jueves, 26 de mayo de 2016

La campaña y la guerra


Para muchos ha sido uno de los logros más indiscutibles de la Revolución Cubana. La masiva campaña de alfabetización de 1961 que llevó la tasa de analfabetismo desde un 22% de la población adulta (sí, una de las más bajas de Latinoamérica en aquellos días me recordará alguien, pero altísima para los estándares actuales) hasta apenas el 3%. Para otros se trataba de un perverso plan de adoctrinamiento del campesinado cubano donde las primeras palabras que se armaban con la letra “F” eran “Fidel” y “fusil” y donde se daba por terminado el aprendizaje con una carta al Comandante en Jefe. Hay otros, menos, que lo consideran como un proyecto de importancia estratégica, militarmente hablando. Como una manera de infiltrar los campos cubanos, en aquellos días infestados de guerrillas anticastristas a lo largo del país, con maestros improvisados que harían las veces de activistas políticos, informantes del castrismo y –llegado el caso- mártires de la Revolución que usaría profusamente sus nombres en las campañas para demostrar la maldad infinita de los que se oponían al gobierno: un escudo humano avanzando alegre y despreocupado sobre el campo enemigo.
Una versión bastante retorcida. Incluso tratándose de Fidel Castro.
Veamos qué decía éste en los días previos al inicio de la campaña. Tomemos, por ejemplo, el discurso de clausura del primer Congreso Nacional de Consejos Municipales de Educación (algún día habrá que contar cuántos primeros congresos celebró el castrismo de cosas que no tuvieron continuidad) celebrado el 10 de octubre de 1960 y en el cual el líder de la Revolución anuncia la campaña y explica sus objetivos.

“Nos estamos proponiendo algo muy ambicioso, una tarea difícil y que, en realidad, va a poner a prueba la capacidad de todos nosotros, va a poner a prueba la capacidad de nuestro pueblo, ya que nos estamos proponiendo hacer en un año lo que no pudieron o no quisieron hacer otros en 58 años. Es decir que nos proponemos en el año 1961, que ya lo hemos calificado como el Año de la Educación, erradicar el analfabetismo en nuestro país”
Y como no se contaba con número suficiente de maestros la solución sería convertir a “todo el mundo en un maestro, todo el que sepa leer y escribir”. Pero tanto o más que de la monstruosa campaña educativa que se estaba gestando Fidel Castro habla del avance de la contrarrevolución.

“Dijimos que íbamos a hablar de educación primero y de problemas contrarrevolucionarios luego. Hemos hecho al revés: hemos hablado de problemas contrarrevolucionarios primero y falta decir algo breve —pero breve de verdad— sobre el objetivo fundamental de este congreso”
El objetivo fundamental del congreso era la organización de la campaña de alfabetización y sin embargo durante la mayor parte del discurso de clausura el principal orador no deja de hablar de la contrarrevolución, incluso cuando haga todo lo posible para disminuirla.

Es decir que para combatir los grupitos contrarrevolucionarios del Escambray, movilizamos a las milicias del Escambray, 1 000 milicianos campesinos. Pero, además, para que no pudiera moverse un solo contrarrevolucionario, le movilizamos 700 milicianos campesinos de la Sierra Maestra y del Segundo Frente de Oriente (APLAUSOS) y, además de los responsables, es decir, de los jefes de milicias de la capital que están en entrenamiento en la provincia de Matanzas, movilizábamos también una compañía que se iba turnando”
Pero al mismo tiempo reconoce que no va a ser tan fácil hacer desaparecer los focos de resistencia al gobierno incluso tratándose de “grupitos” porque para algo está el imperialismo:

“¿Quiere decir que desaparezcan los hechos de terrorismo y de sabotaje? ¡No!, es posible que aumenten; es posible, a mayor cantidad de recursos, a mayor asistencia, a mayor apoyo del imperialismo, movilizando toda su escoria de decenas de miles de gangsters y de criminales, movilizando sus millones y millones de dólares, facilitándoles explosivos, facilitándoles medios para hacer los sabotajes; es decir que tendrá su auge, pero tendrán también su declive”
Nótese como aquellos “grupitos” súbitamente se convierten en “decenas de miles de gangsters y de criminales”. La estrategia contra estos sería organizar “militarmente al pueblo en las milicias” y “civilmente en comités de vigilancia colectiva”.
¿Por qué organizar entonces la campaña de alfabetización en momentos en que el país estaba enfrascado en una virtual guerra civil? Esta es la manera en que racionaliza Fidel Castro su plan de poner en riesgo la vida de decenas de miles de adolescentes cubanos:

la misión de nosotros en el país no es derrotar contrarrevoluciones, sino hacer revolución; esa es nuestra misión en el país. Nuestra misión en el país es crear; combatimos porque queremos crear; combatimos porque tenemos que defender lo creado; combatimos porque queremos seguir adelante; y, sobre todo, no estamos aquí por combatir, sino estamos aquí para crear.

Lo que sí sería una victoria de la contrarrevolución sería que atrasara los planes de la Revolución, que atrasara los planes de la reforma agraria, los planes de educación, los planes de industrialización, los planes de construcción de viviendas, los planes de desarrollo general de nuestra economía; esa sí sería una victoria de la contrarrevolución y por eso a la contrarrevolución hay que ganarle la batalla no solo en el campo militar; hay que ganarle la batalla en el campo de creación revolucionaria
Lo que Castro plantea como dos problemas distintos (la derrota de la contrarrevolución y el cumplimiento de la anunciada campaña alfabetizadora) los asume como uno solo: la campaña alfabetizadora será al mismo tiempo un arma para derrotar a la contrarrevolución. Si en las ciudades contaba con la organización de los CDR en el campo necesita algo que complete esa “organización civil del pueblo” que ha concebido “para vigilar a los contrarrevolucionarios, para reprimir sus actividades y para estar preparados en caso de lucha, cumplir la misión que corresponde a esos comités que deben estar organizados manzana por manzana, barrio por barrio, ciudad por ciudad, y campo por campo”.
(No sería esa después de todo la única vez que un objetivo en apariencia beneficioso para el país, independientemente del gobierno que lo emprendiera, formara parte de la estrategia de control totalitario del castrismo. Me cuenta mi padre que el plan de reforestación de los principales macizos montañosos del país fue diseñado de acuerdo con una vieja obsesión castrista: la de crear las condiciones para que en el futuro no fuera posible un alzamiento en las montañas como el que le sirvió para llegar al poder.)
Muchos años después una película que señala uno de los puntos más altos de nuestro más bien pobre realismo socialista “El brigadista” resolvía en un solo personaje el dilema que planteaba Fidel Castro en el discurso mencionado: el alfabetizador tímido y un tanto miedoso que al final de la película supera su repugnancia por la violencia matando a un alzado. Una metáfora atrevida e insidiosa pero no muy distante de lo que había ocurrido en realidad. Porque Castro –como todos los buenos aprendices totalitarios- es un seguidor hiperbólico de Clausewitz, de esos que convierten cualquier cosa en medio para hacer la guerra. 

