homosexuales cubanos tengan los mismos derechos que el resto de sus compatriotas tendrían todavía muy pocos derechos, casi ninguno si nos ponemos a pensar.

P.D.: Fíjense como la comentarista de CNN habla de un giro radical en el tratamiento de la homosexualidad aunque la población sigue siendo intolerante. Le faltó decir que el giro ha sido de 360 grados.

domingo, 17 de mayo de 2009

Bandera del blog

A petición de Blogs con banderas ahí el diseño muy elemental de la bandera de este blog:

Y hablando de humor

Un fragmento de Mente Pollo, de la televisión cubana. Empieza lento pero luego mejora:



Y otro sobre el reguetón:

sábado, 16 de mayo de 2009

Reír en cubano

Como ya anuncié hoy sale en El Nuevo Herald otra edición del homenaje que anualmente se le dedica a la fundación de la república cubana por estas fechas. Les adelanto el artículo que escribí a solicitud del periódico para el suplemento conmemorativo que lleva como título Reír en cubano.

Para leer el resto de los artículos pueden pinchar en los títulos:
Un pueblo que sabe reírse de sí mismo (Jorge Ferrer)

La risa en la sombra: muerte del humor político en Cuba (Ramón Fernández Larrea)

Alvarez Guedes, el antropólogo mayor (Emilio Ichikawa)

Los inolvidables cómicos del cine republicano (Arturo Arias Polo)

¿Quién se acuerda del Yo-Yo Místico? (Pedro Garcia Albela)

"Qué tiempos aquellos que ya pasaron ..." (Emilio Garcia Montiel)

Defensa (tardía) del choteo
Enrique Del Risco

Me gusta pensar que la persistencia de Cecilia Valdés en la memoria de los cubanos –incluso entre los que no se han tomado el trabajo de leer la novela– se debe a su capacidad para resumir ciertos comportamientos nacionales. Sobre todo, el de su protagonista, aquella mulata que quería pasar por blanca. Cecilia Valdés puede entenderse como alegoría de la nación toda, un país mulato que concibe su destino más cerca de Europa o de los Estados Unidos que de cualquiera de sus vecinos latinoamericanos. El caso de Cecilia delata una inconformidad de los cubanos con su imagen nacional que trasciende lo racial, lo étnico o lo histórico y llega a nuestra propia idiosincrasia. Un deseo de manifestarnos de una forma e imaginarnos de otra. Como aquella mulata, el cubano se asume como un pueblo infinitamente alegre y jacarandoso, para luego presentarse ante cada situación que considera importante con un rostro mortalmente grave. Como si al igual que a Cecilia nos avergonzara el verdadero color de nuestro carácter.
La Indagación del choteo de Jorge Mañach es el intento más sistemático, hasta el momento, de definir la idiosincrasia nacional y, al mismo tiempo, una declaración de principios de esa incomodidad del cubano con su propio ser. Mañach le achacaba al choteo “la morosidad con que hemos progresado hacia la realización de cierto decoro social y cultural” y la incapacidad nacional “para toda faena en que fueran requisitos el método, la disciplina, el largo y sostenido esfuerzo, la constante reflexión”. Pero de todos los pecados que Mañach le atribuye, el más imperdonable sería su “repugnancia a toda autoridad”. A ocho décadas de la publicación de aquel libro, y tras tanto abrumador ejercicio de autoridad, cabe imaginar que Mañach entendería esa repugnancia como pura previsión.
Pero todavía hay quienes señalan al choteo como la fuente de los males cubanos, como si en el último medio siglo Cuba hubiera sido gobernada por Trespatines. Nuestro rasgo más costoso no ha sido la propensión cubana a reírse de casi todo, sino esos ataques de seriedad que nos hace creer en cualquier solución mágica que prometa el mesías de turno. Una fe que, bien mirada, es alérgica a la risa. Gracias a esa superstición se han impuesto los campeones de la gravedad, esos que prometían a sus compatriotas cumplir con el destino histórico del país a condición de que callaran, que no soltaran ni una sonrisita mientras andaban empeñados en tan alta misión. Esos que no hacían otra cosa que exigir un silencio absoluto en el que pudiera resonar su voz. El poeta Lorenzo García Vega los llama “los bombines de mármol”, un antecedente de las gorras y boinas de mármol que los sucedieron. Milan Kundera prefiere llamarlos “agelastas” que en griego significa “los que no ríen”. El checo los describe como seres “convencidos de que la verdad es clara, de que todos los seres humanos deben pensar lo mismo y de que ellos son lo que creen ser. Pero es precisamente al perder la certidumbre de la verdad y el consentimiento unánime de los demás cuando el hombre se convierte en individuo”. Basta esa definición para entender que la Revolución Cubana fue el proyecto más solemne que ha conocido el país, una obra de agelastas que redujeron la burla a ataques contra el imperialismo o los rezagos del pasado.
El cubano es todavía un pueblo de certidumbres tajantes, con las que intenta compensar una borrosa concepción de lo individual que siente en peligro a cada paso. La opinión contraria no supone un reto sino una amenaza a la propia existencia. “Tú estás completamente equivocado” suele ser nuestro grito de guerra ante la más leve señal de desacuerdo: una manera de encubrir el miedo a que la perspectiva ajena disuelva la nuestra. Así es que, yendo de un extremo a otro, nos inclinamos a confundir tolerancia con permisividad y crítica con insulto. Y esa debilidad del individuo (compartida con toda Latinoamérica, por cierto) es la fuente de mitologías que a su vez engendran fenómenos tan distintos como la adoración de los caudillos o el desprecio intelectual por la risa. El resultado está a la vista: dictadores eternos, intelectuales insufriblemente graves y la risa –esa cosa tan seria– muchas veces monopolizada por los más torpes.
Enrique José Varona –una de las principales referencias intelectuales y éticas a inicios de la República– no desconocía las conexiones entre risa y civismo. En un artículo llamado precisamente “Humorismo y tolerancia” declara que “el humorismo del pueblo inglés es una de las manifestaciones de la conciencia de su fuerza”. Entre cubanos, en cambio, la risa suele ser más bien lo contrario. Frente al mito extendido de que los cubanos no encontramos soluciones porque nos desgastamos en la risa, me inclino a pensar que más bien nos reímos cuando no hallamos otra solución. Confieso que hace tiempo me esforzaba en distinguir el choteo del humor, ése que “pone a la vista el fondo de las cosas, el reverso de las medallas, y ríe para hacer pensar” (Varona). Ahora pienso que cuando me esforzaba en separar el humor del choteo le daba la razón a quienes suelen despreciar la risa del mismo modo en que aquella Cecilia, al discriminar su tez de otras más oscuras, no hacía sino reforzar el racismo que la marginaba. No es mal momento para reivindicar el choteo, jun to al resto de las variantes de lo cómico, como medio de contener esa severidad inflada y falsa a que somos tan propensos; como mecanismo de deshacernos de las mitologías que lastran nuestro modo de relacionarnos, de entendernos como nación y como individuos; de mostrarnos tal cual somos, sin esas aureolas de bisutería que nos fabricamos a cada rato para ponernos fuera del alcance de la crítica.
Reconozco que el exceso de choteo puede ser dañino, pero también lo puede ser el exceso de agua, y no por eso nos convertimos en partidarios de la sequía. Los que sostienen la hipótesis de que la llegada del castrismo fue favorecida por el choteo tienen en contra la opinión del propio Mañach. En una nota al pie de su famoso librito escrita a la altura de 1955, (justo cuando colaboraba en la redacción de un librito no menos famoso, “La historia me absolverá”) declaraba que el choteo estaba en retirada porque “El proceso revolucionario del 30 al 40, tan tenso, tan angustioso, tan cruento a veces, llegó a dramatizar al cubano”.
Al choteo le debemos también muchas de las descripciones más incisivas del carácter nacional. ¿No han sido Eduardo Abela, Castor Vispo, Eladio Secades, Guillermo Álvarez Guedes, Héctor Zumbado o Ramón Fernández Larrea choteadores profesionales y, al mismo tiempo, anatomistas de lo cubano? Pese a su mala prensa, el choteo circula alegremente (mezclado con otras variantes de la risa o en estado puro) por la obra de escritores tan reverenciados como Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas y Virgilio Piñera. “Tres tristes tigres”, “El color del verano” y “La carne de René” son sublimaciones monumentales del choteo. Y en la intersección de arte y política encontramos manifestaciones recientes y brillantes del choteo. Choteo son las canciones de Porno para Ricardo, los artículos de Fermín Gabor, las portadas de Guamá, y otras tantas maneras de despojar al castrismo de sus últimos andrajos de falsa seriedad. Si las denuncias se encargan de descubrir lo terrible del sistema cubano, el choteo revela su sinsentido. Como diría un filósofo “El mejor modo de comprobar cuánta verdad hay en una cosa es reducirla al ridículo y ver cuánta broma aguanta”. Es por eso en nuestros mejores choteadores uno nota cierto acomodo a su propio ser, una plenitud apoyada en la confianza de que lo verdadero sobrevivirá a su parodia y que siempre hay algo falso en aquello que no resista una buena carcajada.

