Este texto de más abajo lo escribí hace ocho años y encima ya lo he republicado en este blog hace tres. Lo pongo ahora más bien como pie de esta excelente caricatura de Garrincha:
Ultimas horas en la granjita Siboney
(Grabación realizada por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) el 25 de julio de 1953 en la Granjita Siboney.)
Juan Almeida: ¿Cuándo salimos para el carnaval?
Fidel Castro: No hay que apurarse. Para que las cosas salgan hay que prepararlo todo muy bien.
Juan Almeida: ¿Por qué hay que estar preparado para divertirse? La gozadera mientras más espontánea mejor.
Fidel Castro: ¿De qué gozadera tú hablas? Esto es algo muy serio.
Juan Almeida: ¿Tú no dijiste que esto era un viaje de estímulo para los que mejor habían salido en las prácticas de tiro? ¿Por qué tú crees que yo no fallé ni una vez?
Fidel Castro: Ah sí, el viaje de estímulo. Pero es que antes tenemos que resolver un asuntico. Queremos darle una sorpresita a una gente ahí.
Juan Almeida: Pero que sea rápido Fidel, que no me quiero perder una sola noche de carnaval. Fíjate que tengo hecha una cancioncita y todo. Dice: "dame un traguito ahora cantinerito/ dame un traguito ahora que nadie mira/ dame un traguito ahora que me da pena/ dame un traguito ahora que estoy contento/ dame un ..."
Fidel Castro: Está bien Juanito. Está buena la canción, pero ahora hay que hacer otras cosas.
Juan Almeida: El problema es que todavía no sé qué título ponerle.
Fidel Castro: ¿Y qué te parece "Dame un traguito"?
Juan Almeida: Oye Fidel, tú sí que eres un genio. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? ¿Quieres que te ponga de coautor?
Fidel Castro: Mira Juan, tenemos cosas más importantes que perder tiempo con esa cancioncita de relajo. Mira a Cartaya como ha compuesto una canción con tremendo contenido. Cartaya, ¿cómo dice esa parte de la sangre?
Agustín Díaz Cartaya (canta): "La sangre que en Cuba se derramó/ nosotros no debemos de olvidar...".
Fidel Castro: ¿Ves? Eso sí es una canción...
Juan Almeida: Bueno, eso es verdad. Cuando el carnaval está bueno de verdad, la sangre corre como si fuera cerveza. Yo tengo un primo que bailaba con la comparsa de los Dandys que le sacaron un riñón de una puñalá y nadie de la familia lo olvidó.
Fidel Castro: ¿Todavía le llevan flores a la tumba?
Juan Almeida: No. Hasta que no tasajeemos al tipo no paramos.
Fidel Castro: Coño Juan, ¿ahora te vas a poner a hablar de puñaladas? Recuerda que nuestro objetivo...
(Se oyen ruidos de alguien que entra).
Renato Guitart: ¿Qué pasa caballero? Esto parece el teatro Alhambra en sus buenos tiempos. El negrito y el gallego discutiendo.
Almeida se ríe mientras Fidel Castro dice en tono cortante: Renato, ¿no te había dicho que hay cambio de planes? Tú vas a ir en el primer carro. Tú conoces la ciudad mejor que nadie.
Renato Guitart: Fidel, tú también conoces la ciudad. Además, yo...
Juan Almeida: Hombre, no se ponga así. Yo estaría encantado en ser el primero en entrar en la bachata.
Renato Guitart: ¿Bachata?
Fidel Castro: El quiso decir batalla. Almeida, ¿por qué no te vas a buscar tu fusil?
Juan Almeida: ¿Fusil? Con lo complicado que debe ser meterse en un carnaval con un fusil sin que te vea la policía y bailar y todo eso. Mejor sería llevar una navaja envuelta en un pañuelo y fuera catarro. Fidel, ¿a ti alguien te la tiene guardada de algún carnaval anterior?
Fidel Castro: Ve a buscar el fusil y no jodas más. Ah, y también pide que te den un uniforme.
Juan Almeida: Claro, cómo se me había ocurrido que íbamos a ir al carnaval sin uniforme... Jesús, ¿de qué vamos a ir disfrazados?