miércoles, 25 de mayo de 2016

Viaje a la semilla

En un discurso de 1960 Fidel Castro decia:
"Y el médico que se marcha, el médico que trabajando en una institución nacional, en un hospital del pueblo, se marcha, es sencillamente un criminal [...] Pero criminal también, criminales son también los ingenieros, o los arquitectos, o los profesionales que traidoramente abandonan su país"
Ahí mismo se trazó la política hacia la emigración de profesionales que todavía sobrevive en ciertos sectores. De cualquier manera valdría preguntarse si  uno se pregunta si los médicos que mandan a trabajar afuera siendo necesario en los hospitales de la isla son también criminales.

Más interesante aun es la reflexión que me envía un amigo que sospecha que este mismo principio de exclusión y criminalización de los profesionales ha alcanzado también a la lógica de la jerarquía católica cubana:


Al leer la cita de nuestro Comandante Fidel Castro sobre los médicos, técnicos e ingenieros traidores, recordé la reciente homilía de despedida del Cardenal Ortega, donde el prelado, al dar las gracias por el trabajo y la ayuda de sus sacerdotes, afirma:"Dones de Dios para mí han sido los sacerdotes que encontré en La Habana, no pocos de ellos ordenados por mi buen y recordado predecesor, monseñor Francisco Oves. Ellos me han acompañado con amistad y afecto fraterno. Mi celo arzobispal han sido los 30 sacerdotes que he tenido la dicha de ordenar y que permanecen en Cuba, con su pueblo, en esta diócesis."
Te aclaro que, para cualquier obispo católico, no hay satisfacción mayor que aumentar las vocaciones, es decir, aumentar el número de ordenaciones sacerdotales, durante su episcopado. Es curioso que el Cardenal sólo cuente entre los destinatarios de su celo pastoral a los "que permanecen en Cuba, con su pueblo", y que lo diga además con esa frase que no sonaría fuera de lugar en un editorial de Granma. Es curioso que le parezca más importante excluir a los que se fueron (aunque quizás estén ejerciendo su ministerio sacerdotal en otros lares), que aumentar la lista de su cosecha a 40 o 50. Es curioso también porque muchos de los "idos" sirven a comunidades cubanas en Miami u otros lugares de la diáspora. ¿No son esos fieles también parte de "su pueblo"? Es curioso sobre todo si se compara con el caso de otros países. Por ejemplo, los polacos envían sacerdotes de Polonia a trabajar en las comunidades polacas de Estados Unidos. La implicación de la frase a mi (sesgado) juicio es ésta: los sacerdotes que se fueron de Cuba no cuentan. Y las comunidades católicas mayoritariamente cubanas que radican fuera de Cuba no son parte del pueblo cubano.

martes, 17 de mayo de 2016

Complicidad

Margallo, ministro de exteriores español se reúne con Raúl Castro en un clima de "complicidad". Nunca mejor dicho.
"Margallo [...] no tiene previsto reunirse en La Habana con representantes de la oposición. El argumento es que ningún visitante extranjero lo hizo –salvo el presidente estadounidense Barack Obama y su secretario de Estado, que pueden, [reunirse con la oposición] sin exponerse a represalias"
Un clima de complicidad y cobardía, vale añadir si atendemos a esa explicación. Sería un buen momento para que el PSOE le echara en cara al PP todas las críticas que le hacían cuando el PSOE era poder y el PP oposición. Pero no son tiempos de andar recordando desverguenzas ajenas, la verdad.