La lengua, más suelta que nunca

Fermín Gabor premia nuestra espera con un texto abundante que incluye una reseña de la adaptación cinematográfica de la novela Paradiso dirigida por Tomás Piard y actuada por el comité ejecutivo de la UNEAC. Aquí les pongo un fragmento:

Luego, no de su paso, sino de su escurrimiento por la manifestación, José Cemí vuelve a casa y lo que le cae encima es nitrón, caoba virreinal, mulsogar para mamíferos: el teque de doña Rialta sobre la búsqueda de un destino.
Es aquí donde Tomás Piard demuestra que es un duro que no le tiene miedo a nada, guapo hasta las costuras. ¿Iba a amilanarse él ante un diálogo sumamente teatral? ¿Iba a dejar Mayeya de jugar con los santos? Por el contrario, Piard se inventa un espacio de teatro, y apunta play hacia Eslinda Núñez, que, la pobre, ha tenido que bregar con dos de los diálogos más plomos de una cinematografía abundosa en diálogos plomos. (Me refiero a la monserga marxistoide que le hizo recitar Humberto Solás para el papel de Isabel Ilincheta en Cecilia y, ahora, a esta Rialta.)
Y, bueno, como ya la cosa se botó de teatral, el difunto coronel Cemí, interpretado por Jorge Martínez, empieza a dar unos paseítos por el fondo del escenario vacío en el que madre e hijo hablan. La ocasión se muestra propicia para encaramarse en flashback y llegarse hasta la muerte del coronel, hasta sus palabras últimas de recomendación a Oppiano Licario.
Al terminar su tremenda parrafada, quedamos convencidos de que Eslinda Núñez puede hacer, cuando quiera, el papel de Primera Declaración de La Habana. Eslinda Núñez podría hacer de campana de La Demajagua.
Y ahora, señores, respiren hondo y abran los ojos poquito a poco, que en la recurrente cena familiar penetra el pavo. ¡Y qué pavo!
"Pavón sobredorado", lo calificó Lezama, y que nadie inicie campaña de mensajes electrónicos por la presencia de este Pavón en pantalla.
Sin desdorar a los actúantes, él es el verdadero protagonista de El viajero inmóvil. Ni siquiera en La última cena o en Concierto barroco habráse visto bestia tan magnífica. Y me complace desmentir desde aquí a cuanto rumor juró que se trataba de una escultura de José Villa Soberón, artífice de las estatuas habaneras de Lennon, Hemingway, Teresa de Calcuta y el Caballero de París.
Para desmentir tales rumores, no hay más que ver cómo resulta lasqueado. Y, como no podría ser de modo diferente, apenas se inicia el proceso de lasqueamiento, quien asoma moropo es Pablo Armando Fernández, pegado desde siempre al jamón, al pavo y al whisky.
Pablo Armando, que se pone espírita y habla de la creencia lezamiana en el renacimiento y en la reencarnación.
Pablo, que departe de lo vivo que está muerto.
Cuaja entonces la cena. La molienda alcanza verdadera altura intelectual en cuanto comprendemos que todos son espíritus. José Lezama Lima, Eslinda Núñez, Jorge Alí, Herminia Sánchez en el papel de doña Augusta, Pablo Armando Fernández, César López, Reynaldo González, Ciro Bianchi Ross: todo es espiritismo, salvo el pavo.
Por eso los actores y escritores sentados a la mesa están iluminados como flanes en una vidriera de madrugada.
Por eso ponen cara de trance: fuerte que es la corriente del espiritismo de cordón.
La cena de El viajero inmóvil deja de ser comparable con alguna escena de La edad de la inocencia (realizada por Tele Camagüey) o Fanny y Alexander (realizada por Tele Damují) para alcanzar lo misterioso de Los otros (realizada por el ICAIC). La familia Olaya se ha reunido, no tanto para cenar, como para invocar a Ciro, Reynaldo, César y Pablo, sueltos espíritus de la UNEAC. Entra así, invocados por personajes novelescos, el espíritu de la mejor crítica chihuahua.
Y, para el puntillazo, un etéreo más: Félix Guerra reflexiona a propósito del barroquismo de Lezama Lima. Félix Guerra, que perpetró hace unos años cierto libro de entrevistas con José Lezama Lima (Para leer debajo de un sicomoro) donde su método de trabajo no contemplaba grabadora o anotación taquigráfica, lo cual le permitió recoger frases como la siguiente, más achacable a un torpe Guillermo Cabrera Infante que al Lezama de otras entrevistas: "Pero fuí derecho a graduarme de Derecho, lo que me proporcionó un derecho festivo: bailar el baile entre la rumba y el violoncelo, cascar nueces a martillazos o al ritmo del Cascanueces, trepar la palma para ver a Palma de Mallorca o las crestas del gallo de Mariano". Sic y sic.
No vaya a suponerse que la osadía de un cineasta como Tomás Piard se reduce a colar entre los personajes lezamianos a cuatro o cinco catedráticos con tanta luz como los bombillos ahorradores. No.