Jesús Montané: ¿De qué vamos a ir disfrazados? Por supuesto que de soldados.
Juan Almeida: ¡Esa sí que es buena! ¡La comparsa de los guardias! Mira, se me ocurre un nombrecito para la comparsa: Los Guardias de la Salación. Esa sí es buena. Y un estribillo que diga: "cuidado que ahí vienen los guardias/ los guardias de la salación/ muchacho no te pongas pesado/ o te bajamos un pescozón/ o te bajamos un pescozón/ eso sí somos nosotros/ los guardias de la salaciooooon". ¿Qué te parece?
Jesús Montané: No creo que a Fidel le guste mucho ese bonchecito. Tú sabes que él es muy serio para estas cosas.
Fidel Castro: ¿Qué pasa que no se oyen esos pollos, Pedrito?
Pedro Miret: ¿Qué pollos?
Fidel Castro: ¿Qué pollos van a ser? ¿No se supone que esta es una granja de pollos? Pues tiene que haber pollos. Pollos que se oigan por todas partes para no despertar sospechas.
Pedro Miret: Fidel, el problema es que como tuvimos que esconder las armas y los uniformes en las jaulas de los pollos no tuvimos donde traer los pollos de verdad.
Fidel Castro: Pues ahora me coges a 10 hombres y los pones a hacer como pollos para distraer la atención de los posibles delatores.
(Se escucha a varios hombres tratando de imitar a unos pollos. De repente se oye el sonido de un guanajo)
Fidel Castro: Oye, Pedrito, ¿y ese guanajo que estoy oyendo qué cosa es?
Pedro Miret: Es Machado Ventura, que quiere darle clases de idioma a los pollos.
Fidel Castro: Bueno compañeros. Los que no estén en labores de enmascaramiento los necesito aquí, que quiero decirles una cosa.
(Se escuchan rumores de gente reuniéndose en la habitación).
Fidel Castro: Bien compañeros, seré breve. Primero que todo quería hacerles una aclaración. Por razones de seguridad he tenido que decirles a muchos de ustedes que hemos venido hasta la ciudad de Santiago de Cuba para asistir al carnaval como estímulo por los buenos resultados que hemos tenido en los entrenamientos. Sin embargo, la razón por la que estamos aquí es algo distinta.
(Exclamaciones de desagrado).
Juan Almeida: ¿Más entrenamientos?
Fidel Castro: No Juanito. Compañeros, ha llegado la hora de la verdad. El momento de libertar a nuestra patria de la tiranía ha llegado. La patria ha depositado su última esperanza en nosotros y no debemos defraudarla. Esta madrugada, más exactamente a las cuatro de la mañana, tomaremos por sorpresa el Cuartel Moncada y con las armas allí obtenidas llamaremos al pueblo para dar la batalla final a la dictadura.
Juan Almeida: Eso está muy bien, ¿pero con qué armas atacaremos el cuartel?
Fidel Castro: ¿Cómo que con qué armas? Con las que tienen en sus manos.
Juan Almeida: Fidel, ¿y se puede saber a quién se le ocurrió la idea de asaltar el segundo cuartel más importante del país con fusiles 22 y escopetas de matar patos?
Fidel Castro: Yo soy un simple ejecutor del plan que les acabo de exponer. El verdadero autor intelectual de este plan es nuestro apóstol José Martí.
Juan Almeida: ¡Ave María Purísima!
TODOS: ¡Sin pecado concebida!
Juan Almeida: Fidel, no te conocía esa faceta. ¡Así que te has metido a espiritista! Mira que escondido te lo tenías...
Fidel Castro: Todos tenemos nuestro lado oculto. ¡Micaela, ya puede entrar!
Juan Almeida: Madrina... ¿qué usted hace aquí?
Micaela: A mí también me dijeron que iba al carnaval de Santiago y mírame aquí en una granja de pollos. Pero ya tú sabe mijo que uno está en esta tierra para ayudar.
Fidel Castro: Y hablando de pollos, ¿qué pasa con ese coro que no se oye?
CORO: Pío, pío, pío, pío...
