domingo, 6 de mayo de 2012

Festival de Jazz de Nueva Orleans

Lo están pasando en vivo en youtube. Ahora mismo aquí está tocando Preservation Hall con invitados.

P.D.: Ya dejaron de transmitir en vivo pero pueden ir abajo en la pantalla y reproducir cualquiera de los grupos que se presentaron durante el fin de semana.

Atrapado sin salida

Iván de la Nuez publica un artículo sobre las actuales relecturas de Fulgencio Batista que termina con frases que sirven para definir el dilema en que andamos metidos los cubanos:

Si en lugar de una revisión histórica, lo que está teniendo lugar es la posibilidad de una restauración política, entonces estaríamos sumergidos en un círculo vicioso que, como ha previsto Rafael Rojas, dibujaría el porvenir cubano como el grado cero de un "mercado sin república".
Semejante reposición certificaría nuestra capitulación definitiva como cultura; la rendición a un destino manifiesto según el cual los cubanos no estamos capacitados para la democracia.
Llegados a ese punto, valdría la pena sugerir que los intelectuales cubanos del futuro se decantaran por la única rama de la cultura que, si no redimirnos, al menos podría explicarnos dentro de cien años: la psiquiatría.
Pero no sólo ciertas relecturas de Batista llevan a la “rendición a un destino manifiesto según el cual los cubanos no estamos capacitados para la democracia”. Ahí llevan también el nacionalismo de última hora -generado si no en torno al castrismo al menos teniéndolo retórica y culturalmente como principal referencia-, el discurso de la jerarquía católica cubana sobre la necesidad de conservar el sistema político actual con algunas reformas, la noción del cubano como ser histórica e irremediablemente envilecido por encima de la media mundial, la insistencia en la condición episódica de nuestra democracia o en la utópica de su restauración. Nada, que hay demasiada gente empeñada en darle la razón a los restauradores de Batista y nadie más que los que presentan al castrismo como un resultado natural e inevitable de nuestra historia del que no merecemos salir. 

viernes, 4 de mayo de 2012

La idea inclusiva del presidente Raúl

El único video que he encontrado hasta ahora de la presentación del editor de Espacio Laical en el Bildner Center la semana pasada. Comparado con el cardenal debo reconocer que Veiga fue bastante discreto.

jueves, 3 de mayo de 2012

Envidiando a los delfines

El indicio más claro que tenemos sobre el estado de salud de Hugo Chávez son las actuales maniobras del gobierno cubano y grupos afines. El primero habla de propiciar inversiones en la isla a ciertos emigrantes dentro de lo que este graciosamente llama “un marco de respeto” (“obediencia política” en español estándar) y anuncia por enésima vez que muy pronto emprenderá una reforma migratoria radical. Los segundos como es el caso de la jerarquía católica cubana o del recientemente engendrado grupo C.A.F.E. (Compañeros Atrayendo Financiamiento Exterior, por sus siglas en español. Como todo cubano sabe el C.A.F.E. trae un 80% de C.H.I.C.H.A.R.O.: Cuesta un Huevo Inventar Campañas para Hacer Atractivo lo Rabiosamente Oficial) se han dirigido a distintos sectores de la opinión pública norteamericana diciendo lo mismo sólo que con más convicción.

Curiosa es la circunstancia de que los segundos no exijan más de lo que el gobierno ya está dispuesto a conceder pero lo de menos es la afinidad entre unos y otros que más que coincidencia parece coreografía. Mucho más decisivo es que no importa lo desesperada que aparenta ser la situación ahora que el principal proveedor de combustible y moneda convertible (sin desdorar a los turistas canadienses o a la emigración cubana) se encuentra a punto de entrevistarse personalmente con su ídolo Simón Bolívar: ni unos ni otros se atreven a ofrecer o pedir algo parecido a un derecho. Ni siquiera la mitad de uno. Ni como mera promesa. Como si todos se pusieran de acuerdo en el punto básico de que no importa la urgencia de la situación que confronta el castrismo: nada es suficiente para sopesar siquiera la posibilidad de considerar a los cubanos como seres susceptibles de que se les reconozca algún derecho individual e inalienable. Los cubanos somos una especie tan inferior –un poco por encima del cerdo pero definitivamente por debajo del delfín- que lo único que se nos puede conceder es una nueva oportunidad para que nos esquilmen. Como si los 53 años de experimentos con esos mamíferos tan resistentes a la experiencia como somos los cubanos no fuesen suficientes.