sábado, 14 de mayo de 2016

Evgeny Dobrenko o la importancia de leer novelas realmente malas

Entrevista que le hiciera al investigador ruso Evgeny Dobrenko que apareció ayer en su versión "breve" en Diario de Cuba:  
No es que la historia la escriban los vencedores sino que es muy raro que la gente se resigne a la derrota. Lo que ocurre con bastante más frecuencia es que los vencedores de ayer y los aplausos que les dedicamos queden olvidados en la trastienda de cada cual para pasar a aplaudir a los triunfadores más recientes. De ahí lo necesario que pueden ser ciertos empecinados como Evgeny Dobrenko (Odesa, 1962).
Profesor y jefe del Departamento de Estudios Rusos y Eslavos de la Universidad de Sheffield, se ha especializado en el estudio del realismo socialista. El empeño de Dobrenko lo ha llevado a ser autor, coautor o editor de una veintena de libros como The Making of the State Writer y The Making of the State Reader. En un campo dominado por los lugares comunes, los prejuicios (más o menos justificados) o la visión chata y condescendiente, Dobrenko tiene una visión original y sofisticada del realismo socialista, tal y como se desarrolló en la época del estalinismo.
Dobrenko trata de explicar su estética "retrógrada", ya pasada de moda en el momento de surgir, como un "postmodernismo menos el modernismo". Más que como movimiento artístico, Dobrenko define al realismo socialista como una institución que creaba al mismo tiempo sus productores y consumidores y en el que el "acto de censura es transformado en parte constituyente del proceso creativo", en un intento de cada creador de alcanzar la "armonía" con el proyecto político-social comunista.
En el momento en el que la censura se transformaba "en un problema externo a él (o lo que es más, en un obstáculo), este por consiguiente dejaba de ser un escritor soviético en el sentido estricto del término". A continuación les dejo una versión abreviada de la conversación que sostuve con Dobrenko días atrás en la que, como se verá, no siempre estuvimos de acuerdo, pero que en cualquier caso fue altamente estimulante para el que quiera pensar en estos temas.
Déjeme comenzar con la que es quizás la pregunta más frecuente que le hacen como académico: ¿Por qué dedicarse a estudiar el realismo socialista, un tema en apariencia tan aburrido y soso?Todo el que estudia la literatura rusa se dedica a lo que se considera la "gran literatura": Tolstói, Dostoyevski y los grandes escritores del siglo XX. Pero el siglo XX no fue un siglo normal de ninguna manera. Incluso el siglo XIX fue más normal. Hasta el siglo XVIII con la Revolución Francesa fue más normal. En cambio, el siglo XX fue completamente anormal. Y su anormalidad proviene de un inmenso proceso  de democratización. Y lo que quiero decir con  democratización es que personas ordinarias que en el siglo XIX no tenían acceso a la educación, a la medicina, a la alta cultura o a ningún tipo de cultura —en esa época el 99% de la gente no tenía nada— y ahora tienen todo.
Por supuesto que no todo en todas partes, pero la tendencia es innegable. Y cualquier proceso a tal escala trae consecuencias: la cultura se hace más accesible para más personas y, por tanto, se extiende, pero a medida que se extiende más se hace menos densa. Así que en ese proceso la cultura pierde profundidad, muchas veces se hace más primitiva. La diferencia entre la cultura anterior y la nueva es la diferencia entre Tolstói y…
Boris Polevoi…Sí, Polevoi. El asunto es que Tolstói ahora es leído por millones y millones de personas. Pero por supuesto, la comprensión de acuerdo con el nivel cultural de estas personas es mucho más reducida. Por eso es que es importante entender esta literatura, no desde el punto de vista estético, sino desde el funcionamiento en ese mundo.
Por eso es que pienso que la cultura estalinista es un caso muy bueno para entender cómo esto funciona. La manera en que, como resultado de este proceso de ilustración y democratización, grandes masas de estas sociedades patriarcales y tradicionalistas se trasladan a las ciudades, transforman su alta cultura y crean un medio más amplio para la comprensión de esta cultura. Cómo este proceso cambia la cultura. Rusia es un excelente ejemplo de un país campesino que trató de modernizarse en el siglo XX y en este proceso acabó creando un régimen totalitario y ese es el caso de todos los países patriarcales en Europa, desde Portugal y España a Italia, los países balcánicos, Rusia y Europa del Este…
Pero, en ese caso, Alemania no es una excepción…Es una excepción pero lo es en el siguiente sentido: Alemania era, entre las grandes naciones europeas uno de los estados más jóvenes. Allí el totalitarismo no fue tanto el resultado de un proceso social como de un proceso político.
Así que, regresando a su pregunta inicial, es por eso que pienso que es importante leer novelas realmente malas: para entender el proceso de modernización en sociedades muy tradicionales y patriarcales.

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viernes, 13 de mayo de 2016

Rectificación


A los que insisten con el chistecito ese de que en el comunismo te quitan las dos vacas que tienes y te dan un poco de leche: ¡qué bien se ve que no han vivido en el comunismo!
Es cierto que en el comunismo te quitan las vacas para enseguida anunciarte que te van a dar leche. Y no solo eso, sino que vas a tomar más leche que nunca y luego no sabrás qué hacer con tanta cantidad de lácteo. De hecho mandas a tu hijo a estudiar a una universidad –ahora gratuita- para que se especialice en producción de quesos. Eso es al principio. Luego al que pregunte por las vacas o por la leche lo fusilan, acusado de agente de la CIA. Al rato la carne o la leche dejan de ser cosas reales para convertirse en chistes de los que la gente se ríe bajito. Luego a la gente se le olvida esa idea de comer carne y tomar leche o de preguntar por ellas no vaya a ser que le quiten la yerba que comen (racionadamente). ¡Y agradecidos que están por la yerba porque es mejor que en el capitalismo que era una época en la que la yerba era para los ricos y había unos animales terribles llamados “vacas” que se comían a los niños! Y hablando de niños, tus hijos se graduaron de maestros queseros suma cum laude pero como no había leche con la que hacer quesos decidieron irse del país (clandestinamente por supuesto) hacia el capitalismo, ese sitio atrasado donde las vacas todavía se dedican a dar carne y leche y a los ricos les ha dado por comer tofu.

sábado, 7 de mayo de 2016

Publicidad (con Kardashians y postdatas)

Ocho mil fusilados
Decenas de miles de presos
Decenas de miles de ahogados en el estrecho de la Florida
Más de dos millones de emigrados
Millones de familias separadas, destrozadas
El 80% del país viviendo durante décadas por debajo del nivel de pobreza extrema
Billones de horas empleadas en desfiles, trabajos voluntarios, misiones internacionalistas, aventuras africanas, construcción de túneles y trincheras y de algunos de los edificios más feos del planeta
Millones de dólares en créditos, empréstitos, regalos, envío de combustible
Un desmesurado e incesante despliegue de bajezas humanas, traiciones, engaños, autoengaños y humillaciones de toda índole
Todo para congelar una isla en el tiempo y que los turistas de todo el mundo vayan a hacerse una foto en un carro descapotable.
Hay cosas en la vida que no tienen precio
Para todo lo demás está Master Card
Post data: Advierto que no se trata de un regaño a los compañeros extranjeros que nos visitan si eso es lo que les preocupa. Simplemente se trata de esclarecer el sentido ultimo de la Revolucion Cubana, de ponerle su verdadero precio: es injusto decir que no valio de nada. Al fin y al cabo le han servido de escenografía a ese selfie de las Kardashians.
P.D. 2 Y encima las muy malagradecidas se quejan.

