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domingo, 19 de julio de 2015

La poesía y la razón

Rafael Rojas en “La Razón” de México escribe un artículo de opinión, de la opinión apresurada y con pocos matices común a la mayor parte de la prensa, para hacer notar cómo, siguiendo un viejo modus operandi, el régimen cubano hace de la violencia contra los propios cubanos parte del mecanismo (de freno) en la negociación con los norteamericanos.
Así como la oposición subordina su activismo al boicot de la normalización diplomática, el gobierno cubano reprime para afirmar su soberanía en medio de las negociaciones con su enemigo histórico. La represión no es sólo una rama de la política doméstica cubana, amparada por la ley, sino un instrumento de política exterior, que permite al régimen poner frenos al acercamiento a Estados Unidos y a la exposición de la isla a los organismos internacionales de derechos humanos.
O sea, la política exterior cubana contada a los niños o a ese niño que es cualquiera respecto a los asuntos que no le incumben directamente en seis breves párrafos. Peligroso que alguien como Rojas considere “boicot de la normalización diplomática” y subordinación a “la línea política de los congresistas cubano-americanos y de una parte de la derecha republicana” el mero ejercicio de sus derechos como oposición y como simples ciudadanos. Porque –podría argumentarse sin dificultad- tal parecería que algo tan elemental como los derechos humanos y civiles quedara reducido en el caso cubano a ser parte de la agenda más conservadora de la política norteamericana. Los derechos -cubanos- como pura cuestión reaccionaria.

Sin embargo Néstor Díaz de Villegas le responde en un artículo (Rafael Rojas contra la oposición) el doble de extenso no al argumento principal de Rojas sino a lo que parecería en el artículo del académico simple reconocimiento de verdades universalmente aceptadas. El artículo de NDDV es tramposo -como todo lo de él- en el mejor sentido. Rojas no "esgrime" el argumento de que " que algunos de sus líderes dependen financiera y políticamente de organizaciones del exilio". Simplemente acepta ese caballo de batalla de la propaganda castrista (que a veces coincide con la realidad) ya sea por la pereza que nos ataca a todos a cada rato cuando se trata de discutir las complejidades de la política cubana ante un público desinteresado o vagamente hostil o para apuntalar su posición de juez imparcial. NDDV se agarra de esto para lanzar una de sus afirmaciones más contundentes. La de que "la oposición es la mayoría absoluta en Cuba. Minoritario es, y ha sido siempre, el número de personas dispuesto a enfrentar la violencia y tomar acción".

Hay que reconocer que la afirmación de NDDV tiene mucho de poética, de hiperbólica puesto que si bien uno puede imaginarse que es mayoritaria la idea de que aquel sistema "no sirve", "no funciona", (tanto que hasta así lo han reconocido en su momento los hermanos Castro) los resortes totalitarios que han existido en Cuba durante más de medio siglo impiden a esa mayoría cubana tener conciencia de sí misma y con ello a generar algo a lo que se le pueda llamar una opinión más o menos consciente de rechazo mayoritario al estado de cosas reinante. Lo más cerca que se acerca entre los cubanos a un rechazo mayoritario del castrismo son sus planes migratorios. Pero si la mayoría cubana vota con los pies en sus planes de darse a la fuga al mismo tiempo está dispuesta a renunciar a casi cualquier derecho con tal de poder volver de visita a la isla al año y un día. O para conseguir alguna ventaja en esta feria de venta de esperanzas al por mayor en que se ha convertido la llamada "normalización". La oposición en su conjunto, (en su sentido más amplio, desde Tania Bruguera, Yoani Sánchez y Estado de Sats hasta las Damas de Blanco y la UNPACU), con independencia de quien los financie, está tratando de hacer valer esos derechos postergados por las negociaciones y no este o aquel interés de los congresistas cubano- americanos en particular o republicanos en general. Solo en ese sentido -que no es poco- en estos días pueden considerarse representantes de la mayoría.