No está de más recordar que a los delfines nadie les impide que emigren y aún así no se les reconoce como humanos.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Más pronto se coge a un cardenal…


¿Recuerdan la semana pasada cuando el cardenal decía en Harvard que durante su primera visita a Miami luego de haber sido ordenado cardenal Monseñor Román, obispo de Miami, le había pedido que no mencionara la palabra “reconciliación” en Miami? Pues Tersites se puso a rastrear en los documentos de aquella visita y se encontró la homilíapronunciada en Miami en esas fechas donde habla en dos ocasiones de la idea de reconciliación entre cubanos:

La nuestra en Cuba es una Iglesia de reconciliados, de conversos, de catecúmenos que hacen el aprendizaje del amor cristiano.

 [...] Por esto me propuse visitarlos desde el momento mismo de mi investidura cardenalicia, pues estoy convencido en el Señor, que esa misma acción convocadora, congregante, generadora de unidad y ciertamente reconciliadora, debe alcanzar a todos los cubanos creyentes en Cristo en cualquier sitio que se encuentren.

Como Tersites señala no sólo el flamante cardenal mencionó el concepto que supuestamente le había sido prohibido ante la supuesta hostilidad ambiental sino que la acogida que tuvo después de la homilía lejos de ser hostil fue muy cálida. Mala idea la de mentir en tiempos de google. Los invito a leer el post deTersites, muy documentado e incisivo sobre el tema.

martes, 1 de mayo de 2012

Me quedé con ganas


Ante el sostenido silencio que sigue a mis propuestas musicales no me queda otro remedio que subir la parada, elevar el nivel con piezas en la que anden parejos forma y contenido. Un hito no sólo de la música cubana sino también de su producción audiovisual fue “Me quedé con ganas” de Vicente Rojas. “Una producción que sentó las pautas para establecer definitivamente en la televisión cubana una nueva forma de expresión artística ya muy popular en los países desarrollados, el vídeo musical” dice alguien en la presentación del video en youtube y no le falta razón. Debemos recordar que el video apareció en una época dominaba por una tradición que obligaba a los artistas a plantarse media hora ante una cámara y un sol desintegrador en una playa de los alrededores de La Habana o en los jardines de alguno de los cuatro hoteles que se merecían que se les tratara como tales para interpretar todo su repertorio en una única toma. "Me quedé con ganas" significó una Revolución Cubana Audiovisual al editar ágilmente escenitas filmadas en distintas playas, distintos hoteles, a gente bajando y subiendo de carros o besándose a la luz de las velas (esto último al parecer se consideraba romántico antes del imperio de los apagones) hasta crear un atisbo de narrativa. El video que convirtió a Vicente Rojas en sex simbol patrio entre mujeres de la mediana edad fue algo así como el paso del primer al segundo actor en el teatro griego o del cine como fenómeno de feria a hecho artístico. Los dejo entonces con “Me quedé con ganas”, ese “Acorazado Potemkin” del video clip musical cubano:

La cita

“Antecedentes penales tiene el cardenal. El estuvo preso como nosotros”

Ronnier Valentín Aguillón (uno de los disidentes que ocuparon una iglesia en La Habana semanas atrás)

domingo, 29 de abril de 2012

Católicos


Para M. y J.

Primero vinieron por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí, pero para entonces ya no quedaba nadie que dijera nada.


Estas palabras del pastor luterano Martin Niemöller –erróneamente atribuidas a Bertold Brecht con cierta frecuencia- relatan una secuencia demasiado conocida a costa de repetirse. El orden –o la categoría- de los perseguidos no altera el resultado: la pérdida de derechos de un grupo abre el camino para que los pierdan todos. Los católicos en Cuba, quienes estuvieron a la cabeza de la secuencia local de inquisiciones, quienes vieron cómo muchos de los indiferentes y soberbios ante su sufrimiento caían en oleadas sucesivas, saben muy bien de esto. Por eso se les atraganta a muchos el llamado de su cardenal a perdonar a sus perseguidores de ayer. No será por falta de generosidad o exceso de rencor. Es que se trata de perdonar a quienes no sólo no se arrepienten de haber reprimido por sistema durante medio siglo sino que lo vuelven a hacer con renovada aplicación. a muchos católicos les basta la sospecha de que en nombre del perdón cristiano los quieran hacer cómplices de nuevas persecuciones para no querer mirar a otro lado cuando hacen sufrir a otros el mismo escarnio que no hace tanto soportaban ellos mismos.