Fidel Castro: Bueno Micaela, comuníquenos con el apóstol, que no hay tiempo que perder.
Micaela: A ver (empieza a emitir frases incomprensibles, gritos y aullidos hasta que por fin habla). Hay interferencia. Con Martí siempre tengo problemas con la interferencia. Mucho muerto oscuro por medio. Y él escondido atrás de ellos. A ver. ¡Sal de ahí Martí! ¡Sal de ahí Martí! Vamos, ayúdenme.
TODOS: ¡Sal de ahí Martí! ¡Sal de ahí Martí! ¡Sal de ahí Martí!
Juan Almeida: Oye, está bueno eso para una conguita... Formamos la comparsa Los Apóstoles de la Salación y acabamos con malanga. ¡Sal de ahí Martí! ¡Sal de ahí Martí!
Micaela: ¡Cállense que ya lo tengo! Necesito alguien que me dé la mano. El más macho que haya aquí.
Fidel Castro: ¡Raúl, tú mismo!
Raúl Castro: No, mejor Melba. Melba, ve y dale la mano a la señora.
Micaela: Ya lo veo. Está hablando...
Fidel Castro: ¿Y qué dice?
Micaela: Dice que "los niños nacen para ser felices".
Fidel Castro: Eso quiere decir que cuando ganemos debemos convertir el cuartel en una escuela. Pero del asalto, ¿qué dice?
Micaela: Ahora dice que "nuestro vino es agrio, pero es nuestro vino".
Fidel Castro: Quiere decir que todos los soldados van a estar borrachos y ése va a ser el mejor momento para atacarlos. ¿Y qué más? Pregúntale por dónde debemos atacar.
Micaela: Dice: "Está Alberto el militar/ que salió en la procesión/ con tricornio y con bastón/ echando un bote a la mar".
Fidel Castro: Bueno este... ya lo tengo. Si Alberto está montando en un bote es que es marinero, marinero es el tres en la charada. ¡Está diciendo que ataquemos por la posta tres!
Juan Almeida: Micaela, ¿puedes decirme cuál es el número que va a salir en la charada mañana.
Fidel Castro: Miren compañeros, vamos concentrarnos en lo que nos interesa.
Juan Almeida: Entonces, ¿vamos por fin al carnaval?
Fidel Castro: Me refiero a la libertad de la patria. Esas dudas que están planteando ustedes sobre las dificultades que tendremos en el asalto al cuartel pueden parecer muy razonables, pero este no es el momento ni el lugar para plantearlas. Con el enemigo casi al alcance de nuestras manos no podemos perder tiempo en discusiones inútiles. Yo propongo que los que tengan algo que plantear lo planteen mañana al mediodía, cuando el asalto haya terminado. Por otra parte, debemos considerar que en estos momentos un 10% de la guarnición está descansando en sus casas, un 50% está movilizado por los carnavales, un 5% debe estar en el hospital, otro 30%, debe estar durmiendo y un 4% debe haberse escapado para estar con una noviecita o cosas por el estilo. Nos queda un 1% que será fácilmente neutralizado por el 100% de nuestros hombres, que a su vez estará reforzado por el factor sorpresa, lo cual representa un 20% adicional y si a ello añadimos...
(Las siguientes 4 horas de grabación no están disponibles debido a un error técnico. Lo que se presenta a continuación son los últimos minutos que se han salvado).
Fidel Castro: ... lo que sumando a la baja moral combativa del enemigo representa otro 35% por ciento a nuestro favor, lo que significa unas posibilidades de éxito de 1500%.
Juan Almeida: Si eso es así, ya deben haberse rendido. Fidel, ¿por qué no nos vamos directo al carnaval a celebrar la victoria? Ya tengo el estribillo: "qué esperan pa' la rendición/ o les va a caer arriba una salación..."
Pedro Miret: Los que estamos rendidos somos nosotros. Son las cuatro de la mañana y no hemos podido dormir. Entre tú hablando y esos tipos haciendo pío, pío...
Jesús Montané: Fidel, ¿el asalto no era a las 4 de la mañana?