Hay un punto en el que la visión de Díaz de Villegas sobre las relaciones bilaterales y sobre el funcionamiento de ambos gobiernos a estas alturas del partido adquiere una perspectiva mucho más vasta que la que ofrece Rojas, más concentrado en explicar la vieja dinámica con que el régimen cubano sule enfrentar este tipo de negociaciones. Es cuando NDDV afirma que
“Lo que se combina, más bien, en el actual “cruce de posicionamientos públicos sobre democracia y derechos humanos” (sic), es la tendencia cada vez más pronunciada de la administración Obama a legislar por decreto, a dirigir la política exterior desde la prensa, en conversaciones secretas y pactos unilaterales, sin consultar al Congreso, unida a la experiencia de un régimen unipartidista con potestad de decidir por la totalidad de sus ciudadanos. Ahí está el cruce.Es en esa coyuntura donde empalman la fantasía de la administración demócrata y la disponibilidad raulista. Se esperó 56 años por la aparición de un Presidente que hubiera leído a Frantz Fanon y “nos entendiera”, y los Castros tenían todo el tiempo del mundo. Finalmente, la Providencia los premió. Ahora sabemos que el castrismo fue una ruleta, de ahí la sensación de haber ganado en grande, de que se trata de la “obstrucción” convertida en victoria”

Más que este encuentro y alianza circunstancial entre la ingenuidad liberal norteamericana y la escamada astucia de una dictadura tercermundista con retórica de izquierdas lo que nos deja ver este breve cruce de opiniones entre Rojas y Díaz de Villegas es la indefensión de un académico con vocación pública frente a los argumentos irresponsables y brillantes del poeta con vocación no menos política. Mientras uno avanza paso a paso evitando la hipérbole –aunque no la imprecisión a que lo obliga, supongo, el formato apurado y ligero de la prensa- el poeta se puede dar el lujo de exagerar, de no responder por afirmaciones indemostrables, todo con tal de ofrecernos ráfagas de lucidez donde la laboriosa timidez académica casi nunca llega. Si no pelea limpio el académico con la escueta y maltrecha oposición política cubana bastante más sucio juega el poeta con el académico. Por afilada que esté poco podrá la razón contra esa cuchilla suiza que apunta a todas partes que es la poesía. 

miércoles, 6 de mayo de 2015

Otra iglesia

Las pocas veces que decido ir a una conferencia las dos únicas cosas que me preocupan son:

1.- Que se celebre en un lugar al que realmente desee ir.
2.- No caer en ninguna de las categorías que describe "The Conference Manifesto" (que pueden reducirse a practicar las variantes más perversas del aburrimiento).

De cualquier manera no creo que la llamada, con un gusto excesivo por el drama, "muerte de las humanidades" debería atribuírsele a las casi siempre indigestas conferencias. Estas son más bien síntomas de una crisis bastante más profunda que empieza y termina con el terror a desentonar con el ambiente académico. (Porque una cosa es una guerra  a muerte con un colega específico y otra muy distinta pelearse contra todo el sistema). El insufrible aburrimiento que producen usualmente las conferencias no es la causa de la crisis de las humanidades sino el resultado de la progresiva conversión de las humanidades en una suerte de religión tan sensible ante cualquier heterodoxia como las inquisiciones anteriores. (Y no es de extrañar: si se tienen en cuenta los orígenes eclesiásticos de la academia, estas no está haciendo otra cosa que emprender un largo camino de regreso). Es esa religión la del angelismo definido como “abuso de los buenos sentimientos en detrimento de la lucidez” y se traduce, desde las aulas hasta los salones de conferencias, en cualquier variante de las tres siguientes actitudes:

-Una competencia frenética por ver quién es más sutil en la detección de manifestaciones de pecados como el sexismo, el racismo, o la homofobia en clásicos universales o locales (como si no hubiera manifestaciones mucho más elementales a diario en la vida real, como si en realidad hubiera que ser tan sutil para verlas).

-Un esfuerzo no menos frenético por detectar en clásicos o autores contemporáneos las denuncias de los pecados aludidos anteriormente (como si el sexismo, el racismo, o la homofobia estuvieran a punto de extinguirse y apenas se requiriera de estas últimas pesquisas policiales por parte de la academia para borrarlos de la faz del planeta).

-Hablar de cualquier otra cosa que esté lejos de las preocupaciones de los dos puntos anteriores (y, la mayoría de las veces, de los intereses reales del académico en cuestión) pero que al mismo tiempo bajo ninguna circunstancia se le pueda acusar de los pecados de sexismo, racismo, homofobia pero también de esencialismo, eurocentrismo o cualquier otro indicio de conservadurismo.