“Se abren nuevos caminos para nuestra Iglesia” les dicen y no les basta porque saben que mientras haya perseguidos nadie puede escapar a la amenaza o la complicidad. Se les hace extraña tanta insistencia en el perdón a los verdugos sobre todo cuando su Iglesia se refiere a las víctimas de hoy con tanto desprecio. El perdón, ese deber que como católicos a nadie deben negarle, solo alcanza su sentido último en el amor de Dios a toda la humanidad y a través de este amor, en la reconciliación de la humanidad consigo misma. El perdón, se dicen, no puede convertirse en aval para que los que reprimen nieguen el sentido mismo del sacrificio amoroso de su Dios. Podrán perdonar pero no ponerse de parte de quienes se dedican a perseguir inocentes como ahora les pide su cardenal. Por algo están convencidos de que ser católico no debe consistir en ser incondicional de Torquemada sino discípulo de Cristo.   

sábado, 28 de abril de 2012

El amor y la espera

No está de más recordar precisamente en estos días que hace ya 19 años los obispos cubanos firmaban su Carta Pastoral “El amor todo lo espera” como lo hace ahora el ObservatorioCubano de Derechos Humanos radicado en Madrid. Fue este un bello y valiente documento que incluía un profundo análisis de un país en plena debacle. La pretensión y alcance de este documento le evitaba detenerse en los detalles para enfocarse en el modo en que el Estado entendía que debía controlar la vida de sus ciudadanos como lo reflejan estos puntos que según la carta “deberían erradicarse algunas políticas irritantes, lo cual produciría un alivio indiscutible y una fuente de esperanza en el alma nacional”:

l. El carácter excluyente y omnipresente de la ideología oficial, que conlleva la identificación de términos que no pueden ser unívocos, tales como: Patria y socialismo, Estado y Gobierno, autoridad y poder, legalidad y moralidad, cubano y revolucionario. Este papel, centralista y abarcador de la ideología produce una sensación de cansancio ante las repetidas orientaciones y consignas.
2. Las limitaciones impuestas, no sólo al ejercicio de ciertas libertades, lo cual podría ser admisible coyunturalmente, sino a la libertad misma. Un cambio sustancial de esta actitud garantizaría, entre otras cosas, la administración de una justicia independiente lo cual nos encaminaría, sobre bases estables, hacia la consolidación de un estado de pleno derecho.
3. El excesivo control de los Organos de Seguridad del Estado que llega a veces, incluso, hasta la vida estrictamente privada de las personas. Así se explica ese miedo que no se sabe bien a qué cosa es, pero se siente, como inducido bajo un velo de inasibilidad.
4. El alto número de prisioneros por acciones que podrían despenalizarse unas y reconsiderarse otras, de modo que se pusiera en libertad a muchos que cumplen condenas por motivos económicos, políticos u otros similares.
5. La discriminación por razón de ideas filosóficas, políticas o de credo religioso, cuya efectiva eliminación favorecería la participación de todos los cubanos sin distinción en la vida del país.


¿Qué ha cambiado desde entonces para que los representantes de la Iglesia cubana se manifiesten de modo tan distinto? Lo cierto es que a casi dos décadas de la publicación la debacle que se describía en este texto no ha hecho más que hacerse endémica. Y sin embargo en el nuevo discurso de la jerarquía de la Iglesia en Cuba dichas “políticas irritantes” han dejado de serlo para convertirse en medidas no sólo aceptables sino hasta defendibles por la misma Iglesia que antes las condenaba. Ahora son los altos representantes de la Iglesia quienes participan del carácter excluyente de la ideología oficial. En unos casos acusan a los disidentes de ser delincuentes, antisociales o caracer del apropiado nivel cultural. En otros afirman que el pueblo cubano no está preparado para vivir en libertad: o sea, el mismo argumento con el que en el siglo XIX se defendía la sobrevivencia de la esclavitud.


Si algo ha cambiado en las últimas décadas son los ridículos privilegios alcanzados por la Iglesia junto a algunos otros sectores sociales. Del nuevo discurso de la Iglesia cubana se pueden derivar un par de conclusiones que no destacan por su originalidad. Una es que el castrismo es en su más profunda esencia perfectamente irremediable. La otra es que el precio de la jerarquía católica cubana era mucho más barato que el que casi todos creíamos. Tampoco es que tengan mucho trabajo. Basta con que casi veinte años después le pidan paciencia al mismo pueblo que como en los tiempos de aquella pastoral "sufre por un mañana que se aleja cada vez más". Apuestan, más que a la convicción de que el amor todo lo espera, la de que el pueblo todo lo aguanta. Como si el negocio de la Iglesia -ya me dirán que no es noticia- no fuera el del amor sino el de la paciencia.