Nereida Naranjo.
Nanook el esquimal.
Nietoschka Nezvanova.
Nonoxinol, eficaz espermaticida.
Noooo, porque ya no extraño como antes tu ausencia...

Lo que de verdad abisma y da dentera es que, mientras los chicos de la Generación del Cincuenta disertan ante la familia Olaya, un joven José Lezama Lima, invisible para los comensales, revolotea alrededor de ellos y no pierde sílaba de lo que se habla. Lo que hace a esta reciente producción del ICAIC un clásico del cine cubano de terror es que Pepito Lezama siga arrobado ante cuánto hablan estos maestros emergentes. Como si la profecía de su genio hubiese de venirle de las mentes boniatóxicas de Ciro Bianchi Ross, Reynaldo González, César López, Pablo Armando Fernández y Félix Guerra.
Ya lo dice la definición de extrañeza, según la Orquesta Ritmo Oriental: "Esto es tremendo, tremendo./ Ay, ni yo mismo lo comprendo./ Esto es tremendo, tremendo./ Ay, ni yo mismo lo comprendo".

viernes, 15 de mayo de 2009

Para Gaspar

Joaquín Estrada Montalbán le dedica hoy un post al malogrado Lagarde en el que dice cosas como esta:
Aunque sobre este asunto ya he hablado en dos post anteriores, el “caso Lagarde” me obliga a retomar el tema, esta vez por una razón muy diferente. Que hay en este personaje que hace atendible y singular su “caso". Manuel Henríquez Lagarde (La Habana, 1963) es un contemporáneo nuestro, “excondiscípulo y excolega” de algunos intelectuales del exilio (y de la oposición interna). Pero también lo son Iroel Sánchez, Omar Valiño, Rubén Zardoya, Fernando Rojas, Edel Morales y otros, que no han sido más efectivos ni han logrado una ejecutoria consistente, podría argumentarse. Pareciera que se trata de una cuestión de discurso, de empatía al abordar el lenguaje, de parentesco en el uso de recursos expresivos. El uso del blog como soporte ha permitido a este “comando libre” (en la medida en que se puede serlo en Cuba cuando se es tributario de grados de permisividad, inusuales en casos precedentes) dar una imagen afable de militante decente y civilizado, que usa los mismos recursos de los contendientes con los que sostiene una aparente polémica.
Lagarde acepta las reglas de juego, entra en “el choteo” y asume con gracia los dardos que recibe, sin que al parecer le hagan mella. Se sale del prototipo "aldaniano", en que “los temas serios no admiten broma” y se distancia del discurso oficial, al punto que se permite llamar a E. I., “el destacado filosofo” y no algún calificativo denigrante como dictaba la antigua norma revolucionaria. El periodista se centra en sus objetivo y desgrana sus contenidos, en los que a veces hasta pareciera que se burla del lenguaje de la prensa cubana, enrostrando amablemente a sus contendientes con sus ejecutorias y sus discursos anteriores al exilio o la disidencia. Las reacciones han sido diversas y en mi entender poco estructuradas, en fin, ineficaces. Van desde la simple exposición tímida, gravitando entre lo moderado y lo expectante, hasta las reacciones viscerales, jocosas y devaluadoras al estilo (no digo que lo sean desde luego) trillado del castrismo.

También lamentaba mi falta de agudeza al tratar el caso –algo que le concedo- pero lo que me pareció preocupante era que se tomara demasiado en serio un caso que es de la competencia exclusiva de la psiquiatría o de los investigadores de la maldad humana de segunda clase si es que tal disciplina existe. Así que decidí hacerle un comentario que por alguna razón técnica no salió. De manera que aquí le dejo mi visión del asunto lo más clara posible que es la única opción que nos queda a los que tenemos un talento normalito.

Joaquín, gracias por lo de "agudeza proverbial", algo con lo que me pones inmerecidamente a la altura de los punzones y los refranes. La verdad es que ni intenté ser agudo -suponiendo que lo pueda ser- porque el caso no lo merece. Al menos yo no siento empatía por él o por su discurso y ni siquiera he compartido con el una espera de guagua (algo que como se sabe, hermana hombres). Por ningún lado le veo esa "imagen afable de militante decente y civilizado" que tú aprecias lo cual habla mucho de tu sensibilidad y muy poco de la mía. Sí le he dedicado un par de posts es porque por lo que he leído (porque al personaje no lo conozco) me parece un tipo especialmente sucio ademas de muy flojito como escritor. (A Ichikawa en Cuba le llamaba ladinamente ex profesor de Filosofia y ahora lo llama, “el destacado filósofo” por alguna razón que supongo no menos sucia). En fin, alguien por el que uno sencillamente no siente más pena que por el derroche de neuronas que pudiera dedicarle, ni más escrúpulo que el que uno se debe a sí mismo para no ser como ellos. Si le dediqué un segundo comentario era para subrayar que para mí, al contrario de para ti no representa nada nuevo. Puede sonar muy manido pero el tipo es el mismo perro de toda la vida así que inventarle una clasificación particular es un exceso. Son los mismos pujos de Leopoldo Avila, Felix Pita Astudillo o más cercano en el tiempo de Eliades Acosta o La Jiribilla: un discurso que es más descarado, más cínico que el castrismo del Granma y donde lo único nuevo es el medio. Es como si el comisario y el seguroso hablaran a dúo, como ya lo ha hecho el Granma cuando se trata de "desenmascarar al enemigo" (Bofill o Elizardo Sánchez pongamos por caso). Y realmente pone el juego -para uno- mucho mas cómodo. No hay que entresacar nada porque todo está a la vista. Ya me gustaría a mí que el castrismo oficial fuera tan desembozado como este castrista oficioso, un listillo que no dice nada nuevo pero al que se le agradece que lo diga más claro. Tampoco la cosa es de armar estrategias porque ese tipo de personajes aunque cíclicos duran muy poco, así que con un par de tarrallazos resulta (al menos para mí) más que suficiente. La verdad, no derroches neuronas en el asunto que no las merece. Un abrazo.