Definitivamente no serán las conferencias. Si algo va a matar a las humanidades será su conversión en la variante más sofisticada de la santurronería conocida hasta ahora. Y morirán, como es previsible, de puro aburrimiento, ese que da el terror pánico a la lucidez. 

lunes, 6 de enero de 2014

Boicot

¿Cómo alinear en el mismo sistema de exigencias morales el actual boicot de la academia norteamericana contra las universidades israelíes y su entusiasta colaboración con las universidades cubanas? No es que se trate de igualar la situación de los palestinos con la de los cubanos pero se supone que la sensibilidad ante la injusticia y la segregación de los académicos norteamericanos se dé por aludida ante universidades que no dejan de proclamar que “son para los revolucionarios” que, como sabemos, es la manera local de referirse al servilismo político. Una sensibilidad parecida deberían mostrar ante tan flagrante muestra de discriminación ideológica y la misma falta de libertad académica que se señala en el caso palestino, digo yo. 

Si ASA invocara razones políticas antes que morales lo entendería. Digamos que los académicos pretenden, en el caso israelí, equilibrar la intensa ayuda que le presta su gobierno a Israel con un gesto simbólico y con ello intentar presionar al gobierno norteamericano para que actúe en dirección distinta. Pero no, lo que se invoca es la libertad y los valores éticos:


The Council voted for an academic boycott of Israeli institutions as an ethical stance, a form of material and symbolic action. It represents a principle of solidarity with scholars and students deprived of their academic freedom and an aspiration to enlarge that freedom for all, including Palestinians.   
La política, se sobreentiende, da lugar a mucho rejuego, pero la ética debiera ser más o menos la misma en todos los casos. 

sábado, 27 de abril de 2013

LASA y Cuba (con postdata)


El Nuevo Herald publica un artículo sobre las siempre extrañas relaciones de sobre la Asociación de Estudios Latino Americanos (LASA) con Cuba. El título (“Espías cubanos se infiltran en grupo académico en EEUU”) es tremendista y distrae de algo mucho más importante: entre la complicidad o negligencia de LASA hacia la dictadura cubana y el cuidado que pone esta última en decidir la composición de las delegaciones cubanas y en intimidar a los académicos menos complacientes LASA ha funcionado durante décadas en caja de resonancia de la propaganda de dicha dictadura. (No me mencionen las excepciones: esta generalización en injusta como cualquiera pero es básicamente cierta). Al artículo le falta mencionar detalles como que ante la torpeza de la administración de Bush de negarle la entrada a una delegación cubana en pleno el siguiente encuentro fue celebrado en Canadá con la intención exclusiva de asegurar la asistencia de los académicos residentes en Cuba. Incluso si fuera verdad la equidistancia de LASA hacia todos los académicos cubanos sin excluir “a nadie de la membresía en base a sus opiniones políticas” tal como dice su presidenta Evelyne Huber eso sin duda favorece la participación no sólo de académicos oficialistas sino hasta de agentes de la seguridad cubana con fachada académica y de simples propagandistas de la dictadura, unos y otros incapaces de ejercer un pensamiento crítico (valga la redundancia) que es lo menos que se espera de un académico. La neutralidad ante el mal siempre es parcial y para un académico un régimen que no respeta la libertad de pensamiento debería ser el mal encarnado. Y la verdad es que no es tan difícil distinguir a un policía o a un vocero de un estudioso.

Post Data: Duanel Díaz abunda en Diario de Cuba sobre las relaciones entre la academia y la Revolución Cubana en el plano teórico. Haroldo Dilla Alfonso se ocupa en Cubaencuentro directamente de LASA y la "delegación cubana".

Y nunca está de más recordar un clásico sobre el tema: el poema "Blanco mojoncito" del sin par Reinaldo Arenas.


Blanco Mojoncito
(a un profesor norteamericano en la universidad de Tulane, Nueva Orleans)

Blanco mojoncito,
quisieras ser guerrillero, pero cómo renunciar a
los productos Shaklee, a la loción después del baño,
a la nevera bien surtida ni (oh, de ninguna manera)
a la lectura del New York Times que tan puntualmente
llega a tu puerta.

