-¿Poncio? ¿Te acuerdas
de mí?
-¡¿Tú?!
-Sí, yo. El camino, la
verdad, la vida…
-¡Qué susto me has
dado! ¿No estabas muerto?
-No hay que ponerse
dramáticos. Deberías saber que esos asuntos terrenales no me afectan tanto como
a otros.
-Entonces… ¿borrón y
cuenta nueva?
-Paz y reconciliación.
-Es lo que yo digo, no
hay que estar pensando todo el tiempo en el pasado. Hay que mirar hacia adelante
y llegar a acuerdos sólidos que nos permita avanzar sin enfrentamientos.
-Sí, al César lo que es
del César y a Dios lo que es de Dios.
-Eso lo he oído antes…
-Fui yo mismo. La otra
vez. Y ahora te lo confirmo.
-Disculpa. Es que tengo
tantos asuntos que atender a diario …
-Tantas ejecuciones que
firmar…
-Es que, me tienes que
disculpar, pero tu pueblo, los judíos, siempre está dando dolores de cabeza. Y a
veces a uno no le queda otro remedio.
-No, a esos cabrones
que los jodan. ¿Quién los mandó a preferir a indultar a un asesino antes que a mí?
¿A burlarse de mí cuando estaba a las puertas de la muerte?
-No hay que ponerse
dramáticos. Si al final resucitaste y hasta se te ve de lo más bien.
-Sí, pero lo que
importa es la intención. Pensaban que mi muerte sería definitiva y así y todo confirmaron
mi condena y celebraron mi humillación.
-Pero ¿Tú no fuiste
quien dijiste “perdónalos Padre, que no saben lo que hacen”?
-Era la emoción del
momento pero visto ahora, desde la distancia, está claro que sabían muy bien lo
que hacían. No, en esa gentuza no se puede confiar.
-Yo en cambio…
-…te limitaste a
cumplir con tu deber.
-Pues si estamos de
acuerdo en lo básico no veo por qué vayamos a tener problemas.
-Sí. Esto puede ser el
principio de una bella amistad.
-¿Eso no lo he oído
antes?
-No, lo dirán dentro de
mucho tiempo. Pero no tienes que preocuparte por ser original. No hay nada nuevo
bajo el sol.
-Eso también me suena.
-Tienes razón. No debería
repetirme tanto.
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