Fidel Castro: No, yo quise decir que a las 4 debíamos salir de aquí. Así que todos se me van preparando para salir. ¿Qué pasa Raúl, estás llorando? ¿Tienes miedo?
Raúl Castro: No, es que me da lástima con esos soldados que tenemos que matar. Son jóvenes y llenos de vida como nosotros, altos, fuertes, marciales, viriles. Fidel, ¿si ganamos me prometes ponerme al frente del ejército? Mira que yo tengo experiencia en eso. Recuerdo que cuando niño siempre estaba jugando a los soldaditos.
Fidel Castro: Sí Raúl, pero jugabas a los soldaditos con muñecas.
Raúl Castro: Es que a las muñecas, además de ser más grandes, se les pueden hacer ropitas y esas cosas.
Fidel Castro: ¿Y cuando te dio por los rusos, que empezaste a jugar con matriuskas? Pero lo importante ahora es aprovechar la sorpresa para entrar en el cuartel sin tener que disparar...
Raúl Castro: ¡Ay, haría cualquier cosa por evitar tanto derramamiento de sangre! ¿Qué tal si los estrangulamos con un alambre y así de paso ahorramos balas? Nunca se sabe cuando las cosas van a escasear.
Fidel Castro: No me hables ahora de escasez. Ya tendremos tiempo para eso. Bueno, ¿ya están listos? Pues nos vamos.
Pedro Miret: ¿Y qué hacemos con los que están piando?
Fidel Castro: Móntalos en una de las máquinas. Cuando los guardias nos pregunten les decimos que les llevamos los pollos para el almuerzo de mañana. ¿Todo listo? ¡En marcha!
Juan Almeida: Fidel, ¿no podemos pasar antes por el carnaval? Mira que seguro que queda alguna comparsita arrollando y ahí aprovechamos y le decimos al pueblo que se nos una y no tenemos que aparecernos solos en ese cuartel. Lo importante es estar en contacto con las masas...
Ultimas horas en la granjita Siboney
(Grabación realizada por el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) el 25 de julio de 1953 en la Granjita Siboney.)
Juan Almeida: ¿Cuándo salimos para el carnaval?
Fidel Castro: No hay que apurarse. Para que las cosas salgan hay que prepararlo todo muy bien.
Juan Almeida: ¿Por qué hay que estar preparado para divertirse? La gozadera mientras más espontánea mejor.
Fidel Castro: ¿De qué gozadera tú hablas? Esto es algo muy serio.
Juan Almeida: ¿Tú no dijiste que esto era un viaje de estímulo para los que mejor habían salido en las prácticas de tiro? ¿Por qué tú crees que yo no fallé ni una vez?
Fidel Castro: Ah sí, el viaje de estímulo. Pero es que antes tenemos que resolver un asuntico. Queremos darle una sorpresita a una gente ahí.
Juan Almeida: Pero que sea rápido Fidel, que no me quiero perder una sola noche de carnaval. Fíjate que tengo hecha una cancioncita y todo. Dice: "dame un traguito ahora cantinerito/ dame un traguito ahora que nadie mira/ dame un traguito ahora que me da pena/ dame un traguito ahora que estoy contento/ dame un ..."
Fidel Castro: Está bien Juanito. Está buena la canción, pero ahora hay que hacer otras cosas.
Juan Almeida: El problema es que todavía no sé qué título ponerle.
Fidel Castro: ¿Y qué te parece "Dame un traguito"?
Juan Almeida: Oye Fidel, tú sí que eres un genio. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? ¿Quieres que te ponga de coautor?
Fidel Castro: Mira Juan, tenemos cosas más importantes que perder tiempo con esa cancioncita de relajo. Mira a Cartaya como ha compuesto una canción con tremendo contenido. Cartaya, ¿cómo dice esa parte de la sangre?
Agustín Díaz Cartaya (canta): "La sangre que en Cuba se derramó/ nosotros no debemos de olvidar...".
Fidel Castro: ¿Ves? Eso sí es una canción...
Juan Almeida: Bueno, eso es verdad. Cuando el carnaval está bueno de verdad, la sangre corre como si fuera cerveza. Yo tengo un primo que bailaba con la comparsa de los Dandys que le sacaron un riñón de una puñalá y nadie de la familia lo olvidó.