Blanco mojoncito,
te arroban los desfiles militares y las marchas multitudinarias,
pero tu pie opta por el confortable 
Adidas y no por la bota rusa, y tu culo no cambiará
jamás (a pesar de su férrea ideología) el suave
papel sanitario por las cuatro hojas del Granma,
cuya tinta (dicho sea de paso) te dilataría las
hemorroides

Blanco mojoncito,
admiras las vastas plantaciones colectivas (¿koljós
o granjas del pueblo?) donde los jóvenes ya no tienen
que pensar ni soñar, pero permaneces acá en
tu espaciosa habitación refrigerada, armoniosamente
invadida por plantas ornamentales que se 
detienen junto a la biblioteca bien surtida donde
un afiche, EL FUTURO PERTENECE AL COMUNISMO,
domina el conjunto.

Blanco mojoncito,
ligeramente bronceado, consistente y pulcro,
comedido y escultórico, residuo casi final de una
dieta rica en proteínas y carreritas en short por
todo el parque, por mucho Baron Dandy o Air
Freshener ("shake well before each use") que
esparzas en tu impecable apartamento nada podrá
impedir que tu olor te condene.

Blanco mojoncito,
para ti todo marchará admirablemente mientras
esa teoría que defiendes y tan bien te alimenta
(¡Me dicen que ya tienes hasta el tenure professor!)
no se te aplique en la práctica, matándote de
hambre.

(Reinaldo Arenas, Nueva York, 1984)

sábado, 16 de marzo de 2013

Yoani en NYU


Ayer asistí a la presentación de Yoani Sánchez en New York University, un acto apacible, sin incidentes (apenas un par de personas que alzaron la voz y si se hicieron notar fue gracias a la atmósfera tranquila en que transcurrió todo). A ello contribuyó la propia Yoani quien se dedicó a responder cada una de las preguntas que le hicieron con calma, sin aspavientos y sobre todo con mucha precisión. Algo así como un “Todo lo que usted quiso saber sobre Cuba y no atrevió a preguntar. O mejor, “Todo lo que los cubanos pensamos sobre Cuba y la gente prefiere no escuchar”. Pues sí, ahí estaba Yoani sacándole lo mejor a cada pregunta tranquila y sencillamente, demostrando que no es necesario hacer alardes retóricos para explicar una realidad demasiado evidente por sí misma pero sobre la que han caído toneladas de mentiras, propaganda, exageraciones, falsas ilusiones.

Todo lo dijo Yoani sin titubeos, pasos en falso. (Se ve que a lo largo de la gira ha tenido oportunidad de ir puliendo su discurso, afinándolo, sin que al mismo tiempo pierda frescura). Cuando alguien preguntó por el momento en que se había acabado la revolución citó varias fechas que le habían dado en una encuesta familiar -1968, el año de la Ofensiva Revolucionaria que destruyó los pequeños negocios en manos privadas; 1989 con el fusilamiento del general Arnaldo Ochoa; 1980 con los actos de repudio a lo que se iban por el Mariel- pero que en su caso particular ella había conocido la revolución ya cadáver. Sobre el nombramiento de Díaz Canel como primer vicepresidente dijo que aunque hasta ahora se había destacado por la obediencia no se podía saber qué haría cuando el poder que lo ha llevado hasta ahí ya no exista y que de cualquier manera si ella fuese Díaz Canel estaría muy preocupada por su destino, dejando entrever que no le extrañaría que acabase como otras tantas “jóvenes promesas”. Cuando alguien le habló de la preocupación de una parte de la izquierda norteamericana porque hubiese una transición al capitalismo respondió que "no hay capitalismo más salvaje que el que aplican los comunistas" (eso último es textual): un capitalismo le extraen una plusvalía desmesurada a los trabajadores y no les reconocen derecho a huelgas y tienen a los sindicatos totalmente maniatados. (Las preocupaciones primermundistas sobre Cuba son impresionantes: alguien le preguntó a Yoani si no le preocupaba el impacto ecológico que podría tener el potencial turismo norteamericano sobre la isla en caso de que ocurra una transición a lo que ella replicó que el deterioro ecológico que ya estaba teniendo lugar en la isla era causado por la falta de medidas y leyes de protección a la naturaleza por parte del gobierno y que no pensaba que la basura de los norteamericanos fuera más contaminante que la del resto de los turistas). Otro quiso saber qué pensaba sobre las misiones médicas a Haití y otros países y Yoani le recordó a la audiencia que esas misiones se hacen a costa de la situación desesperada de médicos que no tienen cómo proveer de los medios elementales de subsistencia a sus familias y ven en esas misiones el medio de conseguir unos dólares para cubrir necesidades básicas.