P.D. 3: Pero por suerte tenemos a Silvio para poner las cosas en su lugar: "La Habana es una ciudad detenida en el tiempo por culpa del bloqueo. Nosotros, sus habitantes, hubiéramos querido que avanzara en proyectos viales y urbanos como cualquier ciudad que se desarrolla, pero no nos dejaron ser. Hemos sido no lo que quisimos sino lo que nos permitieron. Sería un error imperdonable enamorarnos de nuestras miserias, aunque hayan sido el precio de nuestra dignidad. No somo [sic] más bellos por andar en harapos sino por tener principios. Somos más conscientes y exigentes, pero queremos dejar atrás nuestras angustias materiales porque resistiendo a sangre y fuego nos hemos ganado un futuro honorable. Por eso un día dije, y lo mantengo: "Soy enemigo de mi, y soy amigo de lo que he soñado que soy". 
Me da lo mismo que filmen o que posen en Cuba siempre que nos paguen bien, para luego usar esos recursos para nuestros sueños de justicia social"




viernes, 6 de mayo de 2016

Con mucho coco

Ya todo el mundo lo debe de haber visto pero siendo este blog también mi propia libreta de apuntes no debo dejar de consignarlo: la presentación de Paquito D'Rivera en la Casa Blanca luego de un penoso episodio en el que Paquito había sido excluido del programa presentado por la Fundación Thelonious Monk y al que regresó luego de hacer pública la carta de protesta que dirigiera al presidente del país. Para los cazadores de símbolos había presa abundante. Se trataba de la pieza "Con poco coco" del legendario pianista Bebo Valdés en cuyo rescate del olvido el propio Paquito había jugado un papel decisivo. Mucho más importante que el de su propio hijo, Chucho Valdés, director de Irakere, agrupación que el propio Paquito ayudó a brillar. Chucho, ese pianista inmenso que en la Casa Blanca daría inicio a la ejecución de la pieza de su padre. Y luego, claro, está el solo de Paquito en el que repasa, entre juguetón y solemne, las primeras notas del himno de Bayamo. En fin, mucho más de lo que puede notar un observador poco informado (como eran casi todos los que estaban esa noche en el patio de la Casa Blanca, dicho sea de paso).



Una vez como tragedia...


Se lo debemos todo...





miércoles, 27 de abril de 2016

Pequeña necedad diurna

Resulta lógico que tras años de reflexiones alucinógenas el Comandante haya creado escuela. La escuela del surrealismo socialista (también conocida como incoherentismo radical). Ahora vemos cómo se suma a ella Silvio Rodríguez
"EE UU quiere crear una clase media en Cuba lo suficientemente poderosa como para ser influyente en las decisiones políticas. Hay sectores ortodoxos cubanos que se oponen diametralmente. Pero, en medio de eso, hay mucha gente que cree que se puede ser amigo dulcificando la intervención de EE UU. Y no olvidemos lo que le conviene al pueblo. Creo que cada vez el pueblo debe tener más participación en las grandes decisiones"
Traducción simultánea: "La clase media cubana es una aspiración norteamericana. O más exactamente, un proyecto imperialista que hay que frustrar manteniendo a la gente en la pobreza. O no, porque eso es cosa de ortodoxos y yo soy un tipo con swing. Aunque no tanto como para estar de acuerdo con los Estados Unidos y su abyecto plan de crear una clase media en nuestra patria. O sea, que en ese caso lo mejor sería satisfacer los intereses del pueblo. Pero hace mucho tiempo que el pueblo perdió la costumbre de decir lo que piensa. Entonces lo mejor es decir que hay que darle más participación al pueblo en las grandes decisiones... siempre que la opinión del pueblo no coincida con la del imperialismo, claro. O sea, que hay que hacerle caso al pueblo cuando su opinión coincida con la de nosotros. Pero, entonces, ¿para qué preguntarle al pueblo si piensa lo mismo que nosotros?"

martes, 26 de abril de 2016

El racismo "revolucionario" en acción

Uno de los momentos que han quedado registrado del racismo revolucionario fue durante los interrogatorios televisados a los integrantes de la brigada invasora 2506 luego de su derrota en la bahía de Cochinos. Fidel Castro se dirige a uno de los prisioneros negros (se trata de Tomás Cruz, aunque el libro "Playa Giron: derrota del imperialismo" no consigna su nombre) y este comprende sus intenciones "Yo sé que usted pregunta 'y tú, qué haces aquí', refiriéndose quizás al color, ya que en el transcurso desde que caí prisionero, ése ha sido casi siempre uno de los reproches que se me ha venido a inculpar". Fidel Castro lo lleva entonces a su tema favorito en aquellos días. El de la discriminación racial que se practicaba anteriormente en los clubes sociales.

Dr. Castro: Entonces usted sí podía juntarse para combatir a la Revolución, con aquel señor, pero para irse a bañar a la playa no podía juntarse; para desembarcar en Playa Girón sí, a combatir contra la Revolución, pero para ir allí a divertirse no podía ir. Y usted vino, sin embargo, con aquel señor, que nunca se preocupó de que  austed lo dejaran bañarse en aquel Club, como si las aguas del mar se fuesen a teñir con su color.
Prisionero: Bueno, yo no vine a Cuba en razón de que me pudiera bañar o no bañar en una playa...
Dr. Castro: ¿Usted se bañó en el mar de Girón?
Prisionero: No señor, porque yo vine en paracaídas.
Dr. Castro: ¿No se enfangó tampoco en la Ciénaga?
Prisionero: Sí señor, estuve cuatro días en la Ciénaga.
Dr. Castro: ¿En el pantano?
Prisionero: Sí señor.
Dr. Castro: Entonces te bañaste.

jueves, 21 de abril de 2016

Hoy, documentales cubanos en Nueva York

The New York City premiere of three shorts by young Cuban filmmaker Eliecer Jiménez Almeida.Under the umbrella of Trilogía del agua, these 2012 films—La faz de las aguasVerdadero Beach (a nod to Almendros), and Malyebao—are all suffused with the symbolism of water as the potential for man’s transcendence and purification, where the mediocrity and oppression of daily life are reflected, as if on a mirror, yet where they can also be drowned. As Jiménez Almeida points out: “For me, water travels from the imagination to the image, from mere appearance to actual existence, from the eye to poetry. Water in my films is not only a depository of reflections and forms, but of substance. Scientists and religious figures have met and shook hands with water as their common element; it is the only substance in human history able to bridge science and faith. For both, water is the source of all life. And that is the takeoff point of my documentaries… until I sink into reality.”
Malyebao poster
This one-night-only screening of the
three shorts will be followed by a
Q&A with the filmmaker, moderated
by Prof. Perla Rozencvaig,
director of our Cinema Program.
Poster design by
Angelica Marrero Loucraft.
THE DIANA CENTERBarnard College ~ Room LL1043009 Broadway (& 117th St.), NYC
SPACE IS LIMITED
RSVP: cccofny@aol.com
FREE ADMISSIONSpace is VERY limited
To RSVP, write to: cccofny@aol.com