Gugulandia

Me alegra descubrir que Hernán H., el padre de la legendaria Gugulandia, haya decidido compartir sus tiras cómicas en un blog. Desde los años 60 ya publicaba su tira pero donde se hizo imprescindible fue en la última página del Dedeté, que fue, mientras existió, la mejor publicación humorística del país en la que encontraron refugio talentos como los de Padroncito, Carlucho, Ajubel o ese genio humilde que firmaba simplemente como Manuel. Pero Hernán H. con sus Gugus era algo distinto con esa recreación de un mundo paralelo que consiguen las buenas tiras. Ayudaba un ambiente en el que era raro el detalle que estuviera empercudido de esa realidad sórdida de los setentas cubanos. Y no es que Gugulandia le diera la espalda a esa realidad pero en todo caso le daba una dimensión distinta, un aliento de ese otro mundo que nos estaba vedado. A Hernán lo habré visto de niño porque creo recordar que conocía a mi padre y alguna vez hasta habré jugado con sus gemelos. Sí recuerdo que vivía cerca de mi familia y cuando pasábamos frente a su casa mi padre siempre la señalaba diciendo “ahí vive Hernán H.”. Nunca le dije que ya lo sabía. Para mí era como decir “ahí vive un dios” y eso se disfruta aunque siempre lo hayamos sabido. Así hasta el 80 en que se fue por el Mariel y mi padre apenas cambió el “vive” por el “vivía”. Alguien, en fin, que merece que se le recuerde con cariño. Y con la persistencia de mi padre. Al menos así recuerdo yo su Gugulandia.

Este domingo en El Herald


Como parte de su habitual celebración del aniversario de la fundación de la república cubana El Nuevo Herald este año ha decidido dedicar el suplemento especial al humor. El suplemento lleva por título general REIR EN CUBANO y saldrá en versión impresa y versión digital el próximo domingo 17 de mayo. Lo encabeza una necesaria introducción y varios trabajos de colaboradores:

1. Un pueblo que sabe reírse de si mismo (Jorge Ferrer)
2. Defensa (tardía) del choteo (Enrique Del Risco)
3. La risa en la sombra: la muerte del humor político en Cuba (Ramón Fernández Larrea)
4. Alvarez Guedes, el antropólogo mayor (Emilio Ichikawa)
5. Los inolvidables cómicos del cine republicano (Arturo Arias Polo)
6. ¿Quién se acuerda del Yo-Yo Místico? (Pedro García Albela)
7. "Que tiempos aquellos que ya pasaron..." (Emilio García Montiel)

La portada es de SANTANA, que además aportó varias ilustraciones para el interior del suplemento. Sobre la argumentación de este evento, Wilfredo Cancio ha escrito: "Alérgico al examen implacable de la risotada y la burla, el régimen de Fidel Castro comprendió muy pronto que su sobrevivencia dependía también de coartar el ejercicio del humor político y reducirlo a mera propaganda celebrativa. No sobrevivió Zig-Zag ni sobrevivieron tampoco los chistes más inofensivos que aludieran a los entresijos del poder. De ahí que a la altura de los años 80, era aún tema de discusión en selectos círculos de la dirigencia ideológica si se debía permitir que los medios de comunicación publicaran caricaturas del entonces enhiesto Comandante en Jefe."

[Esta nota ha sido cuidadosamente plagiada de El Blog de Ichikawa]

Correo

Esto me acaba de llegar por correo. Suena a eso mismo.

Workshop on U.S. Global Policy
U.S. Embargo on Cuba

Mark P. Sullivan

Specialist in Latin American Affairs, Library of Congress

Legal Specialist: To be announced

Mauricio Font

Professor and Director, The Graduate Center and The Bildner Center

Ted Henken

Professor, Baruch College, CUNY*

WHEN: Friday, June 19, 2009, 4:00-6:00 PM

WHERE: The Graduate Center, 9204-9206

365 Fifth Avenue (@ 34th Street)

This workshop will cover political context, main issues, policy processes, key players, and positions. It will clarify the roles of Congress and the President in formulating Cuba policy in the United States. This workshop is provided free of charge by the Cuba Project/Bildner Center for Western Hemisphere Studies. The two-hour workshop will cover five main topics: (1) Current Political Dynamics, (2) US Policy toward Cuba, (3) Issues in US-Cuba Relations, (4) Civil Society Advocacy, and (5) Role of Congress and Legislative Initiatives.

Readings for this workshop include (available as pdf files):
Mark P. Sullivan (2009) “Cuba: Issues for the 111th Congress”

Pre-registration is required. PLEASE RESERVE by sending e-mail to cubaproject@gc.cuny.edu.

For updates and further information about this and other events, please visit www.bildner.org (click “Events”).

