Cuba es como una
película larguísima que transcurre como diez veces más lenta que el tiempo
real. En algún momento uno (aburrido) abandona la sala pensando que ya no le
queda mucho que ver ni falta mucho para que acabe. Pero cuando se asoma a la
sala veinte años después se encuentra que están proyectando las mismas escenas
que al principio de la película aunque en algunos casos han cambiado los
actores. Ya uno recuerda cual será la siguiente escena pero desde las butacas
te dicen que te calles. Que te has perdido media película y es lógico que no
entiendas lo que está pasando. Y entonces te preguntas si de haberte quedado no
seguirías como los que nunca se han levantado de la butaca, expectante ante las
escenas que han proyectado una y otra vez.
4 comentarios:
¡Perfecta analogía! y pa'colmo, no hay "coming attractions" ni avances de otras películas. Saludos.
Exactamante. Es increible ver como se repite lo mismo con la siguente generacion. Los mismos lugares y situaciones, a veces la escena ligermanete retocada, y los actores son los hijos de los actores de antes... La cero-evolucion cubana.
No es solamente que la película sea interminable, sino que los actores sean tan malos, empezando por el Payaso Pujón en Jefe y su heredero, el “general” sin batallas aunque sí con disfraz militar y chatarra falsa. El único que hizo el papel algo mejor fue el “Che,” que por lo menos se creía el guión del bodrio.
Nada, la robolución ha resultado, entre otras cosas, un ejemplo cimero del más rancio kitsch político, o sea, algo impecablemente letrinamericano.
Continuando con las referencias al cine, los cubanos respecto a la situación en Cuba estamos como Bill Murray en Groundhog Day, pero sin la ayuda de Andie MacDowel. Podemos describir la escena siguiente siempre, hasta el cansancio.
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