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Eliecer Jiménez Almeida,
is regarded as one of the most daring
and independent voices in Cuban
cinema today. Born in Camagüey
in 1983, he has also excelled as director, screenwriter, and film critic. Among his most
notable works to date are the short
Para un príncipe enano, and the
documentaries Reportaje and the
award-winning Usufructo and Persona.
This event is co-sponsored by the Hispanic Scholarship Fund of Columbia University
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miércoles, 20 de abril de 2016

Fábula con final feliz y moraleja

A un famoso músico -digamos que se llama Paquito D'Rivera- lo seleccionan para tocar en un concierto en la Casa Blanca. Días después recibe la noticia de que ha sido excluido del proyecto inicial. Así, sin más explicaciones. El músico por más que piensa la única razón que se le ocurre para que lo pudieran excluir es política. De modo que se le ocurre escribirle al cabeza de familia de la Casa Blanca que casualmente es el presidente del país. Esta es la carta:
Presidente Barack ObamaThe White House,Washington, DC 
Estimado señor Presidente:
Hace un tiempo atrás, desde las oficinas del prestigioso Thelonious Monk Institute me comunicaron que me habían propuesto para participar en la celebración del “Internacional Jazz Day”, en un concierto organizado por la UNESCO el 30 de abril en la Casa Blanca y que contará con usted Sr. presidente y con la primera dama Michelle Obama como anfitriones. En dicho concierto, participarán grandes artistas del género, como Chick Corea, Aretha Franklin, Jimmy Heath, Dave Holland, Al Jarreau, Diana Krall, Christian McBride, John McLaughlin, Pat Metheny, Danilo Pérez, Wayne Shorter, Esperanza Spalding, Sting y el mismísimo Chucho Valdés, entre otros.
Yo tomé la noticia como un reconocimiento a mi contribución a la cultura americana, contribución que me ha merecido un nombramiento como NEA Jazz Master, doctorados honorarios de Berklee School of Music y la Universidad de Pennsylvania y la Presidential Medal of the Arts, entre tantos otros. Sin embargo, cuál sería mi sorpresa cuando hace unos pocos días recibí una llamada del Monk Institute informándome sin más detalles que mi propuesta había sido “vetada” por quienes organizan el espectáculo.
Si lo que estuviera en discusión fuera mi aporte artístico a la cultura americana y al jazz no me tomaría el trabajo de escribirle esta carta, Sr. Presidente. Sin embargo, mucho me temo que este “veto” obedezca a mi posición mantenida durante años en contra de la dictadura que oprime a Cuba, mi país de origen, y a favor del respeto a los derechos humanos y de los valores democráticos que tan bien usted defendió hace unos días en La Habana. No sería la primera vez que soy víctima de discriminación por mis convicciones democráticas a instancias de la dictadura cubana, incluso en este país. Y sin embargo este caso se me hace particularmente preocupante por tratarse de un evento del cual usted será su anfitrión. Usted, que apenas hace unos días defendiera en mi país de origen el principio de que “citizens should be free to speak their mind without fear. To organize and to criticize their government and to protest peacefully” y exaltara los logros de un exilio del que orgullosamente formo parte.
Sr. Presidente, le escribo porque me preocupa que sus gestos de buena voluntad hacia el pueblo cubano sean entendidos como un llamado a ser complacientes con las exigencias de la dictadura que lo oprime. Que sean tomados como pretexto para marginar en los propios Estados Unidos a tantos que en el exilio hemos defendido el derecho del pueblo cubano a expresarse libremente y decidir su destino en democracia. Me preocupa que este acto de discriminación política se produzca en un evento en su casa que es la casa de todos los americanos por lo que tiene de simbólico y también de ejemplar. Y me preocupa porque me es más fácil soportar –por dolorosa y humillante que sea– la discriminación individual a mi persona que la idea de que en nombre de la convivencia con otros gobiernos, independientemente de su carácter opresivo, se desprecien principios de convivencia básicos por los que tantas generaciones de americanos han luchado durante siglos y que son modelo y esperanza de convivencia para buena parte de la humanidad.
Supongo que la decisión de vetar mi presencia fue tomada a sus espaldas, pero mi exclusión del evento se hará a plena luz pública. Apenas cumplo con mi deber ciudadano de advertirle que incluso un evento que celebra un género musical que encarna la aspiración de libertad de tantos seres humanos puede ser usado en sentido contrario a la propia idea de libertad. Por el respeto que le tengo –acrecentado por su reciente actuación en mi país de origen– creo que es mi deber informarle de que su condición de anfitrión está siendo manipulada por aquellos que niegan los mismos principios que le permitieron a usted acceder a la presidencia de este país y a mí a dirigirme al hombre más poderoso del planeta con entera libertad y sin miedo a represalias.
Sinceramente:
Paquito D’Rivera
Pasa una semana. El músico no recibe respuesta. Se impacienta. Finalmente decide enviarle la carta a El Nuevo Herald. Apenas dos horas después de aparecida la carta en la edición digital del periódico Paquito recibe la re-confirmación para participar en el concierto del que inicialmente había sido excluido.
Moraleja: digámosla a la manera de Paquito. "Niño que no llora, cuchillo de palo"

lunes, 18 de abril de 2016

Dentro de la economía, todo

Hace años, seis para ser exactos (16 de abril de 2010), compartía acá las notas de una amiga sobre una conferencia de dos economistas oficialistas cubanos en el centro para estudios graduados de CUNY en la ciudad de Nueva York. Los economistas, sobre todo uno de ellos, sorprendían por su franqueza. Tal parecía que la buena nueva de que empezaban a respirarse aires en los cuales tales diagnósticos eran no solo posibles sino hasta bienvenidos por un Estado necesitado de cambios.

Finalmente la realidad ha dado lo mejor de sí y la lógica de las circunstancias (o cabría decir, el absurdo) se ha impuesto. El más atrevido de los economistas que expuso aquel día acaba de ser expulsado del puesto que ocupaba en la Universidad de La Habana por "hablar con la prensa extranjera, dar algunas conferencias o participar en encuentros con personas y haber aceptado remuneración, lo cual es totalmente falso". Y eso a pesar de que según él mismo declara todo lo que ha dicho lo "reconoce todo el mundo" y lo que afirmaba fue siempre "dentro del proceso", "dentro de los parámetros permitidos" y que según sus propias declaraciones no ha tenido "una posición contraria" y lo que ha dicho "es para mejorar la economía cubana". 