________________________________________________

Bildner Center for Western Hemisphere Studies
The Graduate Center, CUNY
365 Fifth Avenue, Suite 5209
New York, NY 10016
Phone: 212.817.2096 | Fax: 212.817.1540

bildner@gc.cuny.edu
www.bildner.org

jueves, 14 de mayo de 2009

La voz del vientre


Como todos los tracatanes de alto octanaje Lagarde no se conforma con repetir la voz del amo. Intenta adivinar su pensamiento real tras las declaraciones públicas y hacerlo suyo: cuando el amo decida hablar claro aparecerá como una especie de profeta. El personaje cambia de nombre (antes se llamó Pavón, Aldana o Eliades Acosta) pero el procedimiento es el mismo. Hoy se llama Lagarde y con el instinto de los más fieles sirvientes no se deja confundir por los gestos formales de su señor. Si el Convaleciente alaba a Carter los lagardes de este mundo saben que lo está proponiendo de modelo al nuevo presidente para ver si corre la misma suerte que el sembrador de maní y cae ridiculizado ante medio mundo. De las alusiones cuidadosas del Delirante a Obama entresaca el rencor real y lo pone por escrito. Sabe que la apuesta es fuerte y que él puede caer en cualquier momento pero alcanzar el pequeño poder de ser el muñeco del Ventrílocuo en Jefe aunque sea unos meses es algo que no lo deja pensar en otra cosa. Que no lo deja pensar.

La pregunta básica es: ¿en qué política Obama no es hipócrita? Dice que quiere empezar una nueva relación con América Latina y repite los mismos clichés de la guerra fría sobre Cuba representando una amenaza terrorista.
Dice querer acercarse con Venezuela, mientras acusa a Chávez de ser un peligro para los países democráticos en América Latina. Dice que no cree más en la intervención, mientras sus principales aliados en Bolivia contratan a mercenarios armados para asesinar a Evo Morales. Entonces uno pregunta, ¿hay un lugar donde haya una correspondencia entre las palabras de Obama y sus actos?
El problema más difícil es encontrar una política sobre algún tema donde no actúe como un gran hipócrita el señor Obama. Es especialidad de él utilizar el doble discurso, decir una cosa y actuar precisamente en contrarioLa pregunta básica es: en qué política Obama no es hipócrita? Dice que quiere empezar una nueva relación con América Latina y repite los mismos clichés de la guerra fría sobre Cuba representando una amenaza terrorista.
Dice querer acercarse con Venezuela, mientras acusa a Chávez de ser un peligro para los países democráticos en América Latina.Dice que no cree más en la intervención, mientras sus principales aliados en Bolivia contratan a mercenarios armados para asesinar a Evo Morales. Entonces uno pregunta, ¿hay un lugar donde haya una correspondencia entre las palabras de Obama y sus actos?
El problema más difícil es encontrar una política sobre algún tema donde no actúe como un gran hipócrita el señor Obama. Es especialidad de él utilizar el doble discurso, decir una cosa y actuar precisamente en contrario.

Para más información buscar en el Nuevo suplemento de Guamá, La Guaricandilla:

Y vinculado a todo ese asunto un post de Garrincha muy honesto. De los que honran a quien lo escribe aunque esa nos sea la intencion.

Quicksand- Arenas movedizas (ampliado)

Hace rato que quería darme este gusto. Poner juntas dos versiones de una misma canción o mejor, dos canciones, porque la versión de Superávit (Alejandro Frómeta y Raúl Ciro) de “Arenas movedizas” sobre Quicksand de David Bowie es tan original que merece ser considerada como algo más que una versión: una reinterpretación muy libre y al mismo tiempo muy fiel de la de Bowie. La de Superávit viene de una grabación en vivo en el teatrito de Bellas Artes en 1994, creo. El montaje para youtube lo hizo Raúl Ciro expresamente a petición mía, detalle que le agradezco infinitamente. Nunca se ha grabado en estudio. Ahí los dejo con las dos.







Para escuchar la grabacion original del disco Hunky Dory pinchar aquí.

P.D. Dije que que no había grabación de estudio pero la hay. Es esta:




Abajo la letra de Bowie. Léanla mientras escuchan la versión de Superávit y entenderán de qué hablo cuando hablo de originalidad:

Lyrics:

I'm closer to the Golden Dawn
Immersed in Crowley's uniform
Of imagery
I'm living in a silent film
Portraying
Himmler's sacred realm
Of dream reality
I'm frightened by the total goal
Drawing to the ragged hole
And I ain't got the power anymore
No I ain't got the power anymore

I'm the twisted name
on Garbo's eyes
Living proof of
Churchill's lies
I'm destiny
I'm torn between the light and dark
Where others see their targets
Divine symmetry
Should I kiss the viper's fang
Or herald loud
the death of Man
I'm sinking in the quicksand
of my thought
And I ain't got the power anymore

[CHORUS]
Don't believe in yourself
Don't deceive with belief
Knowledge comes
with death's release

I'm not a prophet
or a stone age man
Just a mortal
with the potential of a superman
I'm living on
I'm tethered to the logic
of Homo Sapien
Can't take my eyes
from the great salvation
Of bullshit faith
If I don't explain what you ought to know
You can tell me all about it
On, the next Bardo
I'm sinking in the quicksand
of my thought
And I ain't got the power anymore

[CHORUS]


Y a continuación las palabras que leí en aquel concierto en Bellas Artes recuperadas gracias al celo incansable del propio Raúl Ciro. Me gustó reconocerme en ellas, descubrir (una vez más) que después de todo no he cambiado tanto:

Buenas noches.
Lo que a continuación les presentamos, según confiesan los integrantes de Superávit, no es más que texto y música combinados en forma de canciones. Hecha esta aclaración, queremos agradecer en nombre de Superávit y en el mío propio su presencia aquí, sobre todo teniendo en cuenta el alto precio que han debido pagar por ello. Es muy reconfortante ver cómo aún en momentos difíciles haya quienes sacrifiquen parte de sus urgencias materiales a favor del espíritu. De todas formas es bueno aclarar que en caso de que quedaran insatisfechas sus necesidades espirituales, no les será devuelta la diferencia. En cambio, si este concierto rebasara sus expectativas, Superávit se compromete a no reclamar pago adicional alguno. Señoras y señores, buen provecho.

