A todos los que me felicitan porque mi país anda en el tránsito de pasar de ser una dictadura comunista antiamericana a ser una dictadura capitalista en buenas relaciones con los norteamericanos no sé cómo agradecérselo, la verdad.
De alguna manera me recuerda el cuento de aquel que quería cambiarse el nombre porque no le gustaba: de Marcos Pinga a José Pinga.
De alguna manera me recuerda el cuento de aquel que quería cambiarse el nombre porque no le gustaba: de Marcos Pinga a José Pinga.
8 comentarios:
Pues sí, así está el asunto, de p...a
Saludos.
la verdad hay cada cometrapo por ahi que uno se desespera, es que no saben leer que es lo que esta sucediendo? ni siquiera se dan cuenta que LA MISMA GENTE sigue en el poder? son tan tontos? no por gusto nos agarran de bobos una y otra y otra y otra vez.
En la versión que yo me sé era Juan Pinga, pero en todo caso habrá nominalistas por ahí que replicarán que Juan o José está mucho mejor con el nombre nuevo, y que puede que hasta logre comprarse unos popis y dejar atrás los Kiko Plastics y los zapatos Pista, y eso sí es cambio, qué pinga é. Y los thinktankistas de siempre te dirán que es el comienzo, que te acuerdes de Kissinger y que en diez años ya Juan se podrá cambiar el nombre definitivamente y ponerse Ernesto Pinga. Mira lo de China con Deng Xiaopinga...
Lo que pudiera parecer absurdo es muy sencillo: el asunto de Cuba, en general, siempre ha sido tratado por gente ajena como una suerte de gracia o broma, o sea, nada que haya que tomar en serio. Folclor político, más o menos--cosa de gente tercermundista inferior o primitiva que tiene esencialmente lo que le corresponde. Visto de tal forma, todo, o casi todo, tiene sentido.
Realpolitik eso que describes es racismo puro y duro.
Por supuesto que se trata de racismo. ¿Por qué tú crees, por ejemplo, que a los turistas extranjeros les encantan esas burdas caricaturas a lo teatro bufo de cubanas negras disfrazadas de Mamá Inés, con esos tabacos del tamaño de un bate? En el mejor de los casos, se trata de ver a los pintorescos cubanitos como "salvajes nobles," a lo Jean-Jacques Rousseau. Recuerda que la famosa actriz francesa Sarah Berhnardt llamó a los cubanos "indios con levita," y se refería a la cremita de la sociedad habanera, no a gente de a pie. O sea, no se puede esperar otra cosa del mundo que lo que siempre ha dado con respecto a Cuba: bien poco o nada.
Pero siempre es mejor llamar a las cosas por su nombre.
¿Y acaso existe una isla llamada Cuba? Que yo seps hace rato le cambiaron el nombre.
Publicar un comentario