"Nunca me he salido de una crítica en el área de la economía cubana, que ha sido mi objeto de análisis, nunca he hablado de otro tipo de indicadores políticos. He dicho lo que pienso de la economía, que hay que avanzar más rápido, que la inversión es lenta, ese tipo de cosas".

"He dicho lo que pienso", dice. Y le parece poco.

miércoles, 13 de abril de 2016

El individuo, un arma de la contrarrevolución

Buscando otra cosa doy de casualidad en medio de un discurso de Fidel Castro del 20 de diciembre de 1959 a los empleados de comercio con un caso del que no había oído hablar antes. Alguien interrumpe su discurso para plantearle un problema y Fidel Castro le responde. Lo curioso no es que el orador trate de desembarazarse de un asistente más o menos incómodo, algo bastante común. Lo interesante es su razonamiento: él es el pueblo así que su interlocutor -alguien que ha intentado abrir una barbería y percibe que hay una ofensiva contra los negocios privados- está interrumpiendo al pueblo y sin darse cuenta hace "una tarea contrarrevolucionaria" porque "hay personas que sin darse cuenta confunden, se dejan confundir, se preocupan por sus cosas personales". Quizás haya ejemplos más antiguos pero este debe ser uno de los más nítidos y tempranos sobre cómo lo personal empezó a ser considerado contrarrevolucionario.
CMDTE. FIDEL CASTRO: Bueno, si ese es un señor que tiene algún problema y lo quiere discutir, que venga aquí a discutirlo (ABUCHEOS).  Yo ignoro qué problema tiene ese señor, yo lo ignoro, pero si tiene algún problema y quiere discutirlo lo discutimos aquí, lo que no tiene derecho es a estar interrumpiendo aquí este acto (ABUCHEOS).
Barbero: Muy buenas noches, señoras y señores (ABUCHEOS).
CMDTE. FIDEL CASTRO.-  Vamos a ahorrar trabajo.  ¿Cuál es tu problema?
BarberoBueno, el problema mío es un problema de trabajo en el giro.
CMDTE. FIDEL CASTRO.­-  ¿Y cuál es el giro tuyo aquí?

Barbero:  Bueno, tengo una barbería que la abrí por el Gobierno Revolucionario, bajo una ley del Gobierno Revolucionario...  (ABUCHEOS)...  en mi derecho de subsistir como trabajador que soy, que me han explotado toda la vida los dueños de la barbería...

CMDTE. FIDEL CASTRO.­-  Tú abriste una barbería, ¿y qué problemas tienes con la barbería?

Peticionario: Bueno, que no hay...  para poderla abrir... (ABUCHEOS).

CMDTE. FIDEL CASTRO.­-  Bueno, está bien.  Considerando todo el derecho que tú puedas tener a abrir una barbería, a resolver el problema, yo te voy a hacer una pregunta que es lo que yo quiero que tú me contestes.  ¿Tú estabas oyendo lo que yo estaba hablando?  ¿Tú me estabas oyendo?
Barbero: No, yo estaba hablando.

CMDTE. FIDEL CASTRO.- Tú no me estabas oyendo, ¿verdad?  (EXCLAMACIONES.)  Yo te voy a hacer una pregunta.  ¿Tú crees que es correcto, que tú, como ciudadano, que debes tener las mismas preocupaciones que tiene todo el pueblo por su destino, por su patria, por los grandes problemas que tienen en estos momentos, tú debes interrumpir el acto, dime, para venir aquí a plantear tu problema particular?  ¿Tú no crees que debías haber ido al sindicato?  (ABUCHEOS.) Si tú no estabas oyendo, como has reconocido aquí, tú no tienes derecho a venir a interrumpir aquí al pueblo, en primer lugar; y, en segundo lugar, a un miembro del Gobierno que le está hablando al pueblo (ABUCHEOS).  Ve al Ministerio del Trabajo, ve al Ministerio de Comercio, ve al sindicato y resuelve allí tu problema, no interrumpas el acto de un domingo, que hoy todo el mundo dejó de ir al cine, dejó de ir a la playa, para efectuar este acto (EXCLAMACIONES DE:  “¡Que se vaya, que se vaya!”)
Barbero:  Le pido disculpas al pueblo de Cuba, porque abrí mi barbería por las leyes fundamentales de la Revolución, que me dan todo derecho a abrir la barbería, ¿comprenden?, y están combatiendo a los dueños de las barberías; le pido perdón al pueblo este porque yo estaba...  (ABUCHEOS EXCLAMACIONES DE:  “¡Que se vaya!”)
CMDTE. FIDEL CASTRO.- Cuando uno ve estos casos, no le queda más remedio que meditar sobre los problemas de los pueblos; no le queda más remedio que meditar en los infinitos obstáculos que un pueblo tiene que vencer para marchar adelante, porque hay personas que hasta sin darse cuenta hacen daño; hay personas que hasta sin darse cuenta hacen una tarea contrarrevolucionaria, hay personas que sin darse cuenta confunden, se dejan confundir, se preocupan por sus cosas personales.  Comprendo que todo el mundo tiene problemas personales y comprendo que todo el mundo tiene sus grandes preocupaciones, pero creo que los cubanos debemos olvidarnos un poco más de nuestros problemas exclusivamente personales (EXCLAMACIONES), porque hay un refrán que dice, que una golondrina no compone verano, y los individuos no podrán resolver nunca por sí mismos sus problemas; la fuerza de los individuos está en el pueblo, en la agrupación; está en la fuerza de todos.