En mi caso le pregunté (por escrito, en una de las planillas que repartieron al inicio del evento) sobre lo que podía hacer la opinión pública norteamericana y en especial la academia para contribuir a una transición democrática en Cuba Yoani recordó que siendo la academia responsable en parte de recrear el mito de la Revolución Cubana tenía no poca responsabilidad en desmontarlo. Abajo un fragmento de esa respuesta que alguien ha subido ya a youtube:


Conclusión: si Yoani Sánchez es una embajadora de los cubanos que aunque sometidos a más de 50 años de dictadura no se resignan a vivir sin libertad está haciendo muy bien su trabajo.    

martes, 18 de septiembre de 2012

La mano y el gato


Sobre el evento que se ofrecía como una suerte de compensación a la entrega del espacio de la Biblioteca Pública de Nueva York como tribuna para que Mariela Castro mintiera sin ser molestada se ha han escrito un par de artículos (Un coloquio en Harlem y Cuba, Miami y la homofobia). Abajo resumo lo que más me llamó la atención tratando de evitar repetir a los anteriores.

-Las presentaciones telefónicas desde Cuba a cargo de Leannes Imbert Acosta e Ignacio Estrada llamaban la atención por el tono mesurado y concreto con que exponían sus preocupaciones. No pretendían ser disidentes e incluso  Leannes Imbert habló de sus intentos de colaborar con el CENESEX pero al parecer basta no supeditarse dócilmente a la institución que preside Mariela Castro para que se conviertan en enemigos de todo lo bueno que hay en ese país que para conveniencia de los que quieran localizarlo lleva siempre el mismo apellido.

-De la intervención de Achy Obejas –abarcadora, profunda, divertida- si debo elegir algo me quedaría con la sensibilidad con que supo describir su condición de privilegiada en el tiempo que residió –ese verbo tramposo- en Cuba y cómo al describir la tolerancia de sus parientes en la isla hacia su homosexualidad no dejó de recordarle a la audiencia que ella era la que llevaba los regalos. También habló en extenso del CENESEX aclarando que se trataba de una institución creada por la FMC cuya presidenta mientras vivió fue precisamente la madre de Mariela Castro. Esto hace que el cargo de esta última de directora del Centro Nacional de Educación Sexual sea estrictamente hereditario. Recordó además que tanto la condición de sexóloga profesional de la Castro como la aproximación primordialmente clínica de la institución a la homosexualidad dejaba fuera su dimensión social y legal. Que eso explicaba por qué fuera más fácil que los homosexuales en Cuba pudieran someterse gratuitamente a una operación de cambio de sexo a que pudieran hacer respetar sus derechos. 

-Me pareció en cambio preocupante la actitud de los académicos norteamericanos más allá de sus intenciones que supongo buenas –tanto, me dirán, como las que rigen la pavimentación de las carreteras que llevan al infierno cubano. Alguna vez deberían entender que buscar equilibrios entre el verdugo y la víctima no supone ser justo, que buscar matices en la opresión cuando ésta todavía sigue vigente es cuando menos una clara muestra de insensibilidad humana e intelectual. Como si de lo que se tratara fuera de analizar la especial propensión de la subespecie cubensis a la homofobia y no –a juzgar por el título del evento- de las condiciones de vida de los homosexuales en Cuba bajo un régimen que ayer los reprimió con saña y hoy –disminuyendo la represión casi hasta los niveles que se ejerce contra cualquier compatriota- los manipula en sus campañas internacionales de relaciones públicas. 

-Los cubanos, vivan donde vivan tenemos graves problemas para ejercer la tolerancia sexual o de cualquier tipo pero sospecho que se deba menos a la herencia española o africana que a más de medio siglo de totalitarismo machista leninista. Incomoda la insistencia etnográfica y antropológica de la academia norteamericana hacia los cubanos  –sean homosexuales u homófobos, estibadores o artistas- como si los cubanos actuales vivieran fuera del Tiempo y de la Historia. Como si olvidaran que lo que nos hace definitivamente humanos son justo el Tiempo y la Historia. Muchos van a Cuba como quien entra en un barracón interesado únicamente por la música que producen los esclavos cuando les permiten descansar. No debe sorprendernos la banalidad de sus resultados incluso cuando sólo de música se trate. Les ocurre como al Juan Dahlmann de Borges cuando acarició un gato para darse cuenta  “mientras alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban como separados por un cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante”. El contacto de esos académicos es igual de ilusorio sobre todo porque no acaban de entender, como sí lo reconoció Achy Obejas, que al fin y al cabo ellos son los que llevan los regalos. Pero la principal diferencia de estos académicos con Juan Dahlmann es que son ellos los que en nombre de su ciencia -y de las visas que necesitan para que los dejen entrar de nuevo- colaboran en negarle a los cubanos el tiempo y la sucesión. Seguramente a su pesar  -como Mariela Castro con sus travestis- al asumir con tanta naturalidad la carencia de derechos de los cubanos estos van siendo reducidos a biología y folclor. 