Canal educativo

Como este blog ha estado publicando últimamente post sobre el tema de la educación considero oportuno incluir esta viñeta de Yoani sobre el viejo tema de la inspección.
A una escuela del Cerro llegaron varios visitantes extranjeros para hacer unas donaciones de libretas y lápices. Dos días antes, la maestra sentó a los niños más aplicados en la primera fila y les pidió —a los padres— plantas ornamentales. La directora aclaró en el matutino que mientras los distinguidos huéspedes estuvieran junto a ellos, no se podía correr en el receso ni permitirían la venta de caramelos cerca de la entrada principal.
Aquel miércoles en que la delegación arribó a la instalación educativa, dieron pollo en el almuerzo y los televisores de las aulas no mostraron la acostumbrada novela mexicana, sino las tele-clases. La maestra de quinto grado evitó ponerse la lycra roja que tanto le gusta y se encasquetó una calurosa chaqueta de ir a bodas y funerales. Hasta la joven auxiliar pedagógica estaba diferente, pues no exigió que los niños le dieran —como cada día— un fragmento de la merienda que traían desde sus casas.
La visita parecía marchar bien: el material escolar ya había sido entregado y los modernos autos parqueados afuera se llevarían pronto al sonriente grupo de forasteros. Pero ocurrió algo inesperado: uno de los convidados rompió el protocolo previsto y se dirigió al baño. Las costuras de la apresurada “cirugía estética” que le habían aplicado al centro escolar eran evidentes en aquel insalubre espacio de unos pocos metros cuadrados. Los meses que llevaban sin auxiliar de limpieza, las pilas clausuradas y la ausencia de puertas entre un servicio y otro podían echar abajo la farsa de normalidad que tanto ensayaron.
El espontáneo huésped salió del baño con la cara enrojecida y se dirigió sin hablar hacia la salida. Después de mirar tras la tramoya, comprendió que en lugar de papel o lápices de colores, la próxima vez regalaría desinfectantes, frazadas de piso y pagaría los servicios de un plomero.
Yoani Sánchez

Y eso me hace recordar que en la Eton cubana, pese a que tenía instalaciones impensables en cualquier otra escuela en la isla, al menos en mi tiempo (1982- 1985) estas sólo se utilizaban en caso de visitas de extranjeros e inspecciones, como en los cuentos de Pepito. Los laboratorios de idioma, el tabloncillo o la piscina permanecían inútiles la mayor parte del año hasta que aparecía la famosa delegación. Si se trataba de demostrar lo bien que funcionaba el tabloncillo con estudiantes dentro repartían ropa deportiva a todo el que estuviera disponible en el momento de la llegada de la delegación y los metían con pelotas nuevecitas en una cancha apenas hoyada por el pie humano. Luego se retiraba la ropa deportiva a sus usufructuarios y se cerraba el tabloncillo hasta la proxima visita. De hecho un incidente así motivó una de mis primeras discusiones “políticas” con un profesor. Es que era una edad en que tanta falsedad resulta especialmente decepcionante. Y todo no sería más que una vieja estampa del pasado si no fuera porque en lo que toca a las instituciones estatales en Cuba no parece haber transcurrido el tiempo.

miércoles, 13 de mayo de 2009

¿Qué es el exilio?

Un amigo desde Cuba me pregunta “¿qué es el exilio?” y antes que tenga tiempo de contestarle me envía la respuesta. En realidad lo que me envía es una conferencia de Roberto Bolaño sobre el tema “Literatura y exilio” a la que tengo muy poco que añadir. Si acaso subrayar un par de frases. Una de ellas es cuando se refiere a 1984, esa fábula sobre el totalitarismo y cuya fecha el chileno califica como “símbolo de la ignominia y de la oscuridad y de la derrota moral del ser humano”. No me gusta la frase por original sino porque se ve de mal gusto entre escritores usar un lenguaje tan rotundo y sin embargo Bolaño no se corta para usar palabras como “ignominia” o “derrota moral”. Y uno se siente un poquito justificado en dedicarle tanto tiempo a atacar algo que uno considera ultrajante (otra de las palabritas que se reservan a los panfletos) mientras que otros lo asumen como perfectamente normal o hasta paradisíaco. Y la clave está en esa expresión: “derrota moral”. Porque los totalitarismos no se conforman con controlar a la gente, con humillarlas, tratarlas como esclavos o como niños con retardo severo. No están satisfechos si sus súbditos no alaban el sistema como lo mejor que les pudiera pasar jamás. Por eso a los que se le resisten los acusan entonces de sirvientes de alguna potencia extraña. Tales sistemas se consideran tan perfectos o superiores al resto que para ellos la crítica o la disensión sólo puede obedecer a fuerzas ajenas o a la peor de las traiciones.
Si algún sentido tiene el escándalo diario que armamos en los blogs no es tanto cambiar la realidad cubana sino hacerle saber al totalitarismo que algo todavía en nosotros se resiste a darse por vencido y sin esa derrota total nunca podrán aspirar a su victoria completa sobre la voluntad de los demás, ese viejo sueño. Así mismo, con todo y lo ridículo que suena. La otra frase es en realidad una pregunta. Una pregunta retórica sobre las razones (falsas) para la nostalgia de los exiliados, una nostalgia que a mí también se me vuelve incomprensible: “¿Se puede tener nostalgia por la tierra en donde uno estuvo a punto de morir? ¿Se puede tener nostalgia de la pobreza, de la intolerancia, de la prepotencia, de la injusticia?”