martes, 12 de abril de 2016

Chuck Norris vs Communism

Gracias a la recomendación de Emilio García Montiel acabo de ver en Netflix "Chuck Norris vs Communism", un documental sobre cómo en Rumania se extendió la práctica -clandestina- de ver videos en las casas. Un cubano notará varias diferencias importantes con el caso cubano: en Rumania las películas estaban virtualmente prohibidas, la programación televisiva se reducía a dos horas por un solo canal, las películas eran dobladas al rumano en la voz de un traductores único que hacía todas las voces "encima" de las voces originales y hasta donde conozco nadie cobraba por dejarte ver una película en su casa (salvo en las salas de videos oficiales que fueron apareciendo a finales de los 80). Coinciden la sordidez de la programación oficial, la ausencia de tiendas leales donde se vendieran reproductoras de videos o películas, un catálogo donde predominaban las películas de acción y horror, el ambiente a un tiempo colectivo y semisecreto y un mercado subterráneo por el que circulaba todo no se dabe si con la anuencia o hasta la colaboración de las mismas autoridades. Una dinámica, la rumana, que sospecho tiene mucho en común incluso a como se ha desarrollado en Cuba ese invento para el intercambio de información que es el famoso "paquete". Recomendable en fin aunque muchas de las explicaciones o reconstrucciones no logran ser del todo convincentes:

lunes, 11 de abril de 2016

Una charla


El blog del escritor Norberto Fuentes llama la atención -por su vigencia, dice- sobre una vieja charla entre el Che Guevara y Mao Zedong el 19 de noviembre de 1960. Una charla a la que no le falta cierta comicidad involuntaria, pienso yo.  Involuntaria y escalofriante. Tal parecería que es el encuentro entre dos estudiantes de marxismo, no muy aventajados por cierto, y de una elementalidad penosa intercambiando impresiones sobre su clase práctica de comunismo aplicado. Lo escalofriante está en que sus conocimientos o ignorancia han sido forjados sobre montañas de cadáveres. Y el tono casual en que lo comentan, claro.
Como cuando discuten el concepto de burguesía nacional:
Presidente Mao: Aparte de los obreros y los campesinos, ¿quiénes más se han unido a ustedes?
Guevara: Nuestro gobierno representa a los obreros y campesinos. Nuestro país todavía tiene una pequeña burguesía que tiene una relación amistosa y coopera con nosotros.
Presidente Mao: ¿No [hay] burguesía nacional?
Guevara: La burguesía nacional estaba básicamente compuesta por importadores. Sus intereses estaban entrelazados con los del imperialismo y estaban contra nosotros. [Por eso] los destruimos económica y políticamente.
Presidente Mao: Ellos eran burguesía compradora. No [deben] ser considerados como burguesía nacional. 
O cuando el Che hace alarde de su celo expropiador:
Presidente Mao: Ustedes básicamente han expropiado todo el capital norteamericano.
Guevara: No básicamente, sino todo. Quizás algún capital ha escapado [de la expropiación]. Pero no es que no queramos [expropiarlo].
Presidente Mao: ¿Ustedes ofrecieron compensación al expropiarlos?
Guevara: Si [una compañía azucarera] nos compraba más de tres millones de toneladas de azúcar [antes de la expropiación], [nosotros] ofrecíamos una compensación entre 5 por ciento y 25 por ciento [del valor del azúcar comprado]. [La gente] no familiarizada con la situación en Cuba tiene dificultad para entender la ironía incorporada en esta política.
O de su celo represivo:
Presidente Mao: Aquellos que se pusieron contra ustedes son sus enemigos. Ustedes han hecho un gran trabajo en suprimir a los contrarrevolucionarios.
Guevara: Los contrarrevolucionarios realizaban actos de agresión. [Por ejemplo,] algunas veces, ocupaban unas cuantas islas, [en cuyo caso] los aniquilábamos inmediatamente después. Nada de qué preocuparse. [Nosotros] ejecutábamos a su líder fusilándolo cuando los capturábamos. Su equipamiento provenía de Estados Unidos y era lanzado en paracaídas.
Presidente Mao: Ustedes también capturaron varios norteamericanos [¿no es así?].
Guevara: [Ellos fueron] procesados inmediatamente y fusilados.
Premier [Zhou Enlai]: El gobierno norteamericano protestaba y ustedes respondían.
Presidente Mao: Ustedes son firmes. Sean firmes hasta el final, esa es la esperanza [de la revolución], y el imperialismo se encontrará en grandes dificultades. Pero vacilen y entren en compromisos, y el imperialismo verá que es fácil [lidiar con ustedes]. 
Y sí, habrá que aceptar que su marxismo es elemental pero sus credenciales para ponerlo en práctica son impecables.Y que su principio de supervivencia consiste en ser impermeable al compromiso y hasta ahora les ha funcionado.


domingo, 10 de abril de 2016

Nitrógeno y mangostas

Por inCUBAdora me entero de la publicación en el sitio de la revista mexicana Crítica de mi texto "Nitrógeno y mangostas: Julio Cortázar y la Revolución Cubana" como adelanto de su aparición en la versión en papel de la revista. Se trata de una suerte de historia secreta de las relaciones entre el escritor y el régimen cubano a partir de un texto muy poco comentado, el cuento "Con legítimo orgullo" que aparece en "La vuelta al día en ochenta mundos". Los dejo con el inicio de mi texto:
Bajo el noto­rio influjo de Borges he imag­i­nado este argu­mento que posi­ble­mente no escribiré porque no alcanza a jus­ti­ficar mis tardes. Fal­tan por­menores, rec­ti­fi­ca­ciones, ajustes; hay zonas de la his­to­ria que no me fueron rev­e­ladas aún; hoy, 8 de agosto del 2014, la vis­lum­bro así.
Un escritor, entu­si­asta admi­rador de una rev­olu­ción tri­un­fante, dig­amos la de la Fran­cia de Robe­spierre, la Rusia de Lenin, o la China de Mao ha sido invi­tado a cono­cerla en carne propia, por así decirlo. O tal vez ni siquiera se trate de la primera visita sino una de tan­tas en que viaja para con­fir­mar y enrique­cer su devo­ción, puesta a prueba por cier­tos rumores que propala la prensa bur­guesa. “Más que nunca me interesa darme una vuelta —le con­fiesa a un colega—, hablar con los ami­gos de la Casa, y hac­erme una idea más clara de algu­nas cosas” (Cortázar.2012.344).
Dig­amos, para como­di­dad nar­ra­tiva, que se trata de un viaje a la Cuba de Fidel Cas­tro entre los últi­mos días de 1966 y finales de enero del sigu­iente año y el escritor —que bien pudiera lla­mar Juan, Pedro o Gabriel— se llama Julio y es argentino. Julio Cortázar para que la aspereza de ese apel­lido vasco equi­li­bre la blandura de su ofi­cio. Luego de un largo silen­cio epis­to­lar —el escritor suele lle­var una cor­re­spon­den­cia intensa y com­pul­siva— que se cor­re­sponde más o menos con exac­ti­tud con los días que pasa en Cuba el escritor emerge nue­va­mente en sus car­tas con no menor entu­si­asmo que el que lo impulsó a hacer el viaje. “Volví con­tento porque creo que los males están infini­ta­mente por debajo de los bienes, y que aque­llo sigue ade­lante como un tor­rente” (Cortázar.2012.375) le escribirá al mismo colega al que le ha man­i­fes­tado sus pre­ocu­pa­ciones antes del viaje y al que por como­di­dades nar­ra­ti­vas lo lla­mare­mos Mario Var­gas. Mario Var­gas Llosa para que la ele­gan­cia del apel­lido materno com­pense la vul­gar­i­dad del paterno.