Fidel Castro: ¿Todavía le llevan flores a la tumba?
Juan Almeida: No. Hasta que no tasajeemos al tipo no paramos.
Fidel Castro: Coño Juan, ¿ahora te vas a poner a hablar de puñaladas? Recuerda que nuestro objetivo...
(Se oyen ruidos de alguien que entra).
Renato Guitart: ¿Qué pasa caballero? Esto parece el teatro Alhambra en sus buenos tiempos. El negrito y el gallego discutiendo.
Almeida se ríe mientras Fidel Castro dice en tono cortante: Renato, ¿no te había dicho que hay cambio de planes? Tú vas a ir en el primer carro. Tú conoces la ciudad mejor que nadie.
Renato Guitart: Fidel, tú también conoces la ciudad. Además, yo...
Juan Almeida: Hombre, no se ponga así. Yo estaría encantado en ser el primero en entrar en la bachata.
Renato Guitart: ¿Bachata?
Fidel Castro: El quiso decir batalla. Almeida, ¿por qué no te vas a buscar tu fusil?
Juan Almeida: ¿Fusil? Con lo complicado que debe ser meterse en un carnaval con un fusil sin que te vea la policía y bailar y todo eso. Mejor sería llevar una navaja envuelta en un pañuelo y fuera catarro. Fidel, ¿a ti alguien te la tiene guardada de algún carnaval anterior?
Fidel Castro: Ve a buscar el fusil y no jodas más. Ah, y también pide que te den un uniforme.
Juan Almeida: Claro, cómo se me había ocurrido que íbamos a ir al carnaval sin uniforme... Jesús, ¿de qué vamos a ir disfrazados?
Jesús Montané: ¿De qué vamos a ir disfrazados? Por supuesto que de soldados.
Juan Almeida: ¡Esa sí que es buena! ¡La comparsa de los guardias! Mira, se me ocurre un nombrecito para la comparsa: Los Guardias de la Salación. Esa sí es buena. Y un estribillo que diga: "cuidado que ahí vienen los guardias/ los guardias de la salación/ muchacho no te pongas pesado/ o te bajamos un pescozón/ o te bajamos un pescozón/ eso sí somos nosotros/ los guardias de la salaciooooon". ¿Qué te parece?
Jesús Montané: No creo que a Fidel le guste mucho ese bonchecito. Tú sabes que él es muy serio para estas cosas.
Fidel Castro: ¿Qué pasa que no se oyen esos pollos, Pedrito?
Pedro Miret: ¿Qué pollos?
Fidel Castro: ¿Qué pollos van a ser? ¿No se supone que esta es una granja de pollos? Pues tiene que haber pollos. Pollos que se oigan por todas partes para no despertar sospechas.
Pedro Miret: Fidel, el problema es que como tuvimos que esconder las armas y los uniformes en las jaulas de los pollos no tuvimos donde traer los pollos de verdad.
Fidel Castro: Pues ahora me coges a 10 hombres y los pones a hacer como pollos para distraer la atención de los posibles delatores.
(Se escucha a varios hombres tratando de imitar a unos pollos. De repente se oye el sonido de un guanajo)
Fidel Castro: Oye, Pedrito, ¿y ese guanajo que estoy oyendo qué cosa es?
Pedro Miret: Es Machado Ventura, que quiere darle clases de idioma a los pollos.
Fidel Castro: Bueno compañeros. Los que no estén en labores de enmascaramiento los necesito aquí, que quiero decirles una cosa.
(Se escuchan rumores de gente reuniéndose en la habitación).
Fidel Castro: Bien compañeros, seré breve. Primero que todo quería hacerles una aclaración. Por razones de seguridad he tenido que decirles a muchos de ustedes que hemos venido hasta la ciudad de Santiago de Cuba para asistir al carnaval como estímulo por los buenos resultados que hemos tenido en los entrenamientos. Sin embargo, la razón por la que estamos aquí es algo distinta.
(Exclamaciones de desagrado).
Juan Almeida: ¿Más entrenamientos?