viernes, 27 de abril de 2012

Y ahora... Cine a toda costa

Definitivamente Estado de Sats está impulsando iniciativas cada vez más atractivas. Tomo esto de facebook:

Inaugurado esta noche en Estado de Sats , Cine a Toda Costa un espacio para el cine cubano censurado con la Premiere del Documental Despertar. 
¡!! Cine a Toda Costa frente a la censura institucional!!!...por la libre expresión creadora!!! El proyecto Estado de SATS desea crear un espacio plural de participación y debate, donde medie el intercambio abierto y franco. Los criterios vertidos por los autores y participantes expresan su visión personal y no necesariamente la del resto de los colaboradores.  




Al parecer también pasaron cortos de "Pupo y Bebo" personajes estrella de Guamá:



Harlem River Drive

Harlem River Drive fue una banda que formó el pianista Eddie Palmieri junto con su hermano Charlie en 1971 en un intento de integrar la música latina y la afroamericana en un sonido común. El experimento a juzgar por la corta duración (apenas alcanzó para lanzar un disco homónimo y dos álbumes en vivo bastante conocidos grabados en la famosa cárcel de Sing Sing) no tuvo mucho éxito comercial pero al mismo tiempo dejó una de las grabaciones de la época que hoy se pueden escuchar con mayor placer y hasta sorpresa. Los dejo con la canción que da título tanto a la banda como al disco y cuyo nombre es una referencia irónica a la autovía que permite permite pasar del norte al sur de Manhattan evitando el barrio de Harlem.  

La infidelidad

Un video de El Sexto sobre la infidelidad:

jueves, 26 de abril de 2012

Los cubanos y la reconciliación


Un texto del arista Geandy Pavón:

Los cubanos y la reconciliación
Mucho se habla en estos días de reconciliación entre cubanos, y la iglesia católica, ni corta ni perezosa, ha asumido, al menos retóricamente, el rol de “mediador”. No es de extrañar esta palabra en boca de las autoridades religiosas, sobre todo si tenemos en cuenta que la reconciliación es un sacramento católico.
Pero la reconciliación para los católicos comienza en casa, es decir, ocurre de forma íntima, personal, a través de la confesión. El cristiano católico, antes que nada, debe buscar reconciliarse consigo mismo.
En el plano social y político la reconciliación necesita de un contexto totalmente diferente, porque trasciende la esfera de lo privado para entrar en la esfera de lo público. Este proceso solo es viable a través de una asamblea Inter pares, en condición de igualdad. La reconciliación es un fenómeno  solamente posible en un estado post-conflicto.
Por tanto, cuando la iglesia habla de reconciliación entre cubanos, no solo lo hace fuera de los márgenes de la religión, sino que se precipita al terreno político. Al mismo tiempo, acusa paradójicamente a otros actores de querer que esta institución asuma una postura ética ante la represión por razones políticas, actores que le exigen que actúe en un terreno que, según la iglesia, no le corresponde.
Recientemente, en una conferencia en la universidad de Harvard el cardenal Jaime Ortega hablaba una vez más de reconciliación, sin embargo, el líder de la institución que ha pretendido encabezar este proceso decía lo siguiente al referirse al grupo de 13 disidentes que ocuparon una iglesia en la Habana: “me apena mucho, pero todos eran antiguos delincuentes… había toda una gente allí sin nivel cultural, algunos con trastornos psicológicos…”, concluyendo que estos son grupos organizados y financiados desde Miami.
Me pregunto si es posible una reconciliación cuando el posible mediador ha adoptado de antemano el lenguaje del victimario. A raíz del escándalo por la muerte en huelga de hambre del prisionero de consciencia Orlando Zapata Tamayo, un editorial del periódico Granma decía lo siguiente: “…un preso común que fue estimulado una y otra vez por sus mentores políticos a iniciar huelgas de hambre que minaron definitivamente su organismo".
Entiendo que la iglesia en su papel de mediador trate de evitar algunas palabras y definiciones como: “dictadura”, “represión”, “asesinato”, etc. Lo que no entiendo es que a su vez no evite otras como “delincuentes comunes” para referirse a las víctimas que no tienen derecho a réplica.
Según Jaime, en Miami no se puede hablar de reconciliación. “Cuando yo fui a Miami como cardenal la primera vez, nuestro querido amigo desaparecido ya, obispo Román, me llamó aparte y me dijo: en tus discursos, en tus homilías, tú hablas de reconciliación, no menciones esa palabra en Miami”, dice, y concluye: “.es terrible que un obispo, que nosotros tengamos que callar esa palabra que es nuestra…”.
Miami es últimamente el lugar en el que más se menciona esa palabra, quizás por eso, por el uso vano que se le da, es que rebota en su propia vacuidad. Mientras los académicos y religiosos hablan de reconciliación, y se regodean en su exégesis, el resto de los cubanos actuamos reconciliatoriamente sin hablar tanto de ello. Miami es la cuna de la reconciliación, donde los antiguos funcionarios del régimen toman café en el Versalles en compañía de expresos políticos, donde un anticastrista manda dinero a su hermano del MININT y un ex-chivato hace las veces de experto en la televisión local. El perdón no es legislable, es un acto personal y no se percibe si no se pone en práctica, por mucho que se hable de él. Hay cacareo de reconciliación en estos días “como metal que resuena y címbalo que retiñe”, pero quienes se reúnen en torno al tema solo giran sobre sí mismos y sus intereses, y con la cáscara de la reconciliación pretenden disfrazar y vendernos la resignación.
El totalitarismo cubano, en su nuevo destape como dictadura, ofrece una imagen que lo distancia de su antigua apariencia estalinista y lo acerca más a su versión franquista, con clero, claro está, con cardenal y todo. Ahora los verdugos tienen confesor y el opio de los pueblos ya no es ilegal, ahora es legitimador.
Geandy Pavón 

