lunes, 27 de julio de 2009

El caso Marquitos (final)


“Útiles después de muertos” un libro que he leído en estos días fue el principal motivo para que retomara el tema del “caso Marquitos”. Escrita por Carlos Manuel Pellecer –político guatemalteco que abjurara del comunismo en la década de los 60, en los mismos días que asistía a los primeros pasos de la Revolución Cubana- como novela deja bastante que desear. En cambio como reconstrucción de los hechos en los cuáles es demasiado fácil reconocer –y ahí uno de sus principales defectos literarios- la realidad de la ficción es un esfuerzo bastante notable. En el libro se llama a cada personaje por su nombre real y se ponen en contexto hechos que escapan al análisis demasiado estrecho del caso. Trata de reconstruir tanto las causas que llevarían a Marcos a delatar a los miembros del Directorio como el funcionamiento del PSP de la época, sus relaciones con la URSS, con Batista y con el resto de las organizaciones revolucionarias en la época y en especial la trayectoria de Ordoqui dentro del partido, el protagonista del libro junto a Marcos y sin dudas su héroe.
Comienza este con una reconstrucción de la escena en que debate en el comité central la separación del matrimonio de Carlos Rafael Rodríguez y Edith García Buchaca y las relaciones extramatrimoniales de esta última con Ordoqui en el año 1952. La tesis del libro son las siguientes:
-Marcos Rodríguez, un tipo débil y manipulable aunque de buenos sentimientos es coaccionado por el PSP para espiar al Directorio y luego delatarlos ante la policía batistiana. En esto se aparta de las declaraciones de Esteban Ventura, responsable y ejecutor de la matanza de Humboldt 7 quien apunta a Faure Chomón, dirigente del Directorio que luego de la masacre se convertiría en su principal figura.
-La detención de Marcos en 1961 cuando se desempeñaba como funcionario de la embajada de Cuba en Checoslovaquia fue inducida por Faure Chomón, en aquellos tiempos embajador de Cuba ante la URSS. Este atemorizado ante la publicación de las memorias de Ventura en las que lo acusaba de delatar a sus compañeros acusaría a su vez a Marcos de espiar para diversas agencias de inteligencia con la esperanza –cumplida en realidad- de quedar libre de toda implicación en la masacre de Humboldt 7.
-La caída de Ordoqui -al ser a su vez implicado en el caso Marquitos- obedecería a una venganza de la cúpula del PSP contra el más honesto de sus dirigentes y al que uno de los principales dirigentes del partido no perdonaba haberlo puesto en ridículo.

El libro a mi parecer exagera en su apología de la figura de Ordoqui, implicado personalmente en masacres como la que se cometió contra una manifestación del ABC en 1934. Falla también en presentar a un Fidel Castro malicioso pero todavía demasiado ingenuo como para ser manipulado por el PSP. Me inclino a pensar que el caso Marquitos fue fabricado por él desde su detención en 1961 como instrumento de chantaje y división del PSP. Quería así vencer cualquier resistencia de un grupo que pretendía vender cara su condición de intermediarios con Moscú, de quien Castro iba a depender de manera casi absoluta en las siguientes décadas. De ahí que en principio lanzara al Directorio a pelear contra el PSP en la primera vista del juicio para luego intervenir como árbitro y salvador de los comunistas.

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Así se reafirmaba como árbitro supremo de la unidad revolucionaria y su principal representante; tampoco a él le interesaba un PSP demasiado débil o a un Directorio reforzado en la doble condición de víctima y acusador. (Pienso que la intervención de Fidel Castro a fines de 1963 en la polémica sostenida entre Blas Roca –ex secretario del PSP- y Alfredo Guevara –subordinado suyo en el PSP- sobre el tipo de películas que debían ser exhibidas al público cubano más que un arranque de liberalismo fue una manera de desautorizar al viejo dirigente comunista y reforzar su autoridad frente a este con el añadido de ofrecer una imagen benévolo y flexible). Ordoqui –el dirigente comunista con viejas cuentas dentro de la nomenclatura comunista- era la figura idónea para cargar con las culpas del partido sin implicarlo demasiado.
Quiero terminar refiriéndome en dos aspectos en los que parecen coincidir casi todos los que escriben sobre el tema. Uno es el modo uniforme de imaginar a dos de sus principales personajes. Por una parte está Esteban Ventura a quien su demonización parece quitarle toda responsabilidad sobre la tragedia. Su condición de criminal absoluto curiosamente lo absuelve de cualquier responsabilidad en sus crímenes. Su intervención en esta historia parece es la de un fenómeno natural al cual nadie pretendería pedirle cuentas por los desastres que ocasiona. Sus culpas son absorbidas por el personaje de Marquitos quien con el diminutivo asume todo el crimen. Su delación es casi presentada como un subproducto de la debilidad con la que es definido una y otra vez durante el juicio, modo aparente benévolo de referirse a su homosexualidad supuesta pero al mismo tiempo incuestionable. El tratamiento de ambos personajes más que un hecho político es un síntoma de una cultura y de sus posibilidades de manipulación.
Pueden encontrarse en las actas del juicio más esfuerzos en establecer la naturaleza de dicha “debilidad” que las circunstancias del delito como si definida la primera el segundo fuera su resultado lógico y natural. Hay más alusiones a su manera de vestir, su pelo y sus sandalias que a la delación en sí allanando el camino a futuras purgas universitarias basadas en el principio de que en la gente “rara” existe un potencial natural para la traición. No exagero. Apenas un año después del fusilamiento de Marquitos Faure Chomón justificaba las purgas de homosexuales en la universidad refiriéndose a su caso.
¿Cómo vamos a mantener nosotros, -pensaba yo recordando un episodio de la Revolución que terminó en algo dramático con el asesinato de cuatro compañeros- como vamos a tolerar a gente extraña, a tipos de actitud rara, que igual lo vimos un día en la Plaza cadenas, para un día conocerlo como traidores convertidos entregando a Fructuoso Rodríguez, a Juan Pedro Carbó, a José Mqachado y a Joe Westbrook? Porque esa gente responde al mismo aspecto de los Marcos Rodríguez, carne de traición en el seno de nuestra juventud. O cambian y actúan como hombres y como mujeres o no pueden ser nuestros compañeros ni tampoco tienen derecho a estudiar con el sudor de los trabajadores.