Fidel Castro: No Juanito. Compañeros, ha llegado la hora de la verdad. El momento de libertar a nuestra patria de la tiranía ha llegado. La patria ha depositado su última esperanza en nosotros y no debemos defraudarla. Esta madrugada, más exactamente a las cuatro de la mañana, tomaremos por sorpresa el Cuartel Moncada y con las armas allí obtenidas llamaremos al pueblo para dar la batalla final a la dictadura.
Juan Almeida: Eso está muy bien, ¿pero con qué armas atacaremos el cuartel?
Fidel Castro: ¿Cómo que con qué armas? Con las que tienen en sus manos.
Juan Almeida: Fidel, ¿y se puede saber a quién se le ocurrió la idea de asaltar el segundo cuartel más importante del país con fusiles 22 y escopetas de matar patos?
Fidel Castro: Yo soy un simple ejecutor del plan que les acabo de exponer. El verdadero autor intelectual de este plan es nuestro apóstol José Martí.
Juan Almeida: ¡Ave María Purísima!
TODOS: ¡Sin pecado concebida!
Juan Almeida: Fidel, no te conocía esa faceta. ¡Así que te has metido a espiritista! Mira que escondido te lo tenías...
Fidel Castro: Todos tenemos nuestro lado oculto. ¡Micaela, ya puede entrar!
Juan Almeida: Madrina... ¿qué usted hace aquí?
Micaela: A mí también me dijeron que iba al carnaval de Santiago y mírame aquí en una granja de pollos. Pero ya tú sabe mijo que uno está en esta tierra para ayudar.
Fidel Castro: Y hablando de pollos, ¿qué pasa con ese coro que no se oye?
CORO: Pío, pío, pío, pío...
Fidel Castro: Bueno Micaela, comuníquenos con el apóstol, que no hay tiempo que perder.
Micaela: A ver (empieza a emitir frases incomprensibles, gritos y aullidos hasta que por fin habla). Hay interferencia. Con Martí siempre tengo problemas con la interferencia. Mucho muerto oscuro por medio. Y él escondido atrás de ellos. A ver. ¡Sal de ahí Martí! ¡Sal de ahí Martí! Vamos, ayúdenme.
TODOS: ¡Sal de ahí Martí! ¡Sal de ahí Martí! ¡Sal de ahí Martí!
Juan Almeida: Oye, está bueno eso para una conguita... Formamos la comparsa Los Apóstoles de la Salación y acabamos con malanga. ¡Sal de ahí Martí! ¡Sal de ahí Martí!
Micaela: ¡Cállense que ya lo tengo! Necesito alguien que me dé la mano. El más macho que haya aquí.
Fidel Castro: ¡Raúl, tú mismo!
Raúl Castro: No, mejor Melba. Melba, ve y dale la mano a la señora.
Micaela: Ya lo veo. Está hablando...
Fidel Castro: ¿Y qué dice?
Micaela: Dice que "los niños nacen para ser felices".
Fidel Castro: Eso quiere decir que cuando ganemos debemos convertir el cuartel en una escuela. Pero del asalto, ¿qué dice?
Micaela: Ahora dice que "nuestro vino es agrio, pero es nuestro vino".
Fidel Castro: Quiere decir que todos los soldados van a estar borrachos y ése va a ser el mejor momento para atacarlos. ¿Y qué más? Pregúntale por dónde debemos atacar.
Micaela: Dice: "Está Alberto el militar/ que salió en la procesión/ con tricornio y con bastón/ echando un bote a la mar".
Fidel Castro: Bueno este... ya lo tengo. Si Alberto está montando en un bote es que es marinero, marinero es el tres en la charada. ¡Está diciendo que ataquemos por la posta tres!
Juan Almeida: Micaela, ¿puedes decirme cuál es el número que va a salir en la charada mañana.
Fidel Castro: Miren compañeros, vamos concentrarnos en lo que nos interesa.
Juan Almeida: Entonces, ¿vamos por fin al carnaval?