-Puede parecer exagerado achacar tantas culpas a actitudes basadas en la ligereza y la frivolidad pero si todos los males del mundo se alimentaran únicamente de crueldad y perversión Lucifer no sería más que un pobre diablo. 

-“Por aquellos días se decía que el Ojo Silva era homosexual. Quiero decir: en los círculos de exiliados chilenos corría ese rumor, en parte como manifestación de maledicencia y en parte como un nuevo chisme que alimentaba la vida más bien aburrida de los exiliados, gente de izquierda que pensaba, al menos de cintura para abajo, exactamente igual que la gente de derecha que en aquel tiempo se enseñoreaba de Chile” cuenta Roberto Bolaño en “El Ojo Silva”. Sin embargo, entender las limitaciones de sus compañeros de exilio no le bastaba a Bolaño para atenuar el horror de Pinochet.  

-Todos los exilios, por progresistas que se pretendan –ante la memoria enquistada en la vida que se vieron forzados a abandonar- terminan siendo patéticamente conservadores en los detalles más elementales que son a la larga los únicos que importan. El exilio cubano, que no se pretendía progresista aunque muchos de sus integrantes lo fueran porque, al fin y al cabo, habían sido expulsados del futuro, no tiene por qué ser una excepción. Luego de medio siglo de asentamiento ya saben que sus problemas reales e inmediatos pertenecen menos a la vida cubana que a la norteamericana, la mexicana o la española y que sus límites dependen de las leyes de los países en que transcurren, no de las que sueñan para su país de nacimiento. 

[La intervención de Mabel Cuesta, que fue la única integrante del panel que leyó su ponencia, la publicaré dentro de unas horas]

miércoles, 13 de mayo de 2009

Sede alternativa



Hace un par de meses una profesora de la Queen’s University me invitó a participar con una ponencia en un evento sobre la Revolución Cubana en su universidad. Antes de que pudiera responderle me escribió explicándome que lo lamentaba pero se había vetado mi asistencia. En el fondo me alegré porque no tenía ninguna ponencia disponible ni tiempo para inventármela pero no dejaban de molestarme los motivos por los que había sido rechazado. Tampoco pensaba armar un escándalo por razones sólo me concernían a mí pero en el curso de la semana pasada descubrí que no sólo yo estaba molesto con ese evento.
Lo que había pensado como una de las tantas verbenas académicas que se organizan por cualquier motivo se había convertido una celebración en toda regla de la dictadura más extensa que ha conocido un continente realmente ducho en dictaduras. Los pacíficos y amables canadienses no sólo habían condescendido en organizar esa celebración, a poner la casa y los bocaditos sino que también habían aceptado las reglas de juego de la dictadura: al evento asistiría sólo aquellos que no disintieran de la imagen idílica que el castrismo tiene de sí. Así que durante la semana más que celebrarse un nuevo ritual de la bobería académica Queen’s University se convertía en sede temporal de la tiranía más longeva de los tiempos modernos. Debería haber sido lo suficientemente insultante para los ciudadanos canadienses que son los que a la larga sufragan las universidades pero al parecer sólo lo fue para un puñado de cubanos que se aparecieron con pancartas frente a la universidad a manifestar su rechazo a la antes mencionada tiranía y sus representantes terrestres. Dije que Queen’s University se había convertido en sede de la dictadura cubana pero me desdigo. Al menos allí se pudieron manifestar gente que estaba en desacuerdo con ella sin ser golpeados o arrestados aunque sin dudas se les haya acusados de ser agentes del imperialismo como siempre ocurre en esos casos. Mis respetos para todos los que participaron en la manifestación y sin más los dejo con textos, fotos y declaraciones sobre el evento:

El seguimiento ejemplar de El Tono de la Voz aquí, aquí y aquí.