[Para leer el texto completo pinchar aquí]

jueves, 7 de abril de 2016

Reencuentro con Pilatos (en comic)

Con el más puro orgullo comparto la ilustración que le ha hecho Alen Lauzán a un texto ya aparecido en este blog (sin que yo se lo pidiera). Con ustedes:

"Reencuentro con Pilatos (si Jesús hubiera sido como algunos cristianos)"



miércoles, 6 de abril de 2016

Nota sobre el racismo "revolucionario"

La breve visita del presidente Obama a Cuba parece marcar –entre tantas cosas- la apoteosis del racismo revolucionario: ya sea en la forma de comparaciones –desfavorables- llevadas a cabo por FidelCastro entre el presidente norteamericano y el cubano Antonio Maceo o el sudafricano Nelson Mandela; de algún periodista oficialista tratando de demostrar que ser negro es incompatible –por ejemplo- con ser sueco. Un racismo que se hacía notar en la insistencia en ciertas expectativas asociadas con la raza del actual presidente norteamericano. O en las reiteraciones de que no tenía sentido abordar el tema del racismo en Cuba porque este había abolido por la Revolución en 1959.
Y es que una de las principales diferencias entre el racismo revolucionario y el tradicional es que mientras el segundo hace todo lo posible por conservar y justificar las desigualdades el primero, el revolucionario, pretende eliminar las desigualdades por el procedimiento expedito de prohibir que se mencionen. El racismo “revolucionario” se empeñará incluso en eliminar cualquier modo oficial de discriminación pero a continuación las “minorías” hasta entonces discriminadas deberán delegar su capacidad de reclamo en la vanguardia “revolucionaria”.  Es racista porque al igual que el racismo tradicional entiende que la minoría en cuestión no puede ni debe decidir por sí misma lo que le conviene y lo que no porque en cuestiones de autonomía y autoconciencia social son inferiores. Es revolucionaria porque a diferencia del racismo tradicional considera que a tales minorías se les puede sacar partido. Luego de restregarles durante un buen rato los méritos de la vanguardia revolucionaria como liberadora de dicha minoría se le exige una absoluta devoción y la cesión total de su capacidad de expresar y defender sus reclamos particulares o generales.
De ahí que la reacción en los medios oficiales a la visita del presidente norteamericano –y en especial a su discurso en defensa de los valores democráticos del país que representa- haya sido tan visceral. Aunque esos mismos medios debieran haber sabido que Obama había llegado la presidencia con la mayoría de los votos de un país que durante décadas han demonizado no han podido ocultar la sorpresa que les produjo su defensa de valores esencialmente norteamericanos. De alguna manera esperaban del president norteamericano la misma devoción que esperan de la población negra en la isla. Porque para el racismo revolucionario como para cualquier otro resulta elemental asociar el color de la piel de una persona con cierta actitud. En este caso se trataría de esperar al menos alguna suerte de complicidad de parte de Obama en nombre de las supuestas ventajas otorgadas por la Revolución a la raza a la que pertenece. Un racismo que, a diferencia del tradicional, sí hace una ditintinción entre las personas pertenecientes a la raza negra. Para ellos existen negros útiles y negros imperdonables. Útiles como Esteban Lazo, funcionario de rango impreciso en la nomenclatura castrista pero al que durante la visita de Obama era colocado insistentemente al lado del octogenario dictador ya fuera para convencer a Obama que los negros cubanos no estaban totalmente apartados del poder o para compensar la blancura del Castro de turno.  Un negro imperdonable sería el disidente Orlando Zapata Tamayo muerto tras una larguísima huelga de hambre en la cárcel hace seis años por su alevosa intentona de dañar la imagen de la Revolución con su muerte.
El estupor y la saña de los ataques que en estos días se suceden en la prensa oficial cubana rebasa el simple antagonismo político. Denota además una rabia mal controlada hacia un fenómeno que no acaba de entenderse porque nunca se entendió: el de personas negras que no estuvieran profunda y eternamente agradecidos a los desvelos de la Revolución por convertirlos en personas. Como lo atestiguaba el recientemente fallecido Jorge Valls en sus recuerdos de su paso por las cárceles cubanas de 1964 a 1984
"...los negros eran objeto de un trato especialmente malo: "tú, negro" decía el vigilante, "¿cómo pudiste rebelarte contra una revolución que está haciendo seres humanos de ustedes?". Siempre acababan con más golpes y pinchazos de bayoneta que los demás"

Ese racismo revolucionario, paternalista con los que le prestaban una obediencia que asumían obligatoria y brutal con los que la rechazaban, siempre estuvo ahí. Siempre se basó, como cualquier otra variante de racismo, en no reconocer a determinado grupo humano en absoluto pie de igualdad sino conceder cualquier trato igualitario como un favor que debía ser retribuido con un agradecimiento infinito. Si hoy lo notamos más no es por una alteración de la norma por parte de la ahora añeja vanguardia revolucionaria. Se trata más bien de que el mundo a su alrededor ha cambiado mucho en las casi seis décadas que lleva en el poder. Nada como la presencia del primer presidente norteamericano negro en La Habana para acentuar el contraste y el absurdo anacronismo que representan esos octogenarios con ínfulas de libertadores.