Fidel Castro: Me refiero a la libertad de la patria. Esas dudas que están planteando ustedes sobre las dificultades que tendremos en el asalto al cuartel pueden parecer muy razonables, pero este no es el momento ni el lugar para plantearlas. Con el enemigo casi al alcance de nuestras manos no podemos perder tiempo en discusiones inútiles. Yo propongo que los que tengan algo que plantear lo planteen mañana al mediodía, cuando el asalto haya terminado. Por otra parte, debemos considerar que en estos momentos un 10% de la guarnición está descansando en sus casas, un 50% está movilizado por los carnavales, un 5% debe estar en el hospital, otro 30%, debe estar durmiendo y un 4% debe haberse escapado para estar con una noviecita o cosas por el estilo. Nos queda un 1% que será fácilmente neutralizado por el 100% de nuestros hombres, que a su vez estará reforzado por el factor sorpresa, lo cual representa un 20% adicional y si a ello añadimos...
(Las siguientes 4 horas de grabación no están disponibles debido a un error técnico. Lo que se presenta a continuación son los últimos minutos que se han salvado).
Fidel Castro: ... lo que sumando a la baja moral combativa del enemigo representa otro 35% por ciento a nuestro favor, lo que significa unas posibilidades de éxito de 1500%.
Juan Almeida: Si eso es así, ya deben haberse rendido. Fidel, ¿por qué no nos vamos directo al carnaval a celebrar la victoria? Ya tengo el estribillo: "qué esperan pa' la rendición/ o les va a caer arriba una salación..."
Pedro Miret: Los que estamos rendidos somos nosotros. Son las cuatro de la mañana y no hemos podido dormir. Entre tú hablando y esos tipos haciendo pío, pío...
Jesús Montané: Fidel, ¿el asalto no era a las 4 de la mañana?
Fidel Castro: No, yo quise decir que a las 4 debíamos salir de aquí. Así que todos se me van preparando para salir. ¿Qué pasa Raúl, estás llorando? ¿Tienes miedo?
Raúl Castro: No, es que me da lástima con esos soldados que tenemos que matar. Son jóvenes y llenos de vida como nosotros, altos, fuertes, marciales, viriles. Fidel, ¿si ganamos me prometes ponerme al frente del ejército? Mira que yo tengo experiencia en eso. Recuerdo que cuando niño siempre estaba jugando a los soldaditos.
Fidel Castro: Sí Raúl, pero jugabas a los soldaditos con muñecas.
Raúl Castro: Es que a las muñecas, además de ser más grandes, se les pueden hacer ropitas y esas cosas.
Fidel Castro: ¿Y cuando te dio por los rusos, que empezaste a jugar con matriuskas? Pero lo importante ahora es aprovechar la sorpresa para entrar en el cuartel sin tener que disparar...
Raúl Castro: ¡Ay, haría cualquier cosa por evitar tanto derramamiento de sangre! ¿Qué tal si los estrangulamos con un alambre y así de paso ahorramos balas? Nunca se sabe cuando las cosas van a escasear.
Fidel Castro: No me hables ahora de escasez. Ya tendremos tiempo para eso. Bueno, ¿ya están listos? Pues nos vamos.
Pedro Miret: ¿Y qué hacemos con los que están piando?
Fidel Castro: Móntalos en una de las máquinas. Cuando los guardias nos pregunten les decimos que les llevamos los pollos para el almuerzo de mañana. ¿Todo listo? ¡En marcha!
Juan Almeida: Fidel, ¿no podemos pasar antes por el carnaval? Mira que seguro que queda alguna comparsita arrollando y ahí aprovechamos y le decimos al pueblo que se nos una y no tenemos que aparecernos solos en ese cuartel. Lo importante es estar en contacto con las masas...
5 comentarios:
chapó!
Un clásico que no deja de arrancar risas cada vez que se relee. Saludos.
MI
Enrisco, siempre he creído que este material (no sé exactamente cómo llamarlo) sobre las últimas horas antes del asalto al Moncada es uno de los mejores que has escrito.
Recuerdo que se publicó por primera vez en Cubaencuentro. Lo tengo impreso junto a muchos otros tuyos y de Ramón, de aquella época.
Gracias por este blog y tu "producción".
que bueno esta! no lo habia leido antes, gracias!!!
No lo había leído hasta hoy...
¡¡GENIAL!!
Gracias.
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