Hace años, seis para ser exactos (16 de abril de 2010), compartía acá las notas de una amiga sobre una conferencia de dos economistas oficialistas cubanos en el centro para estudios graduados de CUNY en la ciudad de Nueva York. Los economistas, sobre todo uno de ellos, sorprendían por su franqueza. Tal parecía que la buena nueva de que empezaban a respirarse aires en los cuales tales diagnósticos eran no solo posibles sino hasta bienvenidos por un Estado necesitado de cambios.
Finalmente la realidad ha dado lo mejor de sí y la lógica de las circunstancias (o cabría decir, el absurdo) se ha impuesto. El más atrevido de los economistas que expuso aquel día acaba de ser expulsado del puesto que ocupaba en la Universidad de La Habana por "hablar con la prensa extranjera, dar algunas conferencias o participar en encuentros con personas y haber aceptado remuneración, lo cual es totalmente falso". Y eso a pesar de que según él mismo declara todo lo que ha dicho lo "reconoce todo el mundo" y lo que afirmaba fue siempre "dentro del proceso", "dentro de los parámetros permitidos" y que según sus propias declaraciones no ha tenido "una posición contraria" y lo que ha dicho "es para mejorar la economía cubana".
"Nunca me he salido de una crítica en el área de la economía cubana, que ha sido mi objeto de análisis, nunca he hablado de otro tipo de indicadores políticos. He dicho lo que pienso de la economía, que hay que avanzar más rápido, que la inversión es lenta, ese tipo de cosas".
"He dicho lo que pienso", dice. Y le parece poco.
Finalmente la realidad ha dado lo mejor de sí y la lógica de las circunstancias (o cabría decir, el absurdo) se ha impuesto. El más atrevido de los economistas que expuso aquel día acaba de ser expulsado del puesto que ocupaba en la Universidad de La Habana por "hablar con la prensa extranjera, dar algunas conferencias o participar en encuentros con personas y haber aceptado remuneración, lo cual es totalmente falso". Y eso a pesar de que según él mismo declara todo lo que ha dicho lo "reconoce todo el mundo" y lo que afirmaba fue siempre "dentro del proceso", "dentro de los parámetros permitidos" y que según sus propias declaraciones no ha tenido "una posición contraria" y lo que ha dicho "es para mejorar la economía cubana".
"Nunca me he salido de una crítica en el área de la economía cubana, que ha sido mi objeto de análisis, nunca he hablado de otro tipo de indicadores políticos. He dicho lo que pienso de la economía, que hay que avanzar más rápido, que la inversión es lenta, ese tipo de cosas".
"He dicho lo que pienso", dice. Y le parece poco.
2 comentarios:
Bueno esa contradiccion se da mucho en Cuba, por una parte necesitan gente que piense (ingenieros, economistas) por otra parte necesitan que no piensen.. parece una utopia, pero no, este sen~or es un claro ejemplo de que si se puede lograr semejante hibrido...
Es muy sencillo: al diablo solamente se le puede servir de forma diabólica.
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