La era del carisma

El artista Hamlet Lavastida Cordoví anuncia que sólo quedan cinco días para cumplir con la financiación de su proyecto “La era del carisma” financiado a través del sistema que ha montado Yagruma. Para ver en qué consiste el proyecto y cómo contribuir pinche aquí. Abajo la nota de Hamlet y más abajo un video de muestra del proyecto.


Estimados amigos, solo quedan 5 dias para que concluya el plazo del proyecto "la era del carisma".Con un pequeno empujon creo que se lograria el objetivo final de poder finaciar dicho proyecto presentado en Yagruma, espero que su amable y modesta contribucion haga que se llegue a la meta, seria de muy estimable ayuda su aporte e interes.

muchas gracias, saludos a todos, Hamlet Lavastida

"Me ha dicho el gobierno que medie con ustedes"


Video de la conferencia del teniente coronel de la iglesia cubana en la universidad de Harvard. Donde se refiere a los disidentes como delincuentes es a la altura de la hora y quince.

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La frase más curiosa me parece que es "Me ha dicho el gobierno que medie con ustedes" que según el cardenal pronunció en presencia de las Damas de Blanco durante las conversaciones del 2010. Lo curioso es que hasta ahora se había dicho que la mediación había sido iniciativa de la iglesia, que había sido parte de su afán reconciliador. De lo que el cardenal habla es de una iniciativa del gobierno (suponemos que para sacarse la presión de arriba) que la iglesia cumplió a cabalidad. Esa frase, de ser cierta, lo cambia todo.

Guamá apostólico

Dos del Cacique:

Presidente de la República en Almas

Golpe de Estado


miércoles, 25 de abril de 2012

Ortega Jones y la última cruzada


Ahora es el mismísimo Cardenal Ortega quien se presenta en Harvard y se manifiesta en términos más francos que su primo Roberto Veiga Jr.. Según la nota de prensa de Radio Martí:


"El cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, participó el martes en Boston en un foro sobre el impacto de la Iglesia Católica cubana en la isla, auspiciado por la Universidad de Harvard, durante el cual eludió responder una pregunta sobre el joven que gritó “¡Abajo el comunismo!” antes de comenzar la misa del Papa Benedicto XVI en Santiago de Cuba. 
Ortega, prefirió responder a otra pregunta de los periodistas que asistieron al evento acerca de las trece personas que entraron a un templo habanero días antes de la visita papal, para presentar una serie de demandas políticas.
El cardenal cubano aseguró que los ocupantes no fueron removidos por la fuerza y los calificó como delincuentes y personas de poco nivel cultural..." 

Si el lunes Veiga decía que evitaba el vocablo "dictadura" para no ofender a una de las partes ni enturbiar el diálogo al día siguiente su superior no se corta para llamarle "delincuente" a la otra. 

Más importante es señalar que el compañero Ortega Alamino ha pasado de Canciller en funciones a Ministro de Comercio Exterior con la misión esencial de comprarle tiempo al régimen reformista antes conocido como dictadura. Digamos que unos cinco añitos. 

Ya desde Estado de Sats se cantaba la jugada hace unos días:


El Gobierno solo espera ―como una inmediata y práctica salida― lograr que EE UU elimine las restricciones económicas y comerciales, y así poder recibir a corto plazo inversiones considerables. Sin embargo, debido a los intentos fallidos por lograr concesiones unilaterales por parte del Gobierno norteamericano, el poder se lanza a una campaña de presión desde todos los frentes posibles para lograr un relajamiento de las sanciones económicas y un futuro levantamiento del embargo.
La precaria idea de Raúl Castro consiste en sumar comunistas, católicos y exiliados dóciles que acepten un pacto vejatorio y, a su vez, deslegitimar la creciente sociedad civil cubana que demanda una transición democrática. Los intercambios académicos, artísticos, religiosos, las presiones desde la arena internacional, el activismo de simpatizantes y militantes, los anzuelos económicos, serán la prioridad del momento. La pasada Cumbre de las Américas es una muestra del intenso cabildeo político que ya viene gestándose.
Dentro de esta estrategia, algunos académicos, artistas e intelectuales, tanto en la Isla como en el exilio, han bebido del elíxir castrista que los mantiene hechizados dentro de la burbuja totalitaria. Por otra parte, a la jerarquía eclesiástica católica se le ve participar con entusiasmo en la preparación del brebaje para tales adictos ―incluyendo aquí a las inocentes almas que siempre son de su preferencia― en franca colaboración con el Gobierno. Así, la Iglesia cabildea en busca de apoyo solidario y financiamiento al raulismo bajo la falsa consigna de la reconciliación entre cubanos.
El presupuesto que se ha lanzado desde los foros eclesiásticos es que solo el Gobierno goza de legitimidad y poder para llevar a cabo un proceso de transformaciones y que, por consiguiente, todos debemos entregarles un cheque en blanco. Para ponerlo en palabras del viceeditor de la revista Espacio Laical en su intervención en el debate Último Jueves de la revista Temas, los actores sociales en la Cuba actual se dividen en nacionalistas y antinacionalistas. Los primeros tienen derecho a ser parte del debate ya que “muestran una voluntad política”; los supuestos antinacionalistas quedan excluidos, pues al no aceptar la legitimidad del Gobierno no “poseen un espíritu de diálogo”.
Los movimientos son visibles y van desde la creación de espacios que, aunque más abiertos evaden señalar a la cúpula gobernante como los principales causantes de la debacle nacional, hasta la reciente visita del Papa. Así, por ejemplo, apenas concluida la Conferencia de Obispos Católicos de los EE UU ―con el pronunciamiento sobre el levantamiento del embargo y el pedido al Gobierno norteamericano de restablecer las relaciones diplomáticas con la dictadura militar castrista― el director de Palabra Nueva promueve en La Habana un magno e inédito evento sobre emigración con la participación de 60 académicos de la Isla y del exilio donde las voces de la oposición han quedado, una vez más, totalmente excluidas. Casi simultáneamente el director de Espacio Laical hace lo suyo en el corazón de New York, disertando en el Bildner Center, de la CUNY, sobre la relación Iglesia-Estado. Como si fuera poco el calvario por el que hemos pasado los cubanos, aparece ahora un nuevo actor político dispuesto a silenciar a la sociedad civil: la Iglesia Católica.
En un hecho sin precedentes, la jerarquía eclesiástica fue cómplice de la ola represiva desatada antes, durante y después de la visita de Benedicto XVI. Una nota en el órgano oficial del Partido Comunista escrita por Orlando Márquez daba carta abierta a la represión y garantizaban un silencio encubridor. Las dos elites intentan a plena luz pasar por encima de la sociedad civil.
Esa imagen de vencedor, en tanto reformista, es la que intenta transmitir al mundo el Gobierno de la Isla. Pero, cabe otra lectura: antes bien, el empuje de la naciente sociedad civil cubana obliga al totalitarismo octogenario a replegarse, a buscar apoyo en un actor humillado y vencido que hoy cobra inusitado protagonismo gracias a la debilidad manifiesta de la cúpula gobernante para acallar los rebrotes de civilidad y activismo. El cubano comienza a encontrar su lugar transcurrido medio siglo de asfixia política, y ello no tiene vuelta atrás.
Así, pues, la Iglesia Católica no ha entrado por un don divino al ruedo donde intentan repartirse los poderes en Cuba. Está allí como consecuencia del reconocimiento gubernamental de la existencia de una pujante sociedad civil, a la cual se pretende mantener confinada en las cárceles o en las derruidas viviendas de los ciudadanos, con tal que no conquiste su espacio, secuestrado ―al mejor estilo totalitario― por la oficialidad institucional, a saber: la esfera verdaderamente pública. El protagonismo legítimo de esa sociedad civil podría tirar abajo los planes de una transición prostituida.

El plan es claro y las acciones consistentes. El que quiera ver, que vea.

Mandrill

Mandrill, una banda fundada por tres hermanos panameños criados en Brooklyn (Carlos Wilson (trombón), Lou Wilson (trompeta) y Ric Wilson (saxo)) en 1968 tenía todos los ingredientes para haber sido muy popular en Cuba de los setentas: cultivaban un rock con ritmos afrocubanos a lo Santana pero al mismo tiempo con una fuerte influencia funk y el jazz que los hacía especialmente distintivos. O sea, las mismas razones por las que preferíamos oír a Peter Frampton. En todo caso todavía se pueden escuchar con mucho placer.

Tocando "Hang loose" en el famoso programa de TV, Soul Train.



Y aquí tocando otro de sus clásicos, "Fencewalk" en un concierto hace diez años en Montreaux, Suiza.

martes, 24 de abril de 2012

La Cruz Roja demanda

Veo esta noticia sobre una demanda de la Cruz Roja contra el lavavajillas Mistol.

Ningún particular, empresa, organismo o artículo comercial puede utilizar como símbolo una cruz roja sobre fondo blanco. Así lo recuerda el Tribunal Superior de Justicia de Madrid en una sentencia que desestima el recurso de Henkel Ibérica, dueña de la marca de lavavajillas Mistol, contra una resolución de la Oficina Española de Patentes y Marcas que denegó a esta compañía el uso de un sello idéntico en color y forma al que utiliza Cruz Roja como emblema. El fallo considera que tal uso puede confundir a los consumidores al hacerles creer que el producto está asociado o avalado por la institución humanitaria.
Lo que no se entiende es qué está esperando la Cruz Roja para demandar a los empleados del camillero que repartía golpes mientras llevaba su insignia.




lunes, 23 de abril de 2012

"Iglesia y Estado en una Cuba cambiante" (con post data)


Hoy asistí a la conferencia que ofreció el Bildner Center de Nueva York con la presencia de Roberto Veiga, editor de la revista católica Espacio Laical. El título era “Church and State in Changing Cuba”. El mundo está cambiando, anunció el presentador Mauricio Font y ese mediodía nos íbamos a enterar cómo Cuba estaba formando parte de esos cambios. El comienzo de Veiga sin embargo no fue auspicioso. Empezó citando frases del “presidente Fidel Castro” y explicó que no había en el país nadie más capacitado para llevar adelante dichos cambios que “el presidente Raúl Castro” (aunque más adelante dijo que el impulso y eficacia del presidente se veían disminuidos por una serie de funcionarios seleccionados para las máximas instancias del Partido y el Estado que eran poco aptos y demasiado viejos. No obatante Veiga nunca se tomó el trabajo de aclarar que quien los había elegido era justamente la figura más capacitada para llevar a cabo estos cambios).

Veiga no negó en ningún momento la necesidad de cambios aunque no se extendió en decir cuáles debían ser estos. Repitió, eso sí, cómo creía que deberían realizarse tales cambios: con mucha lentitud y cautela. Y descartó por tanto la posibilidad e incluso la conveniencia inmediata de multipartidismo y elecciones libres, algo demasiado complejo para lo que en su opinión el país no está preparado. Veiga hablaba de la necesaria actitud conciliadora que debía adoptarse para realizar dichos cambios y su discurso en general estuvo trufado de términos como “perdón”, “reconciliación”, “entendimiento”. Pocas veces fue tajante y las que recuerdo fueron para afirmar (mientras movía la cabeza afirmativamente) que la mayoría del pueblo cubano estaba interesado en una solución de izquierda; que el gobierno cubano gozaba de legitimidad de acuerdo con una parte significativa del pueblo cubano; y que (mirando alrededor con los ojos abiertos como si esperara algún ataque sorpresivo) el pueblo cubano quería hacer dichos cambios sin ninguna injerencia exterior.  

Asistí a la conferencia esperando encontrar en el mejor de los casos el discurso de intelectual católico más o menos autónomo ofreciendo su visión del tema. O al menos un portavoz directo y fiel de la institución que da cobijo a la revista que dirige. En cualquier caso me sentí frustrado. Si no hubiesen existido un par de pantallas a ambos lados de la mesa en que estaba sentado el panelista mostrando el título de la conferencia podía creerse que se trataba de un funcionario del ministerio cubano de exteriores de talante más bien flexible explicando la política de su gobierno para los próximos años. Sólo el uso ocasional de la tercera persona para referirse al gobierno no contribuía a alimentar esa impresión. No fue hasta los minutos finales de su exposición que el editor se refirió al papel de la iglesia en esos cambios y lo definió como el de “facilitador” de un diálogo entre el gobierno y el resto del pueblo cubano. Afirmó varias veces –y en eso también fue enfático- que la iglesia no tenía la intención ni el deseo de convertirse en poder en Cuba aunque hizo la salvedad de que si la Historia (asumo que usó las mayúsculas) determinaba que la iglesia debía asumir una posición de poder quizás no le quedaría otro remedio que hacerlo.

También aclaró que la iglesia en sus funciones de facilitadora no asumía a priori ninguna posición política. La única posición de la iglesia era “metodológica” y dicha metodología excluye la actitud de enfrentamiento y el aplastamiento del contrario y no parecía caber dudas que quienes sostienen esa actitud pertenecen en su totalidad a la oposición. Sobre el futuro de Cuba mencionó dos posibilidades sobre las que dijo que la iglesia no tenía preferencias: o se operaban los sosegados cambios anunciados en su conferencia o existía el peligro que llegaran al poder unos tecnócratas neoliberales que destruyeran lo alcanzado hasta ahora. Aunque ahora que lo recuerdo mencionó otra amenaza que había escuchado de labios de alguna fuente de inteligencia centroamericana: que las pandillas de Centroamérica esperaban un cambio de régimen para apoderarse del país.

Llegado el turno de las preguntas mencioné el mérito de haber dado la conferencia sin mencionar términos conflictivos como “dictadura” para después preguntarle cómo era posible que se pudiera intermediar entre dos partes cuando se silenciaba y descaracterizaba a una de ellas. También se le cuestionó su afirmación sobre la legitimidad de un gobierno que no ha organizado elecciones libres en 53 años, se le recordó las represiones de las últimas semanas ante el silencio cómplice de la iglesia y que en un régimen democrático incluso los que están en minoría deben tener representación pública y respetárseles sus derechos. Veiga descartó el uso de un término como “dictadura” porque –y es comprensible su razonamiento- no se intenta dialogar con alguien usando términos ofensivos. Negó el silenciamiento de una de las partes poniendo como ejemplo que ha invitado a su espacio de debates a figuras de izquierda y derecha como Alfredo Guevara y Carlos Saladrigas. Dijo estar en contra de los actos de repudio aunque quedaba claro que en ese caso hablaba a título muy personal. Y dijo que en Cuba no se reprime tanto sino más bien se coarta a las personas de hacer ciertas actividades. También afirmó que la legitimidad de un gobierno no siempre pasaba por las urnas pero para mi sorpresa no llegó a mencionar la que otorga la voluntad divina.

Al terminar la discusión me marché enseguida porque pese a la moda de la reconciliación en esos sitios no suele abundar gente con la que quedarse a conversar. Ya entraba en el elevador cuando me interpeló un señor alto y canoso. Se presentó en inglés como profesor de Ciencias Políticas y amablemente me dijo que mi intervención le había parecido interesante. Que era verdad que en toda la conferencia no se había usado el término “dictadura” (ni siquiera, ahora que caigo en cuenta, para referirse, como lo hizo el moderador, a la que dominó a Brasil entre 1964 y 1985: le llamó “régimen de derechas de carácter autoritario”). Pero lo que le parecía todavía más curioso al profesor era que el conferencista no hubiese mencionado ni una sola vez la palabra “democracia”.

P.D.: Yo tenía la sospecha de que Roberto Veiga era pariente del secretario general de la CTC hace tres décadas atrás. Ahora un amigo me confirma que el antiguo secretario de la CTC es el padre del editor de Espacio Laical. Eso no tiene mayor importancia si nos atenemos al viejo y respetable principio de que los hijos no deben cargar con las responsabilidades de sus padres pero mi amigo añade el comentario y la imagen que incluyo abajo:

Te adjunto una cita del "Cuba Annual Report, 1986" de Radio Martí. Mira lo que dice el papá de Veiga en 1986 (adjunto).



Corrían por entonces los vientos de la perestroika y la glasnot.