EXILIO Y LITERATURA
Roberto Bolaño

He sido invitado para hablar del exilio. La invitación me llegó escrita en inglés y yo no sé hablar inglés. Hubo una época en que sí sabía o creía que sabía, en cualquier caso hubo una época, cuando yo era adolescente, en que creía que podía leer en inglés tan bien, o tan mal, como el español. Esa época desdichadamente ya pasó. No sé leer inglés. Por lo que pude entender de la carta creo que tenía que hablar sobre el exilio. La literatura y el exilio. Pero es muy posible que esté absolutamente equivocado, lo cual, bien mirado, sería a la postre una ventaja, pues yo no creo en el exilio, sobre todo no creo en el exilio cuando esta palabra va junto a la palabra literatura.
Para mí, creo que es conveniente decirlo ya mismo, es un placer estar aquí con ustedes, en la renombrada y famosa Viena. Para mí Viena tiene mucho que ver con la literatura y con la vida de algunas personas muy cercanas a mí y que entendieron el exilio como en ocasiones lo entiendo yo mismo, es decir como vida como actitud ante la vida. En 1978 o tal vez en 1979 el poeta mexicano Mario Santiago, de regreso de Israel , pasó unos días en esta ciudad. Según me contó él mismo, un día la policía lo detuvo y luego fue expulsado. En la orden de expulsión se le conminaba a no regresar a Austria hasta 1984, una fecha que le parecía significativa y divertida a Mario y que hoy también me lo parece a mí. George Orwell no sólo es uno de los escritores remarcables del siglo XX sino también y sobre todo y mayormente un hombre valiente y bueno. Así que a Mario, en aquél año ya un tanto lejano de 1978 ó ´79, le pareció divertido que lo expulsaran de Austria con esa recomendación, como si Austria lo hubiera castigado a no pisar suelo austríaco hasta que pasaran seis años y se cumpliera la fecha de la novela, una fecha que para muchos fue el símbolo de la ignominia y de la oscuridad y de la derrota moral del ser humano. Y aquí, dejando de lado lo significativo de la fecha, los mensajes ocultos que el azar o ese monstruo aún más salvaje que es la causalidad enviaba al poeta mexicano y por intermedio de éste me enviaba a mí, podemos hablar o retomar el posible discurso del exilio o del destierro: el ministerio del Interior austríaco o la policía austríaca o la Seguridad austríaca cursa una orden de expulsión y envía mediante esa orden a mi amigo Mario Santiago al limbo, a la tierra de nadie, que en inglés se dice no man´s land, que francamente, queda mejor que en español, pues en español tierra de nadie significa exactamente eso, tierra yerma, tierra muerta, tierra en donde no hay nada, mientras que en inglés se sobreentiende que sólo no hay hombres, pero animales o bichos o insectos sí hay, lo que la hace más agradable, no quiero decir muy agradable, pero infinitamente más agradable que en la acepción española, aunque probablemente mi percepción de ambos términos esté condicionada por mi ignorancia progresiva del inglés e incluso por mi ignorancia progresiva del español ( el diccionario de la Real Academia Española no registra el término tierra de nadie, cosa que no es de extrañar, o yo no he buscado bien) . Pero lo cierto es que a mi amigo mexicano lo expulsan y lo ponen en l tierra de nadie. Yo veo la escena así: unos funcionarios austríacos timbran el pasaporte de Mario con la señal indeleble de que no puede pisar suelo austríaco hasta que se cumpla la fecha fatídica de Orwell y luego lo meten en un tren y lo despachan, con un billete gratis pagado por el estado austríaco, hacia el destierro temporal o hacia un exilio cierto de cinco años, al cabo de los cuales mi amigo puede, sí así lo desea, pedir un visado y volver a pisar las hermosas calles de Viena. Si Mario Santiago hubiera sido un fanático de los festivales musicales de Salzburgo, sin duda se habría marchado de Austria con lágrimas en los ojos. Pero Mario nunca fue a Salzburgo. Se montó en el tren y no bajó hasta París y tras vivir unos meses en París tomó un avión rumbo a México y cuando llegó la fecha fatídica o festiva, depende de 1984, Mario siguió viviendo en México y escribiendo en México poemas que nadie quería publicar y que posiblemente están entre los mejores de la poesía mexicana de finales del siglo XX, y tuvo accidentes y viajó y se enamoró y tuvo hijos y vivió una vida buena o mala, una vida en todo caso en los extramuros del poder mexicano, y en 1998 un automóvil lo atropelló en circunstancias oscuras, un coche que se dio a la fuga mientras Mario se daba a la muerte, tirado y solo en una calle nocturna de unos de los barrios periféricos de México Distrito Federal, una ciudad que en algún momento de su historia se asemejó al paraíso y que hoy se asemeja al infierno, pero no un infierno cualquiera sino el infierno especial de los hermanos Marx, el infierno de Guy Debord, el infierno de Sam Peckinpah, es decir un infierno singular en grado extremo y allí murió Mario, como mueren los poetas, sumido en la inconsciencia y sin papeles, motivo por el cual cuando llegó una ambulancia a buscar su cuerpo roto nadie supo quién era y el cadáver se pasó varios días en la morgue, sin deudos que lo reclamaran, en una suerte de revelación final, en una suerte de epifanía negativa, quiero decir, como el negativo fotográfico de una epifanía, que es también la crónica cotidiana de nuestros países. Y entre las muchas cosas que quedaron inconclusas, una de ellas fue el regreso a Viena, el regreso a Austria, esta Austria que para mí, huelga decirlo, no es la Austria de Haider sino la Austria de los jóvenes que están contra Haider y que salen a la calle y lo hacen público, la Austria de Mario Santiago, poeta mexicano expulsado de Austria en 1978 e imposibilitado de regresar a Austria hasta 1984, es decir desterrado de Austria en el no man´s land del ancho mundo y a quien, por lo demás, Austria y México y Estados Unidos y la felizmente extinta Unión Soviética y Chile y China le traían sin cuidado, entre otras cosas porque no creía en países y las Únicas fronteras que respetaba eran las fronteras de los sueños, las fronteras temblorosas del amor y del desamor, las fronteras del valor y del miedo, las fronteras doradas de la ética. Y con esto tengo la impresión de que he dicho todo lo que tenía que decir sobre literatura y exilio o sobre literatura y destierro, pero la carta que recibí, que era larga y prolija, ponía especial énfasis en que debía hablar durante veinte minutos, algo que ustedes seguramente no me agradecerán y que para mí se puede convertir en un suplicio, sobre todo porque no estoy seguro de haber traducido correctamente esa misiva endemoniada, y además porque siempre he creído que los mejores discursos son los discursos breves. Literatura y exilio son, creo, las dos caras de la misma moneda, nuestro destino puesto en manos del azar. Sin salir de mi casa conozco el mundo, dice el Tao Te King, e incluso así, sin salir uno de su propia casa, el exilio y el destierro se hacen presentes desde el primer momento. La literatura de Kafka, la más esclarecedora y terrible (y también la más humilde) del siglo XX, así lo demuestra hasta la saciedad. Por supuesto, por el aire de Europa suena una cantinela y es la cantinela del dolor de los exiliados, una música hecha de quejas y lamentaciones y una nostalgia difícilmente inteligible. ¿Se puede tener nostalgia por la tierra en donde uno estuvo a punto de morir? ¿Se puede tener nostalgia de la pobreza, de la intolerancia, de la prepotencia, de la injusticia? La cantinela, entonada por latinoamericanos y también por escritores de otras zonas depauperadas o traumatizadas insiste en la nostalgia, en el regreso al país natal y a mí eso siempre me ha sonado a mentira. Para el escritor de verdad su única patria es su biblioteca, una biblioteca que puede estar en estanterías o dentro de su memoria. El político puede y debe sentir nostalgia, es difícil para un político medrar en el extranjero. El trabajador no puede ni debe sentir nostalgia: sus manos son su patria. ¿Entonces quién entona esta espantosa cantinela? Las primeras veces que la oí pensé que eran los masoquistas. Si estás preso en una cárcel de Tailandia y eres suizo, es normal que desees cumplir tu condena una cárcel de Suiza. Lo contrario, es decir que seas un tailandés preso en Suiza y sin embargo desees cumplir el resto de tu condena en una cárcel de Tailandia, no es normal, a menos que esa nostalgia anormal esté dictada por la soledad. La soledad sí que es capaz de generar deseos que no se corresponden con el sentido común o con la realidad. Pero yo estaba hablando de escritores, es decir estaba hablando de mí, y allí sí que puedo decir que mi patria es mi hijo y mi biblioteca. Una biblioteca modesta que he perdido en dos ocasiones, con motivo de dos trasladados radicales y desastrosos y que he rehecho con paciencia. Y llegado a este punto, al punto de la biblioteca, no puedo sino acordarme de un poema de Nicanor Parra, un poema que me viene como anillo al dedo para hablar de literatura e incluso de literatura china y exilio o destierro. El poema empieza hablando de los cuatro grandes poetas chilenos, una discusión eminentemente chilena que la demás gente, es decir el 99, 99 por ciento de críticos literarios del planeta Tierra, ignoran con educación y un poco de hastío. Hay quienes afirman que los cuatro grandes poetas de Chile son Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Vicente Huidobro y Pablo de Rokha, otros que son Pablo Neruda, Nicanor Parra, Vicente Huidobro y Gabriela Mistral, en fin, el orden varía según los interlocutores, pero siempre son cuatro sillas y cinco poetas, cuando lo más lógico y lo más sencillo sería hablar de los cinco grandes poetas de Chile y no de los cuatro grandes poetas de Chile. Hasta que llegó el poema de Nicanor Parra, que dice así:

Los cuatro grandes poetas de Chile
Son tres
Alonso de Ercilla y Rubén Darío.


Como ustedes saben, Alonso de Ercilla fue un soldado español, noble y bizarro, que participó en las guerras coloniales contra los araucanos y que de vuelta en su Castilla natal escribió La Araucana, que para los chilenos es el libro fundacional de nuestro país y que para los amantes de la poesía y de la historia es un libro magnífico, lleno de arrojo y lleno de generosidad. Rubén Darío, como ustedes también saben, y si no lo saben no importa –es tanto lo que todos ignoramos incluso de nosotros mismos-, fue el creador de modernismo y uno de los poetas más importantes de la lengua española en el siglo XX, probablemente el más importante, nacido en Nicaragua en 1867 y muerto en Nicaragua en 1916, que llegó a Chile a finales del siglo XIX y donde tuvo buenos amigos y mejores lecturas pero en donde también fue tratado como un indio o como un cabecita negra por una clase dominante chilena que siempre se ha vanagloriado de pertenecer al cien por ciento a la raza blanca. Así que cuando Parra dice que los mejores poetas chilenos son Ercilla y Darío, que pasaron por Chile y que tuvieron experiencias fuertes en Chile (Alonso de Ercilla en la guerra y Darío en las escaramuzas de salón) y que escribieron en Chile o sobre Chile, y en la lengua común que es el español, pues dice la verdad y no sólo zanja la ya aburrida cuestión de los cuatro grandes sino que abre nuevas interrogantes, nuevos caminos, además de ser su poema o artefacto, que es como Parra denomina a estos textos cortos, una versión o diversión de aquellos versos de Huidobro que dicen así:

Los cuatro puntos cardinales
Son tres
El sur y el norte.


Los versos de Huidobro son muy buenos y a mi me gustan mucho, son versos aéreos, como buena parte de la poesía de Huidobro, pero la versión/diversión de Parra me gusta más, es como un artefacto explosivo puesto allí para que los chilenos abramos los ojos y nos dejemos de tonterías, es un poema que indaga en la cuarta dimensión, tal como pretendía Huidobro, pero en una cuarta dimensión de la conciencia ciudadana, y aunque a primera vista parece un chiste, y además es un chiste, al segundo vistazo se nos revela como una declaración de los derechos humanos. Es un poema que, al menos a los compungidos y atareados chilenos, nos dice la verdad, es decir que nuestros cuatro grandes poetas son Ercilla y Darío, el primero muerto en su Castilla natal en 1594, tras una vida de viajero impenitente ( fue paje de Felipe II y viajó por Europa y luego combatió en Chile a las órdenes de Alderete y en Perú a las órdenes de García Hurtado de Mendoza), el segundo muerto en su Nicaragua natal tras haber vivido prácticamente toda su vida en el extranjero, en 1916, dos años después de la muerte de Trakl, ocurrida en 1914. Y ahora que he tocado a Trakl permítanme una digresión pues se me ocurre pensar que cuando éste abandona los estudios y entra a trabajar en una farmacia como aprendiz, a la tierna pero ya no inocente edad de dieciocho años, también está optando ( y optando de forma natural) por el destierro, pues entrar a trabajar en una farmacia a los dieciocho años es una forma de destierro, así como la drogadicción es otra forma de destierro, y el incesto otra más, como bien sabían los clásicos griegos. En fin, tenemos a Rubén Darío y tenemos a Alonso de Ercilla, que son los cuatro grandes poetas chilenos, y tenemos lo primero que no enseña el poema de Parra, es decir, que no tenemos ni a Darío ni a Ercilla, que no podemos apropiarnos de ellos, sólo leerlos, que ya es bastante. La segunda enseñanza del poema de Parra es que el nacionalismo es nefasto y cae por su propio peso, no sé si se entenderá el término caer por su propio peso, imaginaos una estatua hecha de mierda que se hunde lentamente en el desierto, bueno, eso es caer por su propio peso. Y la tercera enseñanza del poema de Parra es que probablemente nuestros dos mejores poetas, los dos mejores poetas chilenos fueron un español y un nicaragüense que pasaron por esas tierras australes, uno como soldado y persona de gran curiosidad intelectual, el otro como emigrante, como un joven sin dinero pero dispuesto a labrarse un nombre, ambos sin ninguna intención de quedarse, ambos sin ninguna intención de convertirse en los más grandes poetas chilenos, simplemente dos personas, dos viajeros. Y con esto creo que queda claro lo que pienso sobre literatura y exilio o sobre literatura y destierro.