Donde se cuenta con imágenes incluidas incidentes durante la protesta en la universidad aquí.

Declaración de los manifestantes. Tomado de Cuba Independiente:

Al mismo tiempo que se celebraba el evento “50 años de Revolución Cubana” en Queen’s University con la presencia de la alta jerarquía política del régimen de La Habana, (entre los que se encontraban Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional y Mariela Castro, hija del autotitulado Presidente Raúl Castro) recibíamos la noticia que al Ministro canadiense de Relaciones Exteriores Peter Kent le habían negado la visa de entrada a Cuba. Ironías de la política y la diplomacia. Los castristas podían invadirnos, invadir nuestra democracia para infectar a los canadienses con sus mentiras y absurdas justificaciones; y, sin embargo, un Ministro y su política de “Relaciones constructivas” no podía ser admitido en Cuba, para hablar de ayuda economía y derechos humanos, probablemente porque en la reciente Cumbre de las Américas, Cuba fue acusada por el gobierno canadiense como violador de las libertades.

Esto puede ser una lección bien aprendida para los que piensan que a los Castro se les puede hacer cambiar con “Ramas de olivo” que simbolicen la tolerancia. Ellos utilizan las ventajas que les da nuestro sistema democrático, nuestro estado de derechos, y luego a cambio tratan de imponernos su sistema de chantaje y represión. A estos cínicos hay que presionarlos y repudiarlos constantemente, tal y como hicimos el pasado sábado 9 de mayo en la Universidad de Queen ubicada en la ciudad de Kingston a dos horas y media al este de Toronto.

Allí pudimos desahogar nuestras angustias reprimidas durante años en Cuba, donde no podíamos protestar contra las violaciones del régimen. Les aguamos la fiesta de clausura con nuestra tempestuosa irrupción. Representantes de Cuban Canadian Foundation llegaron desde Montreal, Ottawa y Toronto, para expresar nuestro más profundo repudio al régimen que oprime a los cubanos y engaña a los gobiernos que como Canadá tienen la intención de motivar cambios en la política del régimen cubano por medios diplomáticos. Por eso hemos hablado del fracaso de Canadá en su política hacia Cuba.

Los esbirros castristas invadieron nuestra libertad para confundir y engañar a los canadienses. Pero para nuestra sorpresa no había estudiantes participando en el discurso de clausura de Ricardo Alarcón y sus acompañantes. Los participantes pertenecían a grupos canadienses que apoyan al régimen comunista de La Habana y lejos de ser un evento academico y cultural como se había anunciado, resultó una especie de congreso de afiliados comunistas que viajaron desde todos los rincones de Canadá y pagaron 200 dólares al régimen por participar.

Desafortunadamente este evento fue patrocinado por la Ford Foundation y la Sherrit Company que invierte en petróleo, minas y nuevos hoteles en Cuba, a la vez que contamina y degrada el medio ambiente. Qué vergüenza para estos estúpidos capitalistas que apoyan al régimen castrista que en esencia niega la propiedad privada y la libre economía que ellos disfrutan aquí. Pero algún día tendran que rendir cuentas de sus acciones ante el pueblo cubano.

Por eso nos hemos pronunciado, bajo el frío y al final bajo la lluvia, durante horas para esperarlos afuera del edificio y gritarles “Fuera de aquí violadores de derechos humanos”. Que felices nos sentíamos con nuestros megáfonos y nuestros carteles gritándoles las cuatro verdades que los hiere. Algunos de los comunistas canadienses entraban al edificio apresurados y uno trató de disuadirnos hablando del bloqueo americano y le decíamos que el principal bloqueo que arruina a Cuba es el bloqueo interno contra todas las libertades que imponen los Castro. “Hipócritas -gritábamos- si les gusta el régimen de exclusión imperante en Cuba, váyanse a vivir allá y respeten la democracia”. Pero ninguno de los del régimen salió a enfrentarnos, se escondieron como ratas, y a pesar de que nos dividimos en pequeños grupos frente a las tres puertas de salida del edificio, pudieron escapar quizás por alguna salida subterránea. De todas maneras sintieron nuestro empuje y repudio allí donde más les duele, frente a todos, con nuestros testimonios, como testigos numero uno de lo que se sufre en Cuba.

Les dijimos “Si vuelven otra vez estaremos aquí nuevamente para enfrentarlos.”