Ver detrás de cada homosexual (hombre o mujer) un Marquitos, en eso estribaba en suma la invitación de Chomón. Al parecer nunca le pasó por la mente incitar a los estudiantes a reconocer futuros Venturas porque después de todo aquél era un “hombre que actuaba como hombre”. Curiosa claridad tras un juicio tan oscuro.
Casi todos salieron beneficiados del sacrificio de Marquitos: Fidel Castro con el reforzamiento del liderazgo sobre fracciones que se resistían al modo en que se había repartido el poder; el PSP se libró de verse más involucrado de la cuenta en una de las fases más tenebrosas de su historia; el Directorio reafirmando su condición de víctima múltiple de las circunstancias; Faure Chomón, al verse librado para siempre de las sospechas que recaían sobre su persona. La otra víctima, además de Marquitos, fueron los restos de legalidad que pervivían en la isla. De haber muerto anónimamente en los calabozos de la seguridad cubana Marcos Rodríguez se habría convertido en una víctima más de sistema. Ser el centro de ese amago de justicia a la vista de todos (más allá de su probable culpabilidad) en el que la principal prueba de la acusación fue un alegato del primer ministro (“comienzo por decir que considero con absoluta convicción culpable al acusado”) hizo a todo el país cómplice de un modo de juzgar que confundía prejuicios con legalidad, necesidades políticas con pruebas de convicción, hábitos de lectura con argumentos acusadores, formalidades legales con estorbos, ideología con ética. El guiñapo humano que presentaron en funciones de acusado tuvo menos posibilidades de defenderse que el batistiano Sosa Blanco, el comandante Huber Matos o los invasores de bahía de Cochinos entre otros circos legales de triste recuerdo. El “caso Marquitos” y en especial el juicio que lo culminó confirmaban que cuando las leyes que deben regular y proteger las sociedades son reemplazadas por prejuicios colectivos e intereses personales disfrazados de leyes de la Historia no hay modo de evitar que el simple acto de impartir justicia se convierte en crimen.

Ver el resto de la tira en el Archivo de Connie.

18 comentarios:

el yame cubano dijo...

Gracias ,como siempre por todo lo que escribes y rescatas de la memoria cubana,me gusto mucho y me parece muy interesante,por favor sigue escribiendo sobre la historia de Cuba ,sobre todo por los que nos educamos con los libros publicado posterior a 1959,que no sabemos la verdad.Gracias

Anónimo dijo...

¿Habrá repasado FC en tiempos recientes su ponencia en ese juicio y ponderado sus expresiones acerca de la "Ley de Saturno"?

¡Coño, cómo un tipo de esa calaña se echó a un país entero en el bolsillo!

Saludos,

MI

Güicho dijo...

Muy buena segunda parte, Tigre, 'tás metiéndole al ahorro de comas.

¡Qué cochambre ese PSP! Lo único que apesta más en la revolución cubana es el propio Hipólito.

Anónimo dijo...

Ese 'comic" al final del articulo me recuerda a tantos otros que habian donde los personajes buenos siempre eran revolucionarios y transmitian un mensaje solapado de intolerancia e igualitarismo.

Anónimo dijo...

Hay un abogado de apellido Verdura, que reside en Miami, que fue el abogado de oficio que le asignaron a Marquito en aquel entonces. Dicen que lo defendió a capa y espada, y claro, la suerte ya estaba echada...

Anónimo dijo...

Muchas gracias por tu trabajo, muy interesante este hecho que gracias a una profesora de Filosofía de la UH supe que existió, ella como es lógico solo me dejo entrever que algo raro hubo. Gracias también por poner el vídeo de la intervención del caga-andante, donde a semejanza de Zeus juzga y dicta sentencia sin piedad desde su trono, papel que luego repite cuando el juicio de Ochoa. Mira supongo que en tu búsqueda lo debes haber visto, pero aquí:
http://www.latinamericanstudies.org/marcos-rodriguez.htm
Se pueden leer las actas del juicio, la declaración de Faure Chomon, de todo un poco, también le puede interesar a algún otro lector.
Saludos
A.M.

Anónimo dijo...

Fidel Castro nunca fue un revolucionario, lo único que le interesaba era mandar e irse deshaciendo de todas las sombras una a una y si ellas mismas se echaban tierra arriba, mejor. Para eso uso y usa a quien se le ponga delante y este Marcos, como bien dices, fue sacrificado a los intereses del poder castrista. Como se ha demostrado durante todos estos años, la llamada revolución de Fidel Castro no sólo devoró a sus propios hijos sino que en muchos casos ni los dejo nacer.

Anónimo dijo...

Unas cuantas preguntas: ¿cuál era la relación, acaso demasiado íntima, según se insinuó en el segundo juicio, que tenía Marcos con uno de los cuatro? ¿acaso hubo alguna reacción por celos aparte de la necesidad de cumplir una importante tarea partidista?
¿Cómo es posible, entonces, que Marcos, que no era miembro del Directorio, supiera la dirección de una casa de alta seguridad donde se encontraban los principales gatillos de la organización? ¿Recibía Ordoqui cheques del gobierno de Batista durante su estadía en México, como los recibían Lazaro Peña, Blas Roca, y otros, según la documentación que dicen se recuperó en la embajada de Cuba en México? ¿Quiénes fueron los que delataron a Castro en México? ¿Quién fue el delator del ataque a Palacio? Y una más: ¿puede denominarse como "asesino" a un coronel de la policía que persigue y mata a cuatro hombres armados que han participado en un atentado contra el presidente de un país aparte de otros atentados como el de Blanco Rico?

Anónimo dijo...

Enrisco: Necesito comunicarme con usted pero no puedo abrir el correo que aparece en su perfil.

Podria Ud. hacerme el favor de enviarmelo?

havana5000@optonline.com
Vivo en West New York

Disculpe que utilice esta via.

Gracias.

Enrisco dijo...

a quien pregunta:
-Marcos era muy amigo de Joe Westbrook. en algun caso se ha insinuado que todavia habia mayor intimidad pero gente cercana a ellos lo niega rotundamente.
-Marcos sabia la direccion porque el mismo junto con otro amigo suyo Perez Cowley habian alquilado el apartamento que luego se lo cedieron a los fugitivos.
-no se si Ordoqui recibia cheques. si tiene informacion que quiera compartir no me haga examenes y simplemente expongala.
-Ventura mismo en sus memorias corre un velo piadoso (para con el mismo) de toda la gente que capturo viva y luego asesino como los de Humboldt (dos de los cuales tenian los tobillos fracturados tras saltar a un pasillo y no se podian mover) o Machaco Amejeiras. matar a una persona sin que se pueda defender por terrorista o asesino que sea y sin hacerle juicio es asesinato, no se si al menos en eso estaremos de acuerdo.

Anónimo dijo...

Ese video de Castro recuerda muchísimo, quizas demasiado, la gesticulación y las "maneras de Hitler. Independientemente del tema que tratan estos dos articulos, bastante reveladores por cierto, es la imagen de un Castro frenético y torvo (miren como mira) la que provoca pavor, la que hace pensar en como sus contemporaneos no se dieron cuenta que ese tipo estaba loco de remate. Por esos vientos que entonces se sembraron, recogemos hoy estas tempestades y los ciclones pasados son sólo el preludio natural, vendran aún las tempestades provocadas por la "mano del hombre"

Anónimo dijo...

Comprendo. Entonces Marcos mantenía cierta relación dudosa con Joe Westbrook, pero ¿y Joe, que, siempre delicado, jamás le tiró ni un hollejo a un chino, y sin embargo estaba "escondido" con estos tres ases del revólver, con quién de los tres tenía una relación algo más íntima? ¿Acaso con Carbo, de quien decían, en la universidad, que le entraba a bofetones hasta a la madre?

En cuanto a lo de los "tobillos fracturados", esa es la historia oficial, que parece que sabes y repites al dedillo. Pero, ¿estaban desarmados cuando los "asesinaron"? Y, además, ¿no es que los "revolucionarios" siempre caen en combate (aunque la misma historia que citas indica solapadamente que estos corrían o, mejor, volaban) y ni se entregan, ni se suicidan, ni mucho menos son asesinados, que son todas expresiones de debilidad? Y, además, pues no sé, pero, por tu argumento, la muerte de al-Zarqawi fue un vil asesinato, ¡mira que tirarle un par de misiles cuando el pobre estaba desarmado y comiendo con su esposa!

Sobre Machaco, pues no sé tampoco, pero dicen que, enmarihuanado (no por nada era jinetero), estaba en pleno combate, de azotea en azotea, contra la policía cuando o lo cazaron o se cayó de un mal salto. De cualquier modo, no creo que ningún policía del mundo trataría de arrestarlo y arriesgar a que lo maten, pues parece cierto lo que dicen de que participó en múltiples asesinatos. Pero, sobre todo, hablan de "sus" bombas. ¿O es que el brazo de aquella muchacha en Tropicana era apenas necesario?

Enrisco dijo...

sobre Machaco te remito al propio testimonio de Ventura. el cuenta como lo detuvo ayudado por bombas lacrimogenas (que de seguro lo hicieron toser mas que la marihuana) pero luego no hace otra mencion a Machaco que tal parece que se hubiera esfumado en el aire, como el humo del prajo que fumaba.

Anónimo dijo...

Todo muy bien, mataron a Machaco con una bomba lacrimógena (probablemente necesitaron una sola para que el otro, muy impresionado ante tal artefacto, se cayera de la azotea; ahora bien, no podemos condenarlo por llorar y caerse desde un tercer piso, pues ¿cómo iba a imaginarse que Ventura, que como todos los policías, de antes y después, hacía culto del bicho-buey y de la 45, podía dominar tal tecnología! Por cierto, hay fotos publicadas de los hechos).

Pero no me dices nada sobre el triángulo Marcos-Joe-Carbó: ¿o se trataba de un four-some? ¿Qué papel tuvo Valls en todo esto? ¿Sabía de la delación? ¿O acaso fue Valls el...?

Anónimo dijo...

Una corrección, no fue al coronel Sánchez Mosquera al que enjuiciaron sino a Blanco Rico. Hubiera sido un gusto para ellos agarrar a Sánchez Mosquera, que era el único militar que los sonó en la Sierra, hasta el punto que le dejaban carteles en los árboles de que no entrarían en combate con su columna.

(Así que de esto hablabas, pero el de los comentarios no fui yo, aunque me gustó la insinuación de que el de la lengua fue Jorge, tal vez así se decida y diga todo lo que sabe)

Enrisco dijo...

Tienes razon. al que juzgaron no fue a Sanchez Mosquera. Pero tampoco a Blanco Rico, a quien mataron en el Montmartre. Quise decir (y supongo que tu tambien) Sosa Blanco.

Aristides Socorro dijo...

He leido cuanto ha caido en mis manos concerniente al caso Marquitos y el final he llegado a una conclusion:Marquitos era inocente, fue una victima necesaria para el castrismo en su afan de monopolizar el poder que hasta ese momento amenazaban los viejos comunistas con exigirle una parte del pastel.Hay un solo hecho capaz de arrancar cualquier duda en cuanto a la inocencia de Marquitos. Marcos sabia de la acusacion que habia en su contra y sin embargo regreso para Cuba en fecha tan temprana como febrero del 1959.A nadie en su sano juicio que hubiera cometido una delacion como esa sabiendo que le esperaba la muerte se le hubiera ocurrido regresar para Cuba simplemente hubiera cruzado la frontera con USA para pedir asilo politico Si el volvio es porque estaba seguro de su inocencia y confiaba en la justicia del recien estrenado gobierno.Camilo lo mando a detener lo confrontaron con un allegado de Ventura posteriormente fusilado y este declare que Marcos no era el hombre que habia servido de delator ante Ventura.Tuvieron que soltar a Marcos por falta de pruebas y absorverlo de toda culpa.La novia de Joe Wesbrook declaro en su momento que no creia en la culpabilidad de Marqitos.Ademas en el juicio se aclara una y otra vez que Marcos fue traido de Praga para Cuba acusado de relaciones con agentes de la CIA no por el caso de Humbolt. Quien fue el delator quizas nunca se sepa pero puede estar convencido que no fue Marcos Rodriguez Alfonso

Miguel A. García Puñales dijo...

El libro "Un asunto sensible" de Miguel Barroso
enlace: http://www.letraslibres.com/revista/libros/un-asunto-sensible-tres-historias-cubanas-de-crimen-y-traicion-de-miguel-barroso

Aborda mediante un excelente ejercicio de periodismo de investigación, con todo lujo de detalles (algunos citados en su entrada a este blog, años después)el tema sobre el "caso marquitos"; se extraña que no la haya ud